la centralidad de la predicación de la palabra en el culto

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la centralidad de la predicación de la palabra en el culto
LA CENTRALIDAD DE LA PREDICACIÓN
DE LA PALABRA EN EL CULTO
por Hermisten Maia Pereira da Costa1
Vol. 6, No. 2
(La Iglesia evangélica mantiene un énfasis hoy en la predicación. Sin embargo, su uso varía mucho. El hermano Hermisten
analiza bíblicamente la predicación.No hemos podido traducir las notas de pie al español, sin embargo, la mayoría se entiende)
D
entro de la visión reformada, la Palabra de Dios ocupa el lugar central del culto, ya que es a través
de ella que Dios nos habla2. Dios se dignó de revelarse a sí mismo como Palabra y por medio de la
Palabra: «En el principio era el Verbo» (Juan 1:1). «En el principio, no era la música, ni el teatro.
Dios identifica a su Hijo, quien es Dios, con su Palabra. Esto es tremendamente importante». 3 «Uno de los
objetivos del sermón, sin duda el más elevado, debe ser la adoración de Dios y la exaltación de su nombre».4
La predicación no debe ser rechazada (1 Tes. 5:19-21); ella debe ser entendida como la Palabra de
Dios para nosotros; rechazarla es lo mismo que rechazar el Espíritu de Dios (ver 1 Tes. 4:8)5. El mundo se
caracteriza por oír ansiosamente otra cosa que no sea la Palabra de Dios (1 Juan 4:5). Como hay falsos
predicadores y falsos maestros, es necesario ‘probar’ lo que se está predicando para ver si el contenido se
ajusta con la Palabra de Dios (Hechos 17:11,12; 1 Juan 4:1-6). Sin embargo, en este período de grandes
transformaciones culturales se hace evidente que los hombres - en forma más y más vehemente - quieren oír
más el reflejo de sus propios deseos y pensamientos, el discurso sobre sus propias prácticas. Siendo así, la
palabra que debería ser profética, tiende con demasiada frecuencia (así firmando su obituario) a tornarse
algo apetitivo para el publico, algo que afirma sus valores. También sucede que los predicadores estamos
tentados a usar nuestra «elocuencia» para compartir algunas generalidades de la semana, por supuesto
incluyendo alguna alusión bíblica aquí o allá para justificar nuestra «predicación». La realidad es que una
generación incrédula es siempre cínica y crítica con respecto a la Palabra profética.6
1. Los oráculos de Dios
La Iglesia fue encomendada con la Palabra de Dios, la cual ella debe preservar con sus enseñanzas y
su práctica (Rom. 3:2; 1 Tim. 3:15). Calvino entendía que «la verdad, entonces, sólo es preservada en el
mundo a través del ministerio de la Iglesia. Aquí entendemos cuan grande peso de responsabilidad reposa
sobre los pastores a quienes se ha confiado el encargo de un tesoro tan inestimable» 7. Es por esto que «un
buen pastor debe estar siempre alerto para que su silencio no propicie la invasión de doctrinas impías y
1
El autor es ministro de la Igreja Presbiteriana do Brasil, pastorea la Igreja Presbiteriana Ebenézer, Osasco (SP) es
profesor de Teologia Sistemática y Contemporanea en el Seminário Presbiteriano Rev. José Manoel da Conceição en São Paulo
y del Curso de Pós-Graduação em Ciências da Religião de la Universidade Presbiteriana Mackenzie, São Paulo.
2
Ver Segunda Confesión Helvética, XXIII, Confesión de Westminster 21.5; Juan Calvino, Institución, IV.1.5
3
John Piper, O Lugar da Pregação na Adoração: en Fé para Hoje, São José dos Campos, SP., Fiel, #11
4
D. Martyn Lloyd Jones, Do Temor a Fé, Miami: Vida, 1985, p. 46
5
Vd. J. Calvino, As Institutas, I.9.3.
6
Vd. D. Martyn Lloyd-Jones, Do Temor à Fé, Miami, Vida, 1985, p. 46-47.
7
João Calvino, As Pastorais, São Paulo, Paracletos, 1998, (1Tm 3.15), p. 97. Ver também: João Calvino, As Pastorais,
(1Tm 3.15), p. 97-98; (Tt 1.9); p. 313; João Calvino, Efésios, São Paulo, Paracletos, 1998, (Ef 4.12), p. 124-125; As Institutas,
IV.1.5; IV.3.11; David M. Lloyd-Jones, A Unidade Cristã, São Paulo, PES., 1994, p. 167.
1
dañinas, o que permita una oportunidad libre para que los perversos los difundan». 8 Por tanto el ministro
debe tener una fidelidad inmovible ante la Palabra: Es demasiado arriesgado apartarse aunque sea un pelo. A
causa de la debilidad de la carne, somos excesivamente inclinados a caer, y el resultado es que Satanás, por
medio de sus siervos, rápidamente y fácilmente destruye lo que los maestros piadosos construyen con
grande y penoso labor»9. En otro lugar, comentando sobre Gálatas 5:9, Calvino insiste: «Esta cláusula los
advierte de cuán dañina es la corrupción de la doctrina, para que cuidaran de no ignorarla (como es de
costumbre), como si la doctrina fuera algo de poco o ningún riesgo. Satanás entra en acción con astucia, y
obviamente no destruye el evangelio en su totalidad, sino que mancha su pureza con opiniones falsas y
corruptas. Muchos no tienen en cuenta la gravedad del mal, y por esto hacen una resistencia menos radical...
Debemos ser muy catuelosos, no permitiendo que algo (extraño) sea añadido a la íntegra doctrina del
evangelio»10. Escribiendo a Cranmer (¿Julio, 1552?) dice: «La sana doctrina ciertamente jamás prevalecerá
hasta que las iglesias sean mejor provistas de pastores calificados, quienes puedan desempeñar con seriedad
el oficio de pastor».11 Por esto «Es casi imposible exagerar la cantidad de prejuicio que causa la predicación
hipócrita, cuyo única meta es la ostentación y el espectáculo vacío».12
2. El profeta Amós y la religiosidad estereotipada
Recordemos un poco el caso de Amós. El profeta Amós ubica bien el período de su mensaje,
indicando que era en el reinado de Uzías en Judá y Jeroboam II en Israel. Uzías comenzó a reinar en el año
7 de Jeroboam (2 Reyes 15:1). Jeroboam reinó 41 años (2 Reyes 14:23). Amós vivió en un período de gran
riqueza y abundancia, y al mismo tiempo, inmoralidad. Jeroboam lograría restaurar las fronteras del Reino
del Norte. Había riquezas y abundancia en su reino, resultado de los despojos de guerra y de negocios
ventajosos realizados con Damasco y con otras naciones al norte y al nordeste. Pero juntamente con la
prosperidad - de la cual la clase baja no participó en nada - había un materialismo dominante, caracterizado
por la explotación de los pobres y la inmoralidad, mientras intentaban aplacar la ira de Dios con ceremonias
vacías.13
El mensaje de Dios a través del profeta es destinada más específicamente al Reino del Norte, con su
capital en Samaria, comúnmente llamado ‘Israel’ (Amós 7:11; 1:1). Fue proferido por lo menos dos años
antes de su redacción; ahora, después del terremoto predicho, Amós les recuerda lo que aconteció y muestra
lo que aún está por venir (Amós 1:1; 2:13; 7:10; 8:8; Zac. 14:5). Su libro fue escrito alrededor de 760-755
a.C. Su mensaje es un lamento por la situación del pueblo (Amós 5:1,2). La métrica utilizada en su registro,
propia de los cantos fúnebres, testifica a la tristeza del poeta mediante el mensaje que lleva al pueblo. 14
Amós era un hombre humilde, del campo, cuidaba bueyes y cosechaba sicómoros15 (Amós 1:1; 7:14). Vivía
8
João Calvino, As Pastorais, (Tt 1.11), p. 316.
9
João Calvino, As Pastorais, (Tt 1.11), p. 317.
10
João Calvino, Gálatas, São Paulo, Paracletos, 1998, (Gl 5.9), p. 158-159.
11
Calvin to Cranmer, Letter 18. In: John Calvin Collection, The AGES Digital Library, 1998. Do mesmo modo, Letters
of John Calvin, Selected from the Bonnet Edition, Carlisle, Pennsylvania, The Banner of Truth Trust, 1980, p. 141-142.
12
João Calvino, As Pastorais, (1Tm 6.3), p. 164.
13
Cf. G. Archer Jr. Merece Confiança o Antigo Testamento, São Paulo, Vida Nova, 1974, p. 358-359.
14
Ver: J.A. Motyer, O Dia do Leão: A Mensagem de Amós, São Paulo, ABU Editora, 1984, p. 100-101.
15
Sicômoros, “ou figueiras bravas, uma árvore donde se extraía um tipo de seiva, ao serem feitas incisões na época certa,
quando então essa seiva formaria um tipo de bola endurecida que os pobres compravam como frutas.” (G. Archer Jr. Merece
Confiança o Antigo Testamento, p. 358). Sicómoros...
2
en Tecoa, que quedaba a 10 km al sur de Belén, siendo una región pastoril, caracterizada por montañas con
una altura de 850 metros.
Dios está profundamente airado con su pueblo elegido, y por eso lo disciplinaría (Amós 3:1,2).
Amós describe de forma vívida la situación de Judá y, principalmente, de Israel. El principal problema es
que han rechazado la ley de Dios y no guardan sus estatutos; por tanto no actuaban rectamente; cambiaron el
mensaje de Dios en algo amargo, arrojándola al suelo (Amós 5:7; 6:12): «... menospreciaron la ley de
Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras,» (Amos 2:4). «... Israel no sabe
hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios» (Amós 3:10).
Como resultado de la desobediencia a la ley de Dios, todas las relaciones están trastornadas,
marcadas por el dominio del pecado:
a) La vida familiar
La inmoralidad - padre e hijo cohabitando con la misma mujer (Amós 2:7)
b) La vida social, política y económica
a) Jueces corruptos: Amós 2:6,7; 5:12
b) Injusticias de todo tipo: Amós 5:7; 6:12
c) Opresión: Amós 3:9, 4:1; 8:4-6; 5:11,12
d) Explotación de los pobres: Amós 5:11,12; 8:4-6
e) Insensibilidad para con el sufrimiento ajeno: Amós 4:1; 6:6
c) La vida religiosa
a) Las ofrendas eran mecánicas, no alteraban en nada su conducta. Ellos se conformaban con el
ritual: Amós 4:4,5
b) Aborrecían la instrucción: Amós 5:10
Aquí está el punto principal: no querían oír la Palabra de Dios, y por tanto intentaban corromper los
mensajeros de Dios (Amós 2:11,12; 5:10; 7:14-16). El mensaje profético era entendido como complot
(Amós 7:10). Y lo trágico de todo esto es que el mensaje que no querían oír era justamente el que los podía
salvar, porque Dios les estaba hablando a través del profeta. Pero ellos no querían que se les profetizara:
«Porque Jehová no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas» (Amós 3:7). Pero «ellos
aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron» (Amós 5:10).
Amós, fiel a su llamado, testifica en contra del esfuerzo del pueblo para callarlo: «Y Jehová me tomó
de detrás del ganado, y me dijo: Vé y profetiza a mi pueblo Israel. Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú
dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac» (Amós 7:15,16; ver Amós 2:12).
Entretanto que el pueblo no oía el profeta, se alimentaba de mentiras (Amós 2:4). Dios señala la falta
de sensibilidad espiritual del pueblo al no convertirse a El: (del mismo modo que Hageo)
a) hambre adelante: Amós 4:6
b) sequía adelante: Amós 4:7,8
3
c) plaga adelante: Amós 4:9
d) peste adelante: Amos 4:10
e) catástrofe adelante; Amós 4:11
Dios dice que castigará a su pueblo (Amós 3:2,14); lo abandonará (Amós 6:8). Dios no es
sobornable mediante cultos mecánicos que no cambian en nada su conducta. Al pueblo le gustaba sólo el
ritual (Amós 4:4,5; 5:21; Miqueas 6:6-8; Oseas 6:6; 1 Samuel 15:22; Oseas 8:13).
El ritualismo vacío puede ser ilustrado en la vida de Israel. Las naciones tienen por costumbre tener
sus lugares sagrados que señalan algún gran acontecimiento o algún gran personaje en su historia. Se dirigen
hacia estos lugares para rendir culto o bien para buscar inspiración. El pueblo de Israel también tenía esta
práctica, pues el libro de Amós nos habla de tres lugares (Amós 5:1-6):
a) Betel: Jacob tuvo una visión de Dios y concluyó diciendo que Dios estaba en aquel lugar (Gen.
28:16). Aquí Jacob salió con una nueva perspectiva de la vida amparada de las promesas de Dios (Gen.
28:13-15). Mas tarde Jacob fue a Betel recordando la anterior revelación de Dios hacia él (Gen 35:7) y tuvo
una nueva experiencia: Dios le habló (Gen. 35:15), cambió su nombre - él ya no se llamaría Jacob, sino
‘Israel’ (Gen. 35:10). Betel significaba la presencia de Dios y su poder renovador.
b) Gilgal: Josué erigió un monumento con doce piedras después de cruzar a pie el río Jordán.
También ahí los hombres que nacieron en el desierto fueron circuncidados y el pueblo celebró la pascua
(Jos. 4 y 5). Gilgal era el santuario que proclamaba la herencia y la posesión de la tierra prometida de
acuerdo con la voluntad de Dios.16
c) Beerseba: Abraham hizo un pacto con Abimelec e invocó el nombre del Señor. Abimelec dijo a
Abraham: «Dios está contigo en todo lo que haces» (Gen. 21:22). La bendición de Dios.
Dios no quiere que su pueblo busque mecánicamente los lugares de culto, corrompidos por ellos
mismos (Amós 5:5; 4:4), sino que busquen a Dios mismo para que tengan vida (Amós 5:6). Buscar a Dios
es lo opuesto a meras peregrinaciones a lugares santos, a santuarios como Betel, Gilgal y Beerseba (Amós
3:14; 4:4-5; 8:14); estos santuarios juntamente con el pueblo estaban bajo juicio.
Por causa de su pecado, Israel sería destruido (Amós 3:11-12; 5:3; 6:16), siendo llevado en
cautiverio (Amós 4:2,3; 6:7; 7:11,17). Israel debe prepararse para encontrarse con el Señor, y para rendir
cuentas a él (Amós 4:12,13). Mientras tanto el mensaje de Dios permanecía hasta el último instante,
llamando al pueblo a una actitud de arrepentimiento y de buscar a Dios. La única solución para Israel estaba
en la proclamación de Amós: «Buscad al Señor y vivid» (Amós 5:6).
Es necesario que no permitamos que una religiosidad estereotipada caracterice nuestra vida. Dios no
quiere que simplemente cumplamos unos ritos. Él quiere que lo busquemos a él. Los ritos sólo tienen valor
cuando son realizados conforme a la Palabra y con sinceridad. Nuestra única esperanza real de salvación es
buscar a Dios.
Como vimos, el pueblo no quería oír el mensaje profético. En el siglo 19, Spurgeon (1834-1892),
comentando sobre la relevancia del sermón en la adoración, escribe: «Oír correctamente el evangelio es una
de las partes más nobles de la adoración al Altísimo. Es un ejercicio mental en que, cuando practicado
correctamente, todas las facultades del hombre espiritual son llamadas a realizar actos de devoción. Oír
reverentemente la Palabra ejercita nuestra humildad, instruye nuestra fe, nos envuelve en una robusta
alegría, nos inflama de amor, nos inspira al celo por Dios, y nos eleva hasta los cielos». 17
16
J.A. Motyer, O Dia do Leão: A Mensagem de Amós, p. 100.
17
Charles H. Spurgeon, Lições aos Meus Alunos, São Paulo, PES., 1982, Vol. 2, p. 64.
4
3. La fidelidad vs. la popularidad
En el libro de Amós vemos un ejemplo del desprecio de la profecía, y al mismo tiempo, la fidelidad
del profeta. Me parece correcto el comentario de Vincent cuando declara que «La demanda genera la
provisión. Los oyentes contratan y moldan a sus propios predicadores. Si la gente quiere un becerro de oro
para adorar, el ministro que fabrica becerros se busca y se halla. 18 Es necesario que pongamos mucha
atención en esto, para no caer en esta trampa, ya que no es difícil confundir los efectos de un mensaje con el
contenido de lo que anunciamos: la predicación debe ser evaluada por su contenido, y no por sus supuestos
resultados. Este punto está relacionado con el crecimiento de la Iglesia. Iain Murray está en lo correcto,
cuando afirma, « El crecimiento espiritual en la gracia de Cristo viene en primer lugar. Dondequiera que
este crecimiento es menospreciado a cambio de buscar ‘resultados’, puede haber sucesos, pero ser án de poca
duración, y al final resta eficacia genuina de la Iglesia. La dependencia de números de miembros, o la
preocupación con números con frecuencia se ha convertido en una trampa para la Iglesia». 19
Es fácil caer en una confusión entre contenido y resultados porque, como enfatiza MacArthur, «El
predicador trae el mensaje que más necesita oír la gente, pero a la vez es el mensaje que menos le gusta oír.20
Con base en esta observación, la popularidad podría en muchos casos ser un testimonio de infidelidad de
parte del predicador en la transmisión de la voz profética. Recordemos, «Toda la tarea del ministro fiel gira
en torno de la Palabra de Dios - guardarla, estudiarla, y proclamarla». 21 También, «Nadie puede predicar con
poder sobrenatural, si no predica la Palabra de Dios». 22 Entre más confiamos en el poder de Dios para obrar
a través de la Palabra, menos estaremos dispuestos a confiar en nuestra supuesta capacidad. Nuestra oratoria
ciertamente no es totalmente adecuada, sin embargo, la Palabra que predicamos jamás será ineficaz en su
propósito. En este sentido, escribe Chapell, «Cuando los predicadores perciben el poder que la Palabra
posee, la confianza en su llamado crece, de la misma medida que su orgullo hacia sí mismo disminuye. No
tenemos que temer nuestra ineficacia cuando hablamos las verdades que Dios revistió de poder para el
cumplimiento de sus propósitos. Por el contrario, si creemos que nuestros talentos producen la
transformación espiritual en las personas, nos volvemos semejantes al mensajero que pide premio por haber
puesto fin a la guerra sólo porque entregó la declaración de paz. El mensajero tiene una tarea noble que
realizar, pero pondrá en riesgo su misión y despreciará al verdadero victorioso si busca ‘hazañas’ personales.
El mérito, la honra y la gloria en relación con los efectos de la predicación pertenecen sólo a Cristo, pues
solamente la Palabra produce renovación espiritual».23
Recordemos que el predicador no ‘comparte’ opiniones, ni da sus ‘opiniones’ sobre un texto bíblico.
Su tarea no es hacer paráfrasis irreverentes del texto, sino predicar la Palabra de Dios. Su objetivo es
expresar lo que Dios dice a través de sus siervos. Debe predicar, explicar y aplicar la Palabra a los oyentes.
La aprobación de Dios no viene sobre nuestras teorías o desvíos, mucho menos sobre la ‘gracia’ de nuestros
chistes, sino sobre su Palabra. Es por esto que el predicador predica el texto, de donde viene la verdad de
Dios para su pueblo.
18
Marvin R. Vincent, Word Studies en the New Testament., Peabody, MA., Hendrickson Publishers, [s.d.], Vol 4, (2 Tm
4.3), p.321.
19
Iain Murray, A Igreja: Crescimento e Sucesso: In: Fé para Hoje, São José dos Campos, SP., Fiel, nº 6, 2000, p. 27
20
John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, São José dos Campos, SP., Fiel, 1997, p. 35. Packer, faz uma
pergunta inquietante: “Costumamos lamentar, hoje em dia, que os ministros não sabem pregar; mas não é igualmente verdadeiro
que nossas congregações não sabem ouvir.” (J.I. Packer, Entre os Gigantes de Deus: Uma visão puritana da vida cristã, São
José dos Campos, SP., FIEL, 1996, p. 275).
21
John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, p. 29
22
John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, p. 30.
23
Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, São Paulo, Editora Cultura Cristã, 2002, p. 22.
5
En el último día, cuando Cristo regrese, ciertamente no le va a interesar a qué escuela de homilética
pertenecíamos, ni si éramos ‘progresistas’ o ‘conservadores’, sino si fuimos fieles a su Palabra en nuestra
vida y nuestra predicación.
Insistimos: debemos estar atentos con sinceridad a lo que el Espíritu dice a la Iglesia por la Palabra,
con el fin de practicar sus enseñanzas; y esto tiene validez tanto para aquel que la oye como para quien la
predica.
Por otro lado, aquel quién predica debe estar consciente de que el púlpito no es el lugar para ejercitar
las opiniones personales y subjetivas pero sí, para predicar la Palabra, anunciando todo el plan de Dios, bajo
la iluminación del Espíritu. Alexander R. Vinet ( 1797 - 1847 ) usó una buena definición de la predicación,
al decir que ella es «la explicación de la Palabra de Dios, la exposición de las verdades cristianas, y la
aplicación de estas verdades a nuestro rebaño».24 Sin la Palabra, el púlpito se vuelve un lugar que sólo sirve
para suministrar una terapia, para aliviar las tensiones de un público cansado y ansioso, en busca de un
alivio para sus necesidades sentidas. Se puede lograr el alivio del síntoma, pero no la cura para sus
necesidades reales.
Otra verdad que debe ser puntualizada es que apesar de que muchos de nosotros no somos ‘grandes’
predicadores25, y que existen predicadores infieles, Dios dice que su Palabra es más poderosa que nuestra
incompetencia o la infidelidad de otros. Por eso, existe responsabilidad de ambos lados : Quién predica, que
predique la Palabra, quién oye, oiga con discernimiento la Palabra del Espíritu de Dios. Recientemente leí
Chapell, y decía: «Los esfuerzos personales de los más grandes predicadores son aún muy débiles y
manchados por el pecado para ser responsables por el destino eterno de las personas. Por esta razón Dios
infunde su Palabra con poder espiritual. La eficacia del mensaje, mas que cualquier virtud del mensajero,
transforma corazones».26 Más adelante dice: «La gloria de la predicación es que Dios realiza su voluntad por
medio de ella, pero somos siempre humillados y ocasionalmente confortados con el conocimiento de que El
actúa mas allá de nuestras limitaciones humanas».27 Además dice: «Puede ser que usted jamás oiga elogios
del mundo o sea pastor de una iglesia con millares de miembros, pero una vida de piedad junto con una
clara explicación de la gracia salvadora y santificadora de las Escritura es testimonio del poder del Espíritu
para la gloria de Dios».28
Debemos tener siempre en nuestras mentes que la predicación fue el medio escogido por Dios para
transformar las personas y edificar su pueblo, preservando la sana doctrina por medio de la Iglesia que es
baluarte de la verdad.29
24
A.R. Vinet, Pastoral Theology: or, The Theory of the Evangelical Ministry, 2ª ed. New York, Ivison, Blakeman,
Taylor & Co. 1874, p. 189.
25
É-nos alentadora a observação de Spurgeon: "O pregador do evangelho pode não ser um bom pregador. Mas o Senhor
fala aos pecadores mesmo por meio de pregadores incultos." (C.H. Spurgeon, Sermões Sobre a Salvação, São Paulo,
Publicações Evangélicas Selecionadas, 1992, p. 46). Do mesmo modo, Chapell: “Grandes dons não o tornam grande pregador. A
excelência técnica da mensagem pode repousar nas suas habilidades, mas a eficácia espiritual da sua mensagem reside em
Deus.” (Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 25).
26
Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 18. À frente continua: “Pregação que é fiel à Escritura converte, convence
e amolda o espírito de homens e mulheres, pois ela apresenta o instrumento da compulsão divina, e não que pregadores tenham
em si mesmos qualquer poder transformador.” (Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 19).
27
Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 25.
28
Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 33.
29
MacArthur acentua com veemência em lugares diferentes: “.... Não ousemos menosprezar o principal instrumento de
evangelismo: a proclamação direta e cristocêntrica da genuína Palavra de Deus. Aqueles que trocam a Palavra por
entretenimento ou artifícios descobrirão que não possuem um meio eficaz de alcançar as pessoas com a verdade de Cristo.”
(John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, p. 117-118). “Os que desejam colocar a dramatização, a música e outros
6
Conclusión
La predicación es una tarea de interin; ella ocurre en un locus temporal: entre la realidad histórica
del Cristo encarnado y el regreso del Cristo glorificado, y es en esta condición que ella se realiza y se
desarrolla.30 La Iglesia predica la Palabra cumpliendo así su ministerio ordenado por Dios mismo; para tanto
ella se prepara de la mejor manera posible, usando de todos los recursos disponibles que se armonicen con
los principios bíblicos, recorriendo de modo indispensable al auxilio del Espíritu para ejecutar su misión.
Dado en São Paulo, 28,29 de Marzo, 2004
Traducido con permiso
meios mais sutis no lugar da pregação deveriam levar em conta o seguinte: Deus, intencionalmente, escolheu uma mensagem e
uma metodologia que a sabedoria deste mundo considera como loucura. O termo grego traduzido por ‘loucura’ [1Co 1.21] é
mõria, de onde o idioma inglês tira a sua palavra moronic (imbecil). O instrumento que Deus utiliza para realizar a salvação é,
literalmente, imbecil aos olhos da sabedoria humana. Mas é a única estratégia de Deus para proclamar a mensagem.” (Ibidem.,
p. 130).
30
Anthony A. Hoekema observou que: “O período entre a primeira e a segunda vinda de Cristo é a era missionária por
excelência. Este é o tempo da graça, um tempo em que Deus convida e insta com todos os homens para serem salvos.” (A.A.
Hoekema, A Bíblia e o Futuro, São Paulo, Casa Editora Presbiteriana, 1989, p. 187).
7