seminario televisión infantil y violencia
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seminario televisión infantil y violencia
SEMINARIO TELEVISIÓN INFANTIL Y VIOLENCIA Editor: VALERIO FUENZALIDA participantes: Dr. Ramón Florenzano Arturo Matute Kristina Goncalves Eduardo Contreras José Weinstein Ana María Arón Guillermo Sunkel Bernardita Prado Germán Mansilla María Dolores Souza Cristián Valdivieso Emilio Martinic Carlos Catalán Claudio Avendaño Franca Pavani María Elena Hermosilla Dr. Marcelo Devilat Edison Otero Dr. Hernán Montenegro Udo Bartsch José Joaquín Brunner Valerio Fuenzalida Jorge Fernández Patricio Bellolio Jorge Jarpa 1993 Índice Introducción Inauguración - Dr. Ramón Florenzano - TVN - Arturo Matute - UNESCO - Kristina Goncalves - UNICEF I. ESTADO DEL ARTE EN INVESTIGACIÓN EN TV INFANTIL TV y Niños, Niños y TV: aproximaciones al estado del arte en la investigación empírica Eduardo Contreras Comentarios A) José Weinstein Productores de conocimiento Transformaciones de la TV Recomendaciones sobre calidad B) Ana María Arón ¿Tranquilidad? Trabajo conjunto II. OFERTA INFANTIL Y AUDIENCIA EN LA TV CHILENA 1. La dimensión cuantitativa de la programación infantil Guillermo Sunkel 2. Perfiles de los programas infantiles Bernardita Prado 3. Aspectos cuantitativos de la audiencia infantil Germán Mansilla 4. Estudios Cualitativos de la audiencia Infantil María Dolores Souza - Cristián Valdivieso - Emilio Martinic 5. Programación infantil a inversión publicitaria. Carlos Catalán III. HÁBITOS DEL TELEVIDENTE INFANTIL CHILENO 1. ¿Cómo y Qué ven los niños y niñas en la TV? Claudio Avendaño 2. Estudio cualitativo de hábitos de niños ante la TV Franca Pavani 3. Debate IV. EDUCACIÓN PARA LA TV 1. Capacitación en Recepción Activa de TV María Elena Hermosilla 2. Debate V. TV, VIOLENCIA Y SALUD INFANTIL 1. TV y salud infantil Dr. Marcelo Devilat 2. TV y Violencia J. Edison Otero 3. TV y Violencia Dr. Hernán Montenegro 159 4. Debate 5. El debate en Alemania Udo Bartsch VI. EL CNTV Y LA TV INFANTIL La Televisión y los niños José Joaquín Brunner VII. PRODUCCIÓN DE PROGRAMAS INFANTILES 1. Nuevas posibilidades de comprensión y acción en TV infantil Valerio Fuenzalida 2. Comentario: TV y Participación Infantil Jorge Fernández. VIII. ANUNCIADORES Y AVISADORES EN TV 1. Publicidad y Código de Etica Patricio Bellolio 2. TV, niños, violencia y publicidad 4i Jorge Jarpa ANEXO: Política Editorial de Televisión Nacional de Chile INTRODUCCIÓN Este Seminario fue convocado por el Directorio de Televisión Nacional de Chile en conjunto con la Corporación de Promoción Universitaria, entidad que por varios años ha desarrollado una línea de investigación, publicaciones, y Seminarios sobre la TV chilena. El Seminario se realizó los días Jueves 19 y Viernes 20 de Agosto de 1993 en la sede de CPU, Miguel Claro 1460 - Providencia Objetivos El propósito global del Seminario fue debatir la influencia de la televisión en el proceso de formación de jóvenes y niños. La importancia de este propósito general permitió que el Seminario contara con el auspicio de UNESCO y UNICEF. Dado el rol del Consejo Nacional de TV en relación a la televisión infantil chilena, el Seminario contó con la activa participación de su Presidente y del equipo de su área de estudios. Para lograr este propósito del Seminario se presentaron diversos trabajos con antecedentes sobre: Estado del Arte en la investigación sobre influencia de la TV en los niños. Resultados de investigaciones recientes sobre la oferta programática infantil de la TV chilena; sobre percepciones de la audiencia chilena ante la TV infantil; y sobre hábitos del televidente infantil chileno. Educación del telespectador La discusión sobre TV, violencia, y salud infantil. La política del CNTV ante la TV infantil. Nuevas perspectivas para comprender y producir TV infantil. Posición de programadores y avisadores Al Seminario fueron invitados diferentes profesionales que pudieran dar cuenta desde múltiples puntos de vista de la compleja relación entre la TV y los niños, es decir: - directivos, programadores, y productores de TV - publicistas y avisadores de TV - padres y profesionales educadores, médicos, sicólogos - académicos y profesionales de medios Los trabajos presentados en el Seminario constituyen un foro con puntos de vistas muy varia y disímiles, controvertidos y provocativos sobre la relación entre la TV y los niños. Se encontrará verdadero estado del Arte en relación a los conocimientos y desconocimientos chilenos, sobre este tema. La extensión de las presentaciones, lamentablemente, dejó poco tiempo para un mayor intercambio y debate entre los participantes. Es expectativa de los organizadores que este Seminario contribuya tanto a remozar la investigación chilena sobre TV infantil como a la toma de decisiones en orden a producir programas televisivos infantiles de calidad y útiles a los niños chilenos. Valerio Fuenzalida Editor INAUGURACIÓN 1.Dr. Ramón Florenzano Miembro del Directorio de Televisión Nacional de Chile Es un honor poder hablar en esta inauguración representando al Directorio de Televisión Nacional de Chile, especialmente cuando están presentes el Presidente y Vicepresidente del Directorio, don Jorge Donoso y don Gonzalo Eguiguren; pero me pidieron que hablara yo dado que el tema de la Televisión Infantil y la Violencia, ha sido una especial preocupación para muchos de nosotros. Creo que es muy valioso reunir a gente de la TV en esta Corporación, junto con UNESCO y UNICEF y con participantes de muchas otras instituciones, en este par de días para debatir la influencia de la televisión en la formación de los jóvenes y de los niños. El Directorio de Televisión Nacional de Chile tiene como una de sus preocupaciones centrales la línea editorial de la empresa. Como mandato de la ley debemos velar la calidad de la programación, por su oportunidad, tema indudablemente polémico en los últimos días y, dentro de eso, por los efectos en algunos grupos expresamente enunciados en la ley, tales como los niños y la juventud. Por otra parte, la Corporación de Promoción Universitaria -donde he tenido la suerte de participar por varios años- ha provisto a lo largo del tiempo un foro para estudiar la interfase entre la educación superior y el desarrollo social del país. En cuanto a los medios de comunicación, existen diferentes universidades que han estado progresivamente interesadas en la influencia de la televisión en los grupos infantiles. La universidad donde trabajo, la Universidad de Chile, ha estado trabajando en varias de sus facultades, acerca del tema de cómo ver televisión; mañana estará el Doctor Hernán Montealegre con otros académicos de nuestra Facultad de Medicina, que junto con él se han preocupado y han publicado distintos aportes con respecto al impacto de la televisión en el público infantil. Es evidente que el tema está dentro de las áreas de preocupación nacional en los últimos meses, por lo tanto es importante -y es una de las tareas que CPU ha asumido a lo largo del tiempo- el tratar de evaluar en forma amplia la evidencia en un área en la que probablemente se tiende muchas veces a atribuirle culpas a la TV de lo que hace. Pudiera ser una tentación fácil para los padres -cuando abdicamos nuestro rol de tales y lo delegamos en la pantalla chica- pensar que la televisión tiene la culpa de conductas posteriores de nuestros hijos. Desde ese punto de vista, existiendo una preocupación progresiva por temas como la violencia y conductas de riesgo juveniles, a veces en forma muy simplista se tiende a atribuirles esta culpa a los medios de comunicación. Personalmente, he llegado al Directorio de Televisión Nacional de Chile por un camino bastante oblicuo, ya que me han preocupado a lo largo de los años temas como la drogadicción juvenil, el alcoholismo, las fármaco dependencias, la violencia, la conducta sexual prematura y la delincuencia, conductas que han estado aumentando en Chile en la última década, y que de alguna manera se han ligado con los medios de comunicación. No solamente para el público en general, para una serie de grupos organizados y para la comunidad médica o de salud, este tema ha tenido progresiva relevancia. La Sociedad de Psiquiatría y Neurología Infantil, aquí presente a través del Dr. Marcelo Devilat, centró su último Congreso justamente en él, y tiene un grupo de trabajo especial que ha estado deliberando al respecto. Si uno lee la prensa internacional, ve como reuniones de este tipo están siendo cada vez más frecuentes, así se han comenzado a tomar medidas en algunos países, por ejemplo Estados Unidos o Colombia, tomando en cuenta el efecto de lo que se transmite en pantalla en general y sus consecuencias a nivel del público infantil y juvenil. Desde este punto de vista, esperamos que este seminario, que de hecho no es el primero: Valerio Fuenzalida ha realizado varios otros eventos en relación a televisión en esta misma casa, abra un debate para ir estudiando tanto las recomendaciones que ya ha hecho el Consejo Nacional de Televisión o para plantear nuevas recomendaciones en relación a la interfase de la televisión y su público infanto juvenil. Es importante que veamos la evidencia objetiva que existe. Muchos personas están interesados pero con pocas posibilidades de interactuar con la gente de medios o con los avisadores, o con las agencias. Desde ese punto de vista, el que hayan venido representantes de las distintas áreas relacionadas con medios, es importante para intercambiar. De otro modo terminamos, como sucede muchas veces y en unos cuantos temas, conversando en compartimentos estancos; nos juntamos y nos convencemos los convencidos. Yo estoy dentro del grupo que ha revisado la evidencia en la literatura médica (que no llega muchas veces a la literatura de medios y a los eventos de medios), la cual a mi modo de ver es bastante clara; son estudios ya clásicos (clásicos no porque sean antiguos pues son del año 89 o 90) en los que se muestra cómo en la medida en que aumenta la cantidad de televisores en los países va aumentando el nivel de violencia. Hay estudios muy bien hechos metodológicamente que toman la situación en Canadá, Estados Unidos y Sudáfrica: muestran cómo después de 10 a 15 años en que la televisión pasa a ser un medio utilizado por la mayoría de la población, se producen aumentos proporcionales en términos de homicidios. El caso sudafricano es interesante porque por razones políticas en ese país la televisión llegó alrededor de 25 años después que a Canadá y Estados Unidos. Mientras las cifras de violencia en Canadá y Estados Unidos estaban aumentando, en Sudáfrica se mantuvieron estáticas. El año 75 se introduce la televisión en Sudáfrica (muy tardíamente en comparación al resto de Occidente) y por el año 83-84 comienza un aumento en las tasas de violencia sudafricanas. Los estudios los podemos discutir en lo metodológico pero hay una cantidad de evidencia, estoy dando un sólo ejemplo, que muestra que existe una asociación cristalina. Desde ese punto de vista también hay una comparación que se ha hecho con la industria del cigarrillo. Esta fue renuente por un tiempo largo a aceptar la evidencia que ligaba el consumo de tabaco con diferentes cánceres de la vía respiratoria alta. Cuando fue irredargüible esta evidencia (que existía la conexión) bajó el consumo en algunos países; se produjo una disminución de ventas muy importante en Estados Unidos y Europa. Vino entonces una campaña masiva de marketing del cigarrillo en otros países para compensar el descenso en países desarrollados. En este momento en Estados Unidos y otros países se están tomando medidas bien definidas en términos de ciertos programas de televisión. Un escenario posible sería que ciertas películas que ya no se pudieran difundir en Estados Unidos pudieran pasar - por decirlo coloquialmente - a ser vendidas "como basura a los indiecitos", es decir, vendernos un cierto tipo de películas a nosotros, dado que la regulación para ellos comienza a ser más estricta. En el caso del tabaco, esto se ha demostrado muy claramente en una cantidad importante de estudios. El momento de este evento es muy oportuno porque en estas últimas semanas se ha reabierto en nuestro país el debate con respecto a la utilidad de la televisión pública. Es comprensible y puede ser hasta necesario que esto suceda, pero nuestro Directorio está convencido de la utilidad o de la importancia de tener una televisión pública en este país, porque pensamos que en la práctica es la única que puede poner en el tapete un conjunto de temas independientemente de la actitud de los avisadores, de la actitud de los publicistas, del gobierno de turno o de las dictaduras del rating. Desde ese punto de vista, creemos que este evento nuevamente es un ejemplo del rol que puede tener el proyecto actual de televisión pública chilena. Los niños son un grupo vulnerable, como decía anteriormente, y en la medida en que los padres tienen cada vez menos tiempo para ejercer sus funciones tradicionales, la televisión pasa a suplir esas funciones. En países como el nuestro, en etapa de modernización rápida, la televisión pasa cada vez más a ser lo que se ha llamado el tercer padre: muchos de nuestros hijos tienen más contacto con la televisión que con nosotros. Y aquí hay una cantidad de evidencias neuropsicológicas que muestran que el desarrollo cognitivo infantil se da por etapas, que es fásico y que esas circunstancias deben ser consideradas en la elaboración de los mensajes para ellos. Un solo ejemplo: la mayor dificultad para distinguir hasta cierta edad entre lo ficticio y lo real, el despliegue indiscriminado de violencia sea en noticiarios, sea en teleseries, puede ser interpretado por el niño como algo socialmente aceptado o lícito. La tendencia a la identificación con figuras populares y a imitar sus conductas existe, especialmente cuando éstas son expuestas en forma muy detallada. Es obvio que la respuesta no es ni la censura ni la ocultación de la realidad: es necesario crear consensos positivos entre los padres, en primer lugar; en los medios, en los avisadores y en el público, para cambiar una situación que hoy día - creemos -deja que desear. Nosotros esperamos, que este sea un seminario que abra la posibilidad de un debate fructífero, como un camino hacia esos consensos. El Directorio de Televisión Nacional de Chile está convencido que nuestro país en estos momentos quiere más acuerdos que rupturas y, en ese espíritu, espera seguir participando y convocando a este tipo de reuniones. 2. Arturo Matute UNESCO La presencia de UNESCO en este seminario es una presencia obligada, por el alto interés que para la institución tiene la temática que aquí se reflexionará. La UNESCO como institución y el sector educación específicamente, en conjunto con el sector comunicación de nuestra organización, están sumamente preocupados de la problemática que acá se planteará. Estamos entonces totalmente involucrados en este debate y es para nosotros sumamente importante tener esta relación con el público que concurre a este evento, y poder exponer nuestra posición frente a los desafíos que la existencia de la Televisión plantea especialmente a la educación. La relación entonces, televisión-violencia-niño, es un eje extremadamente importante para una institución como la UNESCO. Sabemos que la televisión, hoy por hoy, se maneja como una institución empresarial; si no partimos de esa convicción no estaríamos reconociendo la verdad del problema al que nos estamos enfrentando. La Televisión es una empresa lucrativa, necesita sostenerse y necesita tener ganancias y por lo tanto el motor de ella es un motor distinto al motor del sector educativo en los países y en los organismos internacionales. Se mueve entonces, por fuerzas distintas. Es poco lo que los educadores como tales pueden hacer para cambiar programaciones, para hacer variar lo que supuestamente estaría mal en la Televisión existente. No cabe duda que hay cosas que están mal, hay cosas perfectibles, pero también no cabe duda que la demonización del medio no es la mejor postura para enfrentarse realísticamente a él. La UNESCO, por lo menos en el momento actual, la Oficina Regional de Educación a quien represento acá, tiene una posición muy realista frente a este desafío. Si bien es cierto que estamos sumamente interesados en el debate -y que el debate es apasionante por muchas razones, incluso por un interés académico y por supuesto por toda la repercusión viva dentro de la sociedad- de la relación de la Televisión con su auditorio y especialmente con el auditorio infantil, también es cierto que tenemos que reconocer que el proceso de la comunicación tiene varios elementos. Y si bien es cierto que la atención se está poniendo en el emisor y se le está pidiendo cuentas a menudo en múltiples publicaciones de crítica a la Televisión, debemos reconocer que el otro elemento del esquema comunicacional, el receptor, el perceptor, es un elemento vivo y complementario al proceso de comunicación. Desde las escuelas de crítica literaria la pragmática del texto nos enseña que una obra literaria no se concluye hasta que no es leída, y que El Quijote lo construimos entre Miguel de Cervantes y yo, mi Quijote, y cada uno de los libros se termina de hacer como obra cuando alguien la lee; de la misma manera, la comprensión que la Televisión es un proceso entre dos, alguien que emite y alguien que recibe, nos puede dar una perspectiva sumamente productiva para enfocar nuestro interés hacia el perceptor. La Oficina Regional de Educación de la UNESCO está trabajando algunos proyectos piloto para posibilitar que la Televisión tal como existe se constituya en un instrumento útil para los maestros. Seguimos así muy de cerca los pasos de nuestra vieja asociación con CENECA, desde años atrás en la época cuando con Valerio estuvimos trabajando en la recepción activa de la Televisión y de otros medio. Pero encontramos algunas informaciones alarmantes: en ningún centro de formación de maestros hay una materia, un seminario sobre el tema comunicación. El tema Televisión, en la formación de educadores, es uno más de los temas de la vida que la escuela ignora; este divorcio entre vida y escuela es uno de los grandes problemas que a nuestra institución se le plantean para mejorar la calidad de la educación. La reconciliación de la escuela con la vida es una necesidad inmediata. Encontramos que los medios de comunicación ingresando a la escuela pueden llevar a el la vida y en ese orden de cosas, la escuela puede comenzar a trabajar sobre lo que es el mundo verdadero y no sobre una construcción en la cual las cosas que se aprenden en la escuela sirven para la escuela pero no para la vida. Comenzar a descubrir que si los maestros usan la Televisión como un instrumento para realizar su trabajo este instrumento se convierte en un útil al servicio de los intereses de la educación. Ese acercamiento tiene que ser crítico y los maestros que manejen esto tienen que entrenarse en un método que permita que la Televisión de alguna manera esté al servicio de la educación en lo que ahora da la Televisión, porque esa es una realidad, es un hecho. En ese orden de cosas, nuestro trabajo va por ahí. Rememorando esos tiempos hace algunos años cuando observábamos y trabajábamos juntos en alguna de las exploraciones que hacía CENECA respecto de la recepción activa de la Televisión, recuerdo que en alguna población, en algún momento, en uno de loa talleres, trabajando con jóvenes de áreas marginales, la observación que ellos hacían de la Televisión les permitía a través de una anotación de personajes que aparecían y personajes que no aparecían y que se conocía que eran importantes, de artistas que salían en la Televisión y sabiendo que eran importantes no aparecían, del tiempo que se otorgaba al deporte, a la noticia internacional, al comercial y de otro tipo de observaciones. los chicos en su discusión, muy metidos en la televisión sin salirse para nada del tema, se concentraban tanto que en un momento dado ya no estaban hablando de Televisión sino que estaban hablando de la sociedad chilena. Yo sentí esto como un proceso de concentrarse de tal manera en el medio, que lo atravesaban por su visión crítica del mismo a ingresaban a un universo de conocimientos que el mismo medio no sabía que estaba dando; la televisión era pues una especie de radiografía de la sociedad chilena por lo que daba y por lo que no daba, y por la forma en que daba las cosas que daba. De tal manera que el percibir críticamente un medio como la televisión nos permite acceder a un tipo de conocimiento que ni siquiera quienes hacen la Televisión saben que lo están dando. De la misma manera que la lectura crítica del diario permite leer en él cosas que no tiene idea el reportero que redactó la noticia ni el jefe de redacción ni el jefe de información. Se puede leer así los medios siempre que se los lea críticamente; por ello, esa formación de los maestros para la lectura crítica, es una exigencia primordial, en este momento. Estamos trabajando en eso; nosotros estamos sumamente interesados en que la televisión mejore porque todo es perfectible, pero creemos que tal como la televisión es hoy, con algunos instrumentos intelectuales a su servicio, el maestro puede hacer use de ella de manera productiva y tenemos prueba de ello. Hay experiencia. Y eso es una buena noticia creo yo. Si trabajamos el enfoque crítico sobre los medios podemos hacer de su lectura, algo positivo para la educación. En estos pocos minutos no es posible ahondar en toda la perspectiva que esta reflexión permite, lo importante es que sepamos que hay muchas maneras de enfocar el tema y una de el las es trabajar sobre los receptores. Nosotros estamos sumamente interesados en esto, sin descuidar el debate general que verdaderamente nos apasiona en lo personal y en lo institucional. 3. Kristina Gongalves Representante de UNICEF para el Cono Sur - TV y Niños: hacia una nueva cultura de niños En primer lugar, quiero agradecer en nombre de UNICEF la oportunidad de participar en este encuentro, y escuchando a mi colega de UNESCO, como UNICEF debemos reconocer que tenemos menos experiencia directa con el use de la televisión en el campo de los niños, pero sí lo consideramos un tema de suma importancia y que merece que hagamos una pausa en nuestro quehacer diario para realmente reflexionar sobre esto. También tenemos conciencia que este no es el primer encuentro y que se ha hecho mucha investigación sobre el tema. De hecho nos sorprendíamos cuando empezamos a ver que hay cientos de publicaciones sobre el tema pero parece que hay poco consenso sobre los efectos de la televisión en la infancia. Justamente por eso nos parece que se requiere intercambiar ideas, opiniones y conocimientos para tratar de llegar a algún tipo de visión sobre cómo usar el medio de televisión de una manera constructiva y enriquecedora para la nueva generación. UNICEF, como la agencia de Naciones Unidas para la Infancia, quiere participaren esta discusión y está reflexionando y elaborando una política institucional sobre este tema a partir del marco de referencia que es la Convención de los Derechos del Niño y la visión que la Convención tiene del niño como sujeto de su propia socialización y como poderoso agente de cambio. La tarea de UNICEF en el fondo es fomentar el desarrollo de una nueva cultura del niño; la Televisión su use y sus efectos en este proceso es un elemento fundamental, dada la importancia que tiene en la vida de los niños y los jóvenes. Hemos pasado de un proceso de socialización de los niños donde lo oral y lo escrito tenía la mayor importancia hacia una socialización visual. Hoy en día los niños parecería que escucharan con los ojos y tienen una gran memoria visual. Es más, en este campo los niños nos han adelantado, se mueven como en sus propios dominios, los niños de hoy son los primeros portadores que conocemos de una cultura visual y en eso son absolutamente post modernos. Los adultos hemos sido forzados a adoptar esta cultura. Los niños prácticamente nacen dominando el video, el softing y el computador. Justamente por eso, hoy estamos inquietos. Sentimos que la relación que existe entre el niño y la televisión fácilmente escapa a nuestro control, pero también sabemos que ésta es una herramienta poderosísima determinante en las comunicaciones, en la generación de ideas y en la transmisión de cultura. Es así, hay que aceptarlo y no caer en la misma trampa en que se cayó en el siglo XIV cuando Gutemberg inventó la imprenta. En esa época, sin tener una comprensión sobre las nuevas perspectivas que se abrían, se luchó contra el nuevo invento declarándolo instrumento del diablo y seductor del pueblo. Mucho tiempo pasó antes de ser capaz de verlo como aliado y utilizarlo. Debemos recordar también, que los inicios de la televisión fueron saludados con entusiasmo, en ella se veía un enorme potencial informativo y educativo y la posibilidad de un conocimiento superior, según el gurú de las comunicaciones de la época: Mc Luhan. La historia de la televisión chilena es testigo de eso y no por casualidad los primeros canales fueron de las universidades. ¿ Qué ha pasado entonces que ahora 30 años más tarde, los comentarios en cuanto a la televisión son casi exclusivamente negativos ?. Se acusa a los canales de tener malos programas, que produce pasividad en los niños como efecto de las horas pasadas sentados frente a la televisión, que aumenta la agresividad en la población debido a la naturaleza de sus programas y que fomenta el consumismo excesivo y el escapismo. ¿ Será que hemos confundido lo que puede y debe hacer un medio como la televisión, con el rol que debería tener la familia, la escuela, los amigos y la sociedad en general ?. Tenemos que ponernos de acuerdo sobre el rol que compete a la televisión en la sociedad, debemos evitar pedir peras al olmo en cuanto a lo que puede y debe lograr la televisión. Por ejemplo, no podemos asignar a la televisión un rol de liderazgo en la formación de valores éticos, nobles y positivos como: comprensión, paz, no violencia y solidaridad. Valores de ese tipo debieran partir de la práctica diaria y concreta familiar y escolar, de los vínculos cotidianos palpables. El comportamiento preponderante en la sociedad debe coincidir con los esquemas y valores que se defiende. No hay nada más desconcertante para un ser en formación que la hipocresía educativa, el abismo entre los valores que se predican, el comportamiento real y el sistema de premiación social. No podemos esperar que la televisión sea eficaz en cambiar actitudes hacia esos valores éticos si lo que los niños ven y viven diariamente es violencia, maltrato, una escuela muy competitiva virada al éxito social y un credo al consumismo en lugar de una preocupación por el desarrollo integral del niño. El rol de los padres y la escuela en la formación básica de los niños es fundamental. Los padres no pueden echar la culpa a la Televisión si la usan como baby sitter, porque no es el rol de la televisión; no pueden quejarse que los niños ven demasiada televisión, hay un interruptor y deben insistir en los horarios. Son los padres quienes deben definir y decidir sobre el tiempo dedicado a la televisión ojalá después de ver la programación y discutirla con los niños. La escuela no debe esperar que los niños aprendan matemática o inglés en la televisión porque no es el medio para eso. Si por otro lado estamos de acuerdo en que la televisión es un agente informativo adicional a la familia, la escuela y la interacción social, estamos enfocando, pienso, su rol histórico correctamente. Pero, por supuesto, así como los padres y la escuela deben asumir sus roles, la televisión también tiene su propio campo de responsabilidades su mensaje no puede ser contraproducente con lo que la sociedad quiere inculcar en los niños. Por otra parte, la televisión debe asumir responsablemente el hecho que la familia dedica una parte importante de su tiempo de descanso y recreación a ver televisión, esta es otra manifestación de este proceso histórico. En la práctica el tiempo de ocio se ha convertido en un espacio que podríamos decir que ha sido expropiado por la televisión. Si consideramos la especial sensibilidad de los niños hacia la imagen visual, el rol de la familia y la escuela, en la educación y el de la televisión como un agente adicional y la dedicación del tiempo libre de la familia para entretenerse con la televisión, tenemos algunos elementos que permiten ver más claramente la significación de la televisión en la formación de las nuevas generaciones y como un instrumento para crear una cultura de niños. Teniendo presente estos tres puntos que, a mi juicio, son centrales para orientar criterios sobre los contenidos de la televisión, podemos preguntarnos qué está aportando la televisión a la cultura de los niños, o más bien, qué cultura de niños está desarrollando. Probablemente quienes diseñan los programas no han tenido oportunidad de hacerse estas preguntas. Por razones obvias la lógica de la programación responde a criterios comerciales, la tentación de ceder a la manipulación, de adornar ideas y conceptos de manera de venderlas, de fabricar realidades, eso es difícil de vencer. Sin embargo, estamos en la era de la ecología. Hemos tomado conciencia de que hay que preservar la naturaleza, hay que mantener puro el aire y no hay que destruir los bosques y los ríos. Con esfuerzo se preservan los lugares que consideramos los santuarios de la naturaleza. Poco a poco hemos ido generando una profunda conciencia frente a la naturaleza y sus manifestaciones y hay una fuerte presión social para que así sea. Yo me pregunto: la ecología, ¿cómo se aplica al niño?...¿qué hace la televisión?... ¿qué hacemos todos..? ¿nos preocupamos por no contaminar al niño?...¿por no influenciarlo?... ¿por estar mostrándole un mundo que no es todo el mundo deformando su visión?... ¿aprovechamos las herramientas que tenemos como la televisión para estimular su creatividad, para acoger sus imágenes de la vida y de la sociedad y de las relaciones. El niño es una manifestación de la vida que se recrea constantemente en estado puro; con la perfección y la autenticidad propia de las expresiones de la naturaleza. ¿ Nos hemos dado cuenta del respeto que debemos a la mirada limpia, clara, pura de un niño ?...¿ cómo hacer para no deformar esa mirada, para mantener su autenticidad ?... Teniendo presente el respeto que debemos al niño, lo que hoy se requiere es formar conciencia social para que como sociedad asumamos nuestra responsabilidad sobre la televisión. Sabemos que el proteccionismo, la censura y la ocultación son estáticos y contraproducentes y siempre son peores que el autocontrol y el desarrollo para ser receptores activos. Por lo mismo, son también importantes las iniciativas para enseñar a los niños a ver televisión, aunque hoy parecería faltar investigación sobre cómo los niños trabajan imágenes en distintas edades para que esta enseñanza sea eficaz. Si asumimos nuestra responsabilidad, el poder dictatorial del rating no necesariamente iría en contra de una mejor programación. El carácter comercial de la televisión no es negativa en sí, todo depende de cuán educados estamos los consumidores de televisión. De hecho la colonización del tiempo libre por la televisión puede ser positiva como lo muestran las experiencias de otros países, por ejemplo en Europa o como la vemos en los canales por cable. Un ejemplo concreto es que en Europa han tenido mucho éxito los programas multipropósito, a los niños les gusta, como sabemos, ver televisión en horas de los mayores. Utilizar este hecho en la televisión es positivo desde la perspectiva comercial porque aumenta la audiencia y también desde la perspectiva familiar. Esto sí supone una programación enriquecedora, como Teatro, ballet, museos, series históricas, documentales que muestran realidades de otros países, concursos del saber y no concursos para ver qué pelotita sale y con qué número. Sería quizás buena idea declarar períodos de paz en la competencia entre los canales en favor de programación de este tipo en horarios por ejemplo de 15 a 20 horas. Ya que hemos conseguido como UNICEF declarar tiempo de paz en países en guerra para la vacunación de los niños, ¿ por qué no lograrlo con la televisión.? Cambiar la actitud pasiva de la mayoría de los teleconsumidores, inclusive los niños, toma tiempo. Pero este mismo encuentro muestra que no se puede postergar el iniciar ya un cambio. Es por eso que cuando hablo de formar conciencia social estoy hablando teniendo presente que el primer esfuerzo se tiene que hacer junto con la gente encargada de la programación. Estas personas podrían desarrollar, y seguramente para ellos sería muy fascinante, una visión y una nueva óptica de la TV como portadora de una cultura universal post moderna. UNICEF apoya esta nueva misión del rol de la televisión en teoría y en práctica. Trabajamos en este momento con TELEVISA y Disney en la producción de programas infantiles. Hemos organizado seminarios y talleres para productores y directores de los canales de todo el continente. Lo vemos como una de las necesarias inversiones por un cambio hacia un nuevo estilo de programas para niños. Estoy segura que si trabajamos todos juntos con esta óptica podemos contribuir a que el niño también se siente ciudadano del mundo y participe de todos los acontecimientos de interés que sucedan en esta aldea global, manteniendo su originalidad, su mirada fresca, sin contaminar, que tanto puede aportar para crear nuevas imágenes y visiones de la sociedad. I. ESTADO DEL ARTE EN INVESTIGACIÓN EN TV INFANTIL TELEVISIÓN Y NIÑOS, NIÑOS Y TELEVISIÓN: APROXIMACIONES AL ESTADO DEL ARTE EN LA INVESTIGACIÓN EMPÍRICA Eduardo Contreras Budge, Ph. D. PREÁMBULO PERSONAL Mi aproximación al tema parte con un necesario preámbulo personal: no estoy sino muy recientemente reincorporado en el ámbito de los niños y la TV, luego de haber dejado su vertiente más específicamente académica hace ya casi una quincena de años . Y en ese entonces, su expresión operacional más evidente, casi obsesiva y virtualmente excluyente de otras problemáticas, al menos en el contexto que me tocó vivir (una universidad norteamericana, Stanford, 1974-79), era la de] intenso debate relativo a violencia televisiva y comportamiento agresivo, con todas las implicancias teóricas y metodológicas que ello conllevaba. Era, sin embargo, parte inevitable de mis estudios y formación, que no iba intencionadamente por esos lados, sino por lo que se denominaba entonces Development Communication y por la investigación de la comunicación en general, con referencia a la patria o a la región donde regresaría. En tanto y hasta hoy, mi orientación ha estado centrada en la investigación evaluativa de (y también en la implementación de, o la formación y capacitación para) estrategias y proyectos de comunicación con propósitos específicos de desarrollo social y humano. En estos proyectos, los niños y la TV han estado directa o indirectamente presentes (pero por las características de esta ponencia, no será posible que aquí retome alguna de esas problemáticas en tanto enseñanzas alternativas o complementarias sobre la investigación y evaluación en TV infantil). Mi quehacer evaluativo, además, me ha mantenido usualmente en el ámbito de cuestiones más pragmáticas y propositivas. Solo de cuando en cuando retomo, pero con gusto, ciertas disquisiciones metodológicas necesarias. Algunas de estas últimas necesariamente aparecen en este documento porque son imprescindibles a la hora de discutir qué se sabe o no, y qué se ha hecho (y por qué) en materia de investigación en TV infantil. Esto era necesario plantearlo para dejar sentadas algunas de mis propias limitaciones y mi particular modo de abordar el tema. Es volver a un campo con una mirada simultáneamente fresca y vieja a la vez, enriquecida y empobrecida por mis incursiones en otros ámbitos. Es por todo ello que el cómo organizar el material que presento y por dónde comenzar no ha sido fácil. Recorté y reestructuré una enorme cuantía de materiales pertinentes al tema. Pero es más por ignorancia que por recortes que además tampoco doy cuenta exhaustiva aquí del estado del arte: faltaría para aquello una más profunda mirada a aconteceres científicos más actuales, y cierta decantación de tendencias sugerentes hoy en boga que sean quizá promisorias o quizá, una vez más, solo una moda pasajera de tantas otras a las que habitualmente se nos expone y a menudo sucumbimos en el fluctuante y etéreo campo de la investigación en comunicaciones de la región. Desde luego y también, por mis propias limitaciones de formación profesional, no logro abordar adecuadamente, al nivel de lo que yo desearía, las dimensiones psicológicas, en particular los avances más recientes. Menos aún los planteamientos médico-psiquiátricos. Son posturas respetables, que aportan también desde sus especiales perspectivas otros elementos a considerar. Por razones obvias de ausencia personal y porque además es temática central del Seminario a ser desarrollada por otros, no me refiero a Chile en particular y mucho menos a recientes planteamientos propositivos referentes a la TV y la atención y orientación hacia los televidentes, aunque ciertamente no ignoro el conjunto temático y ciertos subtópicos de lo que aquí ha pasado y dejado de pasar en este campo. UNA PROPUESTA DE NUEVE PUNTOS. Lo que esbozaré apenas como una parcial contribución al estado del arte -porque el material investigativo a evaluar es voluminoso, las problemáticas son demasiadas, no irreductibles y difícilmente integrables, y las legítimas discusiones son muchas (amén de otras discusiones a veces irrelevantes o desenfocadas pero dominadoras de debates públicos y certezas populares infundadas)- es cierta evolución en la temática niños y TV que en su conjunto reflejaría las siguientes características generales (más a11á de lo que suceda o no en Chile hoy), y que esbozo de este modo, antes de desarrollarlas en mayor detalle pero no con similar profundización y extensión a lo largo de esta ponencia. Me detendré algo en la primera y mucho en la segunda, anticipando y desarrollando allí aspectos que sustenten mis breves afirmaciones y anotaciones para los últimos siete puntos: 1.Una continuidad y hasta una obsesiva recurrencia societal de preocupación por los supuestos efectos negativos de una TV perversa y todopoderosa sobre niños indefensos en general, y que en buena medida ha marcada la agenda investigativa. 2.Una inmensidad de investigaciones --estamos hablando de millares de investigaciones empíricas-- con creciente sofisticación aparente, pero dramáticamente atravesando tortuosos caminos plagados de disputas metodológicas, luego teóricas y finalmente epistemológicas. Esa historia no ha terminado; a lo sumo se ha aburrido de volver sobre lo mismo y ha ensayado otras vías de evolución más fructíferas. 3.Poca certeza en el ámbito de los efectos de la comunicación masiva en general; replanteos teórico-metodológicos sustanciales. 4.Específicamente, estancamiento y pocas novedades en el sobreinvestigado tema TV, niños y violencia. 5.Sin resolver la cuestión de los efectos, especialmente en cuanto a niños y TV, desplazamiento del interés hacia los proceso sicológicos subyacentes en la relación sobretodo cognitiva del niño con la TV, los cuales enfatizan un niño activo constructor de sentido, con creciente consideración teórica y operacional del entorno social, y el surgimiento de mediadores fundamentales de la relación, notablemente familia y escuela. 6.Incertidumbres metodológicas y esfuerzos quizá infructuosos por construir paradigmas integradores que no sean aún sino pobres amalgamas y parchados reveladores de los trocitos de verdad que contienen las diversas propuestas teóricas, las postulaciones hipotéticas o los contradictorios resultados empíricos. 7.En parte resultante de la anterior angustia científica, nuevas miradas inclusive mágicas, prometedoras o hasta aterradoras en los nuevos afanes de comprenderlo todo, y ordenadamente. Un estudio de caso notable y meritorio es el de las propuestas teóricas respecto a recepción activa y mediaciones sociales. 8.Relaciones inciertas, contradictorias, adversarias, si del todo existentes siquiera, entre el mundo de los comunicadores de la TV - o la industria televisiva- y los también heterogéneos académicos, estudiosos a investigadores de la comunicación, en particular de la temática niños y TV, relaciones a la vez más enredadas aun en una compleja trama de opinantes categóricos. 9.Como producto de todo esto, pero también por causas adicionales, pobre vinculación entre la investigación y las políticas televisivas y de programación; desaprovechamiento mutuo y falta de comprensión de las especificidades de cada quehacer y ausencia de espacios propicios para su mutua consideración. NIÑOS Y TELEVISIÓN: UN ESTADO DEL ARTE AYER Y HOY ¿Cómo explicarse esta peculiar historia de la investigación en TV y niños, que es en parte similar pero también diferente y específica, a la historia de la investigación en comunicación de masas, inclusive si solo consideramos a la tradición más empírica (y a veces empirista apenas, el Mass Communication Research)? Intentaré algunas respuestas tentativas parciales a lo largo de esta ponencia; se trata de un tema que espero recuperar en un futuro próximo. Llevamos ya unas tres décadas al menos de investigación en TV y niños. He aquí un apto estado del arte: Para algunos niños, bajo ciertas condiciones, cierta televisión es dañina. Para otros niños bajo las mismas condiciones, o para los mismos niños bajo otras condiciones, puede ser beneficiosa. Para la mayoría de los niños, bajo la mayor parte de las condiciones, la mayor parte de la televisión probablemente no sea ni particularmente dañina ni particularmente beneficiosa (itálicas de los autores). Y se agrega a continuación: En cierto sentido, el término efecto es inadecuado porque sugiere que la televisión le hace algo a los niños. La connotación es que la TV es el actor; se actúa sobre los niños. Se hace aparecer a los niños como relativamente inertes; a la televisión, como relativamente activa. Los niños son víctimas sentadas; la televisión los muerde. Nada podría estar más lejos de los hechos. Son los niños los más activos en esta relación. Son ellos los que usan la televisión. Los autores de esta recordada cita son, efectivamente, Wilbur Schramm y sus colegas Jack Lyle y Ed Parker. La fecha de la cita es 1961, es decir, hace treinta y tres años atrás. Corresponde al libro pionero cuyo retrospectivamente apto título es Television in the Lives of our Children. Vayamos más allá de esta página 1 del Capítulo 1, para redondear anticipadamente el estado del arte en niños y TV. Continúan los mismos autores: ...tenemos que salirnos del concepto irreal de qué es lo que la televisión le hace a los niños y sustituirlo por el concepto de qué es lo que los niños hacen con la televisión.. .. La relación es siempre entre un tipo de televisión y un tipo de niño en un tipo de situación. Y siempre tras el niño hay otras relaciones de importancia, especialmente con la familia y las amistades, la escuela y la iglesia. La televisión entra a la vida íntegra del niño... (Schramm, Lyle & Parker, 1961, p. 169, sus itálicas). También Hilde Himmelweit y sus colegas, en Gran Bretaña, en el otro gran estudio pionero de mediados de los años cincuenta (a citarse más abajo), tenían una visión compleja de la relación niños y TV aun antes de acometer sus estudios empíricos. Y al concluirlos, y luego de hacer las preguntas que obviamente eran necesarias a esa fecha (pero que no están todas aún respondidas en muchos de nuestros países de modos precisos), las visiones de sentido común sobre la TV que ellos califican de ordenadas y globales ya dejaron de serlo. Pese a la inherente sensatez y claridad de esa obra, plena además de recomendaciones prácticas aun hoy contemporáneas respecto a potenciales y válidas mediaciones en la recepción, pese al similarmente claro y sensato estudio de Schramm y colegas, también con sugerencias nada de teóricas, y pese a lo que provendría periódicamente después desde la comunidad científica, la preocupación y hasta angustia social por la TV no cesó ni se reasentó sobre bases más racionales. Comencemos entonces por aquí. 1°.CONTINUIDAD Y RECURRENCIA EN LA PREOCUPACIÓN SOCIAL SOBRE EFECTOS PERVERSOS DE LA TV. Nuestro primer gran planteamiento es éste: Se aprecia una continuidad y hasta una recurrencia en la preocupación social por lo que se supone sean efectos usualmente negativos que una homogénea y poderosa TV ejercería sobre indefensos niños, preocupación expresada diversamente por distintos actores con móviles en ocasiones muy divergentes, y que culminaría en cierto deseo protector benéfico a ilustrado en el mejor de los casos. Es necesaria una breve mirada histórica para situar en contexto y en evolución (quizá en recurrencia) el tema de la televisión, los niños, la cuestión de los efectos yen especial la violencia, desde la ansiedad y demanda societal para enfrentarlos. Wartella (1985), en un relato de su investigación sobre niños y medios 1900-1960, plantea que se han hecho preguntas similares sobre efectos al llegar cada medio. Así, ya estaban presentes en los estudios sobre cine, aquellos del Payne Fund de 1933, de magnitud similar quizá a los que se ampararon y agruparon como el Report al Surgeon General de 1972 sobre TV y violencia (citado y explicado más adelante), pero no tan recordados ni citados y, quizá no sorprendentemente, de conclusiones similares al paquete de investigaciones que le sucedió cuarenta años después. También Himmelweit y colegas, en 1958, expresaban que cada medio en su momento creó ansiedad. Hoy le toca la televisión, como antes le tocó inclusive a la lectura. Vale la pena citar qué visiones, tanto terroríficas como ilusorias existían a esa fecha. Y vale, asimismo, pensar si hoy en día no asistimos al mismo debate. La TV, se decía, arruinaba el sueño y la vista de los niños, les hacía pasivos, los tornaba agresivos (al ver tantas obras de aventura y asesinato); conducía a una baja en el trabajo escolar como resultado tanto del cansancio como de un decreciente interés. Otros, más favorablemente inclinados hacia la televisión, planteaban que ampliaba los intereses de los niños, que les hacía más activos al estimular los pasatiempos, que les hacía menos agresivos (de nuevo, como resultante de ver obras de aventura y asesinatos que esta vez eran apreciadas como ofreciendo una salida inocua para la agresión acumulada); también se sugería que el rendimiento escolar mejoraba porque la TV estimulaba el interés de los niños en algunas de las materias enseñadas.(Hilde Himmelweit, A.N. Oppenheim y P. Vince, 1958, Television and the Child, p.2, Reprint edition). ¿Cómo explicarnos esta recurrente situación?. Por un lado (y ya aparecía en el estudio de Himmelweit et al.), está el efecto de desplazamiento que la TV tendría sobre otras actividades más aparentemente benéficas para los niños (típicamente, jugar afuera, o leer literatura provechosa, por no mencionar el tiempo desplazado y previsto para el adecuado rendimiento escolar). Pero más allá de ello, está la lógica simplista de pretender una mágica y unidimensional explicación causal a la violencia social, la del mundo real y, más en general, la necesidad de proteger a los otros, los demás, la otra gente (el término other people es de Buckingham, 1987). Los niños son típicamente esos otros. La concepción social de la niñez les hace aparecer como inocentes y vulnerables, pasivos ante la agresión televisiva, y aislados de otras influencias. En 1990, Gunter y McAleer (enThe One-Eyed Monster) vuelven a romper esa negativa y persistente estereotipación popular y rescatan un rol positivo para la TV, dadas ciertas condiciones. La efectiva presencia ubicua de la TV y su instalación en nuestra vida cotidiana (eso sí, a diferencia bastante notoria con la irrupción de otros medios en el pasado) hace que el temor a la TV (el huésped alienante le llamó hace años la investigadora venezolana Marta Colominas) sea efectivamente más fuerte y provoque mayor ansiedad societal, y ciertamente una preocupación familiar nada abstracta. Es en la familia (la tuya, la mía, la nuestra) donde se sitúa, amenazante, día a día, hora tras hora, esa particular ventana a unos particulares mundos (sean los mundillos propios de la TV o aquel mundo real pero necesariamente filtrado, recortado, seleccionado y reconstituido a su modo por ella), mundos que quizá no todos deberían ver, al juzgar por las preocupaciones de los protectores. Lo cierto es que la TV es un omnipresente fenómeno, y que Wartella (1989) sí habla que la TV colonizó (en el sentido descriptivo del término) el tiempo libre de niños y jóvenes. Por último, el propio carácter de la TV (según lo tipifica Comstock para su contexto, el norteamericano) puede alimentar aprehensiones o ser campo propicio para desplegarlas. Se trata de una industria privada lucrativa regulada por el Gobierno, y muy sensible en su programación a presiones de múltiples fuentes (Comstock, 1975), lo cual impulsa también a hacer que la investigación --si en efecto fuese necesario hacerla, desde el punto de vista de una demanda social-- cobre ciertas características. La presión pública puede ser ciertamente diferente (como lo indica Comstock) en función de la existencia o no de evidencias de ciertos efectos, particularmente los percibidos como dañinos. Hay, según la literatura norteamericana sobre efectos de TV, una historia de rechazo de la industria televisiva a la ciencia social, usualmente puestos ambos en una relación adversaria. Basta ver, por ejemplo, los entretelones de la composición de la Comisión Científica que condujo el proceso sobre TV y violencia y el tipo de lenguaje usado en sus Conclusiones al Cirujano General a fines de 1971. (Véase, por ejemplo, el relato de Leo Bogart, 1973, intitulado Advertencia: El Cirujano General ha determinado que la violencia televisiva es moderamente peligrosa para la salud mental de su hijo POQ, v.36:4). Más potente aún es el Prefacio de 1969 de uno de los documentos emanados del equipo técnico de la Comisión sobre la Prevención y las Causas de la Violencia, en su volumen IX dedicado a los medios (Robert Baker y Sandra Ball, Violence and the Media,). Hacemos esta extensa cita para subrayar que la discusión sobre violencia y efectos posibles no está exenta de confrontaciones nada abstractas ni etéreas entre intereses y poderes fuertes en contextos también muy reales y con consecuencias algo más que académicas. Es necesario destacar que la preocupación social y hasta familiar por la violencia no es exactamente la misma, ni en argumentos ni en intereses amenazados o puestos en juego, que la de la industria televisiva. Y que un discurso científico que pueda afirmar, en el contexto de las reglas del juego para el quehacer científico, que no hay evidencia conclusiva para la relación violencia vista-violencia imitada o provocada, debe interpretarse en contexto y así valorarse. Dice dicho Prefacio de Baker y Ball, 1969: La preocupación pública por la violencia en la programación televisiva de entretención ha estado con nosotros al menos desde 1954. (Desde entonces, las redes de canales y su asociación han dado tres argumentos): Primero, han planteado que no hay evidencia concluyente que la violencia en televisión haga que los televidentes se comporten violentamente () con la implícita sugerencia que la relación dañina primero debiera demostrarse concluyentemente (cuestión altamente improbable, se dice, en investigación del comportamiento humano-ECB) (..) Segundo, que la industria auspiciará la investigación para determinar la relación (...) aunque tales promesas se hicieron en 1954 y siguieron hasta 1964, a fines de 1967 la investigación auspiciada por la industria era tan pequeña como para ser insignificante y aquella apoyada era, desde su inicio, una movida defensiva (Luego) se cambió a la postura que no habían hecho investigación porque el problema no era investigable (..) La tercera respuesta principal a lo largo de los años es que la industria reduciría la cantidad de violencia en televisión (cuando de hecho subió, o al menos no disminuyó salvo en una red hacia 1961, agregan) La industria una vez más pidió más tiempo. Esperamos que le darán un mejor use que en el pasado. (pp. vii-viii, mi traducción). El asunto es que, desde la era de los progresistas en EE.UU. y de los liberales iluminados, que esperaban algo más significativo y digno de la TV, en coincidencia involuntaria con sectores conservadores que la consideraban, ayer y hoy, más bien una odiosa intromisión maligna en un mundo ya de por sí perverso y poco edificante, ha habido una preocupación por el bienestar de los niños y los jóvenes en particular, en aras de su mejor desarrollo, amparados por una benévola y necesaria protección adulta. Es esta ambigüedad de trasfondo, el discurso justificativo de a quiénes y por qué proteger de qué y por quiénes, discurso que tiene raíces y vertientes dispares, lo que origina más de una discusión entre los extremos del libertinaje total para una TV innocua y el control férreo con la estricta censura para una TV total o parcialmente dañina. Ahora bien, la preocupación más genuina por el bienestar de los niños y la necesidad que una sociedad abierta y plural, por imperativo ético, deba brindar protección ante el daño demostrable avala, en un contexto más racionalista, la investigación seria para dimensionar esos daños y riesgos, y en efecto busca impulsarla para fundar sobre ella, como mejor cimiento empírico, ciertas normativas justas para todos. Y ese discurso es ciertamente distinto de la preocupación de otros por hallar modos de censurar mensajes impropios (respecto de cuya impropiedad puede haber legítima diversidad de pareceres sociales) y de lanzar prohibiciones integristas que coarten la pluralidad y no respeten las diversas sensibilidades y valoraciones ante un mismo mensaje. Estos últimos grupos tenderán a hacer lecturas parcializadas o de conveniencia de investigaciones a interpretaciones de ella, en tanto avalan puntos de vista preestablecidos. Y con tantas investigaciones disponibles, como se verá en la sección siguiente, siempre habrá más de una posible de ser descontextualizada a indebidamente generalizada para estigmatizar a casi toda TV para casi todo niño si no para todo adulto también. En sociedades modernas, siempre será mejor apelar, aunque lo sea indebidamente, a investigación científica. o a citas de ilustres, como argumento de autoridad, que a anécdotas, creencias, sentido común o actitudes infundadas aunque enérgicas. He caricaturizado, es cierto, pero ha sido con el expreso propósito de señalar que hurgar entre todos los posibles efectos negativos de la TV hasta hallar alguna o la evidencia inculpatoria no es una ruta científica adecuada. Todo está matizado, y la propia investigación no está exenta de estas preocupaciones sociales que uno podrá quizá ver de modo no aceptable en tanto coarten un libre desarrollo del conjunto social, pero que--es honesto aceptarlo-- representan un punto de vista defendible por sus propulsores, desde sus concepciones de lo que es y debe ser una sociedad rectamente encaminada. La cuestión es que éste cesa de ser un debate solo científico y se transforma en valórico. Es por ello que la preocupación social por la TV y sus efectos consistentemente ha superado lo que la investigación pueda certeramente aventurar en sus discurso más cauto sobre aquella. Más aún, por las buenas o las malas, estas múltiples preocupaciones sociales han determinado fuertemente --a diferencia de otros ámbitos quizá más inocuos de la investigación en comunicaciones- la agenda de la investigación televisiva infantil, sus urgencias, y también la obsesión por aquellos resultados definitivos que zanjasen ya el debate y --en parte al menos, porque otra parte es cuestión propiamente epistemológica-- el énfasis en los efectos, y en los efectos individuales y, más aun, en aquellos que afectan a niños. Después de todo, sería la argumentación, se trata de un efecto cotidiano potencial de nuestro televisor familiar, un avasallador invitado intruso (cuyos programas y contenidos son decididos por otros lejanos y no influenciables en la práctica,), sobre mis propios hijos, en un sentido familiar, posesivo y protector ya ni siquiera metafórico. 2°.TRES DÉCADAS Y MILLARES DE INVESTIGACIONES SOBRE TV, NIÑOS, VIOLENCIA: EL IMPOSIBLE ARTE DE LA INTEGRACIÓN. El segundo gran planteamiento (y para el cual deberé detallar por fuerza ciertos aspectos a hitos insoslayables, anticipando a la vez el sustento para los próximos siete puntos que apenas dejaré señalados), es que dichas angustiantes preocupaciones societales se han traducido, en términos investigativos, en literalmente millares de trabajos empíricos, con hitos significativos que evidenciarían creciente sofisticación metodológica y mayor lucidez epistemológica frente a la inicial ingenuidad teórica. Lo que en su conjunto refleja continuidad científica es, en verdad, una serie de avances logrados al ardor de fuertes disputas metodológicas, luego teóricas y finalmente epistemológicas y paradigmáticas. Valga decir, de partida, que mi relectura de textos aparentemente viejos --y que hoy en su fresca reapreciación ya me atrevo a calificar de clásicos-- descubre en ellos mucha mayor sofisticación y menor ingenuidad que su fácil descalificación por autores y textos posteriores haría suponer. La mirada de hoy no inocenta los qué investigados, ni los cómos, porque había a esos entonces también otros tópicos y otros modos --y no es por nada que para mi propio asombro haya citado al Wilbur Schramm de 1961 (y como luego haré también con Himmelweit de 1958) como un aceptable y visionario resumen de dónde estaríamos una treintena de años después. Pero éste es un campo en donde la historicidad de las prácticas científicas se manifestó con singular evidencia; es capítulo aparte y ajeno a esta ponencia ver cuán dramáticamente se fueron determinando (y estrechando) las agendas y las propuestas investigativas. Desde un punto de vista científico estricto, no se trata, ni remotamente, de tiempos perdidos. Distinta puede y debe ser la argumentación desde la perspectiva de los pequeños y grandes usuarios de la investigación para efectos de programar y producir ( o siquiera tan solo importar, dados ciertos grados de libertad) mejor televisión. Caben los justos reclamos por las oportunidades perdidas, por los desenfoques, por las pseudopreguntas, por las respuestas que nunca llegaban y que quizá jamás debieron interesar tanto a tantos y a tan alto costo de tiempo y dinero Partamos con algunos dimensionamientos cuantitativos, para que nunca más se crea que con la Bola cita de un autor, un estudio, se habrá zanjado la mal planteada cuestión de TV y efectos sobre niños. Entendamos que estas cifras se refieren --por cuestiones que no viene al caso discutir a este momento-- a investigaciones empíricas (que no es sinónimo de empiristas o empiricistas necesariamente) y en inglés (primordialmente generadas en Norteamérica y los EE.UU., Gran Bretaña, algo en Europa y muy poco registrado de América Latina directamente). Y agreguemos que no considera (es mi impresión fundada) ni ensayos ni reflexiones, ni planteamientos exclusivamente teórico-interpretativos o propositivos sin referentes empíricos razonables ni, mucho menos, valiosas pero no empíricas apreciaciones de quienes están inmersos como actores y decisores en el quehacer televisivo. Un estudio de las exclusiones del paradigma normal es también de interés, pero no en estos momentos. Para Cumberbatch, 1991, lo primero que le llama la atención en la literatura sobre efectos de comunicación masiva es su mera cuantía. Y peor aun, la constatación que pocas revisiones de ella logren darle algún sentido a ese heterogéneo conjunto. En su propia y muy pensada revisión crítica, este autor pasa revista a sobre ochenta referencias claves en lo relativo a efectos, y se remite a 188 referencias clave en lo que a violencia y TV concierne. Datos de Cumberbatch revelan lo siguiente: solo respecto de violencia y terror en los medios masivos, los autores Signorelli y Gerbner (1988) registran 784 publicaciones de interés. Pardes (1982) estimaba en más de dos mil los textos sobre TV y comportamiento en la década del setenta. Y habría que agregar los otros escritos, indica Cumberbatch, como aquellos de la gente de los propios medios, y los de otros profesionales cercanos a la temática, aunque desde una perspectiva no prioritariamente comunicacional. Antes, en 1975, George Comstock y sus colegas habían publicado un volumen que contenía resúmenes críticos de los aproximadamente 450 estudios clave sobre TV y comportamiento a esa fecha (circa 1973-74; Television and Human Behavior: The Key Studies, George Comstock et al.). Partieron de una lista de estudios en exceso de los 2,300 (también registrados en volumen aparte del autor (Television and Human Behavior: A Guide lo the Pertinent Literature, G. Comstock & M.Fisher, 1975). (Se proporcionan mayores detalles de este esfuerzo algo más adelante, por el valor referencial y sintetizador que posee.) El Informe de puesta al día en 1982 del conocido Informe al Cirujano General (Surgeon General) de 1972 (Television and Behavior: Ten years of Scientific Progress, del U.S. Dept. of Health and Human Services: National Institute for Mental Health, NIMH: D.Pearl, 1982), plantea que respecto a TV y comportamiento, en lo relativo a jóvenes y niños, había no más de 300 estudios hacia 1970 (y desde 1946, según cifras de J.P.Murray, 1981, allí citado). Una década después, se habían agregado otros 2,500. De éstos, más de dos tercios databan de 1975 o después. Por su parte, Buckingham, conservadoramente, estima hacia 1987 que habría más de cinco mil estudios sobre el tema niños y TV en los EE.UU. de Norteamérica desde la década de los cincuenta. Pese a tamañas cifras, el número de investigadores en tema tan complejo y vasto es pequeño, plantea el Informe NIMH 1982 recién citado. Mi propio cálculo de autores citados en Comstock, con sus 450 estudios claves hasta 1975 no llega a más de 370 investigadores, lo cual es efectivamente poco, considerando que pocos son los estudios unipersonales aislados. Como veremos, no todo esto es fácilmente integrable. Y no es cuestión de cantidad, sino de la variedad de abordajes metodológicos. Pero ojalá fuese sólo eso, como ingenuamente pensaban muchos en el pasado. Hagamos, en tanto, antes de una discusión más propiamente epistemológica, una rápida pasada por ciertos hitos fundamentales, sin que esto ni remotamente sea más que un destaque de ciertas obras que posibilitan una especie de periodización francamente muy limitada. Hilde Himmelweit y sus colegas A.N. Oppenheim y Pamela Vince, en su obra Television and the Child (1958,Inglaterra) reportan a interpretan una serie de estudios propios que junto a los siguientes de Schramm y colegas (1961) son usualmente reconocidos como los pioneros en el campo de la investigación empírica sobre niños y TV. Sus datos son de 1955, y se trata de estudios ya irrepetibles, porque a ese entonces la TV aun no estaba presente del modo universalizado actual. Así, Himmelweit y colegas pudieron efectuar una encuesta con pareos bastante cuidadosos (matching) de televidentes y no televidentes y un número de 1854 niños o jóvenes de 10 a 11 y de 13 a 14 años, junto a otro estudio de antes y después de la compra y use de un televisor (pre y post test), con un total final de 370 niños de un pool original de 2,200 niños pretesteados. Aun así, las precauciones metodológicas fueron incompletas, como los propios resultados demostraron (por ej, un matching jamás será perfecto, la familias que compraron TV eran ya diferentes de aquellas que aun no lo habían hecho). El texto con cuya cita iniciamos este trabajo es el otro estudio pionero: Wibur Schramm, Jack Lyle y Edwin B.Parker, TV in the Lives of our Children ( 1961). En verdad, tampoco se trata de un solo estudio, sino de un muy inteligente parcheado de varios estudios sucesivos. Esa experiencia es en sí interesante como estrategia investigativa, ya que el proceso investigativo fue creciendo conforme los primeros resultados surgían y se iban obteniendo fondos adicionales para responder a complementaciones relevantes. El libro, sin embargo, es un planteamiento plenamente cohesionado y coherente, y de cuidadosa relectura obligada, tal como el anterior, para quien hoy retome la temática TV y niños. El Informe de Robert Baker y Sandra Ball de 1969, Violence and the Media, también estadounidense, es consecuencia directa de la violencia real en esa sociedad en la década de los sesenta. También se trató de un paquete de estudios. Revisiones posteriores han indicado que había a11í pocas evidencias empíricas nuevas, y más resúmenes analíticos y compilaciones interpretativas de lo ya existente. Es destacable el particular enfoque adoptado, que revela también el particular desquiciamiento del momento: una dramática violencia real que se deseaba asociar con aquella violencia propia de un mundo televisivo pero diferente a aquel: en efecto, la parte medular del libro se refiere a La Entretención Televisiva y la Violencia, y es a11í donde se pone el énfasis, más que en un muy pequeño apartado sobre la cobertura televisiva de los desórdenes civiles recientes de la vida real de 1967-68. Asimismo es destacable en ese texto, y con independencia de su nexo o no con lo anterior, el aporte de George Gerbner quien ya comenzaba con su análisis de contenido cuantitativo de la violencia (El mundo televisivo de la violencia), y el posterior contraste en el texto con el mundo real de la violencia Inclusive se dispone en este libro de un poco conocido Anexo metodológico-instrumental (el 111-J) para dicha medición. (Más sobre este asunto en páginas siguientes). Por la década de los sesenta y setenta no puede dejar de mencionarse el influyente trabajo de Albert Bandura, propulsor de la hasta ahora utilizada teoría del aprendizaje social, con la modelación y la imitación de conductas. Sus meticulosos trabajos experimentales de laboratorio con pequeños (niños de 3 a 6 años) de la guardería infantil de la Universidad de Stanford son recordables por apelación al tan mentado muñeco Bobo doll, experimento ya reportado con Ross en 1961, y en 1963 con el Bobo doll en filme. Su libro Aggression: An Analysis of Social Learning es de 1973. Del mismo modo aparece Leonard Berkowitz ya por los años sesenta. Su trabajo es experimental en laboratorio, pero también experimental de campo. Sus sujetos tendieron a ser estudiantes universitarios. Un personaje memorable de sus experimentos es el ayudante de investigación apelado Kirk como estimulador o gatillador de agresividad. A1 mencionar estos autores y ciertos detalles de sus sujetos y métodos lo que deseamos es ejemplificar aspectos de la generación de resultados que rara vez son tocados. Por eso, ni hemos hecho referencia al qué concluyen, ni en qué supuestos teóricos se basan, sino apenas a cuán diferentes han sido sus aproximaciones metodológicas y operacionales. El asunto no es en absoluto trivial, como se hará evidente algo más adelante. El Informe al Cirujano General de diciembre de 1971 (Television and Growing Up: The Impact of Televised Violence, 1972; ver Referencia completa al final) responde a la necesidad social a ese entonces (quizá más que científica, aunque deseosa de basarse en el lenguaje y el proceder de ésta) de contar con una información definitiva (como lo plantea la petición senatorial) respecto a si hay una conexión causal entre la violencia y el crimen televisado y el comportamiento antisocial de los individuos, en especial los niños (..). Por ello, se solicita un estudio que establezca científicamente en tanto cuanto sea posible qué efectos dañinos, si es que alguno, estos programas tienen en los niños (Petición del Senador Pastore, 1969; el mismo año, no casualmente, que se publicaba el texto de Baker y Ball sobre idéntico tema). Para el conjunto de estudios se presupuestó un millón de dólares (Otros agregan que el costo real se aproximó a los US$1.8 millones. La cifra no importa: es altamente probable además que muchos otros proyectos hayan surgido y se hayan efectuado solo en parte o en nada cubiertos por las propuestas aceptadas). Se financiaron 23 proyectos independientes, pero en total hay 60 Informes de proyectos o revisiones (reviews), de los cuales unos dos tercios involucraron trabajo empírico propiamente tal. Quien desee adentrarse en este estudio debe ir a él directamente. Aquí, más adelante, apenas daremos el par de citas que resumen todo el esfuerzo, pero éstas apenas le hacen justicia. Solamente leer el denso y compacto Informe del Comité Científico Asesor del Cirujano General sobre Televisión y Comportamiento Social ya indica la complejidad no solo científica del problema. Pero comúnmente se olvida, si es que no se ignora por completo, que éste queda acompañado además de cinco gruesos volúmenes técnicos, los cuales incluyen los estudios encomendados. Más fascinante es proponer, en estos momentos, una relectura de este esfuerzo como un estudio de la relación entre la preocupación pública (mediada por un senador), los modos de hacer ciencia (por ejemplo, de qué modos se buscó y seleccionó --y se consensuó o vetó-- a quienes formaron parte del Comité), su inserción institucional (la petición se la hace al Ministerio de Salud, Educación y Bienestar para la atención del Cirujano General, como cuestión de Salud Pública, y de allí al Instituto Nacional de Salud Mental como sitio institucional para hacer operar al Programa de Televisión y Comportamiento Social). También interesa el modus operandi en cuanto a las propuestas de investigación ejecutadas por diversos grupos, etc., y el ritmo impreso a todos esos proyectos, muy acelerado para el ritmo habitual del quehacer científico y sobretodo dada esa expectativa de inferir desde disímiles estudios independientes la así esperada información definitiva. Por último, es de interés también un seguimiento en cuanto a su supuesto rol en influir en política y conducta televisiva posterior. Parte de los elementos a reexaminar de este proceso (realmente mítico) de pretender zanjar científicamente un cuasi inasible y en todo caso complejísimo problema socia apremiante y emotivamente cargado se hallan en el propio Informe; una postura distinta y casi inmediata se halla en Leo Bogart (1973), uno de los vetados junto a Bandura y Berkowitz, por ejemplo. Diez años después del mentado Informe se hace una puesta al día (Television and Behavior- 10 Years of Scientific Progress and Implications for the Eighties), bajo similar auspicio institucional (el Departamento de Servicios Humanos y de Salud, Instituto Nacional de Salud Mental -NIMH-. El estudio es liderado por David Pearl, y cuenta con su propio equipo de staff y un cuerpo de diversos y eminentes consultores). Lo más interesante de esta excelente puesta al día del célebre y definitivo Informe original no es tanto la reafirmación --aunque aún cautelosa-- de la cuestión que la violencia televisiva podría conducir a comportamientos violentos o agresivos, sino una considerable ampliación de la agenda de tópicos (que apenas en el título del Comité previo era algo más amplia que la sola temática de violencia y sus colaterales), un replanteo de los efectos socializadores más globales de la TV. Asimismo, el reconocer --y desarrollar-- la noción que la TV debe comprenderse en relación al funcionamiento cognitivo-emocional de los televidentes. Ya se (re) legitiman tanto la noción de sus roles activos y selectivos como también las complejas estrategias de procesamiento cognitivo que diversos televidentes ponen en juego, diferencialmente. Los estudios y revisiones posteriores de la literatura ya van transitando definitivamente en la cuestión de los mecanismos psicológicos (progresivamente incorporados teóricamente en contextos sociales cada vez mejor operacionalizados), como veremos. El tema de la violencia en sí decae, hasta el punto de su virtual desaparición de los índices temáticos en los Resúmenes (Abstracts). Una revisión actual y retrospectiva de la revista Communication Abstracts de los últimos años (esta publicación bimestral registra y resume prácticamente todas las publicaciones académicas referidas a o relacionadas con la comunicación), además de otras revistas y fuentes usuales más relevantes en la investigación en comunicaciones (que realizamos para este trabajo pero que es imposible detallar aquí y que es en sí otro estudio relevante), revela los significativos cambios de agenda, considerablemente ampliada, a inclusive la variación metodológica operante en esta década pasada en el tema TV y niños/jóvenes, con/sin violencia como tercer criterio. Pequeño paréntesis útil: En el caso del compendio de Comstock (1975), todavía pertinente y muy valioso para entender cómo se articulan y privilegian ciertos tópicos en distintas épocas o momentos, podemos establecer lo siguiente: a partir de los 403 estudios seleccionados como los clave por él (algunos de ellos cubren más de un estudio-publicación), se obtiene una sumatoria de 1341 estudios para conformar once bibliografías especializadas (es decir, cada estudio seleccionado es en promedio directamente (y no solo tangencialmente) relevante a unas tres bibliografías, por ejemplo, niños, procesos psicológicos, y métodos; también un estudio puede ser clave solo respecto a audiencias, o a contenidos, y no pertenecer a ninguna otra bibliografía clave). Ahora bien, si tomamos como divisor a esos 403 estudios clave, para ver cómo se concentran los estudios en los tópicos que Comstock estimó relevante separar como bibliografías especializadas de estudios fundamentales (hubo un equipo de consultores para establecer los estudios clave, no es arbitrario o idiosincrático), podemos obtener estos datos: Mientras 12% de los estudios son pertinentes a los mensajes de TV (contenidos, típicamente Gerbner, por ejemplo), 14% se refieren a audiencias en general, en tanto que 78% de ellos tienen que ver con niños, jóvenes y TV (y de ellos, diferenciándolos según edades, 14% se refieren a preescolares, 38% a los de básica (grados 1-8), 29% a enseñanza media (grados 9-12), y 19% a universitarios). Otros públicos, en cambio, solo tienen el 22% de los estudios (una mitad relativo a mujer, la otra a minorías, pobres y ancianos). Más de la mitad de los estudios selectos son clave respecto a procesos psicológicos subyacentes, y un 70% tiene algo clave que decir respecto a metodología. En cambio, estudios sobre el comunicador televisivo apenas alcanzan a ser el 6%. Dos textos británicos recientes (entre varios otros a los que no tuvimos oportuno acceso) dan buena cuenta actualizada de la cuestión de televisión, niños y jóvenes, violencia incluida. Uno es una revisión crítica de David Buckingham de 1987,Children and television-An Overview ofthe Research. Otro es el libro de Guy Cumberbatch y Dennis Howitt, 1991, no curiosamente titulado A Measure of Uncertainty: The Effects of the Mass Media. Las apreciaciones de estos autores aparecen, con el debido respeto a su aporte intelectual, mencionadas y citadas en este documento. Sugerimos, sin embargo, remitirse a ambos textos directamente. En suma, luego de esta breve pasada por ciertos momentos a hitos, la cuestión es que estos millares de estudios no son sin más acumulables y que, más aún, poseen enfoques teóricos subyacentes claramente divergentes como los son el de aprendizaje social, de raíces behavioristas, y el cognitivo de raigambre piagetiana. A menudo, inclusive en el ámbito científico, estos enfoques se entremezclan libremente (Phoenix, 1987) en los debates sobre TV y niños. Esto es más que una disputa bizantina sobre métodos y lleva a que, en el balance, como plantea Phoenix, la pretendida sumatoria sea tanto teóricamente insatisfactoria como --agregaríamos-- pragmáticamente ineficaz y sujeta al oportunismo de utilizar torcidamente hallazgos fuera de contexto y sin atención a sus particulares condiciones de producción científica. Aún si con buenas intenciones, ignorar lo último puede conducir a indebidas generalizaciones y a dar por sentados hechos y evidencias que no son tales, estrictamente hablando. Un asunto elemental (que luego veremos que cruza los hallazgos del Informe al Surgeon General de 1972) es que los estudios experimentales y los de campo son radicalmente diferentes. En el fondo, es una disputa epistemológica, y no solo de preferencias metodológicas ingenuas, en la cual no entraremos aquí. Los experimentos de laboratorio (típicamente, y de los más citados, los de Bandura, Berkowitz, entre otros varios) se diseñan de tal modo que efectivamente aíslen lo mejor posible a unas pocas variables específicas sujetas a estudio, cuidadosamente operacionalizadas y también manipuladas en el controlado ambiente experimental, para maximizar así las probabilidades de hallazgos contundentes y estadísticamente significativos. Resultados limpios, robustos, poco equívocos, datos duros, evidencia sólida. Los autores adversos critican a los experimentos, entre otras razones, por carecer de validez ecológica , ser inherentemente artificiales y eliminar por definición el contexto (ver Cumberbatch, Buckingham, Pearl/NIMH/HHS,1982, entre otros). A la vez, los estudios tipo encuestas o surveys (destacables, por ejemplo, Eron et al, 1963, 1972, o Belson 1978) serían más reales y representativos (si hay muestreos adecuados de la población de interés) , pero está la eterna reiteración que una correlación entre variables no equivale ipso facto a una causación, o que el comportamiento evidenciado es más bien el simplemente reportado --y que ambos suelen ser poco congruentes-- etc., además de la poca finura en el tratamiento de las variables, con muchos ruidos que dañan la sensibilidad de medición deseable. Inclusive encuestas o estudios de mayor sofisticación, como los estudios de carácter longitudinal o de panel, para ver qué variable causaría a otra, tiempo mediante, o aquellos con refinados y múltiples pareos (o matching) entre respondientes, para eliminar los factores ajenos al asunto crucial a investigar que pudiesen hacer :diferentes a unos y a otros por razones extrañas a la relación en estudio, o los experimentos de campo que tratan de llevar el rigor del laboratorio al contexto de lo real en el intento de obtener lo mejor de cada aproximación dejando de lado lo que son sus respectivas debilidades en fin, todos ellos han tenido sus serios detractores. Pocos, por lo demás, han sido los estudios experimentales de campo fuertes, tales como los de Milgram y Shotland (1973), Feshbach y Singer (1971), o Berkowitz (1975-77). Considérese que el asunto no es para descartarlo sin más, o para llegar a posturas simplistas. En mi propio y rutinario paso por quehaceres investigativos, en campos similares o semejantes a los de esta temática, a mí personalmente me ha tocado experiencialmente (sea en los roles de aprendiz, sujeto de experimento, encuestado y/u observado, encuestador a observador, coautor, analista, implementador, crítico, diseñador, detractor), conocer de las operatorias reales de estas posibilidades metodológicas: cada cual está sujeta a fallas potenciales y, en muchísimos casos, bastante reales y de bastante significación. Cada cual también posee su particular fortaleza y es un modo distinto de ver y construir datos. Desde un punto de vista de método estrictísimo, difícil será hallar estudios impecables. La crítica metodológica tiende a hacerse refinadamente barroca. Eso no sería preocupante, porque da una idea de los complejo que es hacer investigación y sustentar los hallazgos, y es una sana medida de permanente vigilancia metodológica al menos. Lo preocupante en el tema que nos ocupa son dos cosas: a) a nivel del bastante selectivo público consumidor de investigaciones en general, por especializado que sea, queda la sensación de relatividad si no de incertidumbre y de la futilidad del esfuerzo investigativo. Se cierra una ventana al diálogo sensato con una comunidad científica que en su propia jerga se deleita en su autodestrucción y en la evasión de su responsabilidad social al cargarse a la búsqueda de la evidencia inmaculada. b) a la vez, al interior de la así llamada comunidad científica, las opciones pro experimentales o pro estudios de campo (ligadas a otras opciones disciplinarias y epistemológicas) parecieran anunciar anticipadamente un descarte de las investigaciones contrarias, sin detenerse en el estudio exhaustivo en sí de aquellas que no agradan por principismo. El estudio de Cumberbatch (1987) es uno de los pocos que he visto que toca a fondo y en detalle (y bastante desprejuiciadamente) --intentado respetar la lógica de cada estudio selecto demostrativo de estas diferentes aproximaciones metodológicas --los supuestos detalles (metodológicos, técnicos, de sujetos, y operacionales) que efectivamente debilitan la fuerza de las aseveraciones de sus autores. Es lo que antes he denominado las condiciones de generación o de producción de los resultados, todo un aparataje metodológico que no puede quedar inocentado de la crítica seria. Pocos también se detienen a considerar, por ejemplo, las contra argumentaciones serias que autores como Bandura hacen de su enfoque experimental. Según lo parafrasea Comstock (1975), la postura de Bandura es que los experimentos tienen que testear hipótesis causales, y no producir evidencias directamente aplicables a la realidad. Su función es reforzar o debilitar teoría. Esta es ciertamente una interesante línea argumental de la relación entre experimentos, teoría y realidad. El problema, claro está, es en dar aquí por supuesto que la teoría representa una correcta visión parsimoniosa (elegante) de la realidad y que por lo tanto, tendría poder predictivo, dadas ciertas condiciones estipuladas. Por razones legítimas más que espurias del quehacer científico, el resultante final, sin embargo, es que pese a estos millares de investigaciones, varios comentaristas y analistas revisores se atrevan a calificar de improductiva a tanta cantidad. Tales el caso de Buckingham que, más allá de aspectos solo metodológicos, va más a fondo, destacando las falencias teórico-conceptuales de varios estudios notables en TV y niños. Cautamente, el Informe Ten Years..., Pearl/NIMH-82 --y apenas refiriéndose a los tipos de evidencias que permiten, provocan o producen las aproximaciones experimentales o de campo aplicadas a diversos tópicos y variables-- directamente señala que hay desacuerdos respecto a cuáles evidencias serían aceptables para sacar conclusiones. A resultados similares llega Cumberbatch: notable falta de consenso entre investigadores y comentaristas sobre las conclusiones que legítimamente se puedan obtener. Y porque la cuestión es no solo de métodos, sino de paradigmas, dejo la inquietud de Buckingham flotando, siquiera como advertencia que el camino no es fácil. No es nihilismo, es comprender que no hay salidas facilistas. Dice: como la mayor parte de la investigación en ciencias humanas y sociales, la investigación sobre niños y TV se caracteriza, no por la acumulación gradual de verdad objetiva, sino que por el contrario, por inconsistencia, ambigüedad, desacuerdo, tanto dentro de, como entre los diferentes paradigmas que se utilizan (1987, p. 4). Buckingham habla de cinco grandes paradigmas: 1) el de efectos, de raíz behaviorista, pero más sofisticado hoy en día, y con diferentes tradiciones psicológicas y sociológicas, división ésta crucial, a su parecer y al de este ponente también), y diverso también según el énfasis en efectos de corto o de largo plazo, etc. ; 2) paradigma crítico, que se ha concentrado en los textos mediales como expresión ideológica y también en estudios culturales; 3) usos y gratificaciones; 4) cognitiva y 5) un posible paradigma emergente. Se apreciará, incidentalmente, que casi todo comentarista termina con un posible nuevo paradigma integrador que dé cuenta acertada de todo aquello que se le escapa o que no atina a explicar o a hacer caber dentro de sí la sumatoria simple de los paradigmas antecesores y aun vigentes. Naturalmente, hablar de cinco o tres o diez paradigmas no es más que una abreviatura conceptual protoclasificatoria: conviven bajo un mismo título o etiqueta una gran diversidad de estudios y aproximaciones, y no se trata de una ingenua, no beligerante y leal hermandad. No es posible adentrarse en cuestiones paradigmáticas, porque nos llevaría a otra discusión, pero hay que entender que ellos guían, enmarcan, dan sentido, tipifican a una investigación, a lo que ésta pregunta o puede o debe preguntar, y a sus cómos preferenciales, al igual que proporcionan sustento llegado el momento del qué hacer de las evidencias que nunca serán inmaculadas sino interpretadas al interior paradigmático. En términos más humanos, los paradigmas además dan seguridad y tranquilidad al propio cientista o investigador. Por más provisorios, tentativos y superables que lo sean, espera éste que no lo sean tanto ni tan a menudo. En este abigarrado mosaico de piezas de rompecabezas distintos que son esta multitud de heterogéneos estudios, y teniendo esto en consideración, uno podría, antes de aventurar unas palabras sobre efectos de TV, referirse a un par de áreas que han concitado la atención y que son claramente diferenciables: los contenidos de los mensajes televisivos y las tipificaciones y caracterizaciones de las audiencias. Notable es que un tercer elemento crucial, el del propio comunicador, o la industria televisiva, no haya merecido tanta cantidad de estudios. A veces no se ha podido, simplemente, como lo destaca acertadamente Comstock ya en 1975 (el acceso a los datos y a la información relevante no es nada fácil, en particular respecto a varios procesos decisorios). Ciertamente es un vacío. En ocasiones, menos bien que mal, se ha inferido la no necesidad de su estudio (más a11á de esa cierta imposibilidad), porque estarían objetivamente representados en el análisis de los mensajes que han producido o emitido (o preferido, o importado, cabría agregar si es del caso). No me refiero a una ya pretérita línea más ideológica que científica, sino que a seguimientos más descriptivos y hasta cuantitativos sin más de lo que aparece en pantalla, o al supuesto gran mensaje, o hasta imagen que daría un canal cualquiera de TV, o a niveles intermedios, como por ejemplo un género televisivo como las telenovelas. Relevante a este respecto, sin embargo, es lo que indica Buckingham (1987), al plantear que falta investigar la industria televisiva y las fuerzas que le afectan, por ejemplo, los factores que limitarían una programación más pro-social. No cabe duda que no es exclusivamente perversidad, tozudez, antipatía hacia los niños o la humanidad, o mera ignorancia o carencia de propuestas lo que impide otros programas distintos, del orden de los que agradan a los críticos del estado y procederes actuales de la industria televisiva. O bien Orozco (1990-91), que intentará elaborar una así llamada mediación videotecnológica que es mucho más que la TV como institución social. Vale decir, las lógicas del quehacer televisivo. En suma, una ampliación del investigar hacia la industria televisiva, respecto a sus comunicadores insertos en una institución y un modo de hacer comunicación aquí y ahora con sus lógicas y reglas del comunicar. Más allá de los comunicadores entonces, se requiere de una mejor comprensión del medio televisivo para inclusive --y esto es crucial-- llegar a proposiciones acertadas porque son respetuosas de los modos en que la TV puede estar en condiciones objetivas y subjetivas de considerarlas como viables y factibles. Una psicóloga investigadora de TV y niños, por ejemplo, se pregunta, entre aquellas cosas que no suelen ser objeto de indagación seria: ¿por qué los productores de TV eligen los programas que eligen para los niños? (Phoenix, 1987). La pregunta no es en absoluto torpe, la respuesta no es trivial, y es un punto de inflexión, entre tantos imaginables, si nuestra óptica fuese distinta y menos adversaria, que no complaciente, para mejor imbricación entre productores a investigadores. AUDIENCIAS. No sin cierta ironía, Comstock plantea que tres fuerzas impulsan el estudio de las audiencias: la codicia, el altruismo y la ciencia social. Esta última sirve de medio. Codicia reflejada en la conquista de audiencias, la adoración a los ratings, la vieja frase que la TV en verdad vende audiencias (entiéndase consumidores a seducir) a sus avisadores. Altruismo en los deseos benefactores de los protectores de la inocencia vulnerable. Desde los inicios, ciertamente se quiso conocer los rasgos de quiénes eran los videntes del emergente medio. Las preguntas de Himmelweit y colegas a mediados de los cincuenta no son extrañas, y aun están vigentes para muchos: quiénes ven qué y cuánto; qué gusta, qué atrae, qué contenidos ofrecer. Qué efectos de éstos sobre valores y visión (outlook) de audiencias, qué las asusta, o las hace agresivas, si se afectan conocimientos y rendimiento educativo, qué y cómo desplaza en el tiempo libre, cómo afecta a la familia; si hace pasivas alas audiencias, cuáles son las características del TV-adicto, diferentes reacciones de los niños según inteligencia, edad, sexo, clase, personalidad y relaciones (Himmelweit et al,1958). Preguntas como aquellas, inclusive las más elementales, aquellas para las cuales creemos hoy tener respuestas o al menos modos certeros de ponerlas al día, o de refinarlas considerando las dinámicas fluctuantes de diversas audiencias frente a mensajes y a programaciones alternativas o competitivas, no eran ni son extrañas: se trataba, ya en ese entonces, del proceso de constitución en audiencias. Y naturalmente, también las preocupaciones primerizas, pero recurrentes, han sido qué es lo que pierden las personas o los seres humanos al transformarse en audiencias (las preguntas y la investigación parecen haber ido más por lo perdido que por lo ganado). Y luego, cómo hacer para que pierdan menos: protegerles de ciertos contenidos quizá, educarles para la recepción activa, rescatar el rol valóricamente protagónico que la familia y la escuela, por no decir la iglesia, tienen como adecuados agentes socializadores del niño ante este emergente, riesgoso y omnipresente nuevo agente socializador. Hoy, ciertamente, se sabe bastante de cuáles (y sobretodo cuántas) son las audiencias, qué ven, qué prefieren, cómo varían, aunque este conocimiento deba refinarse periódica y sistemáticamente (siempre un nuevo programa será, en parte, un riesgo; jamás se conocerá tanto de la audiencia como para que la programación televisiva sea solo un acto simple de ingeniería social). Se sabe que las declaraciones de la audiencia respecto de qué les gusta (o qué debería pasarse más por TV) no es necesariamente lo que ven, llegado el momento. Se sabe que ante entrevistadores se mencionan los programas más respetables y se omite mencionar programas vistos pero que no sería bien visto ver, etc. Y también se sabe que cuando los televidentes ven TV, no es lo único que hacen, ni siquiera los niños. No se transforman, siquiera provisoriamente, en entes unidimensionales y además inermes. Etcéteras. Y por más que hoy haya visiones más sofisticadas de la audiencia, y métodos congruentemente superiores también, esas preocupaciones iniciales no cesarán. De hecho, es posible predecir una radical mejoría y variación de los enfoques y metodologías para comprender a audiencias que bien se saben activas, que traen mucho al ponerse ante la pantalla. Los aportes de las teorizaciones y experimentaciones psicológicas cognitivas han sido fundamentales al respecto, aunque haya aun carencias en los aspectos emotivos y en la construcción social o cultural de las cogniciones, esquemas, o libretos mentales aportadas por el televidente para hacer sentido y apropiarse de ciertos modos de las propuestas televisivas. Se sabe asimismo (aunque falte mucho aún) que un idéntico mensaje televisivo (o estímulo, en la antigua jerga), será procesado diferencialmente. Falta ir comprendiendo mejor cuán similares y cuán particularizadas son esa apropiaciones, a fin de no caer en un nuevo extremo, el de la absoluta individualidad y unicidad (y por ende el riesgo de la inaprehensibilidad con ánimo generalizador teórico que no sea a niveles formalistas) de cada proceso de apropiación y resignificación de una propuesta televisiva particular pero después de todo homogénea en tanto se trata de un idéntico mensaje electrónicamente emitido para todo televidente potencial. Ahora bien, dentro de las audiencias, los más estudiados han sido los niños y los jóvenes. Además, éstos han sido los más investigados en relación a la cuestión de la violencia. Y además, como los basamentos empíricos virtualmente exclusivos para la teorización y la hipotetización sobre el desarrollo de los procesos psicológicos subyacentes al ver TV. Y además de todo esto, han sido asimismo los más estudiados en todos estos aspectos con casi todo método concebible. Hay tres razones serias para ello, indica Comstock (1975): La primera es la preocupación pública por su bienestar, la segunda es el interés propiamente científico en comprender los procesos de la socialización y el desarrollo del niño. Y por último, agrega, las circunstancias de operación de la ciencia social, es decir, que simplemente están más disponibles o asequibles que otros sujetos (sea con su madre, en el hogar si pequeñitos, sea como cautivos en el sistema escolar y educativo, desde un jardín infantil hasta las aulas universitarias y las Facultades de Psicología en particular). (Nótese que Wartella (1989) ha señalado que históricamente ha ido decreciendo la edad de aquellos por quienes preocuparse: desde los jóvenes universitarios de los años veinte hasta los preescolares de hoy en día). Hablamos con total tranquilidad del niño, o de los jóvenes, pero sin darnos cuenta realmente de qué o de quiénes estamos hablando cuando generalizamos libremente, en nuestro necesario discurso cotidiano pero también en el discurso científico pretendidamente más diáfano por lo preciso (suele ser al revés). Estos niños y jóvenes no son abstractos. No son expresiones imperfectas de un concepto. Y sin embargo esto último los estrecha o reduce considerablemente. No es que sólo sean norteamericanos, de los EE.UU. o canadienses, o británicos, y que esas experiencias integrales de vida les haga diferentes a los de otras latitudes, sino que además hay radicales diferenciaciones por edad, aun si supuesta una innata universalidad siquiera cognitiva de todo niño. Se hace así algo menos simple comparar experimentos hechos con (o en) pre-escolares versus aquellos con avanzados estudiantes de psicología que están pendientes (como buenos y vivos universitarios que pronto serán también psicólogos al otro extremo del experimento) de descubrir cuál es la verdadera trampita del experimento, la intención del investigador, sin descartar aquel deseo pícaro de confundir a éste y a su bienamada hipótesis. Pero nótese además como han sido :operacionalizados los niños. Como perspicazmente indica Phoenix (1987), hay una construcción social de la niñez. En la práctica, dice, casi todos nosotros podemos identificar un niño. Pero no es un período definido, al menos respecto de cuándo termina la niñez (y termina en varios momentos, con distintos ritos). Y es histórica y culturalmente específico. Más aún, la imagen del niño estadounidense o británico es más la de un niño varón que de una niñita más tranquila, y también se tiende a omitir a niños negros de esa conceptualización o constructo, debido a que hay realidades y percepciones de desventajas o diferencias socioculturales para ellos, y por tanto, por definición incluso benéfica de desprivilegiado se saldrían de un patrón de :normalidad. En suma, nos vamos quedando con niños blancos de hogares nucleares (Phoenix, 1987). Planteamos esto para provocar una reflexión seria respecto a la imperiosa necesidad que hagamos más compleja nuestra percepción y construcción social y conceptual de el niño sin más. Aquí, ciertamente, cada uno reconocerá, de su vivencia como productor o como investigador, más allá de haber sido niñas o niños y padre o madre, cuán diferentes son nuestros niños y jóvenes --tampoco habría ese típico niño chileno quizá diferente de los de los experimentos de Bandura-- y habría que preguntarse sobre la base de cuáles niños o constructos de niños estamos, conscientemente o no, haciendo nuestras generalizaciones. No es que no se puedan hacer, pero hay que tener algo menos de liviandad al hacerlas. Un solo ejemplo terriblemente elemental: hay serias diferencias de comprensión y percepción televisiva de niños de distintos estratos sociales en Chile, (quizá correlacionables con indicadores objetivados de su desempeño o rendimiento académico), por no hablar del simple acceso diferenciado a la TV (inclusive del color y del control remoto), o de las muy distintas mediaciones a las recepciones, aun dentro de idéntico rango de edad cronológica o idéntico grado de escolaridad formal. Más aún, para comprender a un niño como receptor más o menos activo de TV, indica también Phoenix que hoy sabemos bastante sobre los niños y su desarrollo. Pero este conocimiento se ha concentrado en los años iniciales o tempranos de la niñez. Menos es lo que sabemos (cita a Collins, 1985), sobre el desarrollo de los niños en su niñez intermedia o preadolescente, es decir, entre los seis a los doce años. Y esta es precisamente la edad en que más tienden a ver TV (Phoenix, 1987). Agreguemos, en cambio, que sí sabemos desde tiempos ya que los niños no ven, ni oyen, ni entienden las mismas cosas que los adultos (conforme refrenda el Informe Pearl/NIMH, 1982). Las implicaciones son bastante claras al momento de sugerir, desde la visión de los adultos desconocedores de esos procesamientos infantiles, posibles prescripciones, prohibiciones, o imposiciones a lo que debe ver porque tal exposición llevaría a ciertas interpretaciones infantiles supuestas por los adultos como homólogas pero cronológicamente más simples a las propias. Y que, en cambio, esos niños no íntegramente comprensibles y explicables por los adultos, efectivamente acceden a mucha de la programación intencionada para adultos, que es otra área muy requerida de investigación, inclusive como punto estratégico de comparaciones interpretativas de consumos y apropiaciones diferenciadas según edades de un mismo programa televisivo. CONTENIDOS. Hacemos referencia a esta área porque para ciertos propósitos de políticas y de programación televisiva, algunas evidencias de presentaciones estereotipadas de personas o grupos sociales pueden bastar para procurar corregirlas, y saber de sus potenciales efectos o motivaciones es irrelevante. (Por ejemplo, ¿cómo son algunas típicas familias televisivas, quiénes son inadecuadamente representados, se hace mofa perjudicial o se estereotipan personajes, grupos o roles, etc.?) Como lo planteaba Comstock ya en 1975, dado el presunto poder de la TV en cuestiones públicas, hay evidente preocupación por un tratamiento justo y balanceado. Y antes, Himmelweit señalaba no es tanto cuánto ven los niños, sino un balance de programación, qué visión de mundo se presenta, los valores implícitos, la necesidad de diversificación (op.cit.) Lo central del análisis de contenidos de TV (apenas en sus expresiones o modalidades empíricas; no nos referimos aquí a estudios semióticos inicialmente ingenuos o simplemente inexpugnables pero hoy redimensionados), es que se trata, para Comstock (1975) de un área doblemente circunscrita por definición: por un lado, no pueden hacerse inferencias formales a los motivos de los emisores (no es una evaluación de su desempeño) y, en segundo lugar (que es lo que nos interesa aquí en particular), que tampoco es posible hacer inferencias formales sobre posibles efectos en receptores. Es también el criterio de Cumberbatch: no se puede extrapolar desde el contenido de la TV a la experiencia recibida por el televidente. (Durante mucho tiempo, en la semiótica primitiva, la cuestión del análisis de mensajes se agotaba en sí misma, legítimamente, y de allí se infería lo que el perceptor no podía sino percibir, fuese o no un semiólogo). Pero ciertamente es posible estudiar, como parte de un análisis de TV (y tanto desde perspectivas semióticas como desde aproximaciones tan pobres como algunas cuantificaciones triviales y superficiales), cuáles son los mensajes. Para ello hay diversos modos y sobretodo muy diferentes posturas, paradigmas o aproximaciones globales. Por ejemplo, mucha investigación crítica se ha centrado en los textos mediales, más que en las audiencias, a inferido macroconclusiones. Hemos indicado que este ámbito no está cubierto en esta ponencia. Pero, dice Buckingham (1987), dicho enfoque comparte con la investigación sobre efectos cierta noción de audiencias pasivas que son influenciadas, en este caso por el mensaje en sí. De aquellos enfoques calificables como empíricos, nos interesaba aquí mencionar y destacar (aunque no describir) el más complejo y sostenido de esos esfuerzos por dimensionar la violencia en los contenidos televisivos, aquel acometido por George Gerbner y colegas. Comenzaron cuantificándola primero; se culminó eventualmente en una elegante y sugerente teorización sobre el cultivo de efectos del contenido violento en TV. Gerbner y sus colegas partieron hace ya mucho tiempo creando y operacionalizando episodios y luego un índice de violencia (cuestión nada de simple : ¿cómo contamos -enumeramos- aquello que estaríamos de acuerdo que serían unidades contables de violencia?), que progresivamente pasó a ser un perfil de violencia y eventualmente culminó en lo que es más conocido hoy en día, los indicadores culturales y la teoría (o hipótesis) sobre la cultivación de efectos (Ver referencias pertinentes en Bibliografía) . Para ilustrar apenas la posibilidad y los límites de esta aproximación, veamos un ejemplo temprano de análisis de Gerbner (en Ball y Baker, 1969): en las tres redes USA, durante la primera semana de octubre de 1967 y luego de 1968, se transmitieron 122 horas que constituían un total de 187 plays (obras televisivas, programas, teleseries). Hubo 455 personajes, 241 de los cuales fueron violentos. Hubo violencia en 149 plays (104 horas-programa), con un total de 847 episodios violentos. De todos los plays con violencia, 112 (79 horas-prog) tenían violencia significativa para la historia que se desarrollaba. Se contabilizó un total de 1215 eventos (encounters) violentos distintos. Estos números son apenas la materia prima elemental, y ya costaron considerable esfuerzo a sus generadores. Piense el lector hacia dónde podría conducir este esfuerzo, y qué habría que hacer para darle algún sentido. Por ejemplo, en qué contexto se produjo qué violencia, por quién, contra qué o quién, qué tipo de violencia, en qué programa, cuál es la unidad violenta, qué se entenderá por justificada o proporcionada, cuál sería real o verosímil, cuál caricaturesca, hay violencias inofensivas, si acaso caben esos términos, etcéteras. Todas esas preguntas entre centenares más debieron enfrentar tanto Gerbner como sus colaboradores, sin pensar siquiera aun en los críticos a dicho gigantesco esfuerzo. Una excelente discusión actualizada de la teoría de la cultivación la hizo recientemente Potter (1993). Su meticulosa revisión crítica no sólo pone de manifiesto los problemas teóricos, metodológicos y prácticos, inmensamente complicados, de cómo definir, cómo unitizar (cuál es la unidad de violencia que hay que contar--asunto nada trivial, repetimos), si contextualizar o no, cómo contar violencias, sino que también y sobretodo --aun si superados esos problemas-- la inherente fragilidad de las inferencias posibles. En particular Potter discute el cómo pasar de los significados de primer orden a los de segundo (el sistema de creencias) y luego, el procesamiento activo y diferenciado de los significados recibidos (o propuestos) desde distintos mensajes (y no un solo mensaje homogéneo, uniforme de la TV, en todo género y contexto), selectivamente vistos, por diferentes televidentes, en diferentes situaciones y contextos, etc). Por ejemplo (y siguiendo en parte a Potter, pero sin su lucidez), habría que plantearse si el ver tantas unidades de violencia en la TV, permite o no (a todos o a buena parte de los televidentes) llegar a la conclusión que el mundo de la TV es un mundo violento y perverso, y si así se concluyese (en el supuesto que se llegue a dicha conclusión), si esa conclusión sobre el mundo televisivo ficcional es transferible sin más a la inferencia que el mundo real también es un mundo violento y perverso. Hechas esas posibles pero no necesarias inferencias, y en tanto la TV cultivase la posible percepción (o convencimiento) de que en efecto sí lo es, y que hay muchas victimizaciones, y que uno (todo televidente, cual más cual menos) es potencial víctima o es victimizable, y que por tanto, hace falta alguien o algo que en este mundo real violento ponga más ley y orden etcéteras bueno, entonces tendríamos evidencias para indicar que la TV cultiva efectos a la larga funcionales a un sistema social conservador y protector de lo que ya hay contra las expresiones violentas de algunos otros contra todos nosotros los victimizables No caricaturizo, solo parafraseo la complejidad inferencial. Sería injusto así tratar al aporte de Gerbner: lo que he hecho es ilustrar desde fuera, como lego, cuán complicada es la argumentación y por tanto cuán compleja se hace toda la construcción tanto teórica como metodológica para sustentar una propuesta atractiva. 3°. EFECTOS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL. Hay poca certeza en el ámbito de los efectos de la comunicación masiva en general; en rigor, lo que hay es una serie de replanteos teórico-metodológicos sustanciales que cuestionan radicalmente la propia noción de efectos en el sentido más estricto del término. Se prefiere ampliar el concepto de efectos --y/o escamotear la incertidumbre, la cual tiene tanto que ver con la noción misma de efectos como con las posibilidades (in)ciertas de medirlos- a el de la TV como una influencia socializadora de primer orden. No voy a inmiscuirme en el tema de los efectos de los medios, ni de la TV en particular, salvo para recoger un par de planteamientos sintetizadores. Es, en verdad, muy difícil separar los efectos específicos que podría tener la TV en el contexto de múltiples otras influencias interactuantes. Cumberbatch (1987) categórica y simplemente plantea que: pese a un sostenido interés en efectos, hay un patrón decepcionante de hallazgos a través de una amplia gama de tópicos. La evidencia para una influencia directa es generalmente débil, con muchos resultados triviales reportados y que son en sí controvertidos (p. l ). Más directamente aun, señala que La historia de la investigación en comunicación social está notablemente carenciada respecto a alguna evidencia clara de la influencia precisa de los medios. Abundan las teorías, se multiplican los ejemplos, pero los hechos convincentes que un contenido medial específico está confiablemente asociado con efectos particulares han probado ser bastante escurridizos (elusive) Sólo en el tema de violencia (agrega) parece haberse ofrecido alguna evidencia investigativa sustancial para apoyar las preocupaciones públicas. Pero esta evidencia investigativa sigue siendo controvertida. (p. 25) Valga la advertencia que las pesimistas o quizá desilusionantes palabras anteriores no implican la conclusión que no haya efectos, sino que simplemente, desde la perspectiva del quehacer científico, la cuestión es controvertida y no implica abandonar el esfuerzo, sino redoblarlo, con plena o mayor conciencia siquiera de lo complejo que resulta. Es esto también lo que explica la gran cuantía de estudios. Como vimos, sin embargo, no se trata de una cuestión numérica, sino más bien de qué, cómo y por qué se ha investigado. Se trata también de la direccionalidad y utilidad de tanto esfuerzo, de claridad respecto a puntos de partida y también de llegada. Es preciso recuperar también de Cumberbatch esta cita de Feshbach (1988): podría argumentarse que la preocupación por resultados de investigación definitivos ha servido para ofuscar a impedir la implementación de políticas sociales significativas respecto a niños y TV. Este es un aspecto central a tener en consideración en la ya complicada relación entre investigar, orientar y producir TV. En efecto, a la investigación hay que situarla en contexto: no se trata solo de qué se investiga, y cómo, y qué resulta de todo ello. Cabe preguntarse si alguna sociedad alguna vez esperó datos certeros e incontrovertibles de investigación antes de responder a preocupaciones sociales. Si así fuese, la evidencia anterior indica que se corre el riesgo que se podría seguir esperando por siempre la evidencia significativa definitiva, y con más de una razonable duda de si ésta alguna vez se alcanzaría. En cambio, a fuerzas del congelamiento en el estudio de efectos relevantes de los medios (los micro estudios de escasa trascendencia social y/o que puedan afectar a un microcompartimiento de alguna teoría sobre efectos prosiguen y están presentes en las páginas de varias revistas académicas), se ha vuelto a una afirmación más general --casi una refundación del campo. Como lo planteaba el InformeTen Years Later.. (NIMH-1982), a diez años del megaproyecto sobre TV y violencia, la TV se ha trasformado en un agente socializador fundamental. También influye en cómo la gente piensa sobre su mundo. Hay actitudes influenciadas por la TV. Desde la preocupación centrada solo en la violencia, se amplió sustancialmente el marco. Así se reafirma la poderosa influencia de la TV : ésta es una formidable educadora cuyos efectos son omnipresentes (pervasive) y acumulativos (..) es una parte significativa del proceso total de aculturación. (..) Y los desarrollos tecnológicos futuros en programación, distribución y use televisivo probablemente aumenten su influencia potencial sobre el público. () El hecho fundamental es que la TV es parte tan grande de la vida cotidiana, continúa el Informe, y su papel socializador es casi comparable al de la familia, la escuela, la iglesia.. (p.87). Poderosas afirmaciones viniendo de quien viene. Citas similares hay en otros autores, desde luego. Quise destacar ésta porque revela sintomáticamente los cambios paradigmáticos fundamentales al interior de un modo particular de hacer ciencia y de intentar comprender las relaciones entre TV y comportamiento. Todo ello lleva al estudio de la TV y los niños bajo nuevas consideraciones, y con distintas perspectivas. También, en cierta medida, junto a otros factores de los desarrollos sociales y científicos, sociologiza el debate, contrapesando el excesivo sesgo psicologista que le había caracterizado. Las implicaciones son fundamentales en términos teóricos y metodológicos --inclusive permiten un más fluido diálogo entre paradigmas y cosmovisiones, y por supuesto tienen seria incidencia en la naturaleza y tipo de las políticas de intervención social que sean deseables y posibles en el tema niños y TV. 4°¿CAUSA VIOLENCIA LA TELEVISIÓN? Estancamiento, en parte producto de todas esas disputas ya largamente consideradas o sugeridas aquí, en el establecimiento de una certidumbre científica sobre la relación causal entre violencia televisiva y conductas agresivas, luego de más de tres décadas de todo tipo de investigación imaginable al respecto, entendiéndose que esta temática ha sido la vertiente central hasta no hace tanto --y que sus fracasos relativos en establecer algo quizá hayan disminuido el interés por expandir la agenda de tópicos investigables de modo similar, en relación causa-efecto algo simplista. La pregunta ciertamente más investigada en toda la historia de la investigación en comunicaciones de masas, y la de mayor debate público también, ha sido la de la posible relación causal entre ver TV (ver violencia televisiva) y el subsecuente efecto sobre los niños (actitudes o comportamientos violentos o agresivos, de corto o largo plazo). Es menester recurrir a dos citas fundamentales del Informe al Cirujano General de 1972. Advierte este ponente, sin embargo, que ésta es una cuidadosa redacción consensuada de un Comité Científico que muy bien sabía el impacto social y en particular sobre políticas a industria televisivas que sus conclusiones --y en particular esta socorrida cita-- tendrían. Y además, sugiere que el lector no se contente con este par de párrafos sintetizadores a juicio de la propia Comisión, sino que al menos recorra partes del Informe completo. Comprenderá mejor el sentido y alcance de las frases que siguen si se da la molestia de mirar aun si por encima apenas ese informe resumen del trabajo de la Comisión y colaboradores. En tanto, vaya mi traducción literal de los tan socorridos párrafos: Por tanto, hay una convergencia de la evidencia experimental bastante sustancial para una causación de corto plazo de agresión entre algunos niños por ver violencia en la pantalla, y de la mucho menos certera evidencia de los estudios de campo que una extensiva videncia de violencia precede a ciertas manifestaciones de largo plazo de comportamiento agresivo. Esta convergencia de los dos tipos de evidencia constituye una indicación preliminar de una relación causal, pero falta por hacer una buena cantidad de investigación antes que uno pueda tener confianza en estas conclusiones. (p.10) (..) Así, los dos conjuntos de hallazgos (los experimentales y los de campo) convergen en tres aspectos: una indicación preliminar y tentativa de una relación causal entre ver violencia en televisión y comportamiento agresivo; una indicación que cualquier relación causal opera solamente en algunos niños (que están predispuestos a ser agresivos); y una indicación que opera solo en ciertos contextos ambientales. Tales conclusiones tentativas y limitadas no son muy satisfactorias. Representan substancialmente más conocimiento que el que teníamos hace dos años atrás, pero dejan muchas preguntas sin contestar (p. 11). Unos pocos años después, tras la exhaustiva revisión de Comstock y sus colegas (1975), éste agregará que la evidencia revisada (los más de 2,200 textos que se revisaron para elegir los 450 clave), es efectivamente convergente, y que las aparentes disputas entre autores no son tan efectivas y drásticas como en realidad se perciben. Insiste en que la defensa del efecto existe en virtud de la fuerza de la convergencia de tantos disímiles estudios, y que ahora habría dos pasos que dar: a) explicarse el cómo de los efectos y b) centrar la discusión (y enfrentar el conflicto real que sí existe entre los autores) en el criterio para alarmarse ante los efectos, y de qué modo evaluar la evidencia para decidir ciertas políticas. Es en estos aspectos donde existiría una real controversia que, por lo demás, saca la discusión del campo de la disputa intracientífica y la devuelve al punto y al lugar que originó esta preocupación: el de la sociedad real. Algo más cauto respecto a los resultados concluyentes citados, y peor aun, su supuesta convergencia, es el propio Informe de puesta al día del NIMH, diez años después: afirma que pese a todos los estudios, las conclusiones no son totalmente inequívocas. Agrega que, en todo caso, no debe pasarse por alto que los estudios que apoyan la relación causal demuestran diferencias grupales. Ninguno apoya para individuos particulares. Y ningún estudio inequívocamente confirma la conclusión que la violencia de la TV lleve a comportamiento agresivo. Más importante que aquello, sin embargo, y sin minimizartal precisión metodológica fundamental, es que el Informe 1982 ya indica que los televidentes aprenden más que violencia o comportamiento agresivo de la TV. Y que interesan, en este caso, ciertamente más los procesos que podrían eventualmente producir comportamientos violentos. Más aún, que en ese punto el aprendizaje observacional, madurado, es hoy (1982) replanteable en términos de procesamiento cognitivo. No vamos a desarrollar aquí las principales hipotetizaciones sobre la posible relación causal entre violencia televisada y agresión en televidentes. Pero baste recordar, como simple mención, las nueve hipótesis que Buckingham (1987) explícita como posibles mecanismos psicológicos por los que se produciría: Imitación o modelación -- aprendizaje social; Identificación (muy vinculada a la anterior, que es la predominante); GatillamientoTriggering (de Berkowitz, más estrictamente behaviorista); Instigación (o arousal); Catarsis (ver violencia libera, evita o reemplaza ejercerla; con muy pocos estudios que la apoyan; Feshbach); Desinhibición (de Belson; ver excesiva violencia televisada puede debilitar las inhibiciones para ejercerla); Simple Refuerzo (parte de la teoría standard de Klapper sobre efectos de los medios, que solo refuerzan predisposiciones de la audiencia); Cultivación (Gerbner, ya discutida). El autor indica que su secuencia de hipótesis avanza del corto al largo plazo, y que tiene implicaciones de método preferencial, desde experimentos hacia surveys. Lo complejo de toda esta larga historia sobre violencia, TV y niños, en ese orden, es que, al decir de Buckingham, no estamos más cerca hoy de comprender si la TV provoca violencia que hace treinta años atrás. En tanto, han surgido recién, porque se habían dejado de lado, preguntas potencialmente más interesantes y productivas. Una de ellas, por ejemplo, es cómo los propios niños, sujetos pasivos de tanta indagación, hacen sentido de la TV (p.3). Concluyo esta sección señalando que no he abordado, aunque es muy relevante, qué es violencia. Analizar cómo ésta es definida, conceptualmente, por distintos investigadores, depara más de una sorpresa. Aun si hubiese consenso, que no lo hay, es más interesante todavía escudriñar cómo ha sido operacionalizada en cada estudio. Usualmente, estas cuestiones se omiten. Y reificamos un concepto abstracto y polivalente aunque en apariencia uniforme y tan obvio que no se precisa. Se descontextualiza esta violencia además del propio mundo de la TV, por no decir del mundo real, y con ignorancia o prescindencia de quién comete qué, en qué situación, con qué justificación, en cuál género televisivo y, por supuesto, a quién se tiende a victimizar. Ninguno de estos asuntos puede estar ausente de una discusión relativa a las valoraciones sobre contenidos de violencia en TV. 5° EL NIÑO, COMPLEJO PERCEPTOR ACTIVO DE TV Desplazamiento del interés desde los efectos (sin resolver esta problemática) hacia los procesos psicológicos subyacentes (y en huida del behaviorismo simplista y del aprendizaje social): una concepción del niño como constructor activo de significados y de sentido, a inversión de la relación TV-niños hacia una que privilegia al niño cognitivo (y no tanto aun en los aspectos emotivos), con creciente reconocimiento del entorno social en que se desarrolla el niño, y particularmente el replanteo de la relación televisiva del niño receptor o perceptor activo (y deseablemente crítico --o formable como tal) dentro de complejos contextos sociales mediadores como categorías centrales de análisis, destacando en particular la familia y la escuela. (..) Lo que afirmo es también una generalización de alto nivel. Hay limitaciones evidentes en las primeras propuestas cognitivas, con un énfasis nativista, ausente de contexto, cuando lo que hoy en día se plantea es que la construcción de significados es una acto social, un hecho oscurecido por el énfasis de algunos en los procesos mentales internos (al decir de Buckingham). Del mismo modo, hay también críticas al descuido por el factor emotivo, al dar primacía a los procesamientos puramente cognitivos. Distinto es decir algo sobre cómo los niños producirían significados, dice Buckingham, que explicar el placer de ver TV. Se trate de saber también cuál es la experiencia emocional, cómo se sienten, y no solo como procesan TV. Ahora bien, tampoco a un planteo de psicología del desarrollo le es ajena una concepción, una imagen valorativa por así decirlo, del niño. Al decir de Phoenix (1987), hay una cierta concepción de la niñez en este enfoque: un niño activo, conceptualizado como requerido de jugar, y con cuidado adulto. Esto implicaría que ciertas actividades se consideren o piensen más adecuadas (y no tanto la TV que se vería más pasiva). Hay ideas con raíces filosóficas y religiosas sobre la pureza a inocencia del niño, y la necesidad de protegerle del mal. Por tanto, indica Phoenix, se da una creencia dual de niños que construyen activamente su conocimiento, pero que al mismo tiempo deben ser protegidos de ciertos conocimientos o serán corrompidos pasivamente. Como se ve, no todo avance en la ciencia se inocenta de valoraciones y presupuestos no explicitados subyacentes. El Informe Pearl/NIMH 1982 se detenía ya hace una década en los procesos cognitivos que el niño pone en juego ante la TV. Se trata de estrategias cognitivas a aprender, y particularmente complejas, que determinan cuánto sentido le dan diferentes niños a lo que acontece en la TV según diversos momentos de su desarrollo de capacidades conceptuales, que varían conforme a la edad. Abordar tales procesamientos cognitivos significa un detallado desglose de todas las habilidades que se ponen en juego, desde el poner atención (y qué es lo que atrae la atención), pasando por lo que significa la comprensión de aquello que se ha atendido, y el procesamiento del contenido, que a su vez implicará conocer y aprender formas narrativas, convenciones televisivas. Todo esto no hace sino resaltar el carácter activo del ver TV. Pero por activo que sea, es también bastante evidente que se van logrando mayores y distintas habilidades para ver y procesar TV en el propio proceso de ir creciendo. (Pearl/NIMH/HHS, 1982). Mayores referencias sobre estos aspectos pueden hallarse, por ejemplo, en el libro Childrens Understanding of Television (1983 ), de J.Bryant y D. Anderson (comps.), que recopila una docena de contribuciones investigativas sobre aspectos particulares y diversos de la atención y comprensión televisiva de los niños. 6°.LA INCERTIDUMBRE ACTUAL: DEL SIMPLISMO SOFISTICADO A LA SIMPLICIDAD PROFUNDA. No es de extrañarse, luego de este recorrido, y para sintetizar las cuestiones de método, que haya genuina incertidumbre metodológica, búsqueda casi infructuosa de paradigmas integradores, y a veces descalificaciones apriorísticas de aproximaciones metodológicas viejas o nuevas. Simultáneamente, apreciamos un redescubrimiento y refinamiento de aproximaciones cualitativas ya no como coartadas ante la cuantificación y el empiricismo vulgar, como asimismo el retorno a metodologías simples para reencontrarse con elementales verdades y objetivar una vez más y desde los niveles más básicos la nada simple relación niños y televisión (..) Aliado a esto, y en difícil coexistencia con la tradición anterior, de naturaleza más empírica (que insistimos no equivale a empiricismo), se mantienen propuestas alternativas de las corrientes críticas, más centradas en ámbitos macro, socioculturales, herederos de las lecturas ideológicas de los medios y sus mensajes, que en el paroxismo sería, aparentemente, solo uno, incesantemente reproducido. Ya sabemos también a dónde conduce todo ello. Lo interesante aquí está en un redescubrimiento de los aportes genuinamente reveladores de estas aproximaciones, que permiten iluminar desde otra perspectiva un ámbito algo cansado y cansador. A condición, claro está, que sean tomados estos aportes como propósitos sugerentes, como interpretaciones de nivel superior, pero susceptibles de traducirse a algunos modos de verificabilidad, a algún anclaje empírico no anecdótico. 7°. ¿HACIA UN NUEVO PUERTO SEGURO? Toda esta breve aunque larga mirada al pasado que refleja (desde una perspectiva muy globalizante, es verdad) más continuidad que quiebre en el avance científico respecto a niños y TV, era necesaria para entender que también hoy como ayer, y en el campo del quehacer científico, hay miradas mágicas, si bien más sofisticadas (nos parecería hoy), y también lúcidas propuestas teóricas entusiasmantes a la vez que aterradoras en tanto pretenden comprenderlo todo en su --nos lo enseña el pasado-- inabordable complejidad. No por nada investigadores sensatos y brillantes, aun hoy en el tapete de la discusión actual, y no olvidados ni prescindidos, plantearon en su momento soluciones aparentemente simplistas. Es precisamente por la complejidad del proceso que uno puede explicarse (como lo sugiere el Informe Pearl/NIMH de 1982) que cada investigador trate de simplificar el problema limitando el estudio a un aspecto. Agreguemos que tras ello hay, por supuesto, una cuestión epistemológica, y de cómo se concibe tanto el fenómeno como los modos de construir conocimientos. Pero en términos prácticos, ésta es una lección, lección que se nos puede pasar por alto al buscar otra vez, una vez más, la piedra filosofal. Cito al psicólogo David Krech (citado en Finn, 1992 ): No hay fenómeno, por complejo que sea, que al ser examinado cuidadosamente, no resulte ser sino más complejo aún. Es precisamente lo que me temo respecto a las propuestas de mediación (un planteamiento teórico en plena vigencia a estos momentos) si son mal tomadas, si son enfrentadas como otra nueva moda en la teorización y la investigación de la comunicación en América Latina. Porque el anverso necesario de Krech sería que ante tamañas complejidades, más fácil y obligatorio será refugiarse en simplicidades y repetir impensadamente lo que alguien que sí se metió en complejidades propone para pensar ordenada y profundamente, mas no para adoptar como moda. La propuesta teórica de las mediaciones, por lo demás, tampoco es todo aquello que hoy en día quisiera abarcarse respecto a los mundos televisivos en sus interacciones con los reales, y además, por su carácter refundacional del campo, en momentos casi parece haber abandonado el objeto de estudio en pos de una mejor explicitación del abordaje y del método para hacerlo. La cuestión macro de efectos mediales siquiera plausibles, inclusive de los deseables y propiciables (intervenibles), ha sido dejada de lado en pos de adentrarse en la barroca arquitectura de las mediaciones. Tortuoso camino éste, distractor para muchos, pero también susceptible de recorrerse de modos menos complejos y con recomendaciones a intervenciones posibles, deseables y justas para el conjunto social y para una más transparente y democrática relación entre audiencias activas y críticas, niños incluidos, y medios responsables, televisión incluida, en tanto entes de servicio público. El brillante investigador Guillermo Orozco (ver Orozco 1990, 1991) es uno de los más lúcidos proponentes latinos del proceso de recepción televisiva activa de los niños y de las necesarias y objetivas mediaciones sociales, en particular la de padres y escuela. Se trata de mediaciones que inevitablemente suceden, como condicionamientos, y no de una deliberada intención mediadora, que es ciertamente posible y plausible y que de hecho fundamenta o justifica teóricamente a las intervenciones tales como las de recepción crítica y de educación para los medios. Plantea Orozco: La relación receptores-televisión es necesariamente mediatizada; (la estrategia metodológica del autor es que) en lugar de tratar de librarse de ruidos, se incorporan como elementos situacionales y contextuales que influyen el proceso de la percepción y conforman la apropiación el mensaje televisivo. (1990). Tiene a su haber el autor, a más de su propuesta estratégica, que efectiva y no ilusoria o anecdóticamente respalda su elegante construcción teórica con datos empíricos (a su modo, desde luego, y perfectamente legítimo éste). Mi temor surge cuando veo (y leo al citársele) que una propuesta de aproximación metodológica efectivamente estratégica es recuperada ya no como eso, sino como un hecho, como un reemplazo cómodo de la búsqueda de evidencias-- cualesquiera sean los caminos para hallar y constituir evidencias-- como un nuevo catecismo que, otra vez, una vez más, evite el paso por lo real. El que cierto aserto provenga de Orozco es una formidable invitación a investigar, a inclusive a investigar en pequeño (porque se tiene una propuesta paradigmática en la cual darle sentido grande a lo pequeño), y jamás un pretexto para obviarse investigaciones de cómo es que se dan las diferentes mediaciones y cómo es que afectan de modos similares y diferenciales a distintos niños en distintos contextos ante distintos mensajes televisivos propuestos. Ahora bien, hay pocos estudios de mediación cuantitativos. Uno reciente es el de Erika Austin et al. (1990). Ella y sus colegas plantean que la comunicación interpersonal familiar ayuda a formar percepciones del mundo real, que posibilita comparar, frente a posibles percepciones de realismo de la TV a identificación con personajes, y que es más exitosa respecto a aquel mundo más cercano a la casa; los padres median percepciones de similaridad. Y aunque no hubiese una fuerte mediación familiar activa, agregan, no debe olvidarse que los niños (y consideran los niños en tres edades, de tercero, sexto y noveno grado) aplican estrategias intrapersonales más o menos sofisticadas para la información televisada. No absorben como esponjas. (Austin et al, 1990). Lo importante del estudio de las mediaciones y, por qué no, dentro del ambicioso marco propositivo teórico de Orozco, es que permite, en tanto las mediaciones primordiales se hallan postuladas bajo la forma de entes identificables (y no categorizaciones abstractas) tales como familias, escuelas y profesores, grupos. Y agreguemos la propia televisión como mediadora de sí misma y como mediadora a su vez para la propia mediación de aquellos y otros agentes interpersonales. Esta última cuestión no está tan estudiada, y es susceptible de muchas proposiciones prácticas que impacten en políticas en programación y en producción televisiva. Que tampoco sea tan novedoso lo revela esta cita de Himmelweit en 1957, cuando hace un llamado a padres y educadores: podría enseñarse cómo utilizar mejor la TV. Si no, el desarrollo del gusto, la habilidad de ver críticamente, quedará librada muy al azar . Es que la mediación es también el nombre para lo que es una parte de ella, la mediación intencionada: media literacy o alfabetización medial, recepción o lectura crítica Y a estos también falta, por lo demás, investigarlos y evaluarlos. En efecto, y junto a ellos, cabe también dirigir miradas investigativas y evaluativas a la provisión televisiva de contenidos positivos (como algunos les denominan), o prosociales, como también al apoyo de la TV al propio proceso de desarrollo de habilidades cognitivas, emotivas y sociales de los niños (si se postula o se sostiene empíricamente que el niño es activo, no cabe duda que está procesando también los propios modos que la TV le ofrece para procesar cognitivamente, ciertamente diferentes a los que la familia o la escuela podrá ofrecerle). En el Informe Pearl/NIMH 1982, se plantea que potencialmente, los niños pueden aprender comportamiento social constructivo. Pero no está claro si estos beneficios efectivamente se están logrando. Falta más investigación. Más allá que ese tipo de programas producen ciertos cambios de conciencia ante la TV, está aun por demostrarse cuáles son los efectos de más largo plazo de una genuina recepción crítica en el hogar, o de un menor consumo, o de un consumo más selectivo, concluye dicho Informe. Que esto se puede investigar y se lo ha hecho lo demuestra una bibliografía especializada del Childrens Television Workshop, productores, entre otros programas educativos, de Sesame Street (diferente de Plaza Sésamo, coproducida con Televisa, México). Una reciente bibliografía selecta de investigaciones exclusivamente referidas a ese programa, y de dominio público (CTW hace mucha evaluación formativa interna que no es necesariamente publicada, ni está en esa lista, pero que alimenta ágilmente sus procesos de creación, producción, y revisión), según mis cálculos manuales, lista unos 450 autores distintos, con un total de más de 600 artículos, en el lapso de veinte años, 1969-1989. Se concentran en el impacto educativo (175 textos), desarrollo social y emocional del niño (62) y atención comprensión (120). (CTW, 1990; mis cifras). Se podrá contraargumentar que es un esfuerzo costoso y difícil de sustentar. Quizá lo sea, en ciertas ocasiones, pero hay múltiples ejemplos que le constan personalmente a este autor de micro investigaciones particularmente iluminadoras para la relación niños y TV de costo casi cero, a no ser por la voluntad y el entusiasmo de estudiantes avanzados de investigación de la comunicación. 8°.LA RELACIÓN AUSENTE ENTRE PRODUCTORES, CREADORES E INVESTIGADORES. Hechas ciertas excepciones nada despreciables, particularmente: i)las de evaluaciones formativas en televisión intencionadamente educativa o prosocial; ii)aquellas mediciones cuantitativas o cualitativas imprescindibles para siquiera una mejor relación con las audiencias infantiles a conquistarse o mantenerse por necesidades competitivas de la industria televisiva, y iii) ciertas investigaciones encomendadas por consejos normativos o regulatorios (y a veces, por grupos de interés o presión serios y responsables), subsiste en general una poco fructífera relación sostenida, mutuamente beneficiosa, respetuosa y no adversaria, entre comunicadores de la industria televisiva y académicos a investi- i gadores de la comunicación. Esto nos hace abogar por la necesidad de replanteamiento de la utilidad social del quehacer investigativo y condiciones que lo facilitarían: un desafío para Chile hoy, y que espero abordemos en el transcurso de este evento. Allí espero aportar verbalmente ciertas experiencias acumuladas en mi propio quehacer en este y en similares campos. 9°.NUEVAS ESTRATEGIAS Y SOCIALMENTE MENOS AUSENTISTAS. PRACTICAS INVESTIGATIVAS Para ayudar a remediar la situación de aislamiento o ensimismamiento mutuo mencionada, hay tanto por hacer, y en parte es tan simple-- o podría serlo: -hay que racionalizar el debate niños y TV; -hacer investigación y hacerle responsable de propuestas útiles para el quehacer televisivo; -socializar el conocimiento acumulado, inclusive y sobretodo señalando las áreas de vacíos, ignorancias y prejuicios infundados; -fomentar aunque sean micro experiencias investigativas, de bajo costo y con múltiples actores que vayan dando cuenta de la inconmensurable complejidad del campo y sus múltiples ámbitos susceptibles de mejor conocerse, -para así conformar una masa crítica de entusiastas a interesados en sostener y revitalizar la investigación y su use en el campo TV infantil; -mejorar lazos entre productores, reguladores, investigadores, públicos; -escuchar a muchos, y sobretodo a los otros, y hacer sujetos activos a los objetos de estudio; -comprender las propias lógicas del que hacer televisivo (infantil o no) como condición elemental de realidad; ..etcéteras. Estas son apenas algunas ideas de entre tantas que entre todos debiéramos construir y compartir. Todo esto debiera llevarnos a una estrategia investigativa multifacética que enfatizase quizá más el cuántum de investigaciones por ahora que la adherencia estricta a modos particulares de hacer investigación. Esa crítica metodológica bien puede venir después, y necesariamente surgirá de ella además. Entretanto, ¿hay efectos de la investigación sobre políticas de TV y sobre programación? Buckingham plantea, para su entorno, que probablemente es muy poca la diferencia que dicha sumatoria incierta de investigaciones haya logrado. Y agrega, no sin cierta ironía y parafraseando el estado del arte que, también, probablemente, sea un efecto indirecto, de largo plazo, y con muchas variables intervinientes. Esto es obvio, tanto por razones de los comunicadores y productores y de la industria televisiva en general, como por las de los académicos a investigadores. Pero si los primeros bien harían en prestar atención a lo que una reflexión científica fundada en datos empíricos podría aportarles para una mejor TV, los segundos necesariamente deben abordar la investigación del quehacer televisivo y de sus productos con mayor comprensión de las lógicas de un mundo ciertamente distinto y particular, y con menos elitismo despreciativo y propuestas descabelladas. Quisiera, a la luz de mis propias y limitadas experiencias de relacionamientos entre ambos ámbitos, no exentos de conflictos, pero al fin y al cabo, plenas de aprendizajes mutuos y de concordancias operativas útiles, ser optimista en la esperanza de una mejor relación entre estos dispares mundos. Y prefiero entonces volver, para terminar y para comenzar, a un maestro que nunca me hizo clases, pero que fue maestro para mis maestros, y un incurable optimista. Pese a lo críticos que éramos respecto de sus enseñanzas, que es como él lo habría querido, es también el responsable de mi entusiasmo por mi campo actual, el de la comunicación puesta al servicio de un desarrollo humano y social más solidario y equitativo, cuando otras esperanzas y sueños ya no estaban con nosotros. Decía Wilbur Schramm, hablando de su televisión para su país, allá por 1960: Es difícil para nosotros imaginarnos que la televisión fuese diferente. Y sin embargo, no necesariamente debió desarrollarse en su modelo actual. La mayor parte de los sistemas nacionales de TV del mundo se han desarrollado bajo patrones muy distintos (..) Ya no es posible volver a ese camino (el alternativo que describió--ECB), pero por otro lado no es totalmente necesario que sigamos nuestra ruta actual hacia un lúgubre final. (p.176) Y concluía: Enfrentamos un problema de cooperación y conservación. Tenemos un recurso en los niños, y un recurso en la televisión. Nos preocupa que la televisión fortalezca, y no debilite, el recurso humano. Esta finalidad puede lograrse más fácilmente, más efectivamente, no por actividades unilaterales () sino más bien movilizando todas las fuerzas clave de la sociedad que tienen que ver con la relación televisión y niños. Debe ser un esfuerzo compartido para alcanzar una responsabilidad compartida. (p. 188) Tres décadas atrás ya fue dicho, y es un desafio aún pendiente. REFERENCIAS. Esta no es una bibliografía sobre el tema, sino solo un listado de aquellas referencias que fueron directamente usadas para esta ponencia. Hay muchas omisiones deliberadas, en función de los alcances solicitados para la ponencia:: por ejemplo, todos los aportes desde o para Chile, o aquellos que otros desarrollarían, y también una visión más ampliada del tema (en sus orígenes, el tema de mi ponencia versaría solo sobre Niños, TV y Violencia, posteriormente se me amplió su alcance). Otras omisiones son, naturalmente, producto de mi propia ignorancia. De tal modo, no puede sino considerarse complementaria a otras referencias y bibliografías indicadas en el contexto de este Seminario. La importancia relativa y la especificidad de cada texto se encuentra, a juicio de este autor, expresada en el cuerpo de la ponencia. Austin, Erica W., Don Roberts, C. Nass (1990) Influences of Family Communication on Childrens Television-Interpretation Processes. Communication Research, vol 17: 4. Baker, Robert K. & Sandra J. Ball (autores y compiladores) (1969)Violence and the Media: A StaffReport lo the National Commission on the Causes and Prevention of Violence. Vol XI, Mass Media and Violence. Washington, D.C. 614 págs. (No cito aquí cada uno de los principales estudios aquí contenidos, unos pocos fueron mencionados en la ponencia). Bandura, Albert (1973) Aggression: A Social Learning Analysis. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall. (entre este libro y el artículo que sigue hay innumerables otros artículos de Bandura reportando sus experimentos). Bandura, Albert, D. Ross, & S. Ross Transmission of Aggression through Imitation of Aggressive Models. Journal of Abnormal and Social Psychology, 63, pp 575-582. Berkowitz, Leonard & R. Ginn (1966) Film Violence and the Cue Properties of Available Targets Journal of Personality and Social Psychology, 3, pp. 525-530. Bogart, Leo (1973) Warning: The Surgeon General Has Determined that TV Violence is Moderately Dangerous lo Your Childs Health, Public Opinion Quarterly, POQ, Vol. 36: 4, winter 7273. Bryant, Jennings & Daniel Anderson (autores y compiladores.) (1983) Childrens Understanding of Television: Research on Attention and Comprehension. New York: Academic Press. 369 pigs. Buckingham, David (1987) "Children and Television: An Overview of the Research. Paper (Ponencia) presentado al British Film Institute 1987 Summer School. Londres: BFI Education. Chaffee, Steven H. (1972) Television and Adolescent Aggressiveness: Overview, en Television and Social Behavior, vol 111. (NIMH, Comstock & Rubinstein, eds.). Childrens Television Workshop, Research Division(1990): Sesame Street Research Bibliography: Selected Citations relating lo Sesame Street,1969-1989. New York: CTW. Communication Abstracts(1990-1993), An International Information Service. Sage Periodicals Press. Communication Abstracts, bimestral, revisa y resume artículos de múltiples fuentes relativos a la comunicación, incluyendo libros. En un conteo reciente contabilizamos un total de 185 revistas académicas (Journals). No hemos presentado en este documento todo el resultado de nuestra búsqueda. Comstock, George (with the assistance of F. Christen, M.Fisher, R.Quarles, W.Richards) (1975) Television and Human Behavior: The Key Studies. Santa Monica, CA: The Rand Corporation. 251 pigs. Comstock, George & M.L. Fisher (1975) Television and Human Behavior: A Guide lo the Pertinent Literature. 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Tengo la sensación que tendemos a considerar sólo uno de cinco actores como productor de conocimientos sobre el tema de televisión-niños; ese actor es básicamente la academia, o la investigación tradicional que se hace en universidades, en distintas escuelas y que tiene su propia lógica de reproducción, de debate y crítica, y de avance, que, en todos estos años ha sido bastante difícil, particularmente ante la abundandísima literatura, esfuerzo y vidas de personas como nosotros, dedicados a estas materias; sin embargo los avances y las conclusiones definitivas son bastante escasos. Tengo la impresión que si ampliáramos la visión de quienes producen conocimientos en esta materia, se lograrían sinergias más positivas y se revelarían alianzas más fructuosas. Hay por lo menos, cinco actores que hoy en día, en Chile están produciendo conocimientos en torno a este tema televisión y niños; debiéramos ver como integramos la producción no habitualmente considerada académica, en términos de una acumulación para nuestra realidad. Un primer actor son, sin duda, los canales por separado; creo que cada canal, en la medida que crecen y se convierten en canales más potentes en su programación y en empresas más exitosas, van requiriendo información, estudios más sofisticados; eso lo estamos viendo en los canales grandes chilenos y vamos a tender a verlo cada vez con mayor sofisticación. Lo cierto es que esa información y ese conocimiento cae bajo una lógica de secreto industrial propia de una competencia económica; pero tiende a ser información altamente sofisticada en torno a las preguntas que se hace una industria que está creciendo y que quiere captar a más niños por más tiempo frente a las pantallas. Frente a esa demanda fundamental de la industria, la investigación tiene que producir un conjunto de conclusiones y evidencias que guíen a esa industria y que, a diferencia de buena parte de la acumulación científica, exige resultados; si no tiene resultados, ese conocimiento y esa información son desechados. En ese sentido tienen un test absolutamente claro, nítido y rápido para ir tomando decisiones. Un segundo actor que está produciendo conocimientos son, sin duda, las agencias de publicidad y los mediadores de las agencias. Hay ahí otro conocimiento que de nuevo cae bajo la lógica del secreto industrial, de la competencia económica; pero sin duda se está acumulando enorme conocimiento sobre los niños en tanto consumidores, como los niños pueden afectar a sus padres para consumir más; tales el objetivo sobre el cual van a ser solicitados por las empresas que demandan sus servicios. Existe ahí otro caudal de conocimientos para el cual se está captando psicólogos sociales, sociólogos, junto a especialistas de mercado, quienes estudian esa población, ya no como televidentes, como lo hacen como los canales, sino como consumidores. Un tercer actor que está produciendo conocimiento en Chile y que es casi el único conocimiento que socialmente es aceptado en esta materia es el People Meter como regulación de mercado. Hay ahí un conocimiento que, a diferencia de los anteriores, es público, y tiene que ser autónomo, y aceptado por el conjunto de los que participan de este mercado audiovisual. Creo que de esa información hay todavía un conjunto de subproductos y de material, que puede seguir siendo aprovechado en otras perspectiva y lo es, de hecho, en la crítica y por la opinión pública, y puede seguir siendo útil también para los investigadores para tener una visión periódica y actualizada de un conjunto de datos relevantes y comprobados con la manera más sofisticada -a pesar de las críticas que últimamente se han conversado sobre la materia sigue siendo el producto más potente. En cuarto lugar está el actor más tradicional, el actor de los académicos en Chile, y sobre este punto, yo tengo una versión menos optimista que el doctor Florenzano, en el sentido de la cantidad y calidad de la producción que se ha podido hacer en Chile. Yo creo que la verdad es que se necesita todavía un esfuerzo muchísimo más sostenido y persistente, una cantidad mayor de proyectos, una cantidad mayor de medios y de personal especializado que se dedique persistentemente a esta materia, para ir logrando un conjunto de resultados con mayor impacto en la comunidad, en los canales y en el quehacer científico. El quinto actor es el Estado propiamente tal y los servicios públicos, que, de alguna manera tratan de fomentar este sector a nivel general, como el Instituto Nacional de Estadísticas, sea a nivel de CNTV. Se necesita tener estadísticas oficiales en torno al sector, pues tiene que haber una información dura, de base, que puede nutrir la labor de académicos, la labor también del mercado de los canales y los canales por separado. Yo creo que ahí es donde hay que buscar una suerte de alianza fructuosa, y me parece muy interesante lo que está pasando en este seminario en el sentido que estos distintos aportes vayan encontrando puntos de encuentro. Los canales en conjunto no solo puedan hacer el People Meter, sino también pueden hacer otras investigaciones relevantes; y el Consejo Nacional de Televisión pueda hacer alianzas, también, con el sector académico, para ir haciendo en conjunto, o solicitar en conjunto mayores aportes estatales, vía FONDECYT para ciertas materias, etc, etc. Creo que hay que pensar en un campo de producción de conocimientos variados, múltiples, que producen distintos tipos de saberes y esos saberes tienen que potenciarse mutuamente. Diciéndolo de otra manera, creo que un Estado del Arte que se refiere solamente al saber producido por la academia es limitado; debiera integrar los otros saberes que se van construyendo, que son saberes que tienen sus intereses precisos, pero que tienen también resultados importantes. Transformaciones de la TV Una segunda preocupación es ir integrando las transformaciones que va teniendo la televisión y la industria televisiva en el tiempo; no pensar como si la televisión fuera estática, frente a niños estáticos, pues en la Televisión está ocurriendo un proceso gigantesco de cambios, cambios tecnológicos, económicos, tipos de programación que va a afectar la oferta y la recepción de parte de la audiencia. No estamos frente a los mismos problemas que se enfrentaban hace 30 años atrás, en los estudios que nos mencionaba Eduardo. Ni siquiera estamos en el mismo problema que se trató el año 85, aquí, en el Seminario sobre Televisión Infantil en el CPU, porque han habido cambios extraordinariamente veloces en estos ocho años en Chile, que hace que la televisión hoy día sea distinta. El Consejo Nacional de Televisión trajo hace dos semanas atrás un experto italiano que directamente hablaba del cambio de paradigma en el hacer televisivo. Estamos empezando a conocer y en los próximos años vamos a conocer directamente una televisión que tiene poco que ver con la que hemos conocido hasta ahora; ya no vamos a estar sujetos a pocos canales, básicamente estatales o universitarios, van a existir muchos canales y canales básicamente operando con lógicas comerciales, más allá de la propiedad que tengan. Vamos a estar ante una pantalla no sólo con el canal de televisión sino también con los videos juegos, cable, etc. El canal de TV va a tener que hacerse un hueco frente al mismo punto de salida, y para lograr cautivar audiencia va a tener que ser mucho más competitivo. Estamos frente a horas de audiencia que se han ampliado extraordinariamente, estamos hablando de una oferta que ha crecido enormemente; estamos hablando también de una televisión que se ha internacionalizado y en la cual, pensar en programas simplemente nacionales ya es muy difícil; empiezan a haber grandes alianzas internacionales, presentes, además, en Chile, no estamos hablando de cosas que están pasando afuera, en Europa; también estamos hablando de asociaciones cada vez mayores de la televisión con otros medios de comunicación. Este cambios, y son muchos más en la industria televisiva, no son en absoluto indiferentes en relación a la oferta que se hace a los niños; van ocurriendo claros cambios en la oferta. Es así, por ejemplo, vemos hoy día una disminución de los programas educativos, mayor dedicación a programas directamente recreativos para niños, prevalencia en los dibujos animados. Se empiezan a producir programas internacionales que cubren áreas geográficas distintas. Tenemos, por ejemplo, Nubeluz, un programa no solo para los niños peruanos, sino para los niños de todo el continente. Empiezan a aparecer, además, canales específicamente destinados a niños, y yo creo que éste es un punto muy relevante. Los niños constituyen una audiencia propia pero, además, permite, por decirlo así, una fuga de los padres que depositan el cuidado de sus niños en un buen canal de televisión; creo que se puede empezar a dar desigualdad en la televisión. Hasta aquí hemos tenido televisión igual para todos; de aquí en adelante, con en el nuevo concepto de televisión, no es claro que tengamos televisión igual para todos; es posible que se tienda a dar una desigualdad importante en la cual, la buena television para los niños esté concentrada, justamente, en aquellos niños que ya tienen una buena educación de sus padres, que van a buenos colegios, etc, etc...Por lo tanto, en la televisión también, se empieza a producir un forado de desigualdad. ¿En el fondo qué quiero decir con esto?...Que el Estado del Arte tiene que contemplar este tipo de fenómenos y las investigaciones tienen que dirigirse a estas transformaciones que van afectando a la oferta, pero también afectan a la demanda. Recomendaciones sobre calidad El último tema de preocupación sobre el Estado del Arte, es que las investigaciones tienen que responder, aunque sea parcialmente y de forma gradual, a la pregunta sobre cómo podemos mejorar la calidad de la programación infantil. Nos deben den pistas para mejorar la calidad de la programación infantil y esto es particularmente importante hoy día, porque no hay ninguna certeza que la programación infantil por si misma vaya a mejorar; al revés, hay buenas razones para pensar que va a disminuir su calidad a excepción de estos niños privilegiados que se conectan por cable a los canales de buena televisión infantil. Pareciera que los programas infantiles van a tender a ser más homogéneos, cada vez va a haber menos dinero para hacer innovaciones, vamos atener cada vez más programas estandarizados, de origen japonés o americano. Está, además, la posibilidad creciente de movilizar a la audiencia infantil hacia otros lados, no darles un programa específico para ellos, sino moverlos, por ejemplo, hacia programas para adolescentes, y por lo tanto ir sumando audiencias. Entonces estamos en una situación en la cual hay buenas razones para pensar que lejos de aumentar la calidad de los programas televisivo, va a tender a estabilizarse o bien, incluso, a disminuir. Por lo tanto, a lo que debiera ir respondiendo la investigación es a lograr avances al respecto, pero en este contexto actual. En ese sentido, creo que es fundamental lo que dijo la señora Gongalves en el panel inaugural, mencionando algunas experiencias exitosas a nivel internacional, para tratar de analizar los incentivos para producir una televisión de mayor calidad. ¿ Y cuáles son los incentivos ?... Se puede pensar en incentivos tanto económicos como incentivos simbólicos; estoy pensando en medidas de exenciones tributarias o medidas de subsidios estatales; hay que pensar en reconocimientos, formas de prestigio, formas de distinción que permitan que la gente que hace programación infantil, los canales que se atreven hacer programación infantil, sean estimulados a seguir haciéndola, que reciban de parte de la universidad y de la sociedad un reconocimiento importante. Creo que otra forma de estímulo sería que los programas buenos, que son considerados de calidad por la sociedad, sean no sólo dados por la televisión una vez, sino conservados como parte del patrimonio nacional, que sean parte de la educación, que estén en videotecas; esa es otra forma de incentivo. En el fondo, yo creo que ahí hay otro tema para el Estado del Arte, en el sentido de decir cuáles son los incentivos eficientes para mejorar la calidad. Por un lado los incentivos y las prescripciones dentro de una economía de mercado ... por otro lado, creo que también hay que ver cuáles son las regulaciones y proscripciones eficientes; esa es otra materia del Estado del Arte sobre la cual también me interesa ver resultados: ¿ cuáles son las regulaciones que realmente favorecen, y cómo hacer que los cinco agentes, al menos, que tienen que hacer esta regulación, funcionen de una manera armónica, motivada y con resultados? Cuando digo cinco agentes estoy diciendo que la regulación es una responsabilidad compartida y por lo tanto, hay que pensar en el Consejo Nacional de Televisión, encargado por el Estado y por la Sociedad de hacer la regulación general; pero también hay que pensar en el papel de la autorregulación de los canales, saber cómo los canales se pueden regular autoeficientemente, qué efectos han tenido los libros blancos y los códigos de ética que los canales se han dado, y que algunos canales chilenos están intentando. ¿Frente a la lógica comercial, los códigos de ética se mantienen?. ¿ Cómo podemos fortalecer esas medidas de autorregulación de los canales ?. ¿Cómo lograr la regulación de las familias?...¿Cómo hacer que las familias realmente regulen el consumo televisivo de sus niños?...¿Cómo contar con padres advertidos, educados, con herramientas culturales para realmente estar atentos a sus hijos?. La regulación escolar, creo que ahí hay un terreno enorme; el representante de UNESCO dio bastantes luces sobre el tema. Por último, está la regulación ciudadana. Hay un quehacer de los ciudadanos para regular la televisión; no tiene por qué descansar solo en una legislación eficiente, o canales con códigos de ética, o familias que realmente regulan, o un sistema escolar que empieza a procesar, y a convivir con la televisión, -después de 30 años como si no existiera- sino que también tiene que haber de parte de los ciudadanos movimientos que pujen y hagan fuerza por medidas de regulación. En ese sentido hay que visualizar qué experiencia existe en el mundo y necesitamos Estados del Arte sobre medidas ciudadanas que tienen impacto. Hoy en la actualidad, yo tengo la impresión que son los ciudadanos los que están demandando mejor televisión para los niños. Estas son tres áreas de preocupación que deben estar en los Estados del Arte y sobre los cuales también, tiende a haber, abundancia de opiniones y poco consenso en resultados. B)Ana María Arón Del Instituto de Sicología Pontificia Universidad Católica de Chile No queda mucho más que decir después de haber escuchado al expositor y al comentarista anterior. ¿Tranquilidad? La verdad es que escuchando el Estado del Arte que nos ha entregado Eduardo, que es un estudio muy exhaustivo de toda la literatura, una se pregunta: "Bueno, ¿ tendríamos nosotros que preocuparnos acerca de la televisión y los niños ?; como dicen muchos de los estudios, los niños parecen defenderse solos; aparentemente, muchos de los estudios indican que el niño y el joven no son un espectador inerme, no son tan vulnerables, por lo tanto deberíamos estar bastante tranquilos". Sin embargo, yo no me quedo tranquila, quizás porque tengo un televisor en mi casa y veo bastante televisión, y quizás porque estoy en contacto con los efectos que tienen los programas, y no sólo los programas; aquí se ha hablado bastante de la programación, pero no hemos hablado mucho de la publicidad, y de la publicidad en los niños y en los jóvenes. Trabajo conjunto Creo que aquí han salido temas importantes y el que a mí más me interesa es la necesidad de trabajar asociadamente en distintos sectores. Los académicos y los cientistas sociales han estado durante los primeros años de la televisión, en una especie de lucha, en términos de decir lo mala que es, lo negativa, los efectos adversos; y, por supuesto, la gente que trabaja en televisión y en empresas de publicidad, han estado en la postura de defenderse. Yo creo que la televisión ya está instalada en nuestras casas. Aunque como se dijo aquí, siempre que aparece un nuevo medio, aparecen muchas personas que piensan que va a ser muy negativo pero luego pasa, yo creo que la televisión tiene cierta características distintivas con los libros y con el cine, De hecho, para ver televisión no hay que saber leer, lo cual significa que analfabetos y niños muy pequeños están expuestos. Segundo, la televisión está instalada, según algunos como un intruso o como un invitado en nuestras casas y en nuestros dormitorios. Yo creo que cualquiera que tuviera un invitado indeseable en su casa, haría algo por paliar el efecto que este invitado pudiera tener sobre sus hijos, ya sea darle algunas recomendaciones o sacarlo de ahí...¿Cómo no hacer ninguna de esas dos cosas?... Las preguntas, por lo menos que a mi me surgen, es de quién es la responsabilidad de paliar o de atenuar o de filtrar el efecto negativo que pueda tener la televisión y, por otro lado, de quien es la responsabilidad de aprovechar el enorme impacto que tiene la televisión, como medio, a favor de nosotros y no en contra de nosotros. Ahora, el impacto que la televisión tiene como medio, creo que ya no está en discusión, en ese sentido yo estoy muy de acuerdo que las investigaciones deberían dirigirse hacia otros ámbitos; cuánto es el impacto que tienen los avisajes que salen en la televisión en nosotros, creo que eso no se discute. Nosotros trabajamos en un consultorio en la Universidad Católica con un programa especial con suicidios; trabajamos con las personas que en el Ferrocarril Metropolitano se ven implicadas en suicidio. Me imagino que ustedes están al tanto que es frecuente que personas se lancen a las línea del Metro y con una frecuencia mayor de lo que uno pensaría, que es aproximadamente, una vez por semana. Esto no se difunde, y no se difunde de adrede; hemos tenido un cuidado muy especial porque los medios de comunicación no comenten estas noticias, pues basta que una de estas noticias salga en la televisión, para que aumente al doble el número de casos que nosotros recibimos. Sin ir más lejos, hace dos años, hubo un suceso muy lamentable de un padre que se tiró al Canal San Carlos con dos hijos, que seguramente ustedes vieron, y a los dos días, a nosotros nos llegó un suicidio de un padre que se tiró al Metro con dos niños. Es decir, el efecto del modelaje, no sólo del modelaje, sino de facilitación de conductas negativas y adversas, en las personas con sólo ver en medios tan potentes como la televisión; creo que es algo que ya no se discute. Entonces, la pregunta es quiénes deberían saber y qué en relación a estos efectos; los académicos hacemos estas investigaciones y las mantenemos -como decía el doctor Florenzano- en un círculo muy cerrado; pero cómo echar a circular estas ideas, unas pocas ideas, a quienes toman decisiones en relación a la televisión, que tienen a su cargo la programación, la transmisión de valores o la transmisión de modelos, las figuras de identificación, de patrones de comportamiento, a través de programas que probadamente cautivan a la audiencia. Tomemos el ejemplo de las teleseries, aquí no hemos hablado todavía de las teleseries, pero probablemente se va a hablar porque los niños no ven programas para niños, -no se lo que dicen las investigaciones- pero los niños que yo conozco, los que yo veo en la consulta, no ven programas para niños. Antes de venir le pregunté a mis niños en la consulta qué programas les gustaban; la verdad es que en las casas se prende el televisor cuando hay programas para niños, pero los niños no ven eso, los niños ven las teleseries, los niños ven los noticiarios, los niños ven los programas de actualidad. Ese es un hecho, y ¿ qué cosas van transmitiendo ?. Yo creo que hay experiencias en teleseries, tenemos experiencias de la televisión brasilera, que creo ha sido pionera para empezar a introducir mensajes relacionados con salud mental, con problemas sociales en sus teleseries; no es el argumento principal, no es el tema principal ni el personaje principal el que lleva este tipo de mensaje, es un personaje secundario; aquí hubo una teleserie que a mi me pareció muy bien armada y muy bien hecha, que es "Marrón Glacé", que mantuvo la audiencia y tomó dos temas tremendamente interesantes, el tema del alcoholismo y el tema del embarazo de las adolescentes, perfectamente bien tratados; yo me imagino que esa debe haber sido una teleserie donde habían especialistas aconsejando, y tuvo un impacto más a11á del rating y más allá de la cosa frívola que pasaba en esa telenovela; se tocó temas que son de alto impacto social, temas como alcoholismo y embarazo adolescente, que en los problemas de salud mental ocupan las primeras prioridades. Entonces, la pregunta es ya que tenemos este medio tan potente, ¿cómo podemos utilizarlo mejor en términos de educar -en el buen sentido- o sea, educar no haciendo programas educativos, que habitualmente son bien aburridos?. Yo creo que el rating nos da una información muy interesante: usar los programas que habitualmente están teniendo una audiencia cautiva para poder ir entregando mensajes que nos ayuden a educar y ayuden a mejorar nuestros niveles de bienestar psicosocial. En relación a la pregunta de quién es la responsabilidad, pienso que hay distintos niveles; un nivel de responsabilidad está en los individuos; un nivel de responsabilidad está en la familia, y lo que aquí se ha dicho de alfabetización en televisión, de educación a la familia para que aprenda a ver críticamente los programas, es fundamental. Otro nivel, por supuesto, debiera estar en los contextos sociales más próximos a los niños y a los jóvenes; lo que aquí dijo el representante de UNESCO, en relación a introducir el tema de educación en el colegio, a mi me parece fundamental y, curiosamente, trabajando en investigación de los proyectos MECE no he escuchado hablar de la televisión, ni la necesidad de introducir el tema en ninguno de los ámbito; yo misma que estoy trabajando en eso, no lo había planteado. Por último, los que están a cargo de producir el programa de televisión. Yo creo que es importante que los propios medios tengan métodos de autorregulación y yo aquí pienso que cuando la gente sabe el daño que puede hacer, seguramente hará algo por evitar efectos negativos o nocivos. Quienes financian la televisión son los avisadores y tienen, por supuesto, un rol muy importante. Pienso que en algún momento, en este seminario, también habría que echar a circular esta información, a las personas que están financiando los programas. Los que financian los programas son los empresarios, los industriales, y la experiencia que hemos tenido nosotros, en la Universidad, es que cuando uno se acerca a la empresa privada y puede entregar una información realmente válida a estas personas, ellas son personas sensibles, personas sanas, que tienen un sistema de valores bastante adecuados. Yo pienso que, probablemente, van a tener un poco más de cuidado al financiar o al auspiciar determinados tipos de programas; dejamos entre paréntesis lo que es la industria del alcohol y las empresas de cigarrillos, porque yo creo que eso es muy difícil de abordar en este momento. Aquí se han dado algunas indicaciones que estamos recibiendo los desechos de países más desarrollados, a quienes les copiamos muchas cosas, pero no les copiamos otras. Para finalizar, pensar que la responsabilidad de regular la televisión debería estar en los productores y en los canales de televisión y también en el Estado y autoridades, a niveles más macro, en términos de las políticas sociales y de las políticas que regulan los contenidos que aparecen en la televisión y aquellos que no deban aparecer. II. OFERTA INFANTIL Y AUDIENCIA EN LA TV CHILENA (Equipo de estudios del CNTV) 1. LA DIMENSIÓN CUANTITATIVA DE LA PROGRAMACIÓN INFANTIL Guillermo Sunkel 1. El propósito de esta contribución es entregar algunos datos cuantitativos sobre la programación infantil en los canales de libre recepción. Nuestro aporte consistirá en: a) Un dimensionamiento de la oferta de programas infantiles dentro de la torta general de programación de los canales de libre recepción. b)Una comparación del espacio de la programación infantil con otros géneros televisivos de importancia, pero que no están dirigidos principalmente a un público infantil. c)Un dimensionamiento del espacio de programación infantil al interior de cada canal y, d)Una visión de la distribución de los programas infantiles por sub-género al interior de cada canal. Los datos que se ofrecen en esta contribución están contenidos en los cuatro gráficos que se acompañan y tienen como fuente la programación del mes de abril de 1993. Antes de describirlos es necesario señalar que por programación infantil entendemos aquí básicamente aquellos espacios de programas que están dirigidos principalmente a una audiencia infantil, entendiendo por este segmento al público menor de 14 años. La programación infantil se debe diferenciar de la programación para adultos, que se transmite en horario nocturno. Por otro lado, los programas infantiles constituyen una sub-categoría especial al interior de la programación para todo espectador que se transmite antes de la franja nocturna. 2. En relación a la oferta de programas infantiles dentro de la torta general de programación de los canales de libre recepción (véase Gráfico No.1) podemos apreciar, en primer lugar, que estos ocupan aproximadamente un 15% del tiempo de emisión total de estos canales considerados en conjunto. En seguida, hay que señalar que la programación infantil la hemos dividido en cuatro subcategorías o sub-géneros. Estas son: - Primero: el misceláneo de dibujos animados, que se caracteriza porque más del 50% de su contenido son precisamente dibujos animados. Desde el punto de vista de su estructura, sin embargo, este tipo de programas también se caracteriza por la presencia de un conductor y de otro tipo de contenidos. - Segundo: la serie de dibujos animados, considerada unitariamente y no al interior de bloques como en el caso anterior. - Tercero: el misceláneo-educativo, que son programas que están orientados principalmente a entregar un aporte formativo a los niños sin bien este aporte normalmente se hace por medio de la entretención. - Cuarto: las películas de dibujos animados. GRÁFICO Nº 1 DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO DE EMISIÓN SEGÚN PARTICIPACIÓN DE PROGRAMAS INFANTILES, EN HORAS Y PORCENTAJES OTROS PROGRAMAS 85,46% INFANTILES 14,54% PROGRAMAS INFANTILES MISCELÁNEOS DE DIBUJOS ANIMADOS SERIE DE DIBUJOS ANIMADOS MISCELÁNEO-EDUCATIVO INFANTIL PELÍCULAS DE DIBUJOS ANIMADOS TIEMPO DE EMISIÓN TOTAL: 2925.8 (HORAS) ABRIL, 1993 HORAS 205,9 159.8 49.3 10.4 % 48.4 37.5 11.6 2.4 Si consideramos estos sub-géneros de la programación infantil a la manera de un ranking, es decir, en términos de su orden de importancia en el tiempo de emisión, se puede apreciar que en primer lugar aparece el misceláneo de dibujos animados con un 48,4% (205,9 horas); le siguen las series de dibujos animados con un 37,5% (159,8 horas); en tercer lugar se encuentra el misceláneo-educativo con un 11,6% (49,3 horas); y, por último, aparecen las películas de dibujos animados con un 2,4% (10,4 horas). Es interesante destacar que dentro de la programación infantil los dibujos animados (ya sea en la forma de series o películas) tienen un lugar preeminente, representando un 88.3% del tiempo destinado a estos programas. Sin embargo, hay que resaltar que este porcentaje está algo sobredimensionado puesto que, como lo hemos señalado, en el misceláneo de dibujos animados parte del tiempo está destinado a la exhibición de otro tipo de contenidos que no son dibujos animados. En todo caso, la proporción de dibujos animados no llega a ser inferior al 80%. Por otro lado, el predominio de los sub-géneros que contienen dibujos animados está indicando que la programación infantil tiene básicamente un origen externo ya que estos sub-géneros provienen principalmente de los Estados Unidos, con una presencia marginal de dibujos animados japoneses y europeos. 3. El gráfico No.2 ofrece una comparación del tiempo de emisión de programas infantiles y otros géneros de importancia en el medio televisivo, pero que no están dirigidos principalmente a un público infantil. Esta comparación permite apreciar que la programación infantil ocupa un espacio muy significativo en la oferta de los canales. Abarcando un 15% del tiempo de emisión de los canales considerados en conjunto, la programación infantil sobrepasa el tiempo destinado a géneros tan importantes como la telenovela (12%), los noticiarios (11%) y los programas de debate (5%). 4. El gráfico No. 3 ofrece un dimensionamiento del espacio de programación infantil al interior de cada canal. A11í se puede apreciar que uno de estos canales (el Canal 5 de la Universidad Católica de Valparaíso) destina una proporción de su tiempo de emisión a los programas infantiles que es significativamente superior al de los restantes canales. Es así que este canal destina 151.7 horas mensuales a los programas infantiles, lo que representa el 34.3% de toda su programación (es decir, mas de un tercio). En los restantes canales el espacio de la programación infantil también es significativo, oscilando entre un 8% y un 14% de sus respectivos tiempos de emisión. Entre ellos, el canal que destina un mayor número de horas a la programación infantil es el 11, con 63.7 horas; le sigue de cerca el canal 9 con 63.2 horas; en tercer lugar está el canal 13 con 57.9 horas; y luego el canal 7 con 49.9 horas. El canal que destina menor tiempo de su programación a los programas infantiles es el 4 con 39 horas. Se sigue que en los canales de libre recepción - con la excepción del 5 - los programas infantiles tienen un lugar importante dentro de la programación, pero este es un lugar que está subordinado a otros géneros televisivos que a11í adquieren una mayor relevancia. Ello pareciera indicar que en estos canales la programación infantil no es un elemento que contribuya a la definición de sus respectivos perfiles, cosa que si ocurre en el caso de Canal 5. GRÁFICO Nº 2 COMPARACIÓN DEL TIEMPO DE EMISIÓN DE PROGRAMAS INFANTILES Y OTROS GÉNEROS, EN HORAS Y PORCENTAJES. DEBATE 2,00% NOTICIARIO 10,70% TELENOVELA 12,30% OTROS 60,46% INFANTILES 14,54% TIEMPO DE EMISIÓN TOTAL: 2925.8 (HORAS) ABRIL 1993 GRÁFICO Nº 3 DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO DE EMISIÓN SEGÚN PARTICIPACIÓN DE PROGRAMAS INFANTILES POR CANAL, EN HORAS 600 500 HORAS 400 300 200 C5 100 C7 C4 C9 C11 C13 0 C4 TOTAL EN HORAS INFANTILES EN HORAS INFANTILES EN % OTROS PROG. EN HORAS OTROS PROG. EN % ABRIL 1993 C5 415.3 39 9.4 376.3 90.6 C7 C9 442.3 151.7 34.3 290.6 65.7 574.2 49.9 8.7 524.3 91.3 C11 436.5 63.2 14.5 373.3 85.5 C13 589.4 63.7 10.8 525.7 89.2 468.1 57.9 12.4 410.2 87.6 5. El gráfico No.4 ofrece una visión de la distribución de los sub-géneros de la programación infantil al interior de cada canal. Se puede apreciar a11í, en primer lugar, que los únicos dos canales donde el misceláneo-educativo tiene una fuerte presencia son el 9 y el 7, con un 42.7% (27 horas) y un 32.1% (16 horas) respectivamente. El perfil de la programación infantil de estos dos canales se sostiene adicionalmente en base a las series de dibujos animados, que representan un 66.1% (33 horas) en el canal 7 y un 50.6% en el canal 9. En segundo lugar, se puede apreciar que el misceláneo de dibujos animados tiene presencia muy fuerte en canal 5 y canal 11, con un 89% (13 5 horas) y un 98.9% (63 horas) respectivamente. Es de destacar que este 89% de canal 5 equivale a 135 horas, es decir, algo más de un tercio de toda la programación infantil que se ofrece en los canales de libre recepción. Desde el punto de vista su perfil de programación cabe observar que en canal 5 también tienen una presencia importante las series de dibujos animados. En el caso de canal 11, el perfil de programación infantil se define básicamente a partir del misceláneo de dibujos animados. Canal 13, por su parte, define su programación infantil fundamentalmente a partir de las series de dibujos animados, las que representan un 77.7% (45 horas). Desde el punto de vista de su perfil se puede observar que este el canal que tiene una mayor oferta de películas de dibujos animados. Por último, se puede apreciar que la programación infantil de Canal 4 se define básicamente a partir de las series de dibujos animados. En términos generales, el gráfico muestra que las series de dibujos animados son el principal componente de la oferta de programas infantiles, con la excepción de canal 5 y canal 11. 6. Para concluir, quisiera destacar algunos de los puntos principales que se desprenden de este dimensionamiento cuantitativo de la programación infantil: Primero: dentro del conjunto de la oferta televisiva, el espacio de programación infantil es cuantitativamente significativo. En términos del tiempo de emisión, la programación infantil es mayor que la de otros géneros de gran relevancia en el medio televisivo como son las telenovelas y noticiarios (15% vs. 12% y 11 % respectivamente). Segundo: dentro la programación infantil, los sub-géneros que contienen dibujos animados son claramente predominantes, representando más del 80% del material televisivo que está explícitamente dirigido a los niños. Tercero: el predominio de los sub-géneros que contienen dibujos animados indica que la programación infantil tiene básicamente un origen externo ya que estos provienen principalmente de los Estados Unidos y Japón, con una presencia marginal de dibujos animados europeos. Cuarto: en una visión de conjunto, el sub-género que hemos denominado "misceláneo educativo" - el que está orientado principalmente a entregar un aporte formativo a los niños aunque incluya elementos de entretención- no tiene una gran significación en términos cuantitativos. Las únicas excepciones a este respecto son canal 7 y canal 9, donde este sub-género representa un porcentaje importante de su programación infantil. Este es un hecho que llama la atención - y debiera motivar a la reflexión - no sólo por una cuestión de principios sino también porque este el único sub-género producido principalmente en nuestro país. Quinto: en lo que se refiere a los canales es posible afirmar que sólo uno de ellos (Canal 5 - de la Universidad Católica de Valparaíso) ha construido su perfil como canal en función de la programación y, por tanto, del público infantil. Es de destacar que en este canal la programación infantil representa el 34% de su tiempo de emisión total, porcentaje que podría verse aumentado si se considerara que a11í también hay una fuerte presencia de series y películas para todo espectador. Sexto: en el resto de los .canales, el espacio de programación infantil también es significativo, oscilando entRe un 8% y un 14% de sus respectivos tiempos de emisión. Sin embargo, en estos canales la programación infantil no contribuye a la definición de sus respectivos perfiles y se encuentra subordinada a otros géneros que allí adquieren mayor relevancia. GRAFICO N° 4 TIEMPO DE EMISIÓN DE PROGRAMAS INFANTILES POR SUB-GENERO SEGÚN CANAL, EN HORAS 160 140 120 100 MISCELANEO DIB. ANIM 80 MISCELANEO-EDUCATIVO SERIE DIB. ANIMADOS PELICULAS DIB. ANIMADO 60 40 20 PELÍCULAS DIB. ANIMADO SERIE DIB. ANIMADOS MISCELÁNEO-EDUCATIVO MISCELÁNEO DIB. ANIM. 38 1 2 11 4 135 2 33 16 32 27 4 1 1 63 C A N A L1 3 C A N A L1 1 C A N A L9 C A N A L7 C A N A L5 C A N A L4 0 7 45 2 4 CANALES TOTAL 4 39 5 151.7 7 49.9 9 63.2 11 63.7 13 57.9 2. PERFILES DE LOS PROGRAMAS INFANTILES Bernardita Prado Como ya se ha señalado para este estudio se trabajó sobre la base de la programación emitida en el mes de Abril pasado. Del total de horas emitidas en el mes, (2925.8) el 15% (425.4) fueron programación infantil. Sobre esta muestra programática haremos un breve resumen de los principales subgéneros que la componen, sus características esenciales y la forma en que los distintos canales han recogido esta programación. En el actual esquema de canales de libre recepción se distingue claramente: Un canal enfocado a la programación infantil en que el 34% de su programación tiene este carácter. Y los restantes, en que la programación infantil oscila entre el 8% y el 15% Se debe tener en claro que en lo que se ha denominado programación infantil, no considera las series de humor o aventuras de procedencia extranjera, ni los programas de humor nacionales, porque incluirlos podría distorsionar las cifras, aun cuando este tipo de emisiones se programan preferentemente en horario de fácil acceso a niños. Análisis de la Oferta Programática. Para esquematizar la programación infantil del mes de abril distinguiremos cada canal, en días de semana, sábados y domingos con sus respectivos bloques horarios. 1. CANAL 5 UCV Televisión: Transmitió 442 horas de las cuales 151.7 horas, 34% fueron programación infantil. Durante la semana se transmite un bloque matinal de 2 horas de duración aproximada. En este bloque se emiten un programa misceláneo con dibujos animados y un misceláneo educativo infantil de procedencia extranjera. El primero mantiene la característica de este subgénero, en el sentido que una conductora intenta entregar contenidos formativos a través de motivaciones diversas como canciones, bailes, concursos etc.. El programa en vivo, representa alrededor del 30% del programa total (con una duración apróx de 16 minutos) el resto lo componen distintas series de dibujos animados , americanos y japoneses. Las series de dibujas animados van rotando a lo largo del mes pero, todas tienen una permanencia en la pantalla de varias temporadas. El segundo programa de este bloque es un misceláneo educativo que tiene como objetivo integrar a través del lenguaje. En la tarde, se mantiene la estructura de bloque con un clásico programa misceláneo de dibujos animados de una duración aproximada de 3 horas 30 minutos. Se trata de un programa de entretención con contenidos educativos. Sin embargo, el programa en vivo corresponde a un .... del total, lo demás está conformado por distintas series de dibujos animados de procedencia americana, japonesa y otros europeas. Durante el fin de semana, los bloques descritos mantienen esencialmente las mismas características. 2. CANAL 9 MEGAVISION Durante el mes de abril emitió un total de 436.5 horas de las cuales 63.2, un 14.7% fueron de carácter infantil. Durante la semana presenta un bloque de tarde de 2 horas de duración aproximada, en el que se transmiten tres series de dibujos animados de procedencia extranjera. En la programación infantil de fin de semana se destaca, un misceláneo educativo de producción extranjera. Este programa es un Show infantil de carácter internacional con concursos, competencias, bailes y canciones, conducido por jóvenes animadoras. También se transmiten distintas series de dibujos animados americanos. 3. CANAL 13 UC Transmitió 468.1 horas de las cuales 57.9 fueron programación infantil, correspondientes a 12.4% del total emitido. Durante la semana en el bloque matinal se presentan programas destinados exclusivamente a público infantil en formato de series de dibujos animados y películas del mismo carácter. Durante la tarde se presenta un bloque de programación infantil que está compuesto por distintos programas en los que destaca un misceláneo con dibujos animados (Club Disney) y un microprograma Misceláneo educativo infantil (Dato Rossa). En la programación de fin de semana se destaca un misceláneo educativo infantil, (El mundo del Profesor Rossa) y otros que corresponden a series de dibujos animados y películas de este carácter. 4. CANAL 11. RTU Transmitió un total de 589.4 horas con 63.7 horas de programación infantil. Esto es un 10.8 del total emitido. En la semana se emite un programa matinal, que corresponde a la descripción de Misceláneo con dibujos animados. Este programa mantiene las características esenciales del género. Durante la tarde el canal presenta otro programa de características similares al anterior, enfocado a niños de edad escolar. Los sábados se transmite un programa matinal también misceláneo de dibujos animados que incluye programas extranjeros con contenidos especiales, como por ejemplo, un programa español de gimnasia para niños. 5. CANAL 4 Transmitió 415 horas de las cuales 39 fueron programación infantil, que corresponden a 9.4% del total emitido. En general la programación infantil se traduce en series de dibujos animados de procedencia americana y japonesa. En el último fin de semana del mes se incorpora un programa Misceláneo educativo, extranjero, de conocida trayectoria en la pantalla (Plaza Sésamo). 6. TVN Transmitió 574.2 horas con 49.9 horas de programación infantil que corresponden a un 8.7% del total emitido. En general la programación de semana de carácter infantil corresponde a series de dibujos animados. La programación de fin de semana presenta un misceláneo educativo del canal (Cachureos) de larga trayectoria, que se enmarca dentro del género por cuanto el programa en vivo representa más del 60% del programa total, aun cuando incluye series de dibujos animados. Si analizamos esta oferta programática podríamos concluir: -En general los programas infantiles que se ofrecen corresponden al género de misceláneo con dibujos animados. -Esta oferta es bastante reiterativa en el sentido de que los programas se mantienen con muy pocas variantes a lo largo de las distintas temporadas de programación. -En lo que dice relación a los rating, la media del género alcanza más menos 4 puntos y se mantiene entre los niños de 5 a 9 años. Sin embargo, esta media general varía si se considera el género al interior de cada canal. -En general este tipo de programación está enfocada al rango etario mencionado, ya que los niños mayores de 10 años parecieran tener otras preferencias. -Por último, si analizamos la programación desde el punto de vista de la normativa vigente, la conflictividad estaría dada en casos aislados de series de dibujos animados de procedencia japonesa, que incluyen algunos elementos de violencia y/o truculencia en la trama, el lenguaje y eventualmente las escenas. PERFIL CUALITATIVO En éste acápite entregaremos perfiles generales sin referencia a un mes determinado de programación. La principal clasificación que podemos efectuar en la programación infantil es la de programas en vivo y series de dibujos animados. Los primeros, de acuerdo a su procedencia, pueden ser programas de producción nacional o extranjera. Los programas en vivo de producción nacional, generalmente presentan un animador principal acompañado de distintos personajes propios de cada espacio, que entregan a los niños contenidos educativos a través de juegos, canciones y otras motivaciones lúdicas. Muchos de estos programas incluyen en el espacio en vivo distintas series de dibujos animados. Cuando estas series superan en tiempo de emisión al 50% del programa total, los hemos denominado Misceláneo con dibujos animados, por el contrario, cuando el programa en vivo representa más del 50% del espacio total, lo designamos como misceláneo educativo infantil. Los espacios en vivo de origen extranjero, están integrados por Shows infantiles dirigidos por uno o varios animadores que por medio de canciones, competencias, juegos y concursos completan un espacio dirigido a un público infantil. También se dan programas que recrean cuentos o historias de fantasía. Y programas especiales, de contenidos muy específicos, como es el caso de un programa español que consiste en clases de gimnasia para niños, circos en televisión etc. Por otra parte, existen programas extranjeros realizados con un fin didáctico, que a través de lo audiovisual pretenden entregar contenidos educativos asimilables a los que un niño puede recibir en la escuela, es el caso de Plaza Sésamo o Villa Alegre, que cuentan con el auspicio de organismos de fomento dedicados a la educación y el desarrollo . Además, se emiten programas de humor de procedencia extranjera, como "El chavo del ocho", "Chapulín Colorado", etc..que no se han considerado dentro de la programación propiamente infantil, ya que en algún momento fueron programas dirigidos a todo espectador. En lo que respecta a las series de dibujos animados, todas ellas son de procedencia extranjera, en especial, norteamericanas y japonesas. También, se incluyen algunas europeas, normalmente francesas. Las series de dibujos animados estadounidenses, corresponden a los clásicos dibujos de Walt Disney, de la WB, Hanna y Barbera y otros, que muestran una infinidad de historietas con típicos personajes en su mayoría animales, familias cararicaturizadas o grupos de amigos. Todos ellos viven distintas experiencias que dan origen a la trama de la serie, la que generalmente está matizada con importantes elementos de humor. Otras series de la misma procedencia, responden al formato ficción y aventuras. En ellas se muestra la tierra a otro planeta imaginario que es defendido por los líderes buenos, protagonistas de la historia. Estos luchan contra uno o más personajes que representan las fuerzas del mal, y que intentan en cada episodio, destruir o dominar estos mundos. Estas series presentan a menudo contenidos de violencia y/o truculencia en grados que no alcanzan a constituir infracciones a la normativa vigente sobre emisiones de televisión. Los contenidos de violencia o truculencia se ven atenuados por distintos factores que influyen en el contexto global de la historia: por ejemplo, como consecuencia de los enfrentamientos, en general, no se producen muertes de seres vivos.( Sí se muestra la destrucción de robots, a otros que son parte del entorno). Siempre al fin triunfa el bien, que es más poderoso que el mal. En algunas series, al final de cada capítulo se entrega una moraleja o conclusión positiva dirigida especialmente a los niños televidentes. Las series de dibujos animados japoneses ( a veces corresponden a co-producciones japoneses americanas, ) tienen distintos formatos: llevan a la pantalla en dibujos animados cuentos clásicos infantiles, conocidas películas o series de televisión que han tenido éxito entre el público. En algunos de estos casos la versión en dibujos animados realza los contenidos de violencia y/o truculencia que están presentes en la trama original. También presentan historias inéditas, que normalmente tratan de aventuras que viven niños ya sea en la tierra o en mundos imaginarios donde los contenidos de humor son preponderantes. Otras series de esta procedencia, corresponden al formato ciencia-ficción, en que un grupo de líderes buenos defiende su planeta de las fuerzas enemigas que quieren apoderarse de él, o simplemente eliminarlo. En este contexto se han dado casos de tramas con elementos de truculencia y/o violencia que superan la media de las series de dibujos animados. Lo anterior, por cuanto se muestran largos y violentos enfrentamientos, en los que normalmente ambos bandos ocupan armamento de alto poder destructivo. Como consecuencia de estas luchas, se causa la muerte de seres vivos, (personas y animales) y se muestran grandes devastaciones de ciudades y poblados que son atacados por monstruos, naves o robots maléficos y poderosos. En dichos enfrentamientos, siempre vencen las fuerzas del bien, pero, a diferencia de las otras series descritas, normalmente se producen fuertes sentimientos de dolor, odio, decepción o miedo que se manifiestan a través de los pensamientos, diálogos o acciones de los personajes protagónicos. Un tema muy recurrido en este tipo de series es la soledad de niños o jóvenes. Estos personajes, generalmente han perdido a sus progenitores a causa de alguna lucha pasada y por ello se enfrentan con gran vehemencia y muchas veces con un explícito sentimiento de odio o ánimo de venganza en contra del enemigo que amenaza a su planeta. Otro tópico de serie de dibujos animados japoneses es la recreación histórica con elementos de ficción. En algunos de estos programas se han dado argumentos con contenidos de violencia o truculencia. Por ejemplo, se han tratado temas como el suicidio, en que un personaje de la historia recurre a este método de autoeliminación, o el maltrato de padres a hijos. Por último, se han emitido series de dibujos animados de origen europeo, especialmente francesas. Tratan temas históricos, de humor, con personajes animados principalmente animales, etc. Una de ellas, presentó cierto conflicto con la normativa vigente, por tratar en alguno de sus episodios temas como la homosexualidad, corrupción política, adulterio, etc.. En síntesis, podemos afirmar que lo reseñado precedentemente corresponde al comportamiento de la pantalla en lo que dice relación a programación infantil. 3. ASPECTOS CUANTITATIVOS DE LA AUDIENCIA INFANTIL Germán Mansilla El objetivo del presente trabajo es constatar las tendencias de la audiencia infantil a través de sus preferencias programáticas. En primer lugar, se presenta el ranking de los 30 programas más vistos por niños de 5 a 9 años en el mes de abril de 1993. En segundo lugar, se incluye un ranking que describe las preferencias infantiles al interior de cada canal. En tercer lugar, se analiza la relación entre audiencia infantil, otras audiencias y bloques horarios. De esta manera, conociendo las preferencias programáticas, el comportamiento del público de 5 a 9 años en distintos horarios de programación y su relación con otras audiencias, se intenta entregar un perfil más acabado del comportamiento del público infantil. Cuadro N° 1 (ver página siguiente) 1. De este ranking de los 30 programas más vistos , se obtienen al menos cinco afirmaciones importantes: a.-Sólo cuatro programas del ranking, un 14.0 %, son programas de género infantil y que han sido programados en un horario de todo espectador. b.-El género de películas es el que concentra el mayor número de preferencias y representa el 46.0% del ranking. c.-Dentro del género de mayor preferencia es importante destacar que, sólo dos películas pertenecen a un subgénero infantil. Las restantes que representan el 36.6 % del total de programas que conforman el ranking, fueron emitidas a contar de las 22.00 horas. d.-El horario predominante en este ranking, es el de la franja de adultos, (a contar de las 22.00 horas) que agrupa un 46.0 % de las 30 preferencias. e.-Canal 13, concentra la mayor cantidad de programas de este ranking, con un 60.0 %, lo sigue canal 7 con un 26.0 % y canal 9 con un 14.0 %. Si se amplia la muestra hasta los cinco puntos de rating, aparecen sólo dos programas de otro canal, (La Red) y el primer programa se encuentra en el lugar N°72. CUADRO Nº1 RANKING DE LOS 30 PROGRAMAS MÁS VISTOS POR LOS NIÑOS DE 5 A 9 AÑOS ENTRE EL 29 DE MARZO Y EL 2 DE MAYO DE 1993. 1 Programa Video Loco Rating 18.3 Canal 13 Género Show humor 2 La Familia Simpson 15.9 13 Serie animados adultos 3 Tango y Cach 13.4 7 Película policial 4 Marrón Glacé 12.3 13 Telenovela típica 5 Copa Libertadores 11.8 7 Evento deportivo 6 Copa Libertadores 11.1 13 Deportivo evento 7 Babar 11.1 13 Película animada 8 De Chincol a Jote 10.9 13 Show humos 9 Proyecto Se.... 10.9 13 Película 10 Fútbol 10.6 13 Deportivo evento 11 Copa libertadores 10.1 13 Deportivo evento 12 El... 9.6 7 Película 13 Pesadilla Mortal 9.4 7 Película 14 Martes Trece II 9.1 7 Película terror 15 Pelo Suelto 9.1 9 Película 16 El príncipe del Rap en Bel Air 9.0 13 Serie Comedia 17 La madrina de... 8.9 13 Película 18 Copa Libertadores 8.4 13 Deportivo evento 19 Danza con Lobos 8.3 13 Película aventuras 20 Sueño fatal 8.3 7 Película 21 Teletrece 8.2 13 Informativo Diario 22 Luz, Cámara y Usted 8.2 7 Show Humor 23 Seabert 8.2 9 Serie animados 24 Los cariñositos 8.1 9 Película animados 25 Martes Trece I 8.0 7 Película terror 26 Copa Libertadores 8.0 13 Deportivo evento 27 Mujercitas 7.9 9 Serie animados 28 Los 10 Mandamientos 7.8 13 Película historia 29 Sábado Gigante Internacional 7.8 13 Show concursos 30 Shoker 10.000 Volt. 7.7 13 Película terror Hora 22.00 23.10 23.10 23.40 22.00 24.00 19.30 20.50 21.00 00.10 21.00 00.10 14.00 15.15 18.50 19.20 17.50 19.50 20.53 23.30 20.53 23.30 22.00 24.00 22.00 23.30 22.00 23.50 22.00 24.00 18.20 18.45 22.00 23.45 21.25 23.45 22.00 00.10 22.00 00.00 21.00 22.00 22.00 23.00 11.20 11.35 21.00 22.20 22.00 23.55 21.00 00.15 13.10 13.35 22.00 02.00 17.30 20.50 22.00 23.40 Cuadro Nº2 2.- De los ranking por canal de los 15 programas más vistos por niños de 5 a 9 años se desprenden las siguientes afirmaciones: a.- En el ranking de Canal 4 la preferencia del público por el género de películas, con una relación de 11 sobre 15, es decir las películas representan un 73.3% del ranking. b.- El programa más visto por el público infantil en canal 4 es una serie de dibujos animados. CUADRO Nº 2 RANKING POR CANAL DE LOS 15 PROGRAMAS MÁS VISTOS POR NIÑOS DE 5 A 9 AÑOS ENTRE EL 29 DE MARZO Y EL 2 DE MAYO DE 1993. 1 Programa Dot y los contrabandistas Rating 5.3 Género Serie 2 La posada... 5.1 Película 3 Noche La... 4.6 Película 4 La Maestra 4.6 Película 5 La Pequeña Dama 4.0 Serie 6 Locuras en... 3.4 Película 7 Elfie 3.2 Serie 8 Anna Karenina 3.0 Película 9 El desjueves 2.8 Show 10 El Oscar 2.6 Película 11 Bienvenido... 2.4 Película 12 Palabras de ... 2.2 Película 13 Demetrio el Gladiador 2.0 Película 14 El día que murió Jesús 1.9 Película 15 Pesadilla en la Red 1.8 Película Hora 14.15 16.10 18.00 21.00 16.00 18.00 19.30 21.00 15.00 16.30 19.30 21.30 15.30 16.40 19.30 21.30 22.30 24.00 17.15 19.30 19.30 21.00 19.30 21.00 20.15 22.00 22.30 00.40 22.25 00.00 Cuadro N° 3 a.-En canal 5, la preferencia por el género de películas alcanza un 40.0 % del ranking. b.-Un 20.0% del ranking corresponde a programas de subgénero infantil. c.-El programa más visto en este canal por el público infantil es una película de todo espectador. 1 Programa La Famila Robinson Rating Género 3.8 Película 2 El Factor Humano 2.9 Película 3 Traigan a Rita 2.9 Película 4 Especial Mes del Mar 42.5 5 El Vandido 2.4 Espectáculo Musical Película 6 Canción de Amor 2.3 Película 7 Matinal Infantil 2.3 Show 8 Especial de Italia 2.3 Misceláneo 9 Los Tres Chiflados 2.2 Serie 10 El Papa Bueno 2.0 Religioso 11 El Mar de Galilea 2.0 Documental 12 Recuento Anual ONU 2.0 Informativo 13 El Super Agente 86 2.0 Serie 14 Villa Alegre 2.0 15 Independence 1.9 Miscelan Educativo. Película Hora 11.00 12.40 20.20 22.00 20.20 22.00 23.00 23.30 20.20 22.00 20.20 22.00 09.00 10.30 19.30 20.00 19.00 19.20 20.00 20.20 19.00 19.30 22.50 23.00 19.20 19.50 10.30 11.00 11.00 12.40 Cuadro N° 4 a.-En TVN, el género de películas representa un 66.7 % del ranking. b.-El 13.3 % del ranking corresponde a programas del subgénero infantil. c.-El programa más visto por el público infantil en este canal, es una película de subgénero policial programada en horario adulto. Canal 7 1 Programa Tango y Cash Rating Género 13.4 Película 2 Copa Libertadores 11.8 Deportivo 3 EI 9.6 Película 4 Pesadilla Mortal 9.4 Película 5 Martes Trece II 29.1 Película 6 Sueño Fatal 8.3 Película 7 Luz, Cámara y Usted 8.2 Show 8 Martes Trece I 8.0 Película 9 Cold Steel 7.3 Película 10 La 7.0 Película 11 Doug 6.1 Serie 12 Heathcliff 6.0 Serie 13 El Vengador Anónimo 6.0 Película 14 Y Dios Creó a la Mujer 5.9 Película 15 Jaque Mate 5.7 Telenovela Hora 22.00 24.00 20.50 23.25 22.00 24.00 22.00 23.30 22.00 23.50 22.00 00.00 22.00 23.00 22.00 23.54 22.00 23.40 21.55 23.30 14.30 15.00 12.30 12.55 23.55 01.20 21.55 23.40 19.40 20.50 Cuadro N°5 a.-En canal 9, el género de películas representa un 40.0 % del ranking, los programas de género infantil un 26.6 % y aparece el género de telenovelas con un 20.0 %. b.-El programa más visto por el público infantil es una película del subgénero de comedia, emitida en horario adulto. Canal 9 Programa 1 Pelo Suelto Rating Género 9.1 Película 2 Seabert 8.12 Serie 3 Los Cariñositos 8.1 Película 4 Mujercita 7.9 Serie 5 María Mercedes 7.5 Telenovela 6 Cara Sucia 7.3 Telenovela 7 Llanto del Bosque 7.0 Película 8 La Cigüeña 6.9 Película 9 Miss Hawaian Tropic 6.1 Show 10 Muppet Babies 5.5 Serie 11 Más Gol 5.4 Deportivo 12 Sin Miedo a la 5.4 Película 13 Muchachitas 5.1 Telenovela 14 Copa Chile 4.9 Deportivo 15 La Historia de Jacobo y Josue 4.7 Película Hora 22.00 24.00 11.20 11.35 21.00 22.20 13.10 13.35 20.10 21 .00 19.16 21.00 22.00 23.50 22.00 00.11 23.10 00.15 12.44 13.00 20.00 21.00 22.00 24.00 18.25 19.15 21.00 23.45 13.30 15.15 Cuadro N°6 a.-El género de películas y de programas deportivos presentan un 26.6 % del ranking. b.-El subgénero de programas infantiles representa un 20.0% c.-El programa más visto por el público infantil es un evento deportivo, emitido a contar de las 21.05 horas. Canal 11 1 Programa Futbol Rating Género 4.9 Deportivo 2 Starky and Hutch 3.3 Serie 3 Chespírito 3.2 Serie 4 Paddle Tenis 2.6 Deportivo 5 Aios a 2.5 Película 6 Maratón 2.4 Deportivo 7 José y sus Her 2.3 Película 8 Dos Pícaros con Suerte 2.2 Película 9 Bellísima 1.9 Telenovela 10 Tú y Yo 1.9 Show Animados 11 Sólo para Menores 1.5 Show animados 12 36 horas de 1.4 Película 13 Copa Milo 1.4 Deportivo 14 Niñerías 1.3 Show Animados 15 Pollo Loto 1.3 Misceláneo Hora 21.05 23.41 21.00 21.55 12.35 13.20 19.30 21.00 22.40 00.15 17.50 19.20 16.30 18:00 14.00 15.50 14.00 15.30 10.30 13.00 10.30 13.00 22.40 00.15 14.10 15.40 15.30 17.10 13.55 14.05 Cuadro N°7 a.-En canal 13 el género predominante es el de programa deportivo con un 33.3 % del ranking, el género que le sigue es el de películas con 26.7 % y los programas de subgénero infantil sólo representan el 6.6 % ( uno de quince ). Canal 13 1 Programa Video Loco Rating Género 18.3 Show Hora 22.00 23.10 Serie Animados 23.10 Adultos 23.40 Telenovela 19.30 20.50 Deportivo 21.00 00.10 Película 17.50 19.50 Show 18.50 19.20 Película 17.50 19.50 Deportivo 20.55 23.30 Deportivo 21.00 23.30 Serie 18.20 18.45 Película 22.00 23.45 Deportivo 21.25 23.45 Película 22.00 00.10 Informativo 21.00 22.00 Deportivo 21.00 00.15 2 La Familia Simpson 15.9 3 Marrón Glacé 12.3 4 Copa Libertadores 11.1 5 Babar 11.1 6 De Chincol a Jote 10.9 7 Proyecto Se 10.9 8 Fútbol 10.6 9 10.1 10 Copa Libertadores El Príncipe del Rap en Bel Air 9.0 11 La Madrina de 8.9 12 Copa Libertadores 8.4 13 Danza con Lobos 8.3 14 Teletrece 8.2 15 Copa Libertadores 8.0 En síntesis, el análisis sectorizado por canal reafirma la tendencia que se infieren a partir del ranking general (cuadro N° 1). Esto es, el género de películas predomina en las preferencias del público infantil. Además, permite vislumbrar que programas del subgénero infantil, aún cuando no se encuentran en el ranking de los 30 programas más vistos si tienen una buena acogida dentro del público infantil, sobrepasando los ocho puntos de rating. 3.- Del rating promedio por canal se desprenden las siguientes afirmaciones Cuadro N° 8 a.-Canal 13 es el líder de la audiencia infantil en al mes de abril, con un promedio mensual muy superior al del canal que le sigue. Canal 9 se ubica en el segundo lugar y canal 7 ocupa el tercer lugar de la terna de canales con las más altas audiencias medias infantiles. b.-Un grupo de canales menores son el canal 4 y 5, los que presentan cifras muy similares y que duplican el rating obtenido por canal 11 en este mes. CUADRON°8 RATING PROMEDIO POR CANAL DE NIÑOS DE 5 A 9 AÑOS ENTRE EL 29 DE MARZO Y EL 2 DE MAYO DE 1993 CANAL 4 5 7 9 11 13 1.15 1.07 2.99 3.25 0,63 4.46 RATING MEDIO 4.Del rating promedio por canal y por rango etareo se observan al menos cuatro situaciones Cuadro N° 9 (Ver página siguiente) a.-El grupo de mujeres, de entre 10 y 14 años, es el público que presenta la mayor audiencia media, superando al de mujeres de entre 25 y 44 años. b.-El grupo de niños de 5 a 9 años, presenta una audiencia media superior al del público adulto de entre 25 y 44 años. c.-Los niños de 5 a 9 años presentan una audiencia promedio mensual muy similar al del público de mujeres de entre 25 y 44 años y superior al de hombres adultos. CUADRO N°9 RATING PROMEDIO POR CANAL Y POR RANGO ETAREO ENTRE EL 29 DE MARZO Y EL 2 DE MAYO DE 1993 Canal 4 5 7 9 11 13 Total Niños 5-9 1.15 1.07 2.99 3.25 0.63 4.46 2.25 Niños 10-14 1.67 1.19 3.59 4.51 1.30 5.67 2.98 Adulto 25-44 0.70 0.68 3.06 2.79 0.71 4.33 2.04 Hombre Mujer 10-14 10-14 1.91 1.43 0.90 1.48 2.81 4.37 3.84 5.18 2.00 0.60 5.21 6.13 2.77 3.19 Hombre Mujer 25-44 25-44 0.61 0.79 0.60 0.75 2.79 3.34 2.26 3.33 0.68 0.75 3.81 4.86 1.79 2.30 5.- Del promedio de audiencia de niños de 5 a 9 años por tramos horarios se desprenden al menos tres afirmaciones CUADRO N°10 PROMEDIO DE AUDIENCIA DE NIÑOS DE 5 A 9 AÑOS SEGÚN TRAMOS HORARIOS ENTRE EL 29 DE MARZO Y EL 2 DE MAYO DE 1993 Canal 4 5 7 9 11 13 Total Tramo In. de Tr. 14.00 0.77 0.63 1.67 2.97 0.67 2.74 1.58 Tramo 14.00 18.00 2.40 0.98 2.97 2.53 0.76 4.39 2.33 Tramo 18.00 22.00 1 .28 1.35 3.37 3.92 0.22 7.10 2.82 Tramo 22.00 Cierre 0.81 1.00 3.82 2.97 0.90 5.03 2.42 a.-El tramo de 18.00 a 22.00 horas es el que presenta una mayor audiencia media infantil. b.-El tramo de 22.00 horas hasta el cierre de transmisiones, presenta una mayor audiencia media infantil que el de 14.00 a 18.00 horas. Es decir, desde las 18.00 en adelante se concentra la mayor parte de la audiencia de niños de 5 a 9 años. c.-Canal 7, presenta una audiencia media infantil creciente, que se concentra en el tramo de 22.00 hora en adelante. 6.-Observaciones a.-Los niños de 5 a 9 años ven menos televisión que los de 10 a 14, pero más que los adultos de 25 a 44 y muy similar a las mujeres de entre 25 y 44 años. b.-Los niños de 5 a 9 años de edad, prefieren en forma notoria géneros televisivos no orientados tradicionalmente hacia ellos. c.-Los niños de 5 a 9 años ven más televisión entre las 18.00 y las 24.00 horas que a cualquier otra hora del día. d.-Por último, un cruce socio-económico permite afirmar que los niños de 5 a 9 años de estrato socioeconómico bajo representan la audiencia media más alta. Es decir, este estrato ven prácticamente toda la programación y en todos los horarios. 4. ESTUDIOS CUALITATIVOS DE LA AUDIENCIA INFANTIL Maria Dolores Souza Cristián Valdivieso Emilio Martinic Los estudios cualitativos de audiencia forman parte de los estudios realizados por la Dirección de Supervisión y Estudios del Consejo Nacional de Televisión. Los estudios cualitativos tienen como objetivo conocer las percepciones de la audiencia sobre: oferta televisiva, efectos de la televisión en los niños y gusto y disgusto por ciertos géneros de programación. A fin de recoger esta información, se han realizado 30 dinámicas grupales con niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores, de distintos estratos socio- económicos. De estos estudios, se hará especial referencia a: i) la percepción que los padres tienen del consumo televisivo de sus hijos (en el rango etáreo de 3 a 13 años) y; ii) los gustos y reacciones de los niños (entre 6 y 13 años) a la programación televisiva. I. LAS PERCEPCIONES DE LOS PADRES Introducción En cuanto a las modalidades de consumo, se ha de considerar que -en los grupos estudiados-, la mayoría de los hogares posee más de un aparato televisivo. En el caso de los sectores medios y altos éstos tienden a ubicarse principalmente en los dormitorios. Llama la atención la opinión de los padres en el sentido de evitar poner un aparato en las piezas de los niños menores; sin embargo, esto no ocurre en la práctica. En los estratos bajos, en cambio, y cuando se cuenta con sólo un televisor, éste se encuentra en el living. Muchos padres, en especial en los sectores medios, sienten la necesidad de acompañar a sus hijos mientras éstos ven televisión, sin embargo, su interés se ve menoscabado por el exceso de propaganda, según afirman. Asimismo, los padres consideran que se debe cuidar mejor la programación diurna, que para ellos es sinónimo de horario y teleaudiencia infantiles, permitiendo también una programación destinada a los adultos. - Niños entre 3 y 6 años Existe consenso en cuanto a la atracción que la televisión despierta en los niños. En una primera reacción esto da lugar a una preocupación por los posibles efectos nocivos de ésta. Esta preocupación es más evidente en los sectores altos, medios y principalmente entre los profesionales, quienes destacan que el asunto les provocó una reflexión familiar centrada en si permitir o no el acceso a la televisión de los niños desde edades tempranas. Sin embargo, se reconoce que cualquier esfuerzo por impedir el acceso de los niños a la televisión resulta inútil, ya que existe una presión social muy fuerte por parte de los pares, fenómeno que se agudiza con el ingreso de los hijos a la escuela. Así por ejemplo, los padres afirman que los niños que desconocen determinados programas o personajes quedan aislados socialmente o bien son blanco de burlas. Según los padres, el consumo televisivo de los niños de éste rango etáreo alcanza en promedio a unas tres horas diarias, aumentando los fines de semana y particularmente en vacaciones. Afirman que los más pequeños ven principalmente en horario matinal y en la tarde. Los programas que despiertan mayor interés entre los niños de esta edad, según los padres, son los dibujos animados, programas infantiles y teleseries infantiles. En los sectores medios y altos, cuando ambos padres trabajan, los niños quedan al cuidado de las "nanas" y éstas incentivan el consumo televisivo con el fin de poder realizar las tareas del hogar. Por otro lado, las dueñas de casa afirman que ellas mismas muchas veces incentivan el consumo televisivo de sus hijos a fin de cumplir tranquilamente con sus labores domésticas; sin embargo, intentan estar alertas al respecto - Niños entre 7 y 13 años En opinión de los padres, los niños pertenecientes a este rango de edad evidencian un claro aumento del consumo, el que a la vez se toma más autónomo. Los niños tienen mayor información sobre la oferta televisiva a través de sus pares. En muchos casos, los niños mantienen encendido el televisor durante gran parte del día, a pesar de estar realizando simultáneamente otras actividades que les requieren atención como hacer tareas, comer o jugar. El mayor conocimiento de la programación, así como las sinopsis transmitidas durante el día estimulan el interés y la curiosidad por ver televisión hasta más tarde. Esto último se ve reforzado por los padres, quienes reconocen ser más permisivos con los hijos de esta edad, sobre todo cuando se transmiten programas que consideran educativos o simplemente neutros. Los gustos televisivos de este grupo son más diferenciados según sexo. A los niños les llaman relativamente más la atención las películas y series de acción y de violencia, también las de terror. Asimismo, hay en ellos curiosidad por ver programas con vedettes (Gatitas de Porcel) y escenas eróticas (películas). Esto último se da especialmente entre los niños de once a trece años y más aún en aquellos que poseen cable. En el caso de las niñas, la diferenciación se refiere más bien a las teleseries, las cuales siguen con gran detención, y si es posible, ven más de una a la vez. LA TELEVISIÓN Y LA INTERACCIÓN FAMILIAR En relación a la comprensión de los contenidos de la programación televisiva, los padres señalan lo siguiente: Los niños piden explicaciones a sus padres sobre lo que están viendo; esto sucede con mayor intensidad a la edad de 4 a 6 años. Por otro lado, los padres de niños de ese rango etáreo sienten la necesidad de guiar con explicaciones el consumo televisivo de los niños, pues consideran que ciertas imágenes son muy fuertes para ellos, les producen miedo, ansiedad y alteraciones del sueño. La necesidad que sienten los padres de dar explicaciones a sus niños está ligada a la percepción que tienen de la capacidad de éstos para distinguir entre la realidad y la fantasía. Los padres afirman que los niños entré cuatro y cinco años comienzan a distinguir realidad de ficción en la televisión. Sin embargo a esa edad tal capacidad sería aún rudimentaria, lo cual llevaría a los niños a probar los límites en forma empírica o a imitar conductas de modelos televisivos que son producto de trucos. En este mismo sentido los padres expresan que la diferenciación entre realidad y ficción de parte de los niños de corta edad se hace especialmente difícil frente a los avisos publicitarios que recrean escenas trucadas de la vida real cercana a los niños. Ellos tienden a creer en los elementos fantasiosos mostrados por la publicidad. Alrededor de los 6 años, los niños adquieren-según sus padres- la capacidad de entender los trucos cinematográficos, aún cuando tengan dudas sobre cómo se han logrado. Los hechos reales son reconocidos sin dudas como tales (en noticieros a otros programas informativos o culturales); en cambio la confusión entre realidad y fantasía aparece por ejemplo en las películas de ficción que escenifican una era tecnológica que los niños identifican como próxima a su realidad (ejemplo, cohetes espaciales o sistemas computarizados de una complejidad tal que actualmente no existen, pero que los niños sienten podrían desde ya formar parte de la cultura). NORMATIVAS DE LOS PADRES HACIA SUS HIJOS La actitud general de los padres es la de controlar (o intentar controlar) el consumo televisivo de sus hijos, especialmente en relación a los contenidos de determinadas programaciones, en particular películas de violencia y con temáticas satánicas. Asimismo, la mayoría de los padres afirman definir horarios para ver televisión que no perturben la realización de las tareas escolares, las comidas o la hora de acostarse a dormir. Un buen apoyo para este esfuerzo, serían los microprogramas que marcan la hora de dormir para los más pequeños, sin embargo, se admite que el control se torna más difícil -o casi imposible- a medida que los niños crecen. En la práctica muchos padres ceden a la presión de sus hijos por ver determinados programas nocturnos, cuyo interés señalan, se estimula mediante apoyos mostrados durante el día, que, frecuentemente destacarían las escenas más impactantes. Los padres critican la exhibición durante el día de sinopsis y apoyos de películas no aptas para menores de edad; esta inquietud es una de las más recurrentes observada en los distintos estudios efectuados por el Consejo Nacional de Televisión. Los padres señalan que las prohibiciones de ciertos programas despiertan mayor curiosidad entre los niños; por lo tanto, más que prohibir sienten la necesidad de formarlos en determinados valores que les permitan entender los mensajes televisivos. Entre los pobladores, existen en general menos restricciones respecto al consumo televisivo de los niños, tanto en calidad como en contenidos, (a excepción de programas de corte erótico) y las prohibiciones terminan a una edad menor. Al existir niños de distintas edades, los menores se van adaptando más bien a las pautas de consumo de sus hermanos mayores. Algunos padres, en todos los sectores sociales, consideran inadecuado que sus hijos pequeños (menores de 10 años) vean los noticieros, por la crudeza de algunas escenas. Esto no aparece como un problema sin embargo, ya que los niños de ese rango de edad generalmente no se interesarían por las noticias. El conflicto se genera cuando tanto padres como hijos desean ver programas de reportaje o noticiosos, que provocan el interés de los niños y el de los padres por enseñar a sus hijos aspectos de la realidad. Muchos padres consideran que no deben esconder a sus hijos una realidad que ellos quieren conocer; sin embargo, tienen reparos respecto del tratamiento que se le da a dicha información. La gran mayoría de los padres han optado por proteger a sus niños de este tipo de programación, negándoles el acceso. Más a11á de las distintas maneras de enfrentar el problema de las normas familiares en torno a la televisión, se aprecia un alto grado de interés de los padres de todos los sectores por contar con criterios profesionales que les den orientación seria en torno a este tema. Esto se expresa en forma de demandas, durante las dinámicas grupales, hacia los profesionales que efectuaron el estudio. PERCEPCIÓN DE LOS EFECTOS DE LA TELEVISIÓN EN LOS NIÑOS La opinión espontánea de los padres va habitualmente en dirección de destacar los efectos negativos de la televisión; sin embargo, en un segundo momento, ellos enumeran y valoran diversos efectos positivos de ésta. -El efecto negativo identificado con más claridad es el deseo de consumo de los niños, producto de la publicidad televisiva. A nivel de la conducta esto se traduciría en una presión por comprar determinados productos; a nivel cognitivo, en la idea de que todo es fácil de obtener. -Otro efecto negativo que se señala es que los niños sentirían temores y tendrían alteraciones del sueño con las imágenes satánicas y de terror; éstas tendrían, además, una larga permanencia en su memoria. -Los padres consideran que sus hijos reproducen conductas agresivas lo cual desaprueban, pero advierten que éstas son pasajeras. -Por último advierten una pérdida de iniciativa en la conducta de sus hijos cuando éstos permanecen largo tiempo viendo televisión. -Entre los efectos que las madres principalmente consideran negativos en términos valóricos, pero que no son efectos percibidos directamente o a corto plazo en sus hijos, se menciona la utilización de la mujer en los spots de televisión. Por todo esto los padres evidencian cierto temor cuando no conocen el tipo de programación que pueden estar viendo sus hijos. Sin embargo en todos los grupos existe acuerdo en que lo fundamental es entregar y reforzar valores al interior de la familia. Así, los niños estarían preparados en la eventualidad de verse enfrentados a una programación poco ejemplificadora. Entre los efectos producidos por la televisión que los padres mencionan como positivos se señala, a nivel de la conducta: -La imitación de los cantos y bailes de los shows infantiles. -En cuanto a la imitación de modelos positivos se enfatiza el refuerzo que la televisión presta a una cultura ecológica que aparece en los programas infantiles. -Junto con esto se reconoce el positivo efecto que producen campañas de bien público, (como la del cólera), en la entrega de información y aprendizaje de conductas como el lavado de frutas y verduras. =A nivel cognitivo, los padres afirman que notan una aceleración de los procesos de aprendizaje y entendimiento, así como un aumento en la creatividad: -Otro efecto positivo que se destaca es la capacidad de la televisión de mostrar la universalidad de la cultura, otras formas de vida, de flora y fauna, cualidades valoradas por los padres. -Finalmente se señala que a través de determinadas películas y/o series, se estimula en los niños cierta sensibilidad y emocionalidad, al recrear dramas de la vida cotidiana o reseñas históricas. Un efecto que suele aparecer en todos los grupos, pero sin una connotación valórica determinada, es el de la "sub-cultura televisiva" en la cual se encontrarían insertos los hijos. Se afirma que los niños pequeños reviven programas de televisión con sus amigos y que los más grandes que asisten a clases los comentan con sus compañeros. El problema surge cuando los padres prohíben a sus hijos ver un programa que muchos de sus compañeros conocen (como por ejemplo la serie Pantanal). Los niños protestan por considerar que esto es injusto para ellos. RESPONSABILIDADES EN LA REGULACIÓN TELEVISIVA Se constata un consenso entre los grupos en torno a la responsabilidad de la familia en la regulación de la televisión. Es en el interior del núcleo familiar donde, se señala, debiera decidirse tanto los contenidos televisivos como el tiempo de exposición permitido a los hijos. En tal sentido los padres expresan que la televisión ocupa un lugar importante en la socialización de los niños. También existe acuerdo en torno a la labor que le cabría al Estado como ente regulador de la calidad de la programación. Según los padres sería responsabilidad del Estado velar por una televisión de mayor calidad, más que ejercer censura. La censura se considera una misión esencial de la familia; se afirma que es en su interior donde deben impartirse los valores En consecuencia se espera que los órganos estatales encargados de la regulación colaboren con esa labor orientadora de la familia, haciendo respetar normas como la franja horaria y advirtiendo en forma más explícita sobre los contenidos de programación que se va a emitir. Con relación a las instituciones encargadas de la fiscalización se observa un desconocimiento generalizado respecto de la existencia del Consejo Nacional de Televisión y sus funciones. Algunas de las personas que dicen conocerlo tienen una imagen negativa tanto de su funcionamiento como de su autoridad real frente a los canales. Una tercera instancia que se menciona es la escuela. En los sectores medio- medios y altos se plantea que ésta debiera asumir el tema de la televisión como un medio capaz de potenciar la enseñanza formal. En los sectores medio- bajos y bajos también se espera que la escuela le otorgue más importancia a la televisión. Sin embargo, en este caso se plantea que la escuela debiera cumplir una labor orientadora del consumo televisivo: con todo, esta meta se percibe como demasiado ideal por cuanto los padres expresan que ya existen otras prioridades en el sistema educacional. II. GUSTOS Y REACCIONES DE LOS NIÑOS Los niños afirman ver televisión en distintos horarios, incluso después de las 21 horas, y -si es posible- burlando las restricciones de sus padres. Aseguran ver poca televisión en familia, salvo cuando se trata de campañas televisivas o eventos especiales. Los niños gustan de las películas de acción, suspenso y terror, de los dibujos animados y de los programas infantiles. Alrededor de los 8 años de edad, comienzan a diferenciarse algunos gustos según sexo: las niñitas suelen ver teleseries y los niños películas de acción. Ambos comienzan a descubrir programas culturales a informativos. Alrededor de los 12 años de edad, los niños comienzan a opinar sobre la televisión en forma más crítica, semejante a la de adolescentes y adultos: aprecian programas chilenos y latinoamericanos y comienzan a distanciarse respecto de la oferta televisiva, desarrollando algunos criterios respecto de la calidad de los programas, los posibles efectos de éstos en niños menores, y comparando géneros y estilos de programación. En cuanto a algunos géneros de programación, que han despertado polémica y que normalmente tienen gran audiencia infantil, los estudios realizados arrojan los siguientes resultados: - Dibujos animados Respecto de la diversidad de dibujos animados que ofrece la programación televisiva, los niños estudiados (entre 6 y 8 años) no manifiestan claramente algún tipo de preferencias. En este sentido la elección de determinados dibujos animados por sobre otros parece estar fuertemente condicionada por la oferta televisiva diaria. Los menores dicen ver una alta cantidad de dibujos animados en todos los canales y horarios posibles y tienen el hábito de sentarse a ver dibujos animados: los que van al colegio en la mañana ven necesariamente los programas de la tarde y viceversa. Este hábito comienza a temprana edad y lo realizan regularmente solos o en compañía de sus hermanos. Esto se da con mayor fuerza entre quienes van al colegio en las tardes. En algunos casos los papás están junto a ellos cuando miran la televisión pero sin prestar mayor atención a lo que ven sus hijos. Según los niños, los padres los premian con dibujos animados luego que realizan determinadas labores, en especial tareas. Alrededor de los 8 años empiezan a diferenciarse preferencias de consumo de dibujos animados entre niños y niñas. Los primeros se muestran más proclives a aquellas historias animadas con más acción en las que aparecen personajes centrales masculinos. Las niñas afirman preferir aquellos dibujos con personajes más simbólicos, tales como animales o duendes en los cuales el argumento es más importante que la acción. Ante algunos dibujos animados que recrean sufrimiento infantil y violencia, los niños de 6 a 8 años afirman apenarse y esto consta en sus reacciones inmediatas. Sin embargo, tienden a conceptualizar el disgusto en términos de aburrimiento y negar algunas escenas de mayor impacto, aduciendo que son irreales. A1 preguntárseles sobre los contenidos, los niños demuestran entender las tramas y las escenas. - Telenovelas El consumo de este género televisivo comienza a temprana edad en los niños, pero alrededor de los 8 años, este consumo baja entre los niños varones, salvo respecto de teleseries típicamente chilenas o aquellas de la noche -tanto chilenas como brasileras-. Las niñitas ven teleseries durante la tarde, acompañadas de su madre, hermanas, a otros parientes. Algunas veces también lo hacen solas. En los niños estudiados, la mayor aceptación la tienen las telenovelas chilenas. A los niños varones les gustan porque tienen más "acción". Las niñitas se involucran con el argumento de las teleseries, y sienten pena o rabia ante los acontecimientos, pero cuando el argumento es muy complejo se concentran más bien en las escenas, en lo que le sucede a los personajes que más les gustan o con los cuales se identifican. A los niños les impactan principalmente las discusiones y peleas, en especial si éstas se generan entre padres o madres a hijos. También se concentran en los instantes en los cuales hay abrazos y besos. Los niños distinguen quienes son "los buenos" y quienes "1os malos" en las teleseries. Opinan que estos conflictos suceden en la vida real pero tienden a negar argumentos muy complejos en los cuales se manifiestan emociones contradictorias (de amor, odio o competencia) en las relaciones familiares, más específicamente, entre padres a hijos. Al comparar la teleserie con la vida real, los niños expresan que en la teleserie "hay mucha gente mala" y que las mujeres especialmente son muy malas. A1 comparar la ficción con realidad, los niños aseguran que en la vida real son los "hombres quienes maltratan a las mujeres". Se ha de notar que los niños estudiados tienden a "reparar" el impacto negativo producido por episodios violentos en teleseries. Al dibujar lo que más les impresiona, dibujan las escenas que más los conmovieron (agresiones), pero -posiblemente dado el carácter de vida real de este género- dibujan también algo positivo, salido de su imaginación (casas, árboles, personas). - Películas con contenidos violentos Ante escenas de películas con contenidos violentos, los públicos en general reaccionan en forma muy diferente, según su edad y sexo. Las películas de acción y violencia en cuyo reparto figuran actores conocidos, y en las cuales se combinan, el humor y la fantasía (sorteando obstáculos que sólo el héroe puede vencer), provocan reacciones cada vez más diferenciadas entre hombres y mujeres, a medida que avanza la edad. Entre los 8 a 10 años, no se constatan diferencias entre niños y niñas en cuanto a la conexión y fascinación con la pantalla (a esta pantalla se apunta, se la toca, se le habla) durante las escenas. Alrededor de los 13 años de edad, las diferencias en cuanto a los efectos de estas escenas, surge más claramente. Las niñas se tapan la cara, expresan miedo y tensión y los niños en cambio, reaccionan con risas, golpes de mano y expresiones referidas al buen logro de los trucos cinematográficos. Existe atracción por los films de acción en los cuales el protagonista-el héroe- utiliza la violencia física a través de acciones que puedan, incluso, sobrepasar el límite de lo que cognitivamente es "creíble". Se produce una activación de la fantasía, en la que se conjugan elementos estéticos (efectos especiales, velocidad de los acontecimientos y suspenso) y morales (que se resumen en las ideas de "vencer al mal" y "hacer justicia"). La recordación de estas películas se da generalmente en un contexto de humor. Los niños menores de 10 años se ven fuertemente impactados por los films de violencia psicológica: las emociones generadas no les permiten la elaboración de cogniciones contradictorias cuando estas están referidas a relaciones padres- hijos (padres o hijos psicópatas). Estos argumentos los confunden y les producen pena y temor. En cuanto a dramas violentos de la vida cotidiana (delincuencia, crímenes) genera en los niños por un lado tensión, y por otro, identificación con el agresor cuando se trata de ciudadanos que agreden por defensa propia. Especialmente los niños de sectores populares, que reconocen algunas de estas situaciones como cercanas, hacen comentarios empáticos respecto de los protagonistas de estos films, alusivos a hechos por ellos conocidos. Ante la disyuntiva de responder con violencia ante un ataque, o no hacer nada al respecto, se justifican incluso aquellas respuestas de agresión desmedidas que sobrepasan los límites de lo que las personas entienden como defensa legítima. ("...le sigue pegando y pegando porque ¿y se levanta después y lo ataca?"). Los niños estudiados (de 8 a 10 años) afirman que la violencia no tiene efectos inmediatos en ellos, en el sentido de estimular conductas agresivas, pero piensan que sí lo tiene en sus hermanos menores, principalmente "los golpes de Kárate". CONCLUSIONES GENERALES 1.Existe una valoración positiva respecto de la televisión chilena en general, pero el gusto o disgusto por ciertos géneros y contenidos, varía según la edad y la extracción de clase de las personas. En los estratos bajos, la gran aceptación de la televisión está asociada a su valor como forma de entretención y como forma de conocimiento. 2.Los padres reconocen que la televisión influye en el desarrollo de sus hijos, por lo cual en una primera instancia se tienden a sobreponderar los efectos negativos por sobre los positivos. 2.1.Los padres demandan una franja horaria específicamente adecuada para niños en la cual no se transmitan apoyos de programación adulta. Reconocen sin embargo, que son ellos -en última instancia- los responsables de controlar el consumo televisivo de los hijos. 3.Todos los grupos estudiados son contrarios a la censura, particularmente a los cortes efectuados en películas. 4.Todos los grupos estudiados interpretan los contenidos de la programación televisiva en términos de: 4.1.Experiencia vital: las personas (niños y adultos) le entregan significado a los programas según sus experiencias, en particular las experiencias de conflictos y violencia. 4.2.Rol autoasumido: las personas de nivel socio económico alto, los padres de familia, los hermanos adolescentes, los dirigentes sociales y los profesores se preocupan por los posibles efectos que ciertos contenidos programáticos puedan tener en la teleaudiencia más joven o más carente. 4.3.Gustos y preferencias: el rechazo a ciertos géneros (por ejemplo, películas de acción y violencia, terror, programas noticiosos, etc.) se tiende a conceptualizar en términos de daño. 5.Las situaciones de violencia y dolor que recrean situaciones de la vida real, impactan tanto a adultos como niños. Los niños tienden a negar hechos que aparecen muy amenazantes. Estos generalmente tienen como protagonistas figuras parentales. Por otro lado, las películas de acción y violencia con protagonistas famosos y escenas espectaculares, tienden a generar una suerte de desensibilización entre la teleaudiencia en general. 6.A partir de los 8 años de edad aproximadamente, todas las personas afirman que la violencia visualizada en televisión no tiene en ellos mismos el efecto de causar imitación de estas conductas. Sin embargo, todos identifican a "otros" como posibles personas influenciables. 5. PROGRAMACIÓN INFANTIL E INVERSIÓN PUBLICITARIA Carlos Catalán Si consideramos los datos anteriormente consignadas por mis colegas sobre programación infantil, audiencias medias infantiles, perfiles de la programación infantil, y la percepción que tienen los padres y los mismos niños de la oferta televisiva, surge una realidad con rasgos bien definidos. Lo anterior plantea un necesario debate sobre la evaluación de dicha realidad televisiva tanto en su dimensión programática como de audiencia. En este punto nos parece necesario ampliar y profundizar el diagnóstico sobre este tema introduciendo otro tipo de variables distintas a las de la oferta y demanda televisiva, como son, por ejemplo, variables de naturaleza económico-financiera. La realidad de la televisión en el mundo y también en nuestro país hace que la consideración de estas variables sea inevitable. Empero, el introducir en la discusión este tipo de elementos no implica reducir la televisión, y menos aún sus espacios infantiles, a una lógica exclusivamente comercial. Se trata solamente de no desconocer el peso que ellos tienen en la televisión actual para contribuir a la búsqueda de políticas viables encaminadas a mejorar la calidad de nuestra televisión. Dentro del bloque de variables económicas, la variable de inversión publicitaria aparece como la más estratégica dada la modalidad de financiamiento de nuestra televisión. La inversión publicitaria es por cierto la única fuente de recursos financieros de la televisión chilena. Otras fuentes como los subsidios públicos, las ventas de programas o señales al exterior, son recursos aún muy marginales en relación a los 120 millones de dólares que alcanza hoy día la inversión publicitaria en televisión en Chile. A continuación entregaremos algunas cifras de inversión publicitaria en el área de programación infantil, confrontándolas con el tiempo de emisión de dicha programación y de otras áreas programáticas. Asimismo, las compararemos con los datos de audiencias de dichas programaciones. El propósito que hay detrás de este intento de introducir la variable publicitaria es explorar su incidencia respecto a la orientación de la programación y de la audiencia infantil. Debemos señalar que las cifras que presentaremos poseen un carácter referencial en la medida que corresponden a sólo un día de programación del mes de abril. La falta de tiempo para poder procesar exhaustivamente la información disponible nos ha obligado a trabajar solamente con los datos de sólo un día, con las limitaciones que ello implica. Asimismo quisiéramos precisar que los datos sobre inversión publicitaria son cifras nominales correspondientes al tarifado vigente en el mercado televisivo. LOS TIEMPOS DE EMISIÓN Si observamos las cifras de la inversión publicitaria del cuadro N° 1, constatamos en primer lugar que el total de inversión publicitaria en programación infantil es de $13.031.761 diarios lo que equivale al 3.56% del total de la inversión publicitaria efectuado en ese día en los 6 canales. Hay que recordar que el total de la inversión publicitaria en un día equivale a $365.494.673. Cuadro N° 1. Inversión de programación infantil por canal / lunes 19 de abril de 1993. CANAL 4 4 4 4 5 5 5 5 7 7 7 7 7 9 9 9 9 9 11 11 11 13 PROGRAMA CHISPITA SCOOBY DO HEIDI C.HNOS.GRIMS SUB-TOTAL INVERSIÓN 115.250 115.250 288.124 186.706 705.330 PORCENTAJE 5.41% PIPIRIPAO CANTANDO Y CONTANDO LOS 3 CHIFLADOS LA LYDA. DE LOBO DE MAR SUBTOTAL 1.188.158 372.196 204.350 106.700 1.871.404 14.35% EL PÁJARO LOCO SUPER BOY SAGITARIO ESPACIAL LOS THUNDERCATS TATA COLORES SUBTOTAL 80.000 1.175.000 280.000 1.002.500 580.645 3.118.145 23.92% EL CHAVO DEL OCHO LOS PICAPIEDRAS LOS PITUFOS PEQUEÑA SIRENITA EL CHAPULIN SUB-TOTAL 1.489.600 1.03 8.800 1.05 8.400 862.400 252.000 4.701.200 36.00% SOLO PARA MENORES CHESPIRITO NIÑERIAS SUB-TOTAL 249.999 186.263 368.748 805.010 06.17% CAVEDALE ESCUELA DE 116.600 13 13 13 13 13 AVENTURAS DE OZ DATO ROSA BUGS BUNNY CLUB DISNEY HASTA MAÑANA SUB-TOTAL TOTAL 136.100 349.800 727.200 500.967 1.830.667 14.00% 13.031.756 100.% El canal con mayor participación en la torta de inversión publicitaria de la programación infantil es el Canal 9 con el 36%, mientras que el de menor inversión es el Canal 4 con el 5.41 %, 7 veces menor por tanto, a los montos de inversión publicitaria del Canal 9. Otro dato significativo es aquel que indica que el mayor porcentaje de inversión publicitaria se da en el sub-género de dibujos animados, que es el sub-género que tiene el mayor tiempo dentro de los programas infantiles emitidos. Cuadro N°2 Participación de cada canal en la programación infantil. CANAL Porcentaje de programación infantil 4 10.53% 5 38.55% 11 18.71% 9 11.31% 13 12.27% 7 8.61 TOTAL 100.00% Si se compara el cuadro N°1 con el cuadro N°2, que se refiere al porcentaje de participación de cada canal en el tiempo total de emisión de programación infantil emitida por la televisión chilena se constata que: hay dos canales, el 7 y el 9, cuyo porcentaje de participación en la inversión publicitaria en la inversión publicitaria en programación infantil es mayor que su porcentaje de participación en el tiempo de programación infantil. Por otra parte, hay dos canales el 5 y el I1, cuyo porcentaje de participación en la inversión publicitaria en programas infantiles es más bajo que su porcentaje de participación en la programación total. Finalmente, el Canal 13 tiene una participación en inversión publicitaria similar a su participación en el tiempo de programación infantil. Cuadro N°3 Distribución de programación infantil por canal. Canal 4 5 11 9 13 7 Programa total min. Programa infantil min. 769 121 15.73% 832 443 53.24% 1097 215 19.59% 718 130 18.10% 812 141 17.36% 1080 99 9.17% Total General 5308 1149 Porcentaje 21.64% En las cifras del CuadroN°3 se puede apreciar que el Canal 5 dedica más tiempo a la programación infantil (53.24%) y el Canal 7 destina la menor cifra (9.17%). Cuadro N°4 Porcentaje de la inversión publicitaria en programación infantil respecto de la inversión publicitaria total en cada canal. CANAL 4 5 7 9 11 13 PORCENTAJE 5.4 44.68 3.78 4.88 7.45 1.15 Si comparamos el cuadro No.3 con el cuadro N°4, constatamos que en todos los canales la participación de la inversión publicitaria infantil es más baja que la participación de la programación infantil respecto de la programación total de cada canal. Hay casos (Canal 5) que se aproximan más a una equivalencia entre inversión y tiempo emitido. Pero en general se puede decir que los canales programan más tiempo de lo que captan en inversión en el área infantil. LAS AUDIENCIAS El examen de los datos sobre audiencias medias infantiles, tanto en la programación infantil como en la programación total de los canales, nos entrega elementos adicionales para comprender a qué otros factores o variables de la programación infantil televisiva está asociada la inversión publicitaria. Cuadro N°5 Audiencia infantil media (en porcentaje). CANALES Audiencia Infantil Diaria En prog.Infantil En prog. hasta 22:00 En prog. hasta 23:00 En horario de alta audiencia infantil Horario de alta audiencia infantil 4 5 7 9 11 13 X 0.98 1.3 3.77 3.28 0.97 5.15 2.58 0.83 1.35 3.03 2.94 2.20 5.06 2.57 1.00 1.48 3.49 3.44 1.02 5.24 2.61 0.90 0.97 8.30 0.90 0.40 4.4 2.65 1.75 2.20 6.78 4.91 1.88 8.75 4.88 19:00 23:00 19:00 23:00 19:00 23:00 17:00 22:00 11:00 16:00 17:30 22:00 De la información del cuadro anterior, se pueden inferir que son las audiencias infantiles las que explican el por qué los canales que sin tener un porcentaje importante o muy alto de la programación infantil captan, sin embargo, una cantidad no tan baja de inversión publicitaria. Aunque no tenemos el tiempo ni las cifras para precisarlo en esta ocasión, sería importante determinar qué tipo de audiencia media infantil es la que incide más en la captación de la inversión. Resumiendo: los datos anteriores nos autorizan a afirmar que la inversión publicitaria es el efecto combinado de audiencias y de porcentajes de emisión de programación infantil. Por lo tanto, los recursos para hacer o comprar programación infantil estarán asociados en forma importante a estas variables. OTRAS ÁREAS DE PROGRAMAS Otra variable significativa resulta de la comparación de la inversión publicitaria en programación infantil con otras áreas de la programación televisiva. En el cuadro N° 6 se compara la cifra absoluta de la inversión publicitaria en programación infantil con la cifra publicitaria total de inversión televisiva. Como ya lo hemos visto en el cuadro N°1 los porcentajes totales y las cifras absolutas son muy bajos en relación a la torta publicitaria total. Cuadro No.6 Inversión publicitaria por canal. CANAL INVERSIÓN TOTAL 13.129.910 4.187.894 82.309.691 96.184.513 10.805.164 158.877.591 $ 365.494.673 4 5 7 9 11 13 TOTAL INVERSIÓN INFANTIL 705.330 1.871.404 3 .118.145 4.701.200 805.010 1.830.667 $13.031.756 Si comparamos la cifra de inversión publicitaria infantil con la inversión en otro bloque programático importante, como son las teleseries-que además tienen una importante audiencia infantil vemos que esta inversión es 6 veces superior a la cantidad que se invierte en programación infantil. Cuadro No.7 Audiencia a inversión en teleseries - lunes 19/04/93 CANAL PROGRAMAHORA 4 EL DESAHUCIO 14:00 PRINCESA 18:10 5 7 MI SEGUNDA MADRE 14:30 INES DUARTE 15:30 ALCANZAR UNA ESTRELLA 17:15 JAQUE MATE 20:00 Hombres 25-44 0.1 Mujeres 25-44 0.4 Niños 5-9 0.3 inversiones 1.3 0.4 1.0 SUB TOTAL PORCENTAJE ---------- ----- 887.733 1.224.264 1.45% ----- 3.0 4.5 2.8 5.060.000 2.1 5.5 3.8 5.236.000 3.2 3.2 3.6 1.503.000 3.8 5.0 6.4 19.716.160 SUB TOTAL PORCENTAJE 9 MARIA SIMPLEMENTE 336.531 1.7 31.515.160 37.41% 5.4 3.9 4.641.332 14:00 POR AMARTE TANTO 18:15 CARA SUCIA 19:20 MARIA MERCEDES 20.00 EL DUEÑO DEL 1.2 2.6 3.5 1.589.500 2.3 4.9 7.6 8.532.000 2.5 5.2 7.1 540.000 2.1 1.9 SUB TOTAL PORCENTAJE 1.2 5.508.000 20.810.832 24.70% 11 NINA BONITA 14:00 TU MUNDO Y EL MÍO 0.3 0.7 0.9 581.270 0.3 0.8 SUB TOTAL PORCENTAJE 0.7 3 89.603 970.803 1.15% 13 VEREDA TROPICAL 15:35 MARRON GLACE 1.1 3.1 1.175.800 12.3 28.544.700 29.720.500 35.2% 84.241.629 23.1% 1.4 5.4 8.8 SUB TOTAL PORCENTAJE TOTAL PORCENTAJE Mientras la inversión publicitaria en programación infantil es de $13.031.756, la inversión en teleserie asciende a $84.241.629; en otras palabras, mientras la programación infantil capta el 3.56% de la inversión publicitaria, la programación de teleseries capta un 23% de la inversión total, teniendo esta última un porcentaje de tiempo de emisión inferior al tiempo de emisión que tiene la programación infantil. Además, la audiencia media de telenovelas en los hogares no alcanza a duplicar la audiencia media del bloque de programación infantil. Si analizamos las cifras que nos entrega el cuadro No.8 sobre inversión publicitaria en horario prime time por canal, vemos que la inversión publicitaria es 11 veces superior con respecto a la inversión en programación infantil, teniendo la primera un tiempo de emisión o un minutaje de programación sustancialmente inferior. Cuadro No.8 Inversión en programación de 21:00 A 23:00 horas. CANAL PROGRAMA Farmacia de Guardia 4 Est.degrassi Punto Tres Coctel 5 Show de Goles Chile hacia el 2000 Horizonte Regional Mensaje Cristiano MINUTOS 26 mins. 29 mins. 35 mins. 90 mins. INVERSIÓN TOTAL MIN/$ 441.000 180 mins 274.500 1.037.653 $9.894.963 8.141.810 39 mins. 34 mins 22 mins. 5 mins. 1.047.900 7 Thalassa 24 Horas TV.Tiempo Sueño Fatal 30 mins. 58 mins. 5 mins. 120 mins. 4.166.500 482.534 17.901.000 Mega Noticias El Tiempo y Algo más Drugs Tore Cowboy Informe Semanal 60 mins. 6 mins. 120 mins. 49 mins. 8.848.00 111.111 54.476.500 613.656 .Noticias F.L. 93 La marca del Halcón 44 mins. 3 mins. 90 mins. 775.983 491.248 121.480 Tele Trece El Tiempo Imagen Fatal TOTAL 59 mins. 4 mins. 90 mins. 918 minutos 24.706.924 806.451 24.373.400 9 11 13 130 mins 130.900 $1.178.800 183 mins. $22.550.034 86 mins $63.435.611 186 mins $2.002.367 153 mins $49.886.775 $148.948.550 De los datos anteriores relativos a audiencia, se puede establecer que la audiencia media prime time en hogares logra duplicar la audiencia media de la programación infantil. Antes de cerrar esta exploración que hemos hecho vinculando las variables de inversión publicitaria y de programación infantil, debemos precisar que las cifras demuestran que la orientación de la inversión publicitaria en teleseries como en horario prime time están más relacionadas con la composición de las audiencias, a diferencia de la programación infantil, más relacionada con audiencias medias infantiles y tiempo de emisión. Quisiéramos finalizar estas consideraciones haciendo una breve síntesis con algunas conclusiones que emanan de este breve análisis. 1.-La programación infantil no es una área estratégica para la inversión publicitaria. Si analizamos los tipos de avisadores muchos de éstos orientan su publicidad a programación de teleseries o de horario adulto que tienen alta audiencia infantil. 2.-La desproporción negativa en la participación publicitaria por parte de la programación infantil no tiene ninguna relación proporcional con el tiempo de emisión ni rating medio de las otras áreas programáticas que captan mayor inversión publicitaria 3.-Los canales de televisión programan una proporción de programación infantil muy superior a los que sus recursos financieros del área lo indican. 4.-Pareciera ser que la orientación de la inversión publicitaria privilegia franjas, bloques o áreas programáticas donde lo importante es la composición de la audiencia, especialmente de aquella donde los adultos compartan participación con los niños. 5.-Por último, debemos subrayar la importancia de prolongar este análisis, examinando los costos de la programación infantil, ya sea en sus variantes por concepto de adquisición como de producción de programas infantiles. A pesar de que no hemos podido tener acceso a dichos datos, en el futuro necesariamente deberán ser manejados, pues parecen ser una variable central para afinar el rigor de análisis de la situación de la programación televisiva. III. HÁBITOS DEL TELEVIDENTE INFANTIL CHILENO COMO Y QUE VEN LOS NIÑOS Y NIÑAS EN LA TELEVISIÓN. Claudio Avendaño INTRODUCCIÓN En este trabajo se presentarán algunos datos correspondientes a una investigación más amplia sobre los medios de comunicación y los niños y adolescentes. El tema comenzó a investigarse en la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales hace tres años aproximadamente. El primer estudio en este sentido, se efectuó conjuntamente con Bradley Greenberg y sus colegas de la Michigan State University con datos de 1991 en Santiago. (Greenberg, B. 1992 ). Desde 1992 se está realizando un segundo trabajo incluyendo otras ciudades: Copiapó, La Serena, Valparaíso-Viña del Mar, Concepción y la localidad campesina de Cuncumén. La finalidad de estas investigaciones es describir las características del acceso, exposición y consumo de medios en niños y adolescentes considerando, entre otras variables, género, edad, oferta medial y mediación parental. Para esta presentación sólo se han utilizado datos agregados de Santiago, La Serena y Cuncumén, para establecer posibles diferencias en ciudades de distinta magnitud poblacional. CONSIDERACIONES PRELIMINARES En primer lugar, es necesario distinguir tres procesos en la interacción niñez-televisión: acceso, exposición y consumo. El acceso implica todas las posibilidades de la oferta televisiva que puede utilizar el individuo en función de sus necesidades comunicacionales. Este aspecto es básico para otra serie de procesos más complejos. En el caso de los niños se expresa en el poseer o no un televisor propio, que de estar en su pieza, le permite seleccionar con mayor libertad su dieta televisiva. Este acceso personal puede hacer que la mediación parental tienda a diluirse y se generen las condiciones para un mayor a irrestricto consumo de programas. Otra dimensión del acceso, se relaciona con las diferentes ofertas de programación expresadas en conexión a TV-Cable, use de video-grabador, video-juegos u otras nuevas tecnologías. Al aumentar las posibilidades de software medial, el niño o niña define un consumo televisivo basado en sus propias necesidades, especializándose en géneros determinados, sin negociar con otros compañeros (parientes a amigos) la exposición a determinados programas. Por exposición entendemos la dieta particular del total de la programación que el niño utiliza. En términos generales, se tiende a ver sobre la base de géneros y atributos determinados que deben poseer ciertos programas al interior de un género. Así aunque prefera un género, discrimina al interior de éste la programación específica que desea ver. Por ejemplo, a las niñas les gustan las telenovelas, pero: no me gustan las que pasan llorando y es puro diálogo, donde no pasa nada, no me gustan las de otros países, venezolanas, brasileras. Por su parte, los niños señalan respecto a las películas: no me gustan las que tienen mucha violencia o que sean tan calmadas, me gustan que tengan un poquito de las dos cosas. Por tanto, la selección de programas dentro un género se realiza en función de un estilo específico y peculiar de la estructura de narración y de los elementos apelativos del contenido . El consumo se refiere a la apropiación particular que realiza el niño, su interpretación subjetiva de la proposición de sentido que le ofrece el programa seleccionado. Si para comprender las tendencias generales a nivel de la exposición se pueden utilizar variables como sexo, edad, estrato social, carácter urbano-rural, entre otras, a nivel del consumo hay que pesquisar la modalidad de re-creación de lo recepcionado, en función de una lectura orientada por factores emocionales y cognitivos. Estos dependen de cada niño o niña en particular, del carácter social de los grupos a los que pertenece y su posición en la estructura social (Buckingham, D.1987). En otros términos, se re-elaborará el significado a partir de su pantalla interior (subjetividad) y de las matrices culturales de los colectivos sociales a los que pertenece el sujeto. En el caso de los niños y adolescentes, deben agregarse los temas relevantes de la agenda de su generación, los cuales pueden ser vehiculados o impuestos por la publicidad a otras variantes persuasivas. Sólo al distinguir estos tres procesos en la recepción de mensajes televisivos, es posible entender la relación de la niñez con la televisión, como un fenómeno complejo que supera la ventana particular de tiempo en que el niño se enfrenta al aparato y sus programas (Orozco, G., 1990). El niño posee un cotidiano en el cual el mundo de la escuela, la familia y la entretención (incluida la TV), tienen sus propias reglas, rutinas y exigencias que van desde el tipo de ropa que usan , hasta los registros de habla y libretos conductuales adecuados. Sin embargo, aunque cada uno de estos factores implica una cantidad de tiempo que debe dedicarle el niño o niña, ellos producen sus propias transgresiones a través de las cuales exportan a importan símbolos y prácticas, generando una forma colectiva específica de interactuar con la televisión. Veamos algunos ejemplos, cuando ven televisión hacen al mismo tiempo tareas; los padres educan a sus hijos a partir de programas nocturnos para adultos . Estas construcciones híbridas expresan tanto la riqueza del mundo de cada sujeto, como las pautas y normas propias del grupo etario. A estas expresiones sólo es posible acceder a partir del discurso de los propios niños y niñas, evitando la aplicación mecánica de las motivaciones a intereses de los adultos (Phoenix, A.1987). Desde estas breves y esbozadas consideraciones, expondremos sólo dos áreas de un conjunto mayor de datos sobre los niños y los medios. En primer lugar, las características de la exposición de los niños en el ámbito del domicilio. Y luego, el consumo de dos géneros televisivos mediante los programas: Informe Especial (Periodismo Interpretativo) y Mea Culpa (Reality Show), que obtuvieron un alto rating durante su exhibición y que son paradigmáticos en su género dentro de la televisión chilena. METODOLOGÍA Para el presente trabajo se recogieron datos provenientes de un cuestionario auto administrado por estudiantes de 4° y 6° año de Educación General Básica pertenecientes a escuelas y colegios de Santiago, La Serena y la localidad rural de Cuncumén. Para el caso de La Serena y Santiago, se seleccionaron de cada una tres colegios, representativos de los estratos medio-alto, medio y bajo respectivamente. Los criterios de clasificación de los establecimientos en estos estratos fueron el monto de la colegiatura o la ausencia de ella; el carácter subvencionado, municipalizado o privado y la comuna en que se encuentra ubicado el colegio o escuela. Se seleccionó un curso por cada nivel. En el caso de Cuncumén, se trabajó con dos escuelas rurales de esta localidad ubicada en la Quinta Región. La muestra estuvo constituida por 520 sujetos, (47% mujeres y 53% hombres). Los cuestionarios se aplicaron en clases con la colaboración del docente a cargo. La información así obtenida permitió conocer las características del acceso y exposición de los sujetos frente a la televisión. En Santiago se trabajó con doce grupos focales de niños y niñas de 4° y 6° Básico de colegios de Las Condes y Estación Central. A través de este método, fue posible registrar el proceso de consumo, especialmente la apropiación de los programas de televisión. Además, se pidió a estudiantes de otros cursos, pero de los mismos niveles, que escribieran en la clase de Castellano composiciones o redacciones de carácter impresionista, aunque previamente pauteadas, sobre sus preferencias televisivas y los principales rasgos de su cotidiano con especial énfasis en sus hábitos respecto al medio en cuestión. DOMICILIO Y EXPOSICIÓN A LA TELEVISIÓN La recepción de los programas de televisión por parte de los niños se realiza fundamentalmente en el domicilio, que Giannini define como el contorno inmediato y familiar que me construyo mediante la reflexión domiciliaria, (regreso a Sí) lo que permite reintegrarme a la realidad, reencontrarla y contar con ella cada día (Giannini, H. 1988 pág. 25). Este es el locus , en el cual los niños desarrollan su exposición a la televisión, reciben o no las influencias de sus padres y generan sus propios imaginarios a partir de la televisión, de los juegos, sus amigos o cualquier otro elemento que ellos han transformado en otro significativo. En esta muestra el promedio de exposición diaria a la televisión durante una semana hábil, fue de 2.8 horas aproximadamente, lo que es relativamente similar a los obtenidos en 1991: de 2.5 hrs.( Greenberg, B.1992 ). Otras investigaciones van desde 2.5 a 3.0 horas para los días de semana. Al realizar la comparación entre lo rural (Cuncumén) y lo urbano (Stgo. y La Serena ) no se dan diferencias significativas. Un primer aspecto tiene relación con la credibilidad que le asignan los niños a diferentes medios de comunicación, a los que ordinariamente tienen acceso. Los resultados se encuentran en el Cuadro N° 1 en la página siguiente: Se percibe claramente que la televisión es el medio que acapara las preferencias de los niños. A continuación podemos ubicar al diario y posteriormente a otros medios de comunicación poco significativos. En el caso de Cuncumén, se observa que la radio adquiere un perfil bastante destacado, esto se puede originar porque en el sector rural, no solamente cumple la función de entretención sino, también de servicio. Es utilizada como vehículo de información, datos, avisos de artículos, compra y venta, recados, etc. que ayudan al desarrollo de tareas importantes para el cotidiano laboral y existencial de cada una de las personas que viven en este sector. En el caso de las revistas, es explicable la situación por dificultades que tienen los niños para acceder a ellas, tanto por su situación geográfica, como por la falta de recursos para poder adquirirlas. En las otras dos ciudades, Santiago y La Serena, se observa que no hay diferencias importantes entre ellas. Por lo tanto, la credibilidad de los medios aparece más asociada al carácter rural, que al tamaño de las ciudades. CUADRO N° 1 CREDIBILIDAD DE LOS MEDIOS Santiago Diario 12 TV 79 Radio 5 Revistas 1 Amigos 3 La Serena 14 78 3 2 3 Cuncumén 17 66 17 -- -- Respecto a los hábitos de ver televisión (exposición) por parte de los niños, constituyen una conducta espacial y temporal con perfiles claramente distinguibles dentro del cotidiano, especialmente los días de semana. En los fines de semana se presentan diferencias entre los niños de los estratos bajos en comparación con el sector medio-alto. Estos últimos tienen una mayor posibilidad de seleccionar actividades en dichas ocasiones, su oferta es mayor y más variada, lo que significa en muchos casos, una disminución de la exposición a la televisión. En el caso de los niños de sectores populares, la cantidad de tiempo dedicado al medio aumenta. Las actividades de la estructura del cotidiano que ocupan mayor importancia en términos temporales, son la escuela y la televisión. Ahora bien, la exposición a este medio implica un libreto conductual con varios niveles de actividad, es una situación espacio-temporal en la cual se realizan varias rutinas (Dory, A 1990). En el cuadro N°2 se observa el cruce entre las comidas y la televisión. CUADRON°2 EXPOSICIÓN A LA TELEVISIÓN DURANTE LAS COMIDAS (%) Santiago La Serena Cuncumén Nunca 21 15 23 Algunas Veces 58 61 47 Siempre 21 24 30 El comer implica culturalmente una actividad no sólo orientada a la reproducción cotidiana de los sujetos, sino también, a ciertas formas de sociabilidad, de interacción con otros. En el caso específico del domicilio, las comidas implican el o los momentos en el cual los miembros de la familia se reúnen y conversan sobre lo vivido en los extramuros y/o en su interior. Es un momento que contribuye a la expresión de las impresiones que la subjetividad re-elabora a partir de las demandas, presiones e intereses del mundo público del estudio o del trabajo. Los datos del Cuadro N° 2 nos indican que, si sumamos siempre y algunas veces, más del 75% de los niños (y de vez en cuando sus familias) comen y ven la televisión al mismo tiempo. No se observan diferencias entre el sector rural y el urbano, o al interior de éste. Todo lo anterior indica que la televisión es un elemento propio del ritual de las comidas. También la televisión funciona mientras se realizan otras actividades. Sobre todo en niños que pasan gran cantidad de tiempo solos porque los padres trabajan. Esta circunstancia transforma al medio en un elemento de compañía para los niños. Aún más, la televisión puede asumir las características de la radio, en el sentido de constituirse en una especie de telón de fondo para otras actividades. Se ve televisión con interrupciones a intervalos, siguiendo la narración en forma relativamente coherente. En algunos casos extremos, las niñas de 11 ó 12 años ven dos telenovelas al mismo tiempo, solo cambiando de canal en los comerciales. En el Cuadro N° 3 se observa que sobre el 50% de los niños indican que la televisión está algunas veces o siempre prendida aunque ellos a otra persona la estén viendo. En el caso de Cuncumén, la situación es distinta a las dos ciudades anteriores, se observa que el 67% de los niños indica que nunca la televisión esta prendida cuando nadie la este viendo, es decir, la televisión se asume como una actividad en la cual el niño o los otros miembros de la familia, se dedican con mayor exclusividad. CUADRO N° 3 TELEVISIÓN PRENDIDA AUNQUE NADIE LA ESTA VIENDO (%) Santiago La Serena Cuncumén Nunca 44 47 67 Algunas Veces 54 51 33 Siempre 2 2 -- El juego es otra actividad que se realiza en conjunto con la televisión, en la medida que se está viendo televisión se realiza, por ejemplo, algún tipo de dramatizaciones, es decir, se actúa tomando elementos de lo que se está viendo, se asumen ciertos personajes y se recrean ciertas escenas. Esto es más frecuente en las niñas de 6° Básico. En el caso de los niños, estos juegan tomando ideas que recogen de la televisión o reproducen escenas con sus propios recursos, por ejemplo, organizan carreras de autos mientras ven dibujos animados que se refieren a este tema, juegan fútbol cuando ven programas como los Supercampeones (dibujos animados japoneses sobre fútbol). Los niños que poseen video juegos (Nintendo, Atari o Sega), los conectan mientras exhiben comerciales, y vuelven al programa de la televisión, una vez que calculan que terminó la tanda comercial. Además muchos de estos video-juegos han generado programas de televisión, como es el caso de Mario. Por tanto , niños y niñas no dejan de jugar mientras ven televisión , pueden realizar ambas actividades al mismo tiempo y apropiarse de elementos de los programas para crear o recrear con sus pares, nuevas situaciones lúdicas. Así constituyen sus formas de entretenerse mezclando elementos de la televisión y del mundo de los juegos, en una síntesis innovadora que les resulta gratificante. El locus por lo tanto en que se desarrolla la exposición a la televisión, es un ambiente en que se realizan varias actividades en forma simultánea, hibridaciones que resultan de la televisión, de los juegos y demandas formales de la escuela, entre otros. Los libretos conductuales propios de la exposición, nos indican que el niño tiene un estilo multiabarcativo para ver televisión, es decir, son capaces de emprender y desarrollar más de una actividad al mismo tiempo . Esto puede resultar incomprensible y aún reprobable para los adultos especialmente en el dueto tareas escolares - televisión. Sin embargo, el traslapar programas, o hacer más de una actividad al mismo tiempo es percibido como algo normal por los niños o niñas, al menos para los sujetos incluidos en este estudio. Aquí hay un cambio generacional en el guión conductual, en el sentido de que son capaces de procesar cognitivamente en forma más rápida en comparación con otros grupos etarios. En todo caso, los datos sólo indican un tendencia, una hipótesis sobre el estilo multiabarcativo que es necesario investigaren forma más detallada y con instrumental más refinado. La mediación de los padres respecto a la exposición y consumo de televisión, es otro aspecto importante para comprender los fenómenos propios del domicilio. Este es un fenómeno complejo de múltiples dimensiones, implica ver televisión juntos, comentar los programas con el padre o la madre, conocer lo que ven los hijos, generar reglas y normas o usar el medio para premios o castigos (Atkin, DJ 1991). Los datos indicaron que casi no existía mediación, y que sólo se limitaba al conocimiento de los programas que ven sus hijos, lo que en todo caso resultaba baja si se compara con otros países. (Greenberg, B. 1992 ). Desde otra perspectiva, se considera que la mediación puede tener dos orientaciones. Una l lamada inducción y la otra, sensibilización. (Korzeny, F. 1983). En el primer caso, estamos hablando del esfuerzo deliberado y consciente de los padres por orientar a los hijos en forma consensuada sobre los hábitos de exposición, tipos de programas deseables, comentarios sobre lo exhibido a otros indicadores. Se trata de que los niños y niñas posean estructuras cognitivas propias que les permitan orientarse frente a la televisión, como resultado de la negociación entre los intereses de padres a hijos. Un aspecto importante en este sentido, es la existencia de normas o reglas concertadas para ver televisión. CUADRO N° 4 REGLAS PARA VER TV EN DÍAS DE COLEGIO (%) Nunca Santiago La Serena Cuncumén 23 37 45 Algunas Veces Siempre 35 42 32 31 28 27 En el cuadro N°4 se puede observar diferencias respecto a las reglas para ver televisión en las tres localidades. En términos generales, observamos que no hay una tendencia precisa en el conjunto de los datos, existen diferencias en los tres lugares. En Cuncumén se presenta la mayor cantidad de niños y niñas que señalan que existen reglas para ver TV, un 73% de los encuestados indican que siempre o algunas veces existen normas, esto podría deberse a una menor disponibilidad de parque de televisores (acceso), lo que implica una exposición colectiva a los programas. Por otra parte, en el sector rural se da con mayor frecuencia familias extensas, que conlleva a una también mayor presencia de adultos en la casa. En el caso de La Serena y después Santiago, se observa menor existencia de reglas o normas para ver televisión. A esto hay que agregar que un número importante de niños están solos o acompañados de empleadas , ya que los padres trabajan o en el caso de niños que viven con alguno de padres, éstos normalmente realizan actividades fuera de la casa. Así, además de existir menos hogares con normas, en muchos de ellos no existen formas de control al respecto durante parte del día. Los niños señalan que aunque existan normas, éstas solamente se aplican cuando los padres están presentes, es decir, no se establece una real inducción; que ellos tengan introyectados elementos que les orientan con respecto al tipo de programas que deben ver. Son más bien reglas definidas en forma externa, las cuales no siempre son respetadas mientras los padres no están. Esta situación se ve más agudizada en los sectores medio-alto, los cuales al poseer más de un televisor dificulta a los padres ejercer un control directo sobre los hábitos de exposición de los hijos. Como mencionábamos arriba, una segunda modalidad de orientación en la mediación parental, es la sensibilización. Implica el use de la televisión como premio o recompensa externa. También pertenece a esta categoría, la administración de los castigos y la falta de objetos. La sensibilización está basada en el ejercicio del poder actual. Se consultó a los sujetos de la muestra, si en su caso se usaba la televisión como premio. Los resultados se encuentran en el siguiente Cuadro. CUADRO N° 5 TV COMO PREMIO (%) Santiago La Serena Cuncumén SI 45 44 71 NO 55 56 29 Se observa claramente que también hay una diferencia entre Cuncumén y el resto de la ciudades . El 71 % de los encuestados indican que se utiliza la televisión como premio, lo que revela, por un lado, la importancia asignada al medio, que se expresa en alta credibilidad como se indica en cuadro N° 1. Por otra parte, concuerda con un mayor presencia de reglas definidas por los padres a otros adultos, lo que trasluce a su vez, la relevancia atribuida por éstos a la televisión. Hay que señalar que estos datos provienen de lo que los niños indican respecto a la televisión en sus casas. Otras investigaciones han demostrado que no siempre existe coincidencia entre lo que los niños indican y lo que los padres señalan respecto de este tema, más bien existen contradicciones, especialmente en los padres que tienen mayor nivel de escolaridad (Lederman, A. et. al. 1993). Un elemento en que sí existe preocupación de los padres, tiene relación con la gran cantidad de horas que le dedican los niños a la televisión. Específicamente porque esto puede estar asociado a la creencia de que la televisión, disminuye la cantidad de tiempo dedicada a las tareas escolares, es decir a los padres les preocupa que la televisión les quite tiempo a los niños para realizar sus actividades de la escuela. Sin embargo, esta preocupación no se hace extensiva al tipo de programas que los niños deben observar. Hay que indicar que investigaciones realizadas sobre exposición y rendimiento, indican que no existe correlación entre las dos variables (Ivanovic, R. y Sepúlveda, O. 1988 ). CONSUMO DE PROGRAMAS: CASOS DE MEA CULPA E INFORME ESPECIAL El consumo de programas por parte de los niños, obviamente no se limita a los programas dirigidos a ellos. Entre aquellos definitivamente dirigidos a los adultos, tanto por el horario de exhibición, como por los temas que se tratan, se encuentran dos programas con alto rating y que son objeto de debate por los temas o problemas que abordan y su tratamiento televisivo y periodístico. El análisis de estas emisiones no estaba dentro de los objetivos planteados por la investigación, pero en el desarrollo de la misma se mencionó con frecuencia una particular lectura por parte de los niños, lo que motivó al investigador a profundizar en el tema. Informe Especial, es un programa de reportaje ( periodismo interpretativo ), que trata temas de distinta naturaleza (desde los derechos humanos hasta el racismo sexual) que es visto por los niños, a pesar de que éstos no ven programas informativos. No tienen mayor interés al respecto tal como lo demuestra el cuadro N° 6. CUADRO N° 6 EXPOSICION A NOTICIARIOS (%) Santiago La Serena Cuncumén Nunca 89 90 92 Algunas Veces 10 9 8 Siempre 1 1 --- Sin embargo, los niños incluidos en la muestra, señalaron que les gustaba Informe Especial y que los veían con frecuencia. El programa está diseñado para que el público se vincule emocionalmente al tema tratado, para lo cual hacen arreglos pertinentes tanto en el continente como en el contenido. El otro programa es Mea Culpa, el cual prácticamente inaugura el Reality Show. Se trata una historia delictual, que combina en un todo narración con progresión dramática, testimonios y el debate sobre las resonancias morales, psicológicas y legales del caso expuesto. Estos dos programas y, en algunos casos el programa Contacto, fueron ampliamente nombrados y relatados por niños y niñas, tanto de colegios del sector medio-alto, como de escuelas de sectores populares. Se observa un alto y pormenorizado nivel de recordación por parte de los niños y niñas. Reviven con detalles cada programa, especialmente Mea Culpa. En este caso, lo relatan como cualquier acción dramática, como si estuvieran contando una película o telenovela, pero indicando su carácter realista. El alto nivel de recordación de este tipo de géneros, concuerda con los hallazgos de Sturm, en el sentido de que los efectos emocionales de la televisión tienden a prolongarse en el tiempo, en comparación a los atributos cognitivos del mismo ( Sturm, H.1983). En los adultos el programa Informe Especial, ha sido objeto de amplio debate y controversia sobre lo conveniente del mismo. Por una parte, desde una matriz racional-ilustrada, se le acusa de ser sensacionalista y que utiliza la emoción como fórmula rápida, barata y efectista, pero irresponsable de llegar al público. Por otra parte, los sectores populares lo resemantizan como un programa cultural y educativo que presenta situaciones reales de las cuales es posible aprender y educarse (Fuenzalida, V. 1992). Un primer elemento que surge del análisis de estos dos programas es que los niños, no presentan marcadas diferencias en función del estrato o de matrices socioculturales. Al examinar las razones de su consumo indican: Informe Especial, cuenta las cosas y muestra poco, por eso prefiero Mea Culpa porque muestra todo y cuenta poco . En particular sobre este señalan: Yo veo Mea Culpa, porque lo encuentro como una verdadera película de acción. Aquí se expresan con nitidez elementos que se relacionan con las formas de presentación más que con los contenidos de los mismos. Independiente de estos últimos hay una referencia a la realidad medial (Doelker, Cr. 198 ) construida a través de una clase especial de programas, reconocidos por los niños como gratificantes. Son las opciones formales tomadas por los realizadores para dar cuenta del contenido, el factor relevante para la preferencia por parte de los niños y niñas. Entre los dos programas prefieren Mea Culpa, por su semejanza a la estructura clásica del drama, que se ofrecen teleseries y películas. Esto se aprecia con claridad en la primera referencia arriba mencionada. Además del continente, hay aspectos del contenido que destacan: A mí me gusta verlo porque muestra la realidad de la vida, las cosas que están pasando. Tenemos que comprender que la delincuencia ha subido mucho en Chile y es bueno ver estos programas, Es-super-interesante. El atributo de real se asocia a la coincidencia que existe, según los niños, entre las preocupaciones cotidianas expresadas en los problemas o peligros sociales y lo que muestra la televisión. Pareciera que al dar cuenta de los aspectos no gratos o indeseables, estos programas adquieren el carácter de revelación, ya que ajustan la agenda de la sociedad civil con la realidad medial exhibida. Sin embargo, el elemento central del consumo de los niños, dice relación con la modalidad que adquiere su apropiación educativa de los programas. En términos más precisos cuáles son los atributos de las emisiones que los niños transforman en objetos de aprendizaje. Este es un proceso que se genera a nivel del público, independiente de la propuesta de sentido que se realice en el polo emisor. En términos pedagógicos, no corresponde a un propósito de enseñanza por parte de un ente especializado, con objetivos claramente definidos y con una estrategia metodológica ad hoc. Se trata mas bien de reelaboraciones que se realizan en forma no deliberada en el ámbito del domicilio, a través de la cual se satisfacen necesidades de conocimiento y comprensión social que otras agencias o actores sociales no entregan de manera satisfactoria. Los niños y niñas expresan de la siguiente manera la situación: A mí me gustan porque uno aprende más y porque son ricos, de acción y son entretenidos. Muestra todo lo que pasa en la vida real y que hay que tener cuidado con algunas personas y que no hay que hacerle caso a personas que uno no conoce. Los factores del mensaje que se transforman en focos de aprendizaje, son aspectos de la realidad que socialmente se definen como reprobables o que violentan las normas existentes. Son aquellos referentes negativos que contradicen el marco axiológico del sistema educativo y que los profesores silencian y olvidan, ya sea por su carácter no educativo o porque no corresponden al ámbito de la instrucción, es decir, de la realidad asignaturizada. Los niños no muestran confusiones respecto al sentido de su exhibición. Se exhiben porque no hay que hacer lo que se muestra. Se dan por la televisión, pero no hay que hacerlo. Son antimodelos, realidades negativas que existen pero que no son imitables. Hay claras evidencias de una lectura (re-elaborada) sobre la base de normas consensuadas socialmente, independiente de la posición social. Ven los programas a partir de rangos morales anteriores, de una mirada orientada a reconocer los límites sociales de lo observado. Los niños de estratos populares, tal vez conocen o re-conocen más directamente lo que se muestra, en comparación con los niños del sector medio-alto, pero en ambas situaciones se percibe una re-acción desde la norma prevaleciente y dominante desde el punto de vista del sistema social. La función que cumplen estos programas para los niños, es que nos enseñan lo que está pasando en Chile y el mundo. En este sentido les ayuda a vivir en un mundo con ciertas realidades, que tanto la familia como la escuela no tratan regularmente y que, al ser representados, cumple una función de aprendizaje. La apropiación educativa que los niños hacen de estos programas, es mediatizada por los comentarios que realizan sus padres al respecto. No se genera en forma automática este proceso, los padres orientan a los niños tanto durante como después de los programa. Les indican lo aprobable o reprobable de tal o cual episodio, la pertinencia de la aplicación de ciertas normas en determinadas situaciones sociales. La mediación de los padres en esta situación es del tipo inductiva, vale decir, orientan a los hijos mediante el razonamiento y la explicación de los eventos presenciados. Así, el aprendizaje es un proceso independiente del mensaje, que adquiere su carácter de tal en la recepción del mismo. NOTA SOBRE ESCUELA Y TELEVISIÓN Las relaciones entre el mundo de la escuela y el mundo de la televisión, están fuertemente marcadas por la contradicción. Los actores educativos, especialmente los profesores y padres y apoderados, tienen un discurso crítico frente al televisión. Señalan a este medio como culpable de muchos problemas sociales tales como la violencia, la permisividad sexual, la ausencia del razonamiento lógico y de una sensibilidad estética profunda, el bajo rendimiento académico, entre otras problemáticas. Estas apreciaciones de los maestros, también se extienden a los otros medios. De ahí que la televisión esté condenada al ostracismo por parte de la escuela. No se habla de este medio en las sala de clases, al menos en el plano oficial. Los niños y niñas, por su parte, definen el mundo de la escuela y el mundo de la televisión como dos realidades diferentes, no se relacionan en ninguno de sus aspectos. Para los niños la escuela forma parte de sus deberes, de aquello que se debe asumir como una obligación. Importante, pero externo, implica una determinada cantidad de normas, procedimientos y actitudes que es necesario incorporar, pero que no necesariamente forman parte de lo deseable. El caso de la televisión es distinto, fundamentalmente la definen como un medio de entretención, ahí se desarrollan las actividades lúdicas, donde es posible obtener momentos de placer. La televisión les ayuda a distraerse de la fuerte carga que ellos dicen tener del mundo escolar. Es un elemento gratificante, siempre presente, que no impone reglas ni normas, no señala obligaciones, por el contrario, el niño la utiliza en función de sus propias demandas, expectativas y necesidades . Para los niños, la televisión es esencialmente un elemento de entretención, pero también de educación y esto lo significan como aprender cosas nuevas, es decir, ampliar los elementos a los cuales han accedido a través de su realidad inmediata. La televisión les permite aproximarse a un mundo más amplio de realidades, sensaciones distintas a las que forman parte de su cotidiano, la familia, los amigos y la escuela. Así, viven el proceso de aprendizaje de la televisión, altamente valorado por los niños. El aprendizaje no necesariamente tiene que ver con elementos propios de las asignaturas, es decir, no se utiliza la televisión como un recurso pedagógico que les ayude a desarrollar tareas. Esto no necesariamente implica que esto no se pueda realizar, sino más bien los niños no vislumbran la posibilidad. La interrelación entre el mundo de la escuela, expresado en las asignaturas (y los deberes que esto conlleva) y la televisión, implica obviamente un programa de entrenamiento y capacitación a nivel de profesores y, en consecuencia de los niños, que no se da en forma mecánica por parte de éstos. Las temáticas del aprendizaje se refieren al ámbito de lo existencial y lo cotidiano, es decir, reconocen algunos elementos que les permitan orientarse respecto del mundo externo, y a su papel dentro de él. En muchos casos, éste lo perciben como amenazante, formado por ambigüedades y matices ininteligibles. Por su parte, los niños de estratos bajos tienden a recibir por parte de sus padres, la sensación de que lo que está más allá de su domicilio, conlleva elementos negativos que pueden afectar en forma dramática su vida . En otras palabras, la calle y lo público están asociados al fenómeno de la delincuencia, al atentado sexual, etc. En este sentido, la televisión cumple una doble función, permite que los niños estén ocupados gran parte de su tiempo dentro de la casa y, en consecuencia, no se expongan a este ambiente amenazante. En segundo lugar, la televisión al reproducir elementos del mundo externo, permite a los padres indicarles con claridad cuáles son estos peligros, haciendo de ellos algo visible y observable que facilita el aprendizaje de los niños al respecto. RFFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS. Greenberg-BS, Busselle, R. Young People and their Orientation lo the Mass. Avendaño, C., Castellón, L. "Media: an International Study". Study# 15, 1992. Michigan State University. Buckingham, David "Children and Television. An Overview of the Research". Paper presented at the 1987 BFI Summer School. Orozco, Guillermo "Notas metodológicas para abordar las mediaciones en el proceso de recepción televisiva". 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ESTUDIO CUALITATIVO DE HÁBITOS DE NIÑOS ANTE LA TV Franca Pavani Soy Franca Pavani y trabajo con Inés Pascal en investigación en comunicaciones; nos invitaron para que les contemos parte de los resultados de un estudio cualitativo que realizamos para Televisión Nacional de Chile hace un par de meses atrás. El estudio trató hábitos de los niños respecto a la televisión, significados de la televisión para el niño, programación y preferencias, un análisis del flujo, televisión y educación, imagen corporativa de los canales. Por razones obvias el estudio es de propiedad intelectual de TVN. Nosotros vamos a exponer parte de estos resultados de estudio y no vamos a exponer otros. Nosotros entrevistamos a 15 grupos de niños entre 9 y 12 años y entre 5 y 8 años de edad, divididos por tipo de establecimiento educacional. Utilizamos como técnica genérica las entrevistas de grupo y diversas otras subtécnicas de análisis y de indagación. Hábitos de los niños En primer lugar les voy a contar lo que hemos encontrado en el ámbito de los hábitos del niño respecto de la televisión. Sabemos que los niños ven bastante televisión y que eso constituye una de las principales actividades dentro de sus hábitos cotidianos, esto sin distinción de tipo de colegio. . Más aún los datos demuestran que diariamente los niños están frente a la televisión una cantidad muy significativa de tiempo, a tal punto que el acto de encender la televisión está internalizado y adquiere un carácter casi inconsciente. En reiterados casos el acto de encender la televisión no se menciona como un acto en sí mismo, y esta acción se omite por la incorporación que tiene la televisión en la rutina del niño. También porque muchas veces el niño llega a la casa y la tele ya está encendida, entonces la televisión está absolutamente incorporada a sus vidas. Lo mismo ocurre cuando se refieren al acto de apagar la televisión; a ellos se les olvida apagarla o no hacen referencia al acto de apagarla. Se confirma la idea de la televisión como un elemento incorporado y diferenciado en la rutina. Eso sí que los niños en general, a pesar que ven mucha televisión no ven en forma indiscriminada. Los niños tienen sus preferencias muy definidas y quizá mucho más definida de lo que yo he podido ver en la investigación de adultos y un conocimiento exhaustivo de la programación. Por tanto, han creado el hábito de ver televisión en torno a sus programas favoritos. Este hábito de espera se traduce en distintos grados de concentración frente al televisor, que ellos expresan con la distinción entre ver y escuchar televisión. Escuchar televisión es el rango menor de concentración. Luego la espera más cercana al programa favorito se distingue porque ven televisión pero haciendo otras cosas. Y por último tenemos que durante su programa favorito no hacen nada más y se concentran fijamente en ese programa de televisión. De este modo, los niños ven tele a ciertas horas, esto es en torno a un programa preferido establecen un inicio. En el caso de dos programas de audiencia dura en un mismo canal en la tarde, se produce más o menos lo siguiente: espera del programa en un estado de ver haciendo otra cosa, programa favorito - nueva espera- programa favorito. Eso es a grandes rasgos el flujo. Los niños, entonces, ven televisión por bloques, esta es la manera de cómo ellos ven televisión. En la medida en que los niños tienen preferencias definidas y dan cuenta de su rutina televisiva en bloque, se puede concluir que la tendencia entre los niños es agresiva a la programación, la elegida por ellos en términos de preferencia. Es decir, ellos conforman su rutina televisiva y a partir de eso estructuran su tiempo y no vice versa. Entre los niños no parece existir preferencias marcadas por un canal en especial, los niños se relacionan con la tele en función de los programas que prefieren y no en base a lealtades por un canal determinado. Sin embargo, esto implica, y se ve en los niños un poco más grandes, que van desarrollando de acuerdo a la existencia de programas favoritos, el hábito de mirar más un canal que otro y esto ya a los 9 años está bastante marcado. Dado que las actividades que compiten más claramente con la televisión tienen la cualidad de requerir estar al aire libre, se da que los meses de invierno la televisión es una mejor alternativa que los meses de verano, evidentemente. La televisión en la rutina de los niños De acuerdo a las percepciones de ellos el hábito de ver televisión, estaría mucho más arraigado y asumido como parte de la rutina diaria, durante los días de semana, de Lunes a Jueves y Viernes incluido, que durante el fin de semana. Los fines de semana son considerados como una ocasión más bien para hacer otras cosas, lo que no significa que no ven televisión durante los fines de semana. Lo que sucede es que el acto de ver televisión en el fin de semana tiene un carácter menos rutinario y más grupal; es una ocasión para ver en familia con amigos, etc., por lo tanto la televisión durante los fines de semana connota cosas distintas, ajenas al sentido de rutina que la televisión tiene por antonomasia durante la semana. Regulación He escuchado otras ponencias en las que se ha hablado de la regulación en televisión. Yo les voy a hablar de regulación de la televisión del punto de vista del niño y cómo el mismo da cuenta de la regulación. Intentamos dilucidar si los niños dejan en alguna medida de ver televisión o algún tipo de programa específico debido a la eventual existencia de algún mecanismo de regulación o de autorregulación. Para abordar el tema de la regulación es necesario considerar tres tipos de jornadas televisivas, según cómo nosotros establecimos las rutinas de los niños -el horario diurno, que es el horario de clases o antes; -el horario nocturno, después que llegan los padres; -y el fin de semana. La mayor cantidad de televisión que ven los niños se concentra en los horarios diurnos. Según el análisis de las diversas percepciones de los niños no sólo se desprende que ven bastante televisión sino que además perciben que ven todas aquellas cosas que ellos quieren ver. Es decir no construyen un discurso del cual se pueda desprender que los niños perciban que la televisión sea o deba ser objeto de regulación o de control, por el contrario, los niños dan cuenta de una relación escasamente restrictiva con la televisión, dan cuenta de ella como un medio al cual se tiene libre acceso. Sin embargo, según los niños alguna regulación existe por parte de los padres, esta regulación se relaciona con el tema de las tareas escolares y casi nada más. Por otra parte durante el horario diurno no hay evidencia en el discurso infantil de la existencia de regulación de contenidos de la televisión por parte de los padres en ningún sentido. Lo que se presenta según los niños, es un discurso por parte del mundo adulto que intenta desviar la atención del niño hacia otras actividades que no sean la televisión. En otras palabras lo que perciben los niños es la presencia de un adulto, sobre todo la madre, que los "hostiga" -lo ponen ellos así- y no los deja ver televisión con tranquilidad, pero regulación propiamente tal, no. "Mi mamá como que me molesta..."; la madre cargoseando para que el niño vea menos televisión tiene el mayor peso relativo entre los factores que según los niños restringe la cantidad de televisión que ven. Sin embargo, lo relevante es que este tipo de restricción no es generador de regulación finalmente, puesto que en la percepción de los propios niños, el cargoseo de la madre no es atribuible a un motivo que para ellos les resulte atendible. En este sentido lo que logra esta restricción es un refuerzo a la intención y la conducta de ver televisión a espaldas de la madre. Es interesante observar que el tipo de restricción que por lo general ejerce la madre, no genera entre los niños rabia a otra cosa parecida. Esto denota cierta resignación positiva por parte de los niños, pero por sobre todo la constatación que este tipo de regulación actúa sólo en aquellos casos en que hay saturación o exceso de televisión. Entre los niños de estrato alto y medio alto se puede apreciar en los horarios de la tarde alguna regulación por parte de los padres circunscrita al asunto de las teleseries. Lo relevante es que en este caso la regulación se da en función de algunos contenidos. Pero, como vamos a ver más adelante, tampoco es comprobable una regulación de ellas. En el horario nocturno, de acuerdo a lo expresado por los niños, habría una mayor regulación por parte de los padres debido a la necesidad en la hora en que se tienen que acostar. Es decir, la regulación es del horario límite, no de cantidad de televisión ni de contenido, sino de horario límite, para it a la cama. Nuevamente la regulación se da más bien en cuanto a límite horario que en relación a contenidos de programas nocturnos. También se presenta evidencia en cierta regulación de la televisión en función de contenido, estos son los programas que los niños llaman para mayores, entre los cuales se incluye a las películas de terror y las películas que tendrían escenas de sexo. En todo caso la mayor regulación de contenido está focalizada en las películas de terror, las cuales no son, de acuerdo al discurso de los niños, limitadas por el asunto valórico sino más bien por los problemas posteriores de las pesadillas. Incluso observamos que entre los niños que señalan que las películas de terror no les dan pesadillas, los padres actúan permisivamente, no hay regulación ahí. En el caso de las películas de terror, sin embargo, este es el único contenido de la televisión en que nosotros vimos que los niños se auto-regulan. Es decir, para ponerlo en términos simples, "en vez de que me de susto, mejor no lo veo .... o me tapo los ojos y veo un pedacito..." En el caso de las películas eróticas... -ellos mismos dicen eróticas-...los niños no parecen estar muy seguros de avalar la restricción. Lo relevante es que los programas que contienen escenas de sexo no son objeto de autorregulación por parte de los niños, mientras pueden van a intentar verlos. Por último, lo más relacionado con esto, es necesario enfatizar que la regulación de la televisión en función de contenidos violentos a diferencia de las películas de terror o eróticas no está presente en el discurso de los niños en entrevistas de casi dos horas o de más de dos horas, de 15 grupos diferentes de distintos estratos, de distintas edades, etc. No hay menciones a que los padres les impidan ver películas violentas o que ellos mismos dejen de verlas, o seriales como ocurre con las de terror a otras. Aparte de los contenidos de terror, encontramos una regulación de la televisión utilizada como castigo fuerte. Utilizan entonces los padres como castigo por el fracaso escolar o por lo que sea. Los significados de la TV En primer lugar, la televisión opera en los niños como factor de estructuración, de rutina. El grado de incorporación que tiene la televisión en la vida cotidiana de los niños es tal que éstos no conciben la posibilidad de quedar sin televisión; ante la hipótesis de quedar desprovistos de la tele, en su vida cotidiana, los niños tienden a señalar en términos figurativos la toma de iniciativas de orden radical frente a los responsables de tal circunstancia; dicen cosas como: "si se acaba la tele yo voy al Canal y los mato...", si no responsabilizan a otros por la eventual no existencia de la televisión, las opciones son igualmente radicales, dicen: "yo, a veces me darían ganas de suicidarme, como tengo un árbol gigante, es enorme... ya, me subo y me tiro para abajo..." "me vuelvo loco, me voy a una casa de orates, sino me voy al Hogar de Cristo a ver si allá hay una tele...", esa es la reacción. En este caso la radicalidad da cuenta del rol protagónico que tiene la televisión en sus vidas; la televisión es compañía, es salvación ante las sensaciones desagradables que enfrentan al no poder acceder libremente a aquellas personas y aquellas actividades que podrían proveerlos de lo que la televisión les suple o les provee: soledad, miedo, aburrimiento...contextos limitados...la sensación que su vida se mueve dentro de unos márgenes de estrechez infinitos respecto de lo que hay y lo que ocurre en el mundo, etc.. De este modo la televisión es percibida como un factor esencial para integrarse al mundo; ésta contribuye significativamente a la conformación de una especie de mapa que va guiándolos en el conocimiento de las personas, de la vida y del mundo en general. Este mapa que el niño necesita considerar a ir ampliando en la medida en que su vida va progresivamente saliendo de los límites del hogar, integrándose a la sociedad, abarca todos los aspectos, desde ir ampliando su conocimiento del espacio físico hasta ir adquiriendo las pautas para el desenvolvimiento interaccional adecuado. Al mismo tiempo en este trayecto de integración a la vida, el niño necesita fuertemente elementos de estructuración, es decir el mapa es necesario porque sin él la incertidumbre sería intolerable. Evidentemente la estructura o el orden son básicamente dados por las instancias de formación instituidas: el colegio, el hogar, la rutina de actividades. Sin embargo dado el carácter de realidad virtual que ofrece la televisión, así como su incorporación a la cotidianeidad, el medio actúa como un reforzador potente de la necesidad de tener la sensación de estructura. Para los niños la televisión como factor estructurador, queda en evidencia en una serie de percepciones infantiles, por ejemplo la presencia de una programación estable es altamente valorada por los niños, en tanto factor constitutivo de certidumbre; a pesar que los niños perciban que siempre dan las mismas cosas, valoran positivamente el hecho cotidiano de conocer la programación, de encontrar diariamente los mismos programas. Una programación estable es como una representación del orden, por eso los niños tienen sensaciones poco confortables cuando se les altera la rutina televisiva. Del mismo modo los niños valoran la incondicionalidad del televisor, es decir que este medio de entretención, compañía y representación de la realidad esté siempre ahí a su disposición. Así también la televisión actúa como una suerte de ancla con la realidad que parece ser una sensación tranquilizante para los niños. Dice un niño:"cuando veo una película de video que son como así de cosas irreales, entonces cuando termina no me gusta dormirme al tiro, me gusta ver la tele aunque sea que den comerciales y de ahí me puedo dormir..." La televisión como compañía es la segundo gran significado que tiene la tele para los niños. Cuando los niños personifican a la televisión, las cualidades que se reiteran en forma casi pareja son las que dan cuenta de la asociación de la televisión con la sensación de compañía. Este significado que el niño le otorga a la televisión es relevante porque da cuenta que el niño no es pasivo frente al televisor: selecciona, interactúa, se relaciona se identifica con cada uno a los personajes que aparecen. La tele genera mundos comunicacionales compartidos y se constituye en un elemento que otorga sentido de cercanía y familiaridad a los niños y además tiene la cualidad de constituirse en el tipo de compañía requerida en distintos momentos, es decir reemplaza a diversas relaciones de su vida real a las cuales no tiene acceso inmediato en el momento mismo de requerirlas: al amigo, a la figura femenina que escucha, que protege, al abuelo, etc. En tercer lugar, la virtualidad de la televisión tiene un efecto de significado importante para los niños. A pesar que lo virtual, es decir el efecto de realidad como tal es un fenómeno inherente a la televisión, se puede apreciar que en el discurso infantil este aspecto no pasa desapercibido. El hecho que la tele sea constructora de realidades alternativas, es decir que los niños se sientan durante el acto de ver televisión como parte de otra realidad, es claramente una de las razones por las cuales los niños se interesan tanto en el la; ellos tienen una disposición abierta a entrar en nuevos mundos, probablemente el fenómeno de la virtualidad no esté ajeno a los adultos, a todos nosotros. Sin embargo, lo que se está señalando es que los niños no sólo son objeto de este fenómeno sino que además no han perdido la capacidad de asombro respecto de este. Es decir, entre los niños hay mayor encanto y disposición para entrar en otros mundos. Desde la perspectiva anterior se puede señalar que la alta audiencia de los niños no implica falta de discriminación ante la programación televisiva; la percepción de acceder a programas como sí fueran parte de la propia realidad, un reflejo de un mundo donde se proyectan los propios sentimientos, permite a los niños actuar en forma selectiva en la programación. Un niño dice: "yo veo toda la tele que quiero ver pero casi siempre veo los programas en que me refleje en el programa, pero los otros programas no me interesan, me gustan de mi edad, que les pasen las cosas que a mí me gustaría que me pasaran, las cosas que a mí no me gustan que me pasen, todas esas cosas". Ahora bien, el acto de entrar en otro mundo que implica para los niños la televisión tiene dos dimensiones: una que afecta a la sociabilidad de los niños y otro que activa un tipo de relación ajena a las relaciones sociales, más bien de orden personal. Vamos a entrar entonces a las preferencias de los niños. Los programas infantiles Tenemos que los programas infantiles producidos en estudio no están entre las primeras preferencias de los niños ni cercanamente. Primero los programas infantiles producidos en estudio, tanto en los nacionales como los extranjeros, proyectan o bien una relación asimétrica, o bien una jerarquía disfrazada lo que es perceptible para el niño. El niño prefiere una relación clara, roles del conductor a intención del programa claros. Cuando hay relaciones y roles poco claros sienten que cualquier intento de involucramiento o participación es forzado. Cuando la relación es asimétrica en forma no explícita, entonces no pueden sentir protagonismo y se marginan. En el caso de programas a los cuales se puede asistir; se debe cuidar que lo que ocurra en el set sea congruente con lo que se quiere proyectar, por la comunicación interpersonal entre ellos. No les gusta que se los trate como que si no pudieran discernir entre lo que es lúdico y lo que no; ellos entran en el juego en la medida en que les proponen un juego y no un engafo y son tremendamente agudos en percibir la diferencia entre lo lúdico y lo no lúdico. Valoran los recursos creativos por sobre los presupuestos de producción, juegos de cámara, recursos gráficos, interacción entre el equipo del programa, ver detrás de los programas. Los ambientes estridentes son percibidos como una manera burda de captar la atención, prefieren en cambio atmósferas de mayor tranquilidad que permitan un tratamiento adecuado en un tema de interés para ellos. Las teleseries de la tarde son la primera preferencia para los niños; vamos a revisar los elementos de enganche de los niños con las teleseries. La primera es la relación entre la cotidianeidad y las teleseries. Las teleseries permiten experimentar a través de una rutina clara, la sensación de que la vida tiene un cierto orden, que el cambio en todos los sentidos se da en forma progresiva y por tanto no atenta en contra la estabilidad de la certidumbre. En segundo lugar, las teleseries se insertan muy adecuadamente en términos temporales y narrativos en la necesidad de tener la sensación de rutina, las transmiten todos los días, establecen continuidad y cuentan una historia que tiene un desarrollo acelerado pero similar a la vida cotidiana. Son como compactos de la vida que permiten ver el comienzo, explicarse el origen y el final, cómo van a terminar las cosas. El humor en las teleseries también es elemento de enganche, los enganchan más las historias contundentes, aunque a algunos les resultan más amenazantes porque los obligan a verlas. En el caso de las telenovelas venezolanas o de las mexicanas, lo que los engancha es que ofrecen un tipo de drama que deja de manifiesto el mundo relacional y valórico en forma casi didáctica, devela además lo oculto, aquello que ocurre en forma menos caricaturesca en la vida propia pero de lo que no se habla, pasiones, celos, etc.. Y ven teleseries como elemento de vínculo con los amigos y los padres. En tercer lugar, los elementos de enganche de las seriales que ellos ven más. Las seriales son más valoradas cuando el niño puede contextualizar cada capítulo con el origen que da inicio a la historia, cuando pueden remitirse al lugar de origen, al lugar que explica los hechos, las historias que hablan de otras historias, estas son las que los enganchan. Lo anterior permite que el o los protagonistas tengan una dimensión mítica que los hace mantenerse vigentes. La vigencia de cada capítulo es en relación al mito de origen. Otro de los elementos fuertes de enganche con las seriales es la transgresión del mundo adulto y del orden establecido. Lo relevante es que este tipo de transgresión es percibida como sanaen la medida que su expresión resalta la diferencia del transgresor frente al común y corriente y no daña a nadie. Esto genera mecanismos de identificación con sus propias transgresiones, valoran el cuestionamiento de la norma adulta en la medida en que pone en evidencia una verdad alternativa y que parece dejar al descubierto la diferencia entre verdad y verdad formal que es la que ellos distinguen como la verdad adulta en algunas ocasiones. La transgresión bajo cierta forma, ojalá bajo la forma de humor, amolda el mundo adulto que les parece inflexible y rígido y al que siempre son ellos los que tienen que adecuarse. Dos seriales de monos animados, Garfield y ThunderCats, en el momento que hicimos el estudio, eran las que más claramente enganchaban a los niños. En Garfield, el protagonista es factor de enganche. Garfield es un personaje construido y no simplemente esbozado como la mayoría de los monos. Opina, tiene personalidad, es reflexivo y tiene una visión de las cosas. Garfield además se comunica directamente con el niño puesto que piensa - no se si ustedes han visto Garfield- y establece una complicidad con él, además es un permanente transgresor, este gato gordo, porque es un fresco, dicen los mismos niños, come y duerme...Es un fresco, eso sí que sano y divertido, que también le gana a la norma adulta. Luego tenemos la otra serial Thundercats,. donde la historia es lo mas importante y el mito que da origen a la historia. Lo que engancha principalmente en esta serie es que tanto el bien como el mal se revisten de poderes en función de un propósito final. El bien está representado no sólo por una figura como en el caso del mal sino por varias, todas con una debilidad, del mismo modo que la condición humana. El bien requiere de una unión entre varios para vencer...esa es otra de las cosas que ellos destacan. Esto hace que los niños se identifiquen con distintos personajes, genera mayor posibilidad de agrados, etc.. Le permite imaginar, recrear en la memoria con versiones propias, incorpora nuevas lógicas, la propia, y les permite compartir una suerte de lenguaje del futuro que sienten ellos como tiempo más propio que el nuestro. Y ellos están más cerca del futuro que del presente, en su lenguaje al menos. Después tenemos la preferencia hacia los programas de humor, pero no tengo tiempo para referirme a eso. Les gustan las películas de acción y juegan a las películas de acción, pero también distinguiendo entre lo que es violencia y ficción. Yo creo que en nuestro estudio eso queda bastante claro...; si es que tengo que decir algo muy rápidamente relacionado con la violencia, es que ellos distinguen perfectamente entre lo que es ficción y lo que es realidad, con bastante claridad, y eso en algunas otras ponencias me ha llamado la atención. Resignificación educativa Los niños le asignan significado educativo a una diversidad de programas de televisión que superan a aquellos que están diseñados como un objetivo de enseñar algo. Así es posible encontrar percepciones de significados educativos en prácticamente todos los géneros de programas, dibujos animados, teleseries, películas, noticias, incluso en los comerciales. Entre los principales resignificados educativos de la televisión que hacen los niños está lo valórico, lo vocacional o profesional y la información en relación con el mundo que los rodea. Unos dicen, por ejemplo, "a mi algunas veces me han servido los programas que he visto y que no hay que ser tan egoístas con los demás, yo he aprendido mucho del Chavo del Ocho, me encanta, por ejemplo, etc, y andaba robando y le echaron la culpa a otro ...." A través de las noticias los niños también expresan un aprendizaje valórico; cuando hicimos este estudio estaba el evento del aluvión, entones las noticias tenían una especial importancia para los niños y despertó en ellos el tema de la solidaridad. Esta situación de crisis, vista a través de las noticias despierta en ellos los valores de la solidaridad y conciencia social. Otra área de la significación educativa importante en la televisión, desde el punto de vista de los niños, tiene relación con opciones vocacionales o profesionales. A partir de una variedad de programas, ellos encuentran información y orientación para desarrollar sus definiciones en el ámbito de lo vocacional o profesional. Este es un aspecto que influye significativamente en la favorabilidad hacia ciertos programas de tipo educativo y de utilidad pública, como por ejemplo, "ALO ELI" y ese tipo de programas, donde aparecen los profesionales atendiendo preguntas del público. Información útil para resolver situaciones críticas, este es otro tema también que los niños la resignifican educativamente. La resignificación educativa tiene que ver con situaciones límites y la forma como se deben resolver; especialmente en el caso de programas tipo Rescate 911, Esto es Increíble, ese tipo de programas. La resignificación que los niños hacen de este tipo de programas, hace pensar que en ellos la educación debe tener un alto componente de la realidad, es decir, valoran positivamente aquello que les enseña desenvolverse en la vida. Lo que aprenden de estos programas se encuentra tanto en el ámbito de lo valórico, como de aprendizaje de técnicas de salvataje y consejos respecto a situaciones de peligro, y lo que debe o no debe hacerse en esos casos. Otra resignifcación tiene que ver con la necesidad de orientación respecto a cómo resolver sus problemas personales. Relacionado con el cómo moverse en la vida, están las necesidades de ver reflejada en la televisión el proceso existencial en el cual se encuentran. Esto expresado principalmente, por niños entre 9 y 12 años, puesto que se sienten solos enfrentando su vida, problemas o cambios. De esta forma, ellos se refieren a que los programas educativos debieran tener más relación temática con sus vidas, donde ellos puedan reflejarse, donde vean sus problemas y para que les ayuden a enfrentarlos, en contraposición a programas que les enseñan temas que están fuera de su vida. Esto no lo encuentran en la televisión y el hecho que potencialmente les provea de una orientación y apoyo, tiene gran incidencia en la diversidad de relaciones que puedan establecer con la tele. Otro tema es lo virtualmente aprendido; se percibe en lo niños unas modificaciones a cuestiones que han aprendido de la televisión, que transgreden los límites de lo posible, debido a que, de alguna manera, a través de ciertas proposiciones de la televisión, los niños estructuran sus sueños a imaginación respecto a realizar misiones imposibles. Es el caso de haber virtualmente, por ejemplo, aprendido a pilotear un avión, ser detective, o manejar un globo aéreo, ellos están convencidos que sí saben hacerlo y lo expresan así. Esta área de la signifcación educativa no implica una aplicación práctica pero los traslada al aprendizaje virtual pues aún cuando difícilmente pueden implementarla, ellos creen haber aprendido a realizar. Los niños le asignan un significado educativo a programas que no son diseñados con objetivo educativo. Esta idea se confirma al detectar que los niños usan con fines educativos, específicamente, para realizar sus tareas, diversos elementos aprendidos de sus programas preferidos, como son El Chavo del Ocho y las Teleseries; hacen tareas relativas a las asignaturas del colegio. Por otra parte, la cantidad de horas que los niños pasan frente al televisor hace compartir ese tiempo con las obligaciones y actividades de su rutina cotidiana; esta situación crea entre ellos y la televisión una relación de funcionalidad bastante singular, por ejemplo, ellos descubren a través de un comercial resolver una tarea del colegio. 3. DEBATE Franca Pavani: quisiera hacer énfasis en la importancia que tiene la incorporación de las regiones o de contextos distintos al Área Metropolitana en los estudios. Porque se ve, inmediatamente, que hay diferencias -que es lo que yo también he comprobado en las investigaciones mías; están surgiendo los canales regionales y para dar espacio a esos canales es importante que los estudios se diversifiquen. -Sobre la influencia de las teleseries. Tú explicaste cuáles eran los cambios que producían las teleseries en los niños, quería saber si había un estudio de ustedes respecto a las conductas y a la violencia; los niños parecen que tienen muy claro cual es la realidad y cual es la teleserie. Franca: En los estudios en los cuales yo he participado, no he visto ningún tipo de nocividad de ningún contenido. De las teleseries menos, las teleseries por el contrario, son bastante estimulantes para los niños, les muestran patrones de relaciones y una serie de cosas que para ellos son más bien buenas. - Yo quisiera leerles algo que escribió una niñita de colegio, comentando un programa, dice: "Yo les quería decir que el otro día yo vi "Los Simpson", entonces los niños Simpson ven un programa en la tele, que son de un ratón y un gato, resulta que la mamá les decía que no vieran ese programa porque era muy violento, porque el ratón le preparaba bombas al gato y le hacía zancadillas. Los hijos de los Simpson veían esos monitos, entonces la señora habló con todas las familias y les dijo que hicieran una huelga porque toda la ciudad veía esos monitos y los hacía reír. Hicieron una huelga para que los monitos fueran todo lo contrario, lo consiguieron y resulta que después los niños iban a ver la tele y estaba el ratón con el gato tomando limonada y después todos los niños hicieron una huelga porque no les gustaba, porque la paz tiene que ser entre las personas reales, pero a ellos les gustaba algo que los hiciera reír, porque casi todos los niños pensamos -eso creo yo- que al ver los dibujos animados, les gusta que los hagan reír y que sean emocionantes". - Noticias Tú lo referiste, al comienzo muy brevemente, al niño y a las noticias. Me gustaría que se pudieran ampliar un poco sobre este tema; por lo que se ha dicho hoy día, los niños se acuestan bastante más tarde de lo que creemos y probablemente, ven nuestros noticiarios y qué pasa con la violencia de nuestros noticiarios... Claudio Avendaño: hay datos duros sobre noticiarios y niños, que yo no alcancé a mostrar; en general los niños prefieren no ver noticiarios, o ver menos noticiarios; cerca de un 70% en general no ve noticiarios en los sectores rurales; lo que si molesta definitivamente a los niños es la política, la política en todas sus versiones, en noticias, en programas políticos dedicados al tema, en debates, porque lo encuentran fome; porque ellos esperan que la televisión funcione como una narración, con acciones; lo que tiene que ver con gente que se pone a hablar con verbalizaciones exageradas a ellos no les gusta. Franca Pavani: si bien puede ser cierto que a los niños no les gusta las noticias, los niños ven mucho las noticias, ese es el dato que nosotros manejamos y ven mucho las noticias porque esa es una hora en que pueden estar acurrucados con el papá; es muy rico estar con el papá y entonces ellos miran ahí las noticias. - Te puedo hacer una pregunta respecto a la metodología? Franca Pavani: primero que nada, las entrevistas a padres no objetivizan la información, las entrevistas a padres dan el punto de vista de los padres. Lo que nosotros quisimos hacer en esta oportunidad, puesto que generalmente los que hablan son los adultos, es, precisamente, dejar hablar a los niños lo más posible acerca de la televisión. - ¿Eran entrevistas autoadministradas a los niños?... Franca Pavani: No, eran conversaciones entre todos los niños y con una persona grande que participaba en las conversaciones. Claudio: Me gustaría agregar una cosa muy cortita, con respecto a eso de objetivizar con los padres; es al revés. En un trabajo en que se entrevistó a padres y a sus hijos, en forma separada, los papás decían que tenían reglas respecto al consumo de televisión de us hijos, pero los niños decían que no existían esas reglas. Entonces, esa es una especie de mediación utópica más dada en gente con altos niveles de escolaridad, en el sentido de decir, la televisión es importante y por lo tanto yo cuido la televisión en mi casa, yo la vigilo, pero eso no se expresa en conductas concretas. Entonces yo no se si podemos objetivizar lo que dicen los niños, por los papás. Franca Pavani: yo creo de que hay que tratar como si fuese una naranja a it tomando todos los distintos puntos de visa posible y, por supuesto, que finalmente hay un elemento interpretativo importante. - Respecto a los estudios de Claudio, me gustaría que me entregaras las reacciones de los niños respecto de la realidad rural. Claudio Avendaño: En general, yo lo diría que los niños rurales con respecto a los programas infantiles, los usan como una fuente para hacer otros juegos, o sea, no necesariamente el proceso de ver programas infantiles es ver esos programas infantiles y se acabó; hay un proceso posterior que tal vez es el más importante para ellos, que es jugar con cosas que vieron en la televisión, esa es, una de las cosas más importante que nosotros encontramos en ese estudio. Franca Pavani: Voy a tratar de seguir con la pregunta que se refiere a si las teleseries no tendrían efectos nocivos sobre la conducta. Bueno, yo pienso que en lo que nosotros vimos y como lo niños dan cuenta de las teleseries, porque quiero restringir nuestro campo de acción, no parece ser así, parece ser que más bien los niños utilizan en forma bastante positiva las teleseries. Ahora, en referencia a los noticiarios, nosotros no testeamos lo noticiarios con los niños; lo que si dijimos, es que parece ser que los noticiarios son un espacio de interacción con sus padres, que a el los les gusta mucho y por lo tanto ven televisión, ven los noticiarios. Claudio Avendaño: Me gustaría agregar una cosa muy breve respecto a como los niños ven la violencia en los programas que ven. No es una percepción así tan clara, a mi modo de ver, que ellos distingan entre realidad y ficción, lo que distinguen es distintos tipos de violencia; por ejemplo, si ven un programa como "El Chavo del Ocho", ellos se dan cuenta que, en realidad, cuando un personaje le pega otro, no le está pegando, sino que es un truco, y ellos pueden demostrarlo gráficamente cómo lo hacen; entonces le explican a uno como es el truco de pegarle a otro niño, y eso dicen que es distinto a un programa como una primera serie nocturna, donde hay adultos y realmente uno le pega a otro y hay sangre, ahí si que hay violencia y es real, no es que digan que es mentira. Entonces hay una serie de matices ahí, que hay que distinguir, porque no es tan absoluta la percepción de la violencia en la televisión. - Qué margen hay de ficción y de realidad... los sujetos .de estudio son capaces de distinguir su propia experiencia habitual cotidiana de la violencia en TV ?. Franca Pavani: sí, yo pienso que en los sujetos que nosotros estudiamos es bastante claro; lo que pasa es que no hemos estudiado específicamente ese punto, me encantaría estudiarlo más, pero yo diría en principio que si, así aventuradamente, en base a un estudio cualitativo de quince grupos. Claudio Avendaño: No tengo una respuesta clara, lo que si podría decir como idea general, es que los niños, si bien es cierto resignifican, se apropian, etc...tampoco tienen claridad absoluta, ni se plantean si lo de la televisión es real o no real; yo no lo plantearía en esos términos, yo lo plantearía en términos de si logran reconocer en el programa que ven en televisión, algo que es similar a ellos; eso es lo que yo observé, por ejemplo, en el caso de Informe Especial o Mea Culpa, para ser más específico; esas cosas que salen en Mea Culpa son reales porque me pasan a mi; pero no distinguen si el discurso televisivo es real o no es real. - Como una idea central, tratando de sintetizar lo que has dicho, corrígeme si me equivoco, tengo la sensación que este aparato resulta ser un ente con mucha vida para los niños, y empiezo a ver que ellos se relacionan con él con mucha familiaridad; lo manejan y ese aparato se deja manejar, les entrega una cantidad de cosas que normalmente no están en la discusión pública; yo he quedado muy sorprendido en el sentido que los niños descubren elementos de aprendizaje, de apertura de conocimiento, en los comerciales, en las teleseries, y eso tiene poco que ver con lo que uno escucha cotidianamente y ordinariamente por ejemplo, respecto de los efectos de la televisión en los niños. Es como el mundo feliz, eso es lo que me tiene un poco perplejo. Franca: No, es el mundo feliz, yo creo que los niños sufren también con la tele. - este aparato les entra a ellos mucho más de lo que suponemos los adultos que les entrega, enfatizaste mucho en los valores, es ahí donde normalmente se pone el énfasis cuando se quiere cuestionar los efectos de la televisión en los niños. Franca: Si, eso es sin duda así. Claudio: hay que agregar también, que no es solo la relación entre niño y televisión, hay una sociabilidad que rodea esta interacción; si los papás ven televisión con sus hijos y les comentan a partir de lo que ven, les dan ciertas instrucciones sobre cosas que hacer o no hacer, es distinto a que el niño esté viendo televisión solo, Entonces es un fenómeno bastante más complejo a que el aparato tenga vida o no tenga vida en si mismo...Claro, desde el punto de vista de su lectura puede que si, pero además hay que agregar estos elementos de sociabilidad que hacen bastante más compleja la relación, algunas veces lo que le dice el padre, está en contradicción con lo que él ve de la televisión, y el punto más complicado de la mediación parental, va por el lado no de los contenidos y de las horas, sino que el televisor le quita tiempo por hacer tareas, y que la televisión afecta el rendimiento académico del niños, esas son las preocupaciones del papá. - En los estudios de ustedes, en términos de niños de un cierto grupo etario idéntico ¿Han encontrado diferencias importantes por estrato social?...¿Qué les dice edad y estrato social? Claudio: en estratos hay diferencias claras; los niños de estratos medios-altos tienen, obviamente, más alternativas de actividades que la mera televisión; los niños de estratos medios-altos señalan que los fines de semana casi no ven televisión porque realizan otra serie de actividades, a diferencia de los niños de estratos más bajos que utilizan en forma mucho más intensa la televisión los fines de semana. En general, los niños de colegios medios y altos tienen horarios de clases más largos por lo cual llegan a casa casi a mitad de la tarde, 5 de la tarde; por lo tanto, la dieta televisiva a que pueden acceder, es bastante menor que los niños de estratos bajos. En general, los niños de estratos bajos ven en la tarde televisión y no está la mamá ni está el papá; en los estratos altos es distintos, porque están acompañados, generalmente por una nana que los va a buscar y los va a dejar al colegio. Con respecto a diferencias en torno a grupos etarios, yo creo que a medida que aumenta la edad, también los niños dejan de interesarse sólo por la televisión y empiezan con otras preocupaciones, como es el caso de la radio y ahí hay cambios significativos; también a preocuparse por otros géneros, como mencionaba en el caso de la niñitas, para el género telenovela. Franca: creo que hay cosas que se podría agregar; los niños de estratos bajos tienen mediatizado su primer contacto con la televisión por labores domésticas o trabajos; muchos niños de estratos bajos tienen que realizar labores domésticas porque tienen que trabajar, incluso, fuera de la casa y eso los mediatiza. En el caso de los niños de estratos bajos, las niñitas, sobre todo, tienen a estar más tiempo en la casa por la delincuencia en los barrios en donde viven, etc...por lo tanto, se disminuyen aún más sus posibilidades de otras actividades. - El promedio de consumo de televisión por parte de las familias, ¿ aproximadamente cuánto es? Claudio: Según nuestros estudios son 2.6 has. En general, los que yo conozco, se da entre 2 o 3 horas, pero hay diferencias en promedio. Gloria: Me gustaría saber si a partir de los estudios se ve la incidencia de la televisión en el lenguaje. Franca: Bueno, es lo que yo decía en el momento en que estábamos hablando de esta serial de monitos animados - Thundercats. Y ahí tú podías apreciar claramente como los niños adquieren un lenguaje sumamente sofisticado, y también un lenguaje con palabras o símbolos que son más de futuro. A mi me gustaría leer una cita, donde un niño está contando lo que es Thundercats, entonces dice que Munra era uno de los que mandaba los lobos marinos a invocó "a la que tenía más poder en su mirada", creo que aquí el lenguaje está más o menos claro, "entonces necesitaba cuatro cosas, una herradura de un unicornio, que sabe lo que son, necesitaba el pelo de una felina, necesitaba una lágrima y un héroe que lo reemplazara en su lugar, y primero vio a Shitara que era una de las felinas que estaba con Leono y vio a una nave y corrió para tratar de verla e iba dejando marcas en un árbol, porque ella es rápida, porque corre muy fuerte. Luego la engancharon y la pilló y le cortó un pedazo de pelo al chacal. Después bajó a una nave y se llevó el buitre, después el anfibio tomó una herradura de un unicornio y se lo llevó a Munra, y necesitaba todavía, cuando en ese momento lo hipnotizó con su mirada y trato de hipnotizar a Shitara, ella podía darse hartas vueltas y ella podía ver el futuro o el pasado y no la afectaba la mirada de ella, y después le pescó la espada a Leono y gritó tres veces Thundercats y le dijo "Leono, ve la marca de los Thundercats porque esta mujer no lo puede hipnotizar por su belleza y le puso la espada en frente y Leono recuperó la vista y llamó a sus amigos para que lo ayudaran, y a Munra, cuando le muestran su misma mirada por un reflejo, él no aguanta su maldad y cuando vio al que tenía la mirada peligrosa, llegó a u lugar, él salió arrancando de inmediato y se fue". Entonces, hay una incorporación de palabras y de lenguaje, hablan de los mutantes y de una serie de cosas más... Claudio: me gustaría agregar algo; me da la impresión que la pregunta tal vez no es si la televisión crea un cambio en el lenguaje del niño, creo que los registros de habla de los niños son completamente distintos si uno habla con un niño de estrato bajo o si habla con un niño de estrato medio o alto. Probablemente hay que distinguir también ese factor, para ver si hay mayor riqueza en el lenguaje. Lo otro, es que esta incorporación de mayor lenguaje, tiene que ver también con los juegos, o sea, yo aprendo palabras nuevas para jugar, no las aprendo como un vocabulario en términos escolares. - Yo quisiera hacer una pregunta que no está directamente relacionada con el tema, pero puede aparecer en la experiencia de ustedes en cuanto a investigadores que trabajaron con niños y son específicamente tres cosas: Primero, si ustedes encontraran niños a quienes no les gustara la televisión, que tuvieran algún rechazo por ella. Segundo, si ustedes lograron encontrar una relación entre algunos niños a quienes les costase mantener la atención y la concentración por períodos más o menos largos y la relación de esos niños con la televisión. Tercero: Si ustedes detectaron que existiera algún caso en que la televisión fuese de alguna manera el centro o el objeto de algún conflicto con la familia. Franca: en relación a lo primera pregunta me voy a referir a un punto; los niños tienen un poco de susto a que la televisión los enganche mucho, esa es una cosa que comprobamos, y por lo tanto tienen ciertas reticencias con la tele en ese sentido. Contesto desde uno de los muchos de posibles ámbitos con que se puede contestar lo pregunta. La segunda pregunta, para ser contestada requiere de un setting experimental y nosotros no hicimos investigación en un setting experimental. Y la tercera en relación a los conflictos de mando, nosotros hicimos un estudio de cambios de mando y de control de mandos, pero me parece que esa es información reservada de TVN. Claudio: Con respecto a la primera pregunta que hiciste, nunca he encontrado un niño. De los trabajos que se han hecho de tesis de grado, un caso solamente se ha encontrado de un papá que decidió, en el colegio Francisco de Miranda, que no viera televisión, y ese es el único caso en que un niño no podía opinar de la televisión. Con respecto a lo segundo, no tengo ningún trabajo en ese sentido, ni conozco el tema. Con respecto al conflicto, el conflicto surge, a mi modo de ver, cuando hay una mediación efectiva, y lo que yo conozco es que no hay mediación efectiva; lo que los papás dicen con respecto a mediación, es que conocen lo que sus hijos ven, cosa que desmienten sus hijos. IV. EDUCACIÓN PARA LA TV 1. CAPACITACIÓN EN RECEPCIÓN ACTIVA DE TV Maria Elena Hermosilla Después de haber oído a los investigadores, corresponde ver acciones a nivel de sistema escolar, a nivel de familia con este medio que parece ser tan importante en la vida de los niños. Yo voy a hablar de la experiencia de CENECA en Recepción Activa de TV. Para los que no conocen a CENECA, estoy hablando de una Corporación de derecho privado, sin fines de lucro, una ONG de larga trayectoria en nuestro país tanto en la investigación en comunicación como en la formación de gente, y grupos sociales. Voy a referirme a la experiencia de CENECA y voy a terminar explicando nuestro actual proyecto UNESCO que consiste en un esfuerzo por masificar esta tarea de educación para la televisión a nivel escolar. Pero no quisiera hablar de CENECA sin referirme a las otras instituciones que en nuestro país han hecho y están haciendo esfuerzos de educación para la televisión. Voy a mencionar al Centro BELLARMINO -Paulina Domínguez se encuentra entre nosotros- que elaboró un manual para el sistema escolar, para enseñar a los niños a ver televisión; a la Universidad de PLAYA ANCHA que tiene un post título en Pedagogía de Medios; a la Universidad de ARICA donde hay un proyecto de investigación sobre este tema; la misma experiencia de Paulina en su cátedra de Educación y Televisión en el Departamento de Educación de la P. Universidad Católica; quisiera también referirme al Capítulo Chileno de Educación para los Medios de la Oficina Internacional Católica de Cine (OCIC). También quisiera recordar que hay algunos colegios en nuestro país, que han hecho experiencias de educación para la televisión, como La MAISONNETTE, el SAN JUAN EVANGELISTA, y el Colegio Saint George. Este preámbulo es para decir que CENECA no es la única institución, y que hay mucha gente en este país comprometida en esta tarea de enseñar a niños y jóvenes para ver televisión. Este tema se puede abordar de muchas maneras; se puede abordar desde una perspectiva valórica partiendo del supuesto que la televisión entrega disvalores; o partiendo del supuesto -como suponen algunos papás- que la televisión perjudica el rendimiento escolar de los niños. Lo voy a plantear como lo pensamos en CENECA, es decir cómo acentuar y profundizar deliberadamente la resignificación educativa que los niños hacen de la propuesta comunicativa de la televisión. Nosotros hemos escuchado a los investigadores, hemos escuchado al equipo de Franca, hablar de una resignificación educativa en el sentido de una apropiación educativa de la propuesta comunicativa de la televisión. Hablamos en términos más modernos si pensamos en una educación para la televisión que se proponga profundizar deliberadamente desde la familia y desde la escuela esa resignificación educativa. Y, antes de entrar en el asunto, yo quisiera también decir que esta tares, este trabajo ha constituido una exportación no tradicional chilena puesto que nosotros hemos realizado talleres con esta metodología en varios países de América Latina y recientemente en el mes de julio hemos hecho talleres de capacitación a maestros españoles, en España. El CENECA empezó el año 82 realizando esta tares y nosotros partimos con un objetivo valórico. Y partimos con un objetivo valórico porque la demanda que llegó a CENECA provenía de varias Iglesias, provenía del sistema educacional, en el sentido de qué hacer frente a este medio que consume tanto tiempo de los niños, que comunica disvalores, etc.. El CENECA comenzó a realizar charlas en colegios, a apoderados, a profesores, a sacerdotes y a religiosas. Pero pronto el CENECA percibió que este modo de trabajar a través de una comunicación oral, lineal, no era el modo adecuado desde el punto de vista educativo y tampoco del punto de vista de los supuestos teóricos de la comunicación. Y me voy a referir a esos supuestos. A partir de esas primeras experiencias del año 82 y después de un prolongado trabajo con distintos grupos sociales, logramos definir nuestros supuestos teóricos y también nuestros supuestos metodológicos y que quiero compartir con ustedes. Supuestos teóricos En cuanto a supuestos teóricos. Respecto a la influencia de la televisión, en primer lugar, nosotros destacamos la gran influencia grupal en el significado que la gente y los niños otorgan a la televisión. Y nosotros siempre hablamos de televisión propone, nunca de televisión impone. Primer supuesto que nosotros hemos ido comprobando a través de las investigaciones cualitativas, es que hay una mediación grupal y la primera mediación grupal es la mediación de la familia; no hay una relación de causa-efecto entre el mensaje y el receptor sino que hay múltiples mediaciones. La primera, la más importante es la mediación de la familia. Cuando los niños van creciendo y se van tornando adolescentes surgen otras influencias grupales, la influencia del curso, la patota de amigos, el grupo scout, del grupo de pastoral, etc.. Un segundo supuesto es la diversidad de géneros que la televisión propone. Los géneros televisivos actúan como mediadores entre el receptor y la propuesta televisiva y tiene mucho que ver con una pregunta que se hacía en la sesión anterior sobre el tema de la realidad o la no realidad en las noticias y la telenovela. si los niños entendían la telenovela como realidad o no, las noticias como realidad o no. Lo que pass es que nosotros vamos aprendiendo nuestra relación con los diferentes géneros televisivos, vamos aprendiendo si son realidad, si no son realidad, cuáles son sus límites, cuáles son sus reglas, vamos aprendiendo a diferenciarlo, los niños van aprendiendo si las noticias son ficción o no son ficción, los niños van aprendiendo que en la telenovela se les cuentan historias. Entre los mensajes y los destinatarios se va produciendo un aprendizaje de los géneros y por eso las investigaciones tienen que ser a mi juicio, prolongadas en el tiempo. Entonces, el segundo supuesto tiene que ver con que la gente se relaciona con géneros televisivos y no con mensajes puntuales y son relaciones largas a través del tiempo, o sea relaciones diacrónicas. El tercer supuesto importante con respecto a la influencia de la televisión, sobre el cual nosotros hemos construido también nuestra metodología educativa, es la primacía de la emoción en la relación televisión-televidente; emoción que no solamente tiene que ver con las telenovelas, con el malo o con el bueno sino también frente a géneros más racionales como las noticias, frente a partidos de fútbol, etc., la relación televidentes-televisión está marcada fundamentalmente por relaciones de tipo emocionales más que racionales. Y esto tiene que ver con el enseñar a ver televisión, porque yo creo bien difícil que los niños, en la postura clásica, por ejemplo, tratar de "contrarrestar" la influencia de la televisión con discursos racionales lineales, cuando la relación de los niños con la televisión es una relación marcada fundamentalmente por la emoción; o sea, el discurso racional del profesor versus el discurso emotivo de la televisión... yo me pregunto quién gana... Y, finalmente, la influencia del contexto socio cultural, del contexto histórico en que la gente se mueve. El ejemplo de la falta de credibilidad que tenían los géneros periodísticos y dentro de los géneros periodísticos, los noticiarios en el período político anterior, es el ejemplo más notable. O la publicidad en épocas de depresión económica o en época de bonanza económica. O sea, el contexto es fundamental. Contextos más acotados, por ejemplo, no es lo mismo ser rural que ser urbano frente a la televisión; y los cuadros que mostraba Claudio son elocuentes, que no es lo mismo ser hombre que ser mujer frente a la televisión, o sea las mujeres tenemos un contexto cultural, un contexto de alguna manera moldeado por el género y por nuestra inserción en la sociedad que nos. hace recibir la televisión, decodificar, resemantizar la televisión, como mujer. Y no es lo mismo ser niño que ser adulto frente a los mensajes televisivos. De modo que nosotros hemos ido elaborando hipótesis respecto a la recepción de televisión que han sido comprobadas a través de investigación cualitativa -porque el CENECA es también un centro de investigación- y que han sido refrendadas a través de los años, y en función de esas hipótesis nosotros hemos creado una metodología educativa, entendiendo mejor las relaciones comunicativas entre la gente y el medio. La Resignificación En base a estos supuestos en la relación televisión-televidente, nosotros hemos formulado una hipótesis central que es la siguiente: además del significado que el emisor quiere meter en su mensaje -el significado que construimos los comunicadores, el guionista de televisión, el guionista de telenovela, el periodista, etc.- además del significado que los semiólogos creen descubrir implícitamente en los mensajes, existe otro significado que es el que la gente construye como destinatario. La gente pone cosas de sí mismo a los mensajes y a los géneros, la gente agrega y quita significados a los mensajes de televisión. Y uno de los significados que agrega es ese plus educativo al cual se refería Franca Pavani, o sea sentir, percibir que aprende en aquellos mensajes que no han sido diseñados para enseñar. Y por eso es tan notable en las investigaciones cualitativas que rara vez aparezcan ciertos programas televisivos que se hacen ex profeso como educativos en nuestra televisión, señalados como educativos para la gente, pero en cambio la gente señala aprender en otros programas, aprende en la publicidad, aprende en la telenovela, aprende en Informe Especial, aprende en Buenas Tardes Eli o en el Matinal de TVN. Bueno, ahí hay una resignificación que es necesario aprovechar en beneficio del sistema escolar, en beneficio de la mejoría de la calidad de enseñanza en un país cuya enseñanza no es buena, con escuelas que no están dotadas de todos los elementos necesarios. O sea, cómo transformar a la televisión en un aporte al proceso educacional tratando de superar posturas de 20 o de 30 años atrás, de decir a la gente que la televisión es mala o enseñarle a la gente el buen discurso valórico en contraposición del mal discurso valórico que sería el de la televisión. Es decir, cómo nosotros aprovechamos este medio que está en todas las casas en nuestro país, que cubre todo el territorio nacional, que los niños consumen largas horas al día, en beneficio de objetivos nacionales y sin posturas maniqueístas. Por una parte, cómo generar masivamente en nuestro país la idea que la televisión es mejorable, perfectible, que lo que tenemos ahí no es el non plus ultra de calidad, que todos los ciudadanos tenemos derecho a exigir una mejor televisión, pero al mismo tiempo cómo aprovechar en beneficio de la familia, del proceso de educación de los niños, aquellas cosas positivas que la televisión propone. Nosotros creamos el año 82, un programa que se llama de Recepción Activa de Televisión, cuyos objetivo era generar un proceso de lectura crítica entendida cómo desarrollar la capacidad de discriminar entre aquellos contenidos televisivos positivos y aquellos que nos producen rechazo o violencia o que no consideramos adecuados a nuestras vidas. Eso como punto de partida. Hemos ido evolucionando hasta este concepto de cómo profundizar el proceso de resignificación educativa en favor del proceso educativo, no hablo del sistema escolar sino que del proceso educativo. Metodología de trabajo Nosotros hemos trabajado de la siguiente manera: hemos trabajado en forma segmentada, realizando primero investigación cualitativa y en función de eso, creando manuales educativos que circulan por el sistema escolar, circulan en librerías, etc. Nuestra propuesta inicial era que con estos manuales los profesores iban a poder trabajar con los niños; pronto descubrimos que si no había capacitación no había proceso y comenzamos entonces a realizar talleres de capacitación para profesores básicos y medios. En esta fase nosotros trabajamos fundamentalmente con los colegios particulares con línea educativa más progresista, porque no había posibilidades en el contexto chileno de trabajar con el sistema de público, por razones obvias. Lo cual hemos empezado a realizar a partir de los últimos años y actualmente estamos en una estrategia acelerada de formación de profesores para escuelas y liceos municipalizados a través de materiales educativos y de talleres de capacitación. Después explicaré más detalles; quiero ahora ver la estrategia educativa que estamos utilizando en democracia. El objetivo mayor de esta estrategia es la inserción en el sistema escolar municipalizado de la recepción activa de televisión. Nuestro objetivo más inmediato es capacitar por lo menos a 300 profesores -y ya vamos casi en 400- básicos y medios, en la metodología de recepción activa de televisión a nivel de sistema escolar municipalizado. Y el segundo objetivo más inmediato es poder definir, a partir de esta estrategia, con mucha exactitud cómo puede entrar la educación para la comunicación en el curriculum escolar. Es decir, a partir de esta experiencia, los 400 profesores que van desde la III a la VIII Región, cómo poder garantizar que la educación para la televisión o para la comunicación, pueda ingresar permanentemente en la educación de los niños. ¿ Cómo hemos trabajado ? En primer lugar es absolutamente crucial obtener el credenciamiento de la recepción activa de televisión por el Centro de Perfeccionamiento del Magisterio; o sea la recepción activa de televisión vale para la carrera docente, tiene una cantidad de horas que sirven para la carrera docente y se puede usar el bono de perfeccionamiento en la recepción activa de televisión. Por lo tanto, nos insertamos en el sistema, no seguimos trabajando como una cosa paralela, una experiencia; no;.. estamos en el sistema escolar. En segundo lugar, diseñamos una estrategia de capacitación presencial y a distancia. Los profesores participan en una capacitación inicial -y Cecilia Calvo de la Corporación de Ñuñoa, que nos acompaña, podría contar la experiencia de la Comuna de Nuñoa; pasan por un primer taller en que los profesores se familiarizan con la metodología, reciben materiales educativos y al final del taller firmamos un contrato, un contrato respecto de tres actividades: 1)Diagnóstico hecho por los profesores acerca de la recepción televisiva por parte de los niños; porque los profesores no saben qué programas ven los niños ni cuántas horas ven, ni cuáles son sus preferencias ni cuáles son sus rechazos. Por lo tanto, en el taller nosotros entregamos algunas técnicas mínimas muy básicas de diagnóstico y los profesores diagnostican y hacen unos trabajos realmente fantásticos. Así van descubriendo cosas que asombran mucho; hemos logrado una cantidad de conocimiento acumulado increíble, o sea que a fin de año cuando procesemos todo el conocimiento que los profesores han obtenido... en una variedad enorme... 400 profesores ustedes se pueden imaginar la cantidad de conocimientos... 2)Actividades de capacitación a los alumnos; o sea, aplicación en sala de clases de las unidades temáticas prácticas y que se refieren a cada uno de los géneros televisivos. Es decir los profesores trabajan con noticiarios, trabajan con programas de reportajes, trabajan con publicidad, trabajan con telenovela, que son los géneros que hemos seleccionado como los más importantes para trabajar con los niños, en sala de clases; algunos han aventurado hacer talleres con apoderados y otros han hecho talleres a sus propios colegas profesores. 3)En tercer lugar, actividades que nosotros hemos denominado extensión. Es decir, que consiste en una actividad persuasiva, cómo convencer al resto de los colegas que este tema de la televisión es tremendamente importante y cómo convencer al Director del Colegio, al Encargado de UTP, al orientador... nosotros la llamamos: actividad de extensión. Entonces, cada profesor termina el taller y firma un contrato con CENECA, por el cual se compromete a hacer tanto en diagnóstico, tanto en extensión, tanto en capacitación con los niños. Una vez terminado el contrato, o sea la aplicación concreta de la metodología en los distintos establecimientos que participan en la estrategia, los profesores vuelven a otra fase presencial de evaluación y refuerzo en que se revisan todos los problemas habidos, si los 45 minutos de la hora de clases alcanzan o no alcanzan para pasar a una unidad, si 40 chiquillos metidos en una sala de clases no es demasiado para poder hacer las actividades, si no se consiguió convencer al encargado de UTP, o sea todo eso se revisa en este proceso. Y sólo ahí los profesores reciben el diploma credenciado por el Centro de Perfeccionamiento del Magisterio. Y ese proceso de evaluación y refuerzo es lo que nos vá a permitir hacer una propuesta maciza al Ministerio de Educación para que esto ingrese en forma permanente al sistema escolar. Resultados ¿ Qué resultados hemos percibido hasta el momento ?; pues aún el proyecto está en funcionamiento, faltan varios talleres. Hemos logrado que los profesores se interesen por conocer sistemáticamente los hábitos de consumo de televisión de los niños, que se atrevan a investigar, que se atrevan a hacer informes y a sacar conclusiones y a conversarlos con sus colegas. Hemos logrado que los profesores se habitúen a trabajar con metodologías activas sistemáticamente dentro de sala de clases, con metodologías en que los niños trabajan, en que los niños producen y que los niños expresan su creatividad mediante juegos que son los juegos de jugar a la TV, de jugar a construir un spot, de jugar a construir un capítulo de telenovela, de jugar a construir un noticiario. Y, nosotros hemos ido percibiendo que los profesores se han ido apropiando de la metodología del juego para otras cosas, para otros objetivos dentro de sala de clases. Por ejemplo, una profesora de inglés que hacía el spot en inglés y evaluaba dicción, pronunciación, en fin... la creatividad es infinita. Los profesores son mucho más creativos de lo que ellos suponen. Hemos logrado llegar a una gran diversidad de destinatarios, porque nosotros no hacemos cuestión que los profesores enseñen en básica o media o que sean profesores de matemáticas, de educación física, música, castellano o sociales; y esto nos ha permitido una diversidad muy grande de destinatarios. Después vamos a evaluar cuál es el espacio más adecuado, pero por el momento tenemos que intentar todos los espacios: las horas de orientación, las horas de educación física, las de matemáticas, todo... los niños de 10 años, los de 9, los de 8, también los de 16 y 18; ya veremos cuando hagamos la propuesta al Ministerio, cuáles son los espacios más adecuados. Hemos logrado algunas fórmulas adecuadas para poder cubrir más establecimientos; por ejemplo que sean dos educadores por colegio y nunca uno para que se refuercen y formen equipo; hemos descubierto que la forma más adecuada de garantizar una continuidad y una masividad es estableciendo convenios con las corporaciones municipales de educación. Además hemos centrado los esfuerzos en ciertas comunas para no dispersarnos y poder lograr algún tipo de influencia interesante y poder evaluar. Hemos logrado también darnos cuenta cómo tienen que insertarse las tecnologías audiovisuales en los colegios, o sea, cuándo es el momento de meter el video, la cámara, qué se puede hacer con el video y la cámara, o sea, ir configurando un poco mejor este tema de la pedagogía de medios, qué sentido tiene equipar un colegio con videograbador, con cámara, para qué sirve, para que no sirve, etc., Ustedes podrán decirme que en Chile hay muchos colegios que tienen cámara, que tienen video grabador; pero no son los colegios municipalizados y la mayor cantidad de niños en nuestro país estudian en los colegios municipalizados que son donde todavía hay problemas de todo tipo. Hemos logrado motivar a los profesores, hemos logrado llegar a ciertas comunas del país donde hemos visto con que un alto porcentaje de profesores está con licencia, porque está desmotivado, porque ganan poco, porque llevan 20 años haciendo lo mismo, y con este proyecto se sienten motivados, sienten que la comunicación es algo nuevo, es algo entretenido, es algo interesante. Hemos logrado motivar. Finalmente, -y quiero terminar con esto- tenemos que sistematizar esta voluminosa experiencia para poder hacer una presentación maciza al Ministerio. También sabemos que un mayor conocimiento de la programación de televisión por parte del sistema escolar, permitiría masivamente que los profesores pudieran enriquecer sus distintas asignaturas porque los profesores no saben lo que nosotros sabemos de la resignificación educativa, eso que señaló Franca; los profesores no saben que los niños aprenden a hacer tareas con los spots, los profesores no saben que a veces hay ciertos programas que les ayuda a hacer la tarea de naturales y que viendo noticias los niños aprenden mejor algunos contenidos de sociales; los profesores no saben eso... Entonces promover un mejor conocimiento de la actual oferta televisiva, haciéndoles ver a los profesores que en algunos programas hay contenidos que se pueden relacionar con su materia, que pueden enriquecer su clase, que pueden entregarles esa famosa ayuda audiovisual a la cual tanto aspiran y que no tienen; ese video que no se consiguieron... puede estar en la tele; es cuestión que él pueda trabajarlo si tiene la información. Ese es otro paso, un paso que hay que dar. Yo terminaría aquí y preferiría iniciar un debate... 2. DEBATE - A mí me gustaría preguntarle cuál ha sido la experiencia y resultados que ha tenido con este taller y si usted tiene el resultado del impacto en estos niños .... Respuesta: Nosotros no hemos hecho diagnóstico previo; lo hacen los profesores. Y la última reunión que tuvimos con profesores ellos perciben que los niños se ponen más selectivos.. o sea definen con mayor claridad lo que quieren ver y lo que no quieren ver. Nosotros en CENECA hemos hecho tres tipos de evaluación, una evaluación del resultado mismo de los talleres, pero yo quiero que quede muy claro que nosotros trabajamos con los mediadores y los mediadores son los maestros y hemos trabajado menos con los apoderados. Nosotros solamente hemos trabajado con los niños cuando hemos testeado los materiales educativos, o sea la investigación previa a la elaboración de los materiales y la aplicación práctica de los materiales educativos. O sea, todo nuestro esfuerzo actual está puesto en trabajar con los mediadores... - Tu estrategia es usar a los profesores para llegar a los niños pero lo que tú quieres, según lo que tú dices acá, es que los niños tengan una recepción crítica, o sea que puedan discriminar los mensajes ...... ser selectivos... ¿ los has medido más que en esa forma...? Respuesta: Si, ahora nada más que en la percepción de los profesores...Pero, cuando nosotros elaboramos el Manual de Educación para la Televisión, el que se usa y que reeditó el Centro de Perfeccionamiento del Magisterio, se hizo test pre y post. El test lo hizo la Católica y los resultados fueron de mayor discriminación frente a los mensajes. Ahora, en el proyecto actual de ir a la masificación 300, 400 profesores, nosotros no hicimos test pre y post porque estamos trabajando con los mediadores. - Una pregunta respecto a que los profesores son bastante resistentes a los cambios, hay una tradición muy fuerte en ese sentido, sobre todo porque están enmarcados dentro de planes muy rígidos. ¿ Cuál ha sido la experiencia de ustedes en este sentido ?; otra pregunta tiene que ver con un método activo participativo en ambientes fuertemente escolarizados, si tú nos pudieras contar cómo ha resultado eso,...incluso actividades lúdicas en escuela municipal... Respuesta: Primero con respecto a la resistencia al cambio, por eso en el contrato nosotros pusimos "actividades de extensión"; trabajamos en un taller motivador para los profesores, tremendamente motivador, -con todos los elementos que hacen una experiencia educativa más grata... el cafecito, la torta,...realmente una experiencia educativa grata; y les proponemos a los profesores un trabajo de persuasión en su medio. Es decir, explícitamente ellos terminan el taller sabiendo que es difícil y que es importante conversarlo con la gente del establecimiento, lo ponemos como objetivo del trabajo. Hay profesores que han tenido dificultades, hay profesores que se han demorado más que otros en poder insertar las actividades justamente porque se han encontrado con barreras institucionales poderosas, hay profesores que se han encontrado con actitudes prejuiciadas de los colegas: la televisión es mala de por sí, entonces para qué vamos a insistir en trabajar con la televisión cuando es mala .... hemos encontrado actitudes de todo tipo; sin embargo, la evaluación de los profesores ha sido positiva, han logrado implementar actividades y están satisfechos con ella. Con respecto a las actividades lúdicas, evidentemente crea conflictos y crea problemas, desde desordenar la sala de clases y los bancos, etc., la metodología parte desestructurando el espacio físico y eso crea conflictos y crea problemas. Ha habido de todo, ha habido dificultades grandiosas y otros logros muy grandes, como por ejemplo, la adaptación de la metodología del juego a otros objetivos educacionales... cómo apropiarse de la educación física..; uno de los problemas más serios ha sido el tiempo, o sea hacer coincidir la duración de una actividad de este tipo con la hora y media que va entre recreo y recreo. Yo siempre recuerdo lo que decía la Teresa Gacitúa que es una profesora del Saint George y ex del San Juan Evangelista, lo terrible que es cuando los profesores tratan de hacer video o programas de radio en los colegios y el audio graba el timbre o la campana del recreo. O sea, el régimen de la vida escolar no está organizado para la comunicación audiovisual, porque el audio indefectiblemente lo va a grabar la campana o el timbre. Y eso es así, o sea frente a esas barreras de tipo institucional, estamos trabajando. - Me gustaría si pudieras detallar un poco más sobre el concepto de recepción activa porque si bien está la cosa de la selección, la discriminación como propósito o como meta, eso quizás se puede confundir un poco con el estudio presentado en el bloque anterior donde se veía que los niños organizaban su rutina en torno a los programas televisivos. Respuesta: No lo olvides que en la ponencia anterior se habló que los niños resignificaban, que los niños se apropiaban lúdicamente o sea que los niños jugaban con elementos de la TV... El concepto de recepción activa es desarrollar ciertas actitudes frente al medio, pero que consiste fundamentalmente en profundizar y ahondar ciertas facultades que todos tenemos. A mí no me gustaría hacer una disquisición teórica pero yo sólo diría que si la teoría de la ideología dominante, que copa todos los espacios sociales y culturales, operara, entonces nadie resignifcaría, o sea, ya no habría ninguna posibilidad de una intervención educativa de ningún tipo, no sólo en el plano de la televisión. De modo que hay espacios donde trabajar y es justamente esta capacidad resignificadora que todos tenemos. Pero nosotros lo que tratamos de hacer es profundizar la capacidad resignificadora; en primer lugar en el conocimiento de la lógica del medio, cómo se construyen los mensajes, pero los mensajes en un medio determinado, en un medio que actúa dentro de la sociedad. Y en ese sentido yo quisiera diferenciarme mucho -y después de la experiencia española, quiero diferenciarme aún mucho más- de lo que se llama pedagogía de la lectura de imagen, en que a partir de ciertos sistemas decodificatorios de la imagen -o sea que tú puedes agrandarla, achicarla, cambiarle el sentido mediante la función de anclaje y relevo a partir de ahí se sacan unas conclusiones ideológicas manipulatorias espantosas; no, la televisión es un medio que actúa en una sociedad, en una historia, en una coyuntura, en una sociedad que es diversa, plural y heterogénea; qué pasa con nosotros ahí...cómo profundizar esta capacidad que todos tenemos y sobre todo cómo trabajar dentro del sistema educativo para que la televisión nos aporte algo.. Ahora, los niños organizan su tiempo en tomo a la televisión... claro, pero también lo diría, en otras investigaciones de recepción aparece que las dueñas de casa populares de este país, organizan su tiempo en función de los matinales de radio; o sea, los medios de comunicación están incorporados a nuestra rutina cotidiana y van indicando pautas, los vamos relacionando con cosas que nos pasan lo cual no quiere decir que comandan nuestra vida cotidiana, por favor...! - Hay dos cosas que quería reafirmar con la investigación mía de lo que dice María Elena; una es el hecho que los niños estén tratando la televisión en forma grupal en la sala de clases; esto hace cambiar totalmente lo que tradicionalmente hemos visto en investigaciones anteriores. El hecho de estar grupalmente hace que resignifiquen de una manera muy distinta, mucho más potencial. Eso por un lado. Por otro lado, la capacidad del profesor de entrar en cambios. Yo creo que hoy día hay una confluencia de una serie de acciones con respecto a la escuela que están en la línea de lo que hemos llamado "perfeccionamiento en acción", que difiere totalmente al perfeccionamiento anterior que era pescar a los profesores en el verano o en las vacaciones de invierno y hacerles un entrenamiento, eso era lo tradicional. Este perfeccionamiento presupone al profesor tener que poner en acción inmediatamente lo que esta aprendiendo, hacer uso... y creo que a medida que integremos más acciones en esa línea, más posibilidad de cambio en la educación va a haber porque el profesor se va a it adueñando más de la investigación de su propio quehacer que es un poco uno de los objetivos que se ha planteado en toda la estrategia del cambio de educación. Yo quiero terminar diciendo que el mundo de la educación y el mundo de la comunicación -yo lo siento muy fuertemente porque vengo del periodismo- son dos mundos que se miran mal. Y yo creo que en beneficio de los propios niños y del futuro de este país, tendríamos que hacer un esfuerzo desde la educación por valorar un poco más los esfuerzos que está haciendo la gente de comunicación y vice versa, la gente de la tele entender mejor a la gente que está en este mundo de la educación, que es muy difícil. Creo que tenemos que avanzar a eso porque si no el carro de la modernidad va a pasar y nosotros vamos a seguir donde mismo. V. TV, VIOLENCIA, Y SALUD INFANTIL 1. TV, Y SALUD INFANTIL Dr. Marcelo Devilat Mi participación va a dar énfasis principalmente a la televisión desde el punto de vista de la medicina. Nosotros pensamos que la medicina, como muchos otros entes sociales, tiene algo que decir sobre la televisión en general, y sobre la televisión en los niños. Nos ha llamado mucho la atención, digamos la diferencia existente entre el interés en publicar artículos sobre medicina y televisión en el extranjero y en Chile. Las revistas inglesas o norteamericanas, dos que son las más importantes tanto en adultos como en niños, tienen al menos uno o dos artículos al año sobre la televisión. Si uno revisa la literatura chilena vemos que solamente en la Revista Médica de Chile hay en total tres artículos referentes a la televisión y en las revistas dedicadas a los niños no hay, absolutamente, ninguna referencia. Esto está indicando que hasta hace muy poco el cuerpo médico chileno, como tal, no ha tenido una participación muy activa, yo diría casi nula, en la investigación en relación a la televisión y los niños. Un hito importante es la publicación en la Revista Médica de Chile el año 1979 -una de las tres publicaciones que hay en la revista Médica de Chile hasta ahora- de un artículo del Profesor Amador Neghme, de la Academia de Medicina del Instituto de Chile. El otro hito que nos parece fundamental es el libro del Doctor Hernán Montenegro, colega y amigo nuestro, aquí presente. Creo que debiera ser releído o leído por los colegas médicos porque tengo la sensación que cuando se publicó ese libro no causó, dentro de la medicina, el impacto que debió haber causado. Los otros dos artículos en la Revista Médica son, uno relacionado con el consumo de tabaco del grupo de la Universidad de Chile, y del mismo grupo -que es del Doctor Pedro Naveillán- Imágenes de la Televisión relacionadas con la ingesta de bebidas. Esto es todo lo que hay publicado en las revistas de medicina hasta el año 1990 o 1991. En la historia de la televisión y la medicina, creo que también marca un hito importante el Congreso que realizó la Sociedad de Psiquiatría y Neurología en Infancia y Adolescencia el año 1992, que reunió a especialistas, algunos de los cuales están en esta sala, y suscitó el interés de los colegas médicos para presentar trabajos sobre la televisión. En esa oportunidad el ProF. Humberto Guajardo presentó un interesante artículo sobre hábitos de televisión en niños, a hizo una encuesta a los padres. El doctor Vicentini también presentó un trabajo sobre hábitos, actitudes y opiniones en un grupo familiar chileno, sobre la televisión. El Dr. Bernardo Pacheco sobre efectos aspectos morales y éticos de la propaganda televisiva. Nosotros presentamos un artículo en relación a cómo veían televisión los pacientes en la consulta, pacientes todos neuropediátricos, especialidad a la cual yo me dedico. También hicimos una investigación con respecto a cómo ven televisión los niños que están hospitalizados; y de acuerdo a los trabajos americanos llegamos a la conclusión que los niños cuando están hospitalizados ven más televisión que cuando están en su casa. Por último, hay una publicación del año 92, en la Revista Calvo Mackenna, donde hicimos una sinopsis general para los pediatras a fin de interesarlos en el tema; una revista que reciben prácticamente todos los pediatras. Y la última publicación, también del año 92, es un trabajo del Dr. Hernán Montenegro en la Revista Diálogos en Pediatría. Un par de palabras sobre lo que han encontrado nuestros colegas; no vamos a discutirlo todo, pero hay algunas cosas interesantes, como una encuesta a 95 padres; una de las cosas importantes es que la mayoría de esos niños ven televisión después de las 20 horas y que en la espontánea opinión de las madres creen que hay mucha violencia, que hay mucho alcohol y tabaco; por otra parte que disfrutan mucho, que aumenta el vocabulario, y las madres piensan que sus niños aprenden lo que ven de la televisión. Otra cosa interesante en el trabajo del Dr. H. Guajardo, es que hizo una encuesta a 200 padres de niños que estaban en colegios de Las Condes y en colegios de La Cisterna; hizo una comparación y hay algunas cosas que resaltar: la mitad de los niños estudian viendo televisión. Podríamos discutir después en la mesa qué consecuencias podría tener, favorables o desfavorables si la mitad por lo menos de los niños estudian viendo o por lo menos oyendo televisión. Otra cosa importante es que un número muy pequeño de niños, aparte de sus labores habituales y de ver televisión, tenían actividades extraprogramáticas. Y una pregunta muy interesante que hizo el Dr. Guajardo a los padres, si ellos eran capaces de impedir que sus niños vieran televisión por más de una hora y un gran porcentaje de los padres dijo que para ellos era realmente muy difícil poder limitar la televisión a sus hijos. Un trabajo de la Dra. Carvajal era para enfatizar y destacar que la televisión en algunos casos puede producir -en las personas que son fotosensibles- ataques de tipo epilépticos. En nuestra investigación con 144 pacientes, nosotros vimos que el alto consumo de televisión estaba directamente relacionado con pacientes que tenían trastornos de tipo psiquiátrico. Aquí están todos los diagnósticos, y lo más importante es que significativamente los pacientes que tienen trastornos psiquiátricos son adictos a la televisión y veían en promedio más de 4 o 5 horas al día. Eso en cuanto a lo que nosotros hemos hecho en nuestra sociedad y en la medicina chilena. Ahora quisiera decirles algunas palabras sobre lo que se ha encontrado en la literatura sobre efecto médico y televisión. Existe gran preocupación sobre la influencia que puede tener la televisión, más bien dicho no la televisión sino que el exceso de televisión en la obesidad. Hay un trabajo muy interesante que salió en el Pediatric en el año 85 en el que correlacionaron las horas que los niños están expuestos a televisión y la presencia de obesidad. En la medida en que aumenta el consumo televisivo, va aumentando la probabilidad de llegar a ser obeso. Se hizo una comparación en la situación de obesidad, de super obesidad en que estaban los niños, cuando unos cinco o seis años antes consumían una determinada cantidad de televisión. Hay una relación importante entre consumir un exceso de televisión cuando se tiene seis, siete a ocho años y la probabilidad de llegar a ser obeso unos años después. Se han descrito trastornos del comer y obesidad, y en general, digamos los autores están de acuerdo en que los niños, -estos son datos de Estados Unidos- ven una alta cantidad de comerciales al año y muchos de estos comerciales son de alimentos y la mayoría de estos alimentos son ricos en calorías. Y además está comprobado -sobre todo en los niños muy chicos- que los padres son muy sensibles a los pedidos de los niños y realmente los padres compran los alimentos que se ofrecen en la televisión. Por otra parte, por efecto de inactividad y por el hecho que un alto porcentaje de los niños come, además de ver televisión, los productos que les ofrece la televisión, se llega a la obesidad. Los autores, de acuerdo a estas investigaciones han probado que la prevalencia de la obesidad aumenta en un 2% por cada hora que se consume TV por sobre la norma; la cual es aquella que de la academia americana de pediatría que recomienda que los niños no deberían estar expuestos a la televisión más de dos horas al día. Otro problema interesante es que se ha probado que un exceso de televisión produce aumento del colesterol. Tener el colesterol alto, como ustedes saben, es un riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares y vasculares cerebrales sobre todo si acaso esto aparece en niños pequeños. En una investigación de Bohm que salió también en la Revista Pediátrica se estudian varios factores y se llega a la conclusión que ver más de cuatro horas al día la televisión es la variable más importante de riesgo para tener un colesterol sobre los 200 mgs, lo cual es anormal. Desde otro punto de vista, un trabajo de Hide y colaboradores, correlaciona consumo de televisión de dos horas o más al día por niños con historia familiar de infartos al miocardio, las probabilidades que tuvo este subgrupo de investigación de tener un colesterol alto fue del 78%. Otro elemento importante dentro de los trastornos del comer es lo que se llama la anorexia nerviosa. Esta es una enfermedad -de acuerdo a los datos de los especialistas- que está aumentando en forma importante en este país y consiste en que generalmente niñitas adolescentes con una excesiva obsesión por la delgadez, no comen y cuando comen vomitan; eso les produce un problema de tipo psicológico y psiquiátrico muy importante. De acuerdo a las investigaciones, se dice que el 80% de los tipos físicos presentados en la televisión son delgados o promedio; cuando hay comerciales, el tipo femenino es estilizado, o sea son niñas muy delgaditas y muy gráciles que se presentan frecuentemente en la televisión. Pero por otra parte, la televisión nos da otro mensaje que dice que comer es felicidad y favorece la socialización y sumado al comercialismo alimentario calórico produce en algunas personas predispuestas, órdenes contradictorias; por una parte: sea delgado... y por otra parte. coma;... si va a ser delgado va a ser feliz y si come mucho también va a ser feliz... Entonces, en algunas personas predispuestas, esto podría originar algún tipo de psicosis, y eso contribuir, no originar sino que contribuir a la presencia de anorexia nerviosa. La televisión, desde el punto de vista de la cognición puede producir algunos efectos deseables y algunos efectos indeseables. Aquí hay algunos efectos indeseables de la televisión: disminuye la práctica de los deportes -de acuerdo a un trabajo de Canadá; disminuye el rendimiento académico, si acaso es mucha cantidad; la Academia Americana de Pediatría está de acuerdo, pero disminuye la eficiencia lectora no linealmente, de acuerdo a un trabajo de Magnet se comprobó que si los niños ven menos de dos horas de televisión aumenta la eficiencia lectora. Hay otras observaciones según las cuales podría disminuir la eficiencia del discurso por disfunciones superficiales; y no sabemos -podemos discutirlo en la mesa redonda- el efecto de la presencia de ondas alfa y ondas t, en el electroencefalograma, ondas electroencefelográficas que se detectan cuando un niño está viendo televisión. Yo quisiera referirme al trabajo de Williams entres ciudades de Canadá. Se estudió el rendimiento lector en niños, y cuando la ciudad no tenía televisión el rendimiento lector tenía tres cruces... Cuando en una ciudad aparece un canal, disminuye a dos y cuando hay varios canales disminuye a uno. A pesar que la investigación de la influencia de la TV en el desarrollo cognitivo no es muy abundante, y naturalmente tiene numerosos problemas metodológicos, hay efectos positivos que en verdad son indiscutibles. No vamos a entrar en mayor detalle, pero me pareció interesante traer esta observación del efecto de la serie Plaza Sésamo, sobre la cual oí ayer que había 400 trabajos. A mí me emocionó esto que dicen que cuando los niños ven Plaza Sésamo una vez a la semana, dos, tres o cuatro veces a la semana, va aumentando la visión de Plaza Sésamo...y cuando se estudia los niños antes y después de ver Plaza Sésamo, hay una relación bastante directa entre la visión de Plaza Sésamo y la posibilidad de escribir su nombre; pareciera que ahí una influencia importante de esta serie especial. Otro efecto interesante desde el punto de vista médico es un artículo de Groen del año 1985 en el Pediatric Anal; cuando un niño ve una película lenta, rítmica, armónica en lo social no- violenta, etc., su secuencia cardiaca no se modifica; pero si la película es rápida, es arrítmica, es colorida, tiene mucho elemento técnico, es violenta tanto en acción o en lo verbal, aumente en forma significativa la frecuencia cardiaca. Los efectos de esto, desde el punto de vista médico, no los sabemos; no hay estudios que digan cuál puede ser el daño de esto en los niños pero es una observación que nos parece interesante. Desde el punto de vista de la sexualidad, también la medicina debería decir algo y mostrar cómo las ofertas sexuales, por lo menos en la televisión americana, han aumentado en forma importante desde el año 75 al año 78, y acá debería ocurrir una situación similar. El tema de la televisión y la sexualidad es importante, entre otras cosas por el problema del embarazo juvenil. La televisión es una fuente importante de educación sexual sustituyendo a los padres y a la escuela, de acuerdo a las investigaciones. La gente dice que la televisión influye en sus valores y hay otros, incluso, que dicen que les induce al sexo. Ahora, si uno ve la literatura americana, hay una gran cantidad de referencias sexuales al año en TV, en contraposición con muy pocas referencias de sexo responsable en el mismo lapso. Ahora, este hecho de la sexualidad en la televisión podría tener alguna influencia sobre el embarazo juvenil. De hecho, hay algunos trabajos que interrogaron a niñas jóvenes embarazadas en forma prematura y se les preguntó sobre sus hábitos televisivos y un gran porcentaje de ellas era asidua a las telenovelas norteamericanas. Ahora, dentro de las que eran asiduas a las telenovelas americanas, la mitad de ellas pensaban que lo que veían en las teleseries era la vida real y que por eso ellas habían iniciado una vida similar a la vida que tienen en general los protagonistas de las teleseries. Otro hecho importante es considerar el tema del comercialismo en la televisión y en esto se ve cómo cae la atención en los niños pequeños cuando se les presentan los comerciales, disminuye la atención en los niños pequeños en el 20%; pero en el resto, la atención al comercial es muy, muy significativa. Otro hecho importante es lo que piensan los niños sobre la verdad de un comercial y ustedes tienen que los niños pequeños, de 5 a 7 años en un alto porcentaje piensan que los comerciales, la historia del comercial es cierta. Los comerciales para niños... habíamos visto el problema de la eventual obesidad y uno tiene que partir de la base que siendo la televisión un negocio, ganan mucho dinero las personas que se dedican a los comerciales y a los juguetes. Por otra parte, hay niños sometidos a lo que llaman los eventos técnicos, a los programas anuncio, a los comerciales, muchos niños no captan el truco y entonces dicen a los padres que les compren lo ofrecido, los padres lo compran y retroalimentan la situación expuesta. Interesante y significativo es que en el Código de Amurai, 2250 años antes de Cristo, se penaba con la muerte a las personas que le vendía algo a un niño. Desde esa época hasta ahora han pasado muchos años y la Academia Americana de Pediatría no le corta la cabeza a nadie pero recomienda que los niños no vean más de dos horas de televisión al día. Por último un poco sobre violencia, un hecho que está muy en el tapete; ayer hemos tenido la decisión del Consejo Nacional de Televisión sobre la violencia y por eso hemos traído este estudio de Adimark, extraído del libro de Hernán Montenegro, del 16 al 20 de abril de este año, entre las 14 y 20.30 horas...hay 2.173 escenas de sexo y violencia. Aquí ustedes tienen, amenazas, agresión, etc., lo cual pareciera ser una dieta más o menos importante. Ahora, si esto va a influir o no va a influir en los niños, eso es lo que vamos a tener que debatir o comentar hoy en la mañana. En otro trabajo de laboratorio se ponía a los niños a ver televisión agradable, simpática, o pasiva, y a otro grupo se les ponía a ver la película "Los Intocables"; entonces después se juntaba a los niños y se veía la posibilidad que tenían de emitir actos agresivos los que habían visto la televisión agradable y los que habían visto la televisión agresiva. La verdad es que se ponían más agresivos y pateaban más aquellos niños que habían visto Los Intocables. Este es otro de los grandes trabajos más citados, en que fundamentalmente prueba que cuando los niños ven una televisión de violencia en 3a básica, tienen altas probabilidades de tener conductas violentas a los 19 años de edad. Esto es muy importante porque pareciera que el niño sometido a televisión violenta guarda el mensaje y es capaz de ser violento muchos años después. En un trabajo de campo se comparó una ciudad de Canadá donde no había televisión, y dos ciudades donde había un Canal y dos canales; se hizo el promedio de agresiones físicas, respuestas físicas y agresividad y no hay mucha diferencia entre uno y dos canales; pero, la situación que ocurre cuando se introduce la televisión en la ciudad de Canadá donde no había elevisión, es aumenta en forma importante y significativa la agresividad. Una situación parecida a la que nos comentó el doctor Florenzano respecto a lo que había pasado en Sudáfrica. Un hecho importante que también es agresivo es, a nuestro juicio, el problema de los estereotipos. Ustedes estarán de acuerdo conmigo que los estereotipos en la televisión a los cuales nosotros tenemos acceso son prácticamente personas blancas, personas de otras razas o de otros colores tienen una presencia bastante poco importante y cuando la tienen, la tienen como los malos de la película. En el año 71, el informe del Comité de cirujanos generales estableció que sí había relación entre televisión violenta y conducta agresiva; por una razón que yo no me explico bien, once días después, el New York Times refiere que la violencia en televisión no hace daño a los jóvenes. 10 años después del Informe del Comité, el Instituto de Salud Mental también está de acuerdo en que la violencia en la televisión es una causa de la conducta agresiva. ¿ Qué ha pasado en los últimos tiempos ? .. esto entra ya en la parte anecdótica, los colombianos suprimieron a través de una ley todo lo relacionado con sexo y violencia en cierto tipo de horario. Pareciera que hay un movimiento mundial sobre la violencia en la televisión y ustedes ven cómo en Colombia han hecho modificaciones, también en Estados Unidos, en Canadá, en España, en Inglaterra, en el Mercado Común, en la Comunidad Europea, en el Vaticano y ahora, nosotros, en este país, de acuerdo a las declaraciones de ayer del Consejo Nacional de Televisión está tomando cartas en el asunto de la violencia para regular un poco aquellas... Se ha discutido aquí en varias oportunidades quien debería participar en los problemas de relación entre televisión y niños; nosotros pensamos que todo el mundo debiera participar, no debiera quedar nadie, absolutamente nadie fuera del problema y la discusión y creación de conciencia; y nos parece que la salud y la educación debieran tener una influencia importante, tanto como la familia, el Estado, los canales, los avisadores, etc., nosotros pensamos que es un problema multisocietal. Nada más que una cosa pintoresca: acaba de salir en el Time lo que viene en el futuro, la carretera de la información; pareciera que en algunos años se van a revolucionar las comunicaciones y muchas de las cosas que estamos hablando en este momento en esa época van a resultar como de las cavernas porque la manera de ver televisión que va a ser totalmente distinta. Y en este sentido parece que la pantalla de la televisión nos va a ofrecer desde noticias hasta catálogos de video, servicios financieros, archivos de la televisión, etc., prácticamente vamos a tener, gracias a la televisión una biblioteca en nuestra casa. 2. TELEVISIÓN Y VIOLENCIA Edison Otero Ustedes han escuchado una catarata de datos y antecedentes y habría mucho que decir para interpretar mucha de esa información; entrar en muchísimos detalles; por ejemplo se cita el informa del Departamento de Salud de USA, con 2.500 estudios, pero habría que decir que al menos un tercio de esos estudios precisamente no llegan a conclusiones en absoluto; algunos de ellos incluso son contradictorios con la evidencia general; de manera que creo que esos antecedentes hay que manejarlos con algunas herramientas básicas de relativización. Creo que el dato es muy variado, tiene muchísimas características distintas y habría que entrar en esto. De manera que, con todo respeto, no me dejo impresionar por la masividad de los antecedentes. Por supuesto, van a escuchar ahora una posición exactamente contraria, destinada más bien a enfocar las cuestiones desde un punto de vista distinto. Voy a leer datos, antecedentes estadísticas, investigación, en fin;... esta es una necesidad que muchos han expresado sobre el tema de televisión y violencia, en los últimos 10 a 15 años en nuestro medio. Como es lógico, en esto subyace la confianza que los hechos verificados acuciosamente, determinados con mucha objetividad permitirían poner la discusión sobre una base menos antojadiza, menos gratuita y más confiable. Loable esperanza porque con toda evidencia la cuestión de los medios de comunicación, y de la televisión en particular, ha sido un tema en el que por la escasez franciscana de antecedentes fidedignos todos han creído tener algo decisivo que decir; guiados, la mayoría, por lo que podríamos llamar un sano e inocente sentido común, moralmente bien inspirado. La consecuencia visible ha sido la acumulación de gran cantidad de tonterías, dichas, por supuesto, con mucha solemnidad y seguridad; no algunas en particular ni menos por mi antecesor, por favor. Hemos esperado en consecuencia que los datos, los antecedentes y los hechos rigurosamente estudiados despejen el área y aclaren el panorama. En suma, hemos sentido esa consistente confianza en la competencia a idoneidad del método científico. Hace 10 años, exactamente, Ricardo López y el que habla, inspirados en esta confianza en el método científico, publicamos un trabajo en la Revista Estudios Sociales de CPU, con el nombre de "Televisión y Violencia". Su objeto era muy simple: revisamos una buena cantidad de bibliografía disponible de manera de determinar lo que la investigación científica estaba en condiciones de decir sobre la cuestión de la conducta violenta como efecto de los contenidos violentos de la programación televisiva. Nuestra convicción provisional, por cierto, fue negativa; no había evidencia, y el antecedente más recurrido, los famosos experimentos de Albert Bandura salían muy mal parados de un escrutinio cuidadoso. Por esa época ya nos llamaba la atención el desconocimiento generalizado, que aún se mantiene, de los experimentos de Stanley Milgram, prematuramente fallecido. Esos experimentos por su envergadura nos siguen pareciendo cruciales. En lo sustantivo seguimos sosteniendo que la evidencia es negativa y que no hay como sustentar una acusación seriamente fundada contra la televisión en relación a la violencia y los niños. En estos tiempos encontramos un refuerzo para nuestra postura, por ejemplo en el desarrollo del Proyecto Cero de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, capitaneado por el psicólogo cognitivo Howard Gardner. No tengo tiempo para referirme a él, pero ha estado durante 10 años trabajando con televisión infantil y niños en la Universidad de Harvard en un proyecto espectacular. Algunas de las conclusiones de ese proyecto están en un libro, publicado en español, que se llama "Arte, Mente y Cerebro"; allí Gardner da cuenta en tres capítulos del tema Televisión y Niños y además aprovecha de disparar contra el use demagógico y desmesurado, según el, de la hipótesis de los dos hemisferios cerebrales y su relación con la emisión televisiva. También encontramos respaldo a nuestra postura enel balance sobre la investigación en el área realizado por Hodge y Tripp en el año 87; y en el sensato y mesurado balance del sociólogo Anthony Giddens en su monumental volumen de 1989. Continuamos confiando, pues, en la investigación intelectual y académica y científica. Ese es un camino, un camino por el que hay que seguir transitando a la espera de certidumbres. Simultáneamente, sin embargo, hemos estado ensayando otro sendero que quiero identificar someramente. Todos estos años nos hemos estado preguntando el por qué del carácter tan generalizado y popular de la opinión que asegura que la televisión y los medios de comunicación en general tienen un tremendo poder, una formidable capacidad para modificar instituciones, cambiar valores, manipular conductas y, en fin... gobernar nuestras ideas. Estamos convencidos que se trata de una creencia y por supuesto no caemos en el equívoco de pensar que el hecho que tantas personas tengan esa creencia sean una prueba de la verdad de esa creencia. Es característico de esta creencia generalizada, de una parte, su impermeabilidad a la refutación, a los argumentos contrarios y por otra parte, su pertinaz convicción de creer hallar confirmaciones a su favor por todas partes y en cada momento. Con el riesgo de sintetizar temerariamente, resumo los contenidos básicos de esta creencia: 1.Todos los contenidos de todos los medios producen toda clase de efectos en toda clase de personas, en todo tiempo y en toda circunstancia. 2.Los medios de comunicación y la televisión en particular son el único factor de cambio social en las sociedades contemporáneas. 3.Los contenidos emitidos por los medios y la televisión, en particular, llegan directamente a la mente de los televidentes. 4.Se trata en todos los casos de efectos provocados por los contenidos explícitos de la programación y esta consecuencia se expresa fundamentalmente como imitación conductual de lo observado. 5.Esta creencia supone pues el vacío mental del espectador y el vacío social en el que se desenvuelve; por un acto de curiosa prestidigitación han desaparecido las instituciones, las normas, las organizaciones, los grupos sociales, las nacionalidades, las creencias religiosas, las preferencias políticas, las relaciones interpersonales, los antecedentes familiares, las variables de personalidad. No hay nada más que receptor y televisor. Este modelo, caracterizable como modelo de los efectos, es la expresión de una manera causal, mecánica y determinista de pensar, inspirada en la física clásica; su concepción del televidente es instintiva, lineal y biologista. En lo sustantivo está inspirada en el modelo de la circulación de la información entra máquinas. Nosotros afirmamos que este modelo de los efectos, implica una inmensa a impúdica ignorancia de los desarrollos ocurridos en la ciencias sociales de los últimos 40 o 50 años. Cosa entendible por lo demás, porque no hay ni una sola tendencia significativa de pensamiento en antropología, sociología, sicología social o sicología cognitiva que le proporcione algún respaldo. En fin, nosotros sostenemos que, a la par con la investigación empírica y de campo, también es necesaria la tarea de identificar los rasgos de este modelo tan simplista y burdo, y de explotar sus orígenes históricos y de determinar con implacable nitidez sus implicaciones engañosas. Pensamos que este empeño es una tarea intelectual digna de ser realizada, a través de la cual podríamos desarrollar una visión más acertada del lugar real que la televisión tiene en el complejo escenario de nuestras vidas cotidianas. Una confesión final. Una creencia socialmente asumida puede ser intelectualmente dañina, es cierto; pero puede ser vitalmente significativa. Queremos decir que acaso -y esa es nuestra hipótesis principal por estos días la creencia en la omnipotencia de los medios y de la televisión en particular, sea una superstición altamente funcional. Decimos superstición no en el sentido infamante y subestimatorio de la expresión sino en el sentido antropológico. Tiene que ser tremendamente consolador, y reductor de ansiedad y stress para una sociedad, en medio de cambios tremendos y veloces, y de gran incertidumbre, el poder identificar un factor responsable único de todos los males que la aquejan. Nos parece una idea digna de análisis. 3. TELEVISIÓN Y VIOLENCIA Dr. Hernán Montenegro Mi interés en TV como profesional de la salud tiene que ver con ser agente -no sólo al tratar los casos de niños o jóvenes con patologías, sino que- permanentemente alerta a los factores macrosociales que fomentan o deterioran la salud mental. En ese contexto, en las décadas del 70 y del 80, en la medida en que empezó a aparecer en la literatura especializada publicaciones que hacían ver el riesgo que tenía el ver televisión sobre la conducta, es que me pareció interesante dar a conocer por lo menos los antecedentes que a esa altura teníamos, de tal manera de desarrollar al menos una conciencia crítica, sobre todo en padres de familia y educadores, respecto a que la televisión no era posible considerarla sólo un medio inofensivo de entretención, visión predominante en esa época. Y advertir sobre los riesgos ecológicos, ecosistémicos, digamos, del desarrollo infantil, y en especial sobre los contenidos de la televisión, sobre todo cuando esta queda sujeta al yugo comercial; ése fue el objetivo de ese libro; se daban elementos para desarrollar la conciencia crítica y pautas a los padres de familia de cómo regular, y a los profesores de cómo utilizar la televisión para desarrollar análisis críticos respecto a lo que se veía, etc.. De manera que el tema que hoy día se plantea en este seminario es particularmente relevante desde mi punto de vista y está inserto en un debate nacional sobre el tema. Marcelo Devilat hacía mención a la publicación que hubo en el diario El Mercurio -creo que el día 20 de junio pasado- en que se hablaba de cómo se están tomando una cantidad de medidas en distintos países para regular la televisión;... yo creo que eso no es casualidad...Hoy día en la prensa sale un texto completo de la declaración de José Joaquín Brunner respecto a la regulación que empieza a ocurrir a partir de esta fecha en nuestros propios canales de televisión. Ahora, yo creo que el debate respecto a si la televisión afecta o no la conducta humana es muy central en todo lo que estamos haciendo; y creo que también es importante cuando se habla de este tema no meter en un mismo saco, desde luego, a los adultos y a los niños; hay una cierta tendencia a confundir experiencias que se han hecho con adultos y generalizarlas a lo que es el desarrollo infanto juvenil. Primera cosa que parece importante dejarla clara. Segunda cosa, tampoco es posible meter en un mismo saco a los niños, porque claramente por lo menos hay tres períodos muy distintos que no tienen nada que ver uno con el otro y me refiero particularmente a la edad preescolar, en que por primera vez un medio de comunicación queda en la posibilidad de ser observado desde la edad más temprana que uno pueda imaginarse, ya a los dos años un niño se interesa por ver televisión y hay niños que antes todavía; sabemos muy bien que el desarrollo cognitivo de un niño hasta la edad escolar, no le permite codifcar esta forma tan particular de lenguaje electrónico, porque él necesita condensar las cosas en el tiempo y en el espacio; las transformaciones están ocurriendo a cada rato y sabemos muy bien que el niño, hasta los 6 años no es capaz de asumir las consecuencias de una transformación, de acuerdo a la teoría de Piaget... En fin, el período pre escolar no puede ser asimilable al período escolar, como tampoco el período escolar al período del adolescente; entonces, para hablar del efecto de la televisión en los niños hay que ser cuidadosos, en términos que cada edad cronológica plantea un riesgo distinto, en cuanto a decodificar el lenguaje televisivo. En tercer término, me parece importante especificar desde una perspectiva de salud pública, en medicina, que siempre hemos operado con la idea que ningún agente patógeno tiene igual posibilidad de enfermar a toda una población; existe el concepto de agente, de huésped y medio ambiente, al menos como ley general; y en ese contexto es importante situarse cuando hablamos de los efectos de la televisión en los niños; evidentemente que hay niños de mayor riesgo, no son todos los niños igualmente vulnerables frente a la influencia de los medios, como tampoco no son los niños igualmente vulnerables al meningococco que hoy día como agente patógeno está causando una epidemia; su efecto va a depender del terreno, del sistema inmunológico, del medio ambiente, de las condiciones sanitarias, de las condiciones de aireamiento, en fin, hay una serie de factores que van a hacer posible que algunos niños enfermen y otros no. En la conducta humana también hay agentes stressores; pero la tolerancia al stress físico o mental, no es igual en toda la población; hay niños que frente a una experiencia traumática no les pasa nada, y hay niños que frente a la misma situación traumática se les liquida la vida, y quedan con un deterioro serio en su desarrollo psicomotor y psicológico. Entonces, yo creo que hay un primer grado de acuerdo, que creo que sería importante llegar a reconocer, que es entender que la televisión es, por lo menos, un nuevo agente socializador. No estamos diciendo que es demoníaca, ni que es la causa de la violencia en el mundo; no sobresimplifiquemos las cosas ni estereotipemos las posturas, nadie ha dicho que la televisión es la causa de la violencia en el mundo. Yo no conozco a nadie que lo haya dicho; lo que si hemos dicho, que es un nuevo agente socializador que está en constante interacción con los otros agentes socializadores tradicionales, que son la familia, la educación, la religión, el grupo de iguales, el barrio, los otros organismos societales que están influyendo en la socialización infantil. Ahora, el efecto que este nuevo agente vaya a producir en la conducta, va a estar moderado y regulado por la calidad de los otros agentes socializadores y por la calidad de el huésped. ¿Qué niño es el que está recibiendo este mensaje?...Desde luego, hay niños probadamente en quienes tiene mayor influencia la televisión, aquellos naturalmente más agresivos, por ejemplo, o naturalmente más impulsivos, el niño con síndrome por déficit de atención por hiper actividad, entre otras cosas, es un niño desconcentrado, hiper activo a impulsivo y excitable, ese niño -hay experiencias que cuando ve televisión es la única forma de estar quietos, dicen los padres- pero cuando termina de ver televisión, se produce un efecto de rebote que descarga toda la hiperactividad que estuvo contenida durante el momento en que estuvo viendotelevisión; y eso es un reportaje que hacen los papás muy sistemáticamente. La familia donde existe violencia, evidentemente, va a ser un factor de mayor riesgo, hay un 25% de hogares en Chile donde hay una agresión física permanente o por lo menos frecuente del padre con la esposa; es decir, hay un cuarto de los hogares chilenos donde hay violencia de esa naturaleza, según el estudio del SERNAM recientemente publicado. No estamos hablando de violencia psicológica, estamos hablando de violencia física. Un niño que está inserto en ese contexto ambiental -acuérdense del esquema: agente, huésped, medio ambiente donde está inserto- en esa interacción, evidentemente que ese niño va a estar en un más alto riesgo de influirse por las conductas que vea en la televisión. Por supuesto que, como en todas las cosas, el tiempo que el niño ve televisión es un factor que va a ser influyente, según los estudios que mencionaba Marcelo Devilat; exceso de televisión significa más de dos horas diarias - pero dos horas tampoco es posible considerarlo para toda la edad infantil; desde luego en la edad pre escolar, dos horas es un exceso, una hora sería tal vez importante que la gente lograra tener a los niños. Por supuesto que la exposición a la violencia televisiva no es igual, no se distribuye por igual por sexo, como tampoco existe evidencia de que la violencia ejercida contra terceros se distribuye por igual, en cualquier edad por sexos; es mucho más frecuente en el sexo masculino que en el femenino. El nivel socio económico es otra variable fuertemente importante a considerar, cuando estamos hablando de los efectos de la televisión en los niños; en la medida en que se desciende en la escala social hay ventajas, en la edad pre escolar para los niños que ven televisión, mejoran su calidad y su riqueza de vocabulario, por ejemplo; pero ese efecto se diluye una vez que entran a la escuela, y ahí la televisión ejerce un efecto homogenizador, porque como el niño no lee, o lee menos, en la medida que los niños de nivel socio económico alto ven mucha televisión pasan a tener un vocabulario más restringido que se parece al de los niños de nivel bajo que vieron mucha televisión en la edad pre escolar. El hecho que en los colegios exista pedagogía de medios o no también influye -es decir, que en los colegios se enseñe al niño a ver televisión en forma crítica, y eso se está haciendo en varios colegios en Santiago- desde mostrarle al niño de kindergarten lo que es un aparato de televisión y abrirlo y mostrarle lo que hay adentro, para que no vaya a seguir pensando de que los monos, efectivamente, están adentro. Con respecto a las investigaciones en el tema de la influencia de la televisión sobre la conducta, a mi me parece que, por supuesto, podemos seguir eternamente en este debate de si influye o no influye, o cuánta evidencia concluyente y definitiva existe. Me parece que si llevamos, por lo menos, 50 años desde que aparece la televisión, y todavía no existe evidencia concluyente y definitiva, una posibilidad es que digamos: "Bueno, mientras no exista evidencia, no podemos hacer nada, o no hay acciones concretas que podamos tomar frente a lo que está pasando"; y esperar más investigaciones con el riesgo de que sigan existiendo discrepancias, y que unas apunten a que existen efectos muy significativos en la conducta humana, particularmente, infanto juvenil, y otros que van a probar lo contrario. A mi juicio, creo que la evidencia que hoy día existe no sólo permite decir: "Sigamos haciendo investigaciones"; me parece que en base de la evidencia actual, que no es definitiva, podemos tomar cartas en el asunto y hacer algo. Se dice "bajo ciertas circunstancias o condiciones, ciertos programas producen un aumento del nivel de agresividad en ciertos espectadores". Esa es una conclusión en la que parece haber habido algún consenso. yo creo que si estamos de acuerdo no vale la pena seguir dándole más vueltas al asunto...¿Por qué?...Porque toda sociedad, siempre, se ha preocupado de tomar medidas de resguardo a través de leyes, por ejemplo, que limitan la libertad individual de todo el colectivo en aras al bien común, aún cuando quienes tienden a cometer determinados actos negativos sean un grupo minoritario. Esto no es nuevo; en toda sociedad, existe el riesgo que cierta gente, por ejemplo, consuma marihuana. Porque la cantidad de gente que consume drogas es muy baja, pero los efectos que produce en la conducta de determinados sujetos -porque no todos los sujetos que consumen marihuana o alcohol se vuelven locos- pero basta que haya un porcentaje que efectivamente le altera significativamente su conducta, para que nos hayamos puesto de acuerdo, democrática y consensualmente, en que esta droga no puede ser manejada en forma libre. ¿Eso es conculcar nuestra libertad individual?..Aquí se ha usado mucho ese cuento de un país libre, que somos libres y que la libertad de expresión y la libertad de los medios de comunicación ...Yo creo que el debate hoy día -me voy a referir un poco más adelante a eso- el debate hoy día, como en muchos otros aspectos de la vida nacional, va a estar cada vez más centrado en una cuestión valórica y ética. Yo creo que ahí se va a jugar el futuro de nuestro disenso o de nuestro consenso; porque estamos de acuerdo en algunas cosas que hasta hace unos pocos años atrás no pensábamos que íbamos a ser capaces de ponernos de acuerdo; pero yo creo que el debate sobre el tema que hoy día nos ocupa es un debate ideológico, y esa es la invitación que yo quisiera hacer; no seguirle más dando vueltas al asunto de decir "cuándo va a haber evidencia concluyente y definitiva", porque podemos esperar una generación más, todavía. No nos olvidemos que hubo el famoso Watergate de la televisión norteamericana, que fue comentado aquí el primer día, cuando aparece el Surgeon General Report del año 72, que iba a resumir los hallazgos de alrededor de 2.000 investigaciones, o de una cantidad muy importante. Bueno, era un comité de 12 personas, de las cuales, por curiosa arte de magia, al final, quedó constituido con 6 representantes de la NBC, de la CBS y de la ABC, o sea las tres cadenas más importantes de la televisión norteamericana; no sólo eso fue así, sino que tuvieron poder de veto sobre Bandura, como ha sido comentado, sobre León Icemberg, sobre Bercovich, que eran los que habían estado trabajando más...¿Y por qué?...Porque eran "bias"; entonces, fueron jueces y partes; y lo que pasó en el Diario New York Times al día siguiente, escribiendo que "no hay evidencia todavía que permita decir que la televisión produce efectos negativos", en circunstancias que en el informe del Surgeon General de esa época, el doctor Steinfeld decía, "es claro que la relación causal entre violencia televisiva y conductas antisociales es suficiente como para justificar una apropiada a inmediata acción correctiva"; sin embargo, los gigantescos intereses creados en la televisión norteamericana se movieron, a través del lobbying, para hacer que el informe que saliera a la luz pública fuera suficientemente anodino. Yo empiezo a pedir por abajo cuando se habla de que no hay suficientes datos que comprueben la correlación entre violencia televisiva y conductas agresivas infanto juveniles. La cantidad de dinero que se mueve en esto es tan voluminosa y tan gigantesca que no va a hacer posible que aparezca una confirmación, que compruebe la correlación; la evidencia empírica que hay, va a estar siempre cuestionada. Además, hay un asunto ideológico detrás, porque yo lo que quisiera invitar a reflexionar es qué hay detrás de defender la televisión tal como está sometida al yugo comercial. Si ustedes le preguntan a la gente: "¿Señor o señora, usted es partidario de la violencia o del terrorismo?"...No, yo creo que el 99% va a decir que no; la gente reprueba la violencia en la televisión. Entonces, cuando se dice que lo que la televisión hace, no es más que reflejar el mundo en que estamos, no, yo creo que esa es una falsedad absoluta. Desde luego, porque "esto es lo que la gente quiere", dicen por ahí en base a los ratings; lo que ocurre es que los programas que tienen más sintonía son éstos. Pero el sistema de los ratings es un sistema cerrado; a la gente le preguntan solamente: "Mire, de ésto que estamos nósotros ofreciéndole ¿Qué es lo que usted ve?; ¿cuál es el programa que más le gusta?... Pero nunca le preguntan "¿Qué echa usted de menos en los programas de la televisión?"... Entonces se perpetúa y se autoperpetúa solo. Entonces es una cuestión bastante engañosa de que realmente es un reflejo del mundo... No, no es reflejo del mundo, la televisión, los medios de comunicación, la televisión en particular, no es una ventana al mundo, es una ventana con un filtro, y ese filtro está dado por los avisadores comerciales. Ahí, tenemos que hacer una reflexión muy de fondo, porque el debate tiene que ser centrado en si estamos como sociedad chilena por una televisión que siga regulada por las leyes del mercado, o estamos por una televisión chilena que esté regulada por códigos morales o éticos; ese es el problema de fondo. Yo creo que ese es el problema de fondo, no esperemos más el cuento de las investigaciones si apoyan o no apoyan, porque ya sabemos hay una ideología detrás; estoy seguro que en muchas investigaciones va a haber gente que quiera seguir comprobando lo que quiera querer comprobar. Entonces, ahí tenemos la invitación que yo hago: ¿Cuán consonantes son los contenidos valóricos que hay en la inmensa mayoría de los programas de televisión, cuando ésta queda sujeta al yugo comercial, con los valores que nosotros, como sociedad decimos que adherimos?. Yo creo, y nunca he oído en contrario, que nosotros somos herederos en la civilización cristiana occidental ¿Y cuáles son esos valores?. Es el amor, la solidaridad, la filiación, la justicia, la verdad, la familia como núcleo fundamental de la sociedad, la dignidad de la persona humana. ¿Dónde están esos valores en la inmensa mayoría de los programas de televisión?... ¿Cuál es el ingrediente básico del drama televisivo cuando queda sujeto al yugo comercial?... Ya vimos, la violencia, no sólo sobre representada, además, está distorsionada, hemos enfatizado ese aspecto, que es poco reconocible. En la vida real existen dos componentes: uno es excitación y el espectáculo, que es atractivo para cierto grupo de gente, pero nunca en la vida real eso esta sólo, sino que va acompañado de un sufrimiento, un dolor y una congoja que acompaña siempre a un acto de violencia; eso es lo que en la vida real nos hace ser no violentos. Pero en la televisión, la violencia se presenta despojada de ese componente de sufrimiento, horror y congoja. Se matan 100 indios, pero nunca se muestran las viudas de los indios, o los indiecitos que quedaron huérfanos, o se lleva la escena de la persecución hasta el momento en que el auto queda destrozado y que salen volando los cadáveres y quedan hechos bolsa en el suelo; la escena termina cuando los buenos llegan y los dan vuelta para saber si son los que venían persiguiendo, pero no se muestra lo que pasó en la familia de la gente que murió en el acto violento; y ese es el tipo de violencia que nuestros niños están viendo como espectáculo de entretención, o sea se mata gente, se trivializa en la televisión comercial cosas que jamás en la vida debieran ser trivializadas. La relación de pareja anómala, ese es el otro gran ingrediente del drama televisivo; es evidente que existe en nuestra sociedad el adulterio, el engaño, la ilegitimidad y todo eso, ¿pero cómo es que eso pasa a ser exaltado y glorificado como importante ingrediente de la telenovela, tanto nacional como importada? .. No me olvido de DINASTÍA, una telenovela norteamericana, donde la maldad en una familia es llevada a su máxima representatividad con artistas y actrices sumamente estupendos, fantásticos y en una forma glamorosa. Entonces, ¿cómo conciliamos ese valor con nuestro primer artículo de la Constitución: "La familia es el núcleo fundamental de la sociedad"?. Yo creo que ahí hay una cosa que se parece bastante a lo que se llama "la teoría del doble vínculo"; que por un lado nuestros hijos están escuchando un mensaje familiar, escolar, religioso, con un set de valores bastante conocidos, y hay concordancia entre estos agentes socializadores; pero, por otro lado, este nuevo agente socializador, que el niño consume mucho más tiempo que estando en la escuela, y mucho más tiempo que interactuando con sus padres, en el cual los valores que se exaltan y se glorifican son antagónicos a los que nosotros postulamos. ¿Qué le pasa a un cerebro en formación, cuando el niño está sometido a este doble mensaje?...Por una parte se le dice una cosa y simultáneamente se le está diciendo lo contraria; yo creo que algo hay ahí que no puede ser válido. El consumismo y el hedonismo; el consumismo es inherente al sistema que respalda la televisión comercial, porque si los avisadores dejan de estar presente colapsa el sistema. Entonces, es evidente que la televisión es importante y el lucro de quienes venden cosas o servicios es legítimo, en toda sociedad el lucro es legítimo; pero otra cosa es transformar un medio de comunicación en televisión comercial, donde el programa es el envase del aviso comercial; el evento culminante en la televisión comercial es el aviso comercial; y ojo ahí, con respecto al avisaje comercial, y la responsabilidad ética de que yo estaba hablando, invitándolos a reflexionar. Varios países del mundo se han puesto de acuerdo en que no pueden haber avisos comerciales en medio de franjas infantiles, nosotros seguimos tolerándolos; nosotros adultos tenemos pocos elementos para juzgar la bondad de un producto comercial, imagínense la capacidad que puede tener un niño a este bombardeo de comprar cosas. Y ahí hay una cuestión ética que me parece bien importante destacarla. Ustedes saben que en Estados Unidos fue motivo de una disputa bastante grande en la época de Reagan. Porque las industrias de juguetes se las ingeniaron para producir programas infantiles, de tal manera que en vez de hacer avisos comerciales, era el programa todo un aviso comercial. Otro ingrediente de la televisión, cuando queda sujeta a las leyes del mercado, es que genera la dependencia cultural; el 50% de nuestros programas son norteamericanos. Bueno, ¿qué tienen que ver los tipos físicos de los programas norteamericanos con los nuestros?...Al respecto yo creo que la televisión comercial, por lo menos en nuestro país, hasta la fecha no es democrática, y no es democrática porque no están presente los pobres, y el 50% de la población nuestra es obrero campesina. ¿Dónde están los obreros y los campesinos en la televisión, en los programas de entretención chilenos?...yo creo que ahí hay una cuestión muy grave, muy seria y que no ha sido reflexionada; el mundo obrero y campesino no está, sencillamente, no está representando en los programas de televisión. ¿Entonces, cuán democrática es la televisión chilena?...Yo creo que detrás de eso hay valores, una ideología. Y no nos damos cuenta de que hay una ideología en eso...¿Cuáles son los tipos físicos de los niños que salen en la televisión?...Los niñitos rubiecitos y bien vestidos que aparecen en el avisaje comercial y, desde luego, en las series norteamericanas, que no tienen nada que ver con nuestra cultura popular. Entonces, cuando se dice que la televisión no influye en la conducta humana, yo me pregunto cómo es posible que los avisadores comerciales gasten más de un millón de pesos por 30 segundos de televisión, si no está absolutamente comprobado que eso les va a reeditar en sus ventas de los bienes o servicios anunciados por televisión. Yo no conozco investigaciones que hayan puesto en duda la influencia que tiene el avisaje comercial en la conducta humana; sin embargo, se ha reducido el avisaje comercial en todos los otros medios de comunicación, y ha subido en forma significativa, cada vea mayor, el avisaje en la televisión; se han cerrado diarios, se han cerrado revistas, hay una serie de consecuencias de esto que son bastante conocidas. Entonces el tema que hoy día estamos analizando -y creo que el debate nacional un poco tardío en el tiempo- es interesante. Lo que está ocurriendo en Chile y lo que está ocurriendo en los países que se señalaron es que se están tomando medidas regulatorias de la televisión. ¿Por qué pasa esto? Porque en la mayoría de las mentes no está el seguir esperando que haya evidencia conclusiva y definitiva para que tomemos medidas; con la que ya está, algo tenemos que hacer; esa es una primera cosa que me parece fundamental. En el propio Estados Unidos se pusieron de acuerdo hace dos semanas atrás las tres o cuatro cadenas de televisión norteamericanas, para reducir la violencia en los programas de televisión. Ese es un hecho inédito, para que en Estados Unidos haya ocurrido eso, creo que algo muy importante tiene que haber ocurrido, de consenso. Entonces, la invitación, a mi me parece que tiene que ser centrada en el debate sobre un asunto valórico y un asunto ideológico; y no desviando la atención bajo otros aspectos que pueden ser muy interesantes -y no cabe duda que es importante seguir reflexionando a investigando respecto al temapero yo creo que mientras tanto no podemos seguir haciendo esta gruesa discordancia entre lo que son los valores de nuestros agentes socializadores básicos y los antagónicos valores que se nos presentan en la televisión comercial. Porque uno podría decir, ¿por qué se defiende la televisión como está hoy día?... Esa es una pregunta que a mi me parece muy válida...¿Por qué no se exaltan los valores que son consonantes con los valores tradicionales?... ¿Por qué se desaprovecha tan gruesamente este poderoso medio en una forma tan burda?... Me parece importante que no sigamos reproduciendo la situación actual; me pareció extraordinariamente positiva la declaración del Presidente del Consejo Nacional de Televisión de ayer; sin embargo, yo creo que a este diálogo que ayer empezábamos habría que invitar y poner de acuerdo a los investigadores y a los académicos, junto con los profesionales de los medios de comunicación; creo que hay un miembro de este club, que debiera invitarse para tener una televisión distinta, son los avisadores comerciales, porque son ellos, en definitiva, los que fijan las reglas del juego; hasta la fecha, por lo menos, han sido ellos y cuando se ha postulado la teoría de la autorregulación de los canales, en definitiva, lo que estaríamos tratando de hacer, es que se autorregulen los avisadores comerciales, porque el financiamiento de los espacios está dado por los avisadores; y la gente que trabaja en los medios de comunicación, muchas veces a uno le dicen: "yo estoy de acuerdo, si usted supiera la frustración que tenemos aquí, cuando en un Canal, un 21 de Mayo teníamos producido un programa sobre el Combate Naval de Iquique, y no encontramos auspiciadores y tuvo que salir al aire un programa sobre Elvis Presley... ¿Bueno qué hace usted frente ante ese hecho?..." Bueno, es un hecho real, y esa es una situación que no podemos seguir permitiendo. No podemos seguir permitiendo que este poderoso medio de comunicación quede liberado a las leyes del mercado, porque por lo menos los avisadores comerciales, hasta la fecha, posesionados por su afán de lucro, -que insisto es legítimo en toda sociedad- no han probado ser suficientemente cuidadosos de las reglas morales y éticas que rigen o que debieran regir el medio y, obligan al medio a una cosa que yo creo que los profesionales de los medios de comunicación no están de acuerdo; mucha gente que trabaja en los medios de comunicación no está de acuerdo con dejar la televisión sujeta al yugo comercial. Entonces yo creo que no debiéramos esperar que los avisadores cambien, pero que al público televidente, a la ciudadanía, cadavez se le de más participación en lo que queremos ver, y no que un grupo se autoarrogue lo que la gente quiere ver en televisión. Yo creo que eso, aparte de injusto, es poco democrático y en eso no vale la pena seguir abundando. Entonces, me parece que la función reguladora va a tener que seguir ocurriendo luego de un profundo esfuerzo por llegar a un acuerdo valórico, el término acuerdo-marco ha estado muy de moda en este último tiempo; creo que hace falta en Chile un acuerdo marco valórico, en el cual participe el público, la ciudadanía en la forma más democrática posible y los canales de televisión, sobre qué tipo de programas queremos en su rol de entretención y de educación; y luego que esto, el Consejo Nacional implemente y fiscalice el cumplimiento de este Acuerdo Nacional; Es posible, también, previo a esto, que sea necesario estudiar nuevas formas de financiamiento y una nueva estructura, a lo mejor más representativa, del Consejo Nacional de Televisión y con facultades y atribuciones que efectivamente permitan que ese Acuerdo Nacional se cumpla. El debate, entonces, yo creo que debe ser centrado en si queremos una televisión regida por las leyes del mercado o regida por códigos éticos y morales, consonantes con nuestros valores cristiano occidentales, y consensual y democráticamente logrado. Gracias. 4. DEBATE - Moderador: Dr. Florenzano. He estado en una cantidad de seminarios en CPU a lo largo del tiempo, y me doy cuenta que el nivel emocional de las presentaciones es en éste, probablemente, un poco mayor que el promedio y pienso que eso es bueno, porque está mostrando que estamos hablando de un tema realmente importante. También estaba pensando en relación a algunas de las presentaciones, en un test que hacemos los psiquiatras en los exámenes, que es de diferencias y semejanzas, en que se parecen, en qué son distintas algunas cosas; en relación a eso, recordaba cómo ha sido el debate del tabaco y la industria del tabaco; la posición de la industria del tabaco a lo largo de los años fue muy efectiva en descalificar toda la evidencia que existía y que realmente el tabaco tenía un efecto sobre la salud en término de enfermedades respiratorias y de cáncer, etc, Tuvo que venir una respuesta del público y no ser realmente el debate científico en si, y a pesar de que había una cantidad importante de investigaciones -que de algún modo, siempre fue relativizada y en cierto momento vino un movimiento que fue fundamentalmente de los consumidores en los Estados Unidos y algunos países europeos, para que se produjera entonces un cambio. Yo lo mencionaba ayer en la inauguración, en términos que el consumo de tabaco comenzó a ser regulado o a disminuir en los países desarrollados y a ser, entonces, enviado hacia nosotros. Hay una cantidad de estudios que muestran muy claramente como, en cierto momento la Philips Morris y muchas grandes industrias tabacaleras decidieron que, dado que sus ventas estaban disminuyendo en Estados unidos, tenían que hacer un marketing muy importante en África, en Latinoamérica y en Asia, y en eso han sido bastante exitosas en los últimos años. Desde ese punto de vista, yo pienso que es muy importante mantener la racionalidad en este debate, en términos que definitivamente, como lo decía la presentación del doctor Devilat, es claro que los medios de comunicación electrónicos, van a ir aumentando su influencia; así que creo, no hay que tomar acá una posición como aquellas personas que, cuando salió la imprenta, estimaron que era un medio demoníaco y que había que quemar las imprentas y que había que juzgar a Gutemberg y compañía. Eso, en nuestro caso, es absolutamente imposible, la televisión va a ser cada vez más importante; y también, y quizás en esto difiero -y podemos polemizar en eso con Hernányo pienso que la televisión es una industria y que, desde ese punto de vista, criticar el que exista un mecanismo de mercado, o el factor de que esto es una industria o un negocio, realmente, es no tomar en cuenta el punto de vista opuesto, que la televisión pública, en Europa, la RAI, la misma BBC o la Televisión Española, están teniendo dificultades cada vez más importantes; de tal manera que, desde ese punto de vista, hay que tomar en cuenta todos los mecanismos de financiamiento que existen y creo que están aquí, para quedarse. En aras del tiempo sugeriría que, en vez de hacer preguntas y respuestas directas a los panelistas, las distintas personas opinaran, y los panelistas tomaran nota y cerráramos con una ronda de comentarios de los panelistas. Adriana Yañez - La intervención del Dr. Montenegro me agradó bastante porque concuerda mucho con lo que yo he estado reflexionando a propósito de las intervenciones de ayer y de lo que una ve como profesora y como mamá o como padres. Creo que la televisión en si es un medio, en este momento lo que nosotros estaríamos cuestionando es qué entrega este medio. Ayer escuchaba y me parecía muy pertinente que la televisión, tal cual está ahora, podríamos aprovecharla para el desarrollo o para lograr desarrollar en los niños o en las personas, los valores que nosotros decimos que debe tener toda sociedad, la solidaridad, el respeto, la dignidad humana. Ese es un punto y me parece que nosotros podríamos hacerlo como educadores. El otro punto es si ante la televisión tal cual está, ante el tipo de programas que está presentando, qué podemos hacer cada uno de nosotros, desde donde estamos, desde donde a cada uno nos compete realizar nuestro trabajo, para tomar algunas medidas regulatorias; porque de hecho, no nos está gustando lo que están presentando en la televisión. Yo concuerdo que puede que no haya una investigación exhaustiva o que no parece satisfactoria, pero creo que hay que actuar. Lo que me preocupa es que no haya medidas regulatorias o si es que hay, son insuficientes, porque siempre me he preguntado quién está decidiendo y con qué criterios, programas que deben ver los niños. ¿Los monitos animados?... Están considerados dentro del rango de los programas que pueden ver los niños... Pero resulta que esos monitos animados están entregando violencia también. Hasta en el cuento de la Caperucita Roja, también hay violencia. Creo que tenemos que juntarnos a meditar, y a lo mejor ni siquiera hay consenso en cuál sería el marco valórico que quiere nuestra sociedad; la cosa es cómo podemos ser consecuentes con eso que deseamos, he ahí el quid del asunto. Nosotros tendríamos que juntarnos, y ver en conjunto con todas las personas, o instituciones que tienen que decir algo: canales de televisión, instituciones y sociedad, y ese es el camino futuro a seguir. Eduardo Hill Yo estimo que las ponencias han sido bastante variadas, muy ricas y muy estimulantes; me gustaría hacer muchos comentarios, pero como no es posible me voy a referirme a un sólo punto. Indudablemente, como se decía, la televisión es un medio y ese medio no es bueno ni es malo en si, simplemente, depende del use que nosotros hagamos. Ahora, de los efectos que produce, nosotros debemos recordar que existe un lenguaje televisivo con características que apela a ciertos aspectos humanos, ya Valerio decía que hay un formato y lo importante es descubrir qué capacidad tiene ese lenguaje y formato de entregar valores que sean útiles a la sociedad. Lo importante no es, quizás la imagen televisiva misma, porque si uno dice violencia, por ejemplo, resultaría absurdo pensar que -lo comentábamos con Valerio en la mañana- la persecución del Gato Silvestre a Piolín es un hecho de violencia, eso es humor, o que la cachetada que vemos en las viejas películas de Los Hermanos Marx o de Laurel y Hardy, sean actos de violencia, eso es comicidad. Ahora, cuando uno ve la violencia de Yugoeslavia, probablemente eso no suscita ánimo de violencia, lo que produce es horror, y uno dice "esto no"... Quizás, el que si ha sido entrenado a matar con cuchillo, va a reaccionar fijándose en nuevas técnicas... Y ahí viene el problema, el de la reinterpretación del mensaje televisivo, indudablemente que va a haber muchas lecturas distintas, y es un problema que creo que los profesionales de los medios deberían discutir, cuando el mensaje violento, subyacente, es captado por una subcultura, por ejemplo, delincuente, indudablemente va a reforzar su posición. Pero yo diría que lo más grave no es el hecho mismo, sino que es el valor que está implícito y que muchas veces se aprende casi subconscientemente, sin mucha reflexión. Yo creo que eso es el problema educativo de la televisión, de transmisión de valores. Yo creo que ese es uno de los puntos en que deberíamos centrar la discusión; indudablemente que debe estar presente al momento de la autorregulación o regulación que se haga a través de mecanismos del Estado. Centrar la discusión en cuantos disparos o si Rambo hizo esto o eso otro, no tiene sentido... Yo creo que los niños y todos, distinguen muy bien en lo que es ficción de lo que es realidad. El problema es cuando se presentan modelos subyacentes, que son violentos y que no solamente es el tiroteo y la explosión, sino que hay violencia sexual, hay violencia en relaciones laborales, hay violencia cuando se muestra el hambre y se muestra la injusta distribución de la riqueza en el mundo y uno ve hechos, como Etiopía, Somalia, ahí existe una violencia salvaje en hechos de la realidad; depende en que contexto los muestre uno y qué valores subyazcan al mensaje que se está enviando. - La verdad es que me gustó mucho la exposición del Dr. Montenegro porque la encuentro bastante integradora, y pienso que en realidad, la televisión tiene efectos positivos y puede ser usada como vehículo de comunicación, pero a la vez tiene efectos negativos innegables, pero en donde están todos estos factores mediadores. Yo, por ejemplo, pienso que es muy importante tener en cuenta en el consumo de la televisión, que hay personas que tienen trastornos previos, trastornos psiquiátricos y eso está visto en los cuadros, en los primeros cuadros de los trastornos psiquiátricos. Después, al correlacionar la Obesidad, yo pienso que habría que ver si hay algo en la constitución física, los hábitos alimenticios, etc. La predisposición que pueden tener los padres a comprar objetos a los niños, pienso que habría que indagar sobre la autoridad, sobre los límites de esos padres. El colesterol pienso que tendría que ver con otras variables; la anorexia, yo entiendo que es también problema de identidad sexual. Asimismo, al hablar de sexualidad en los niños y en los adolescentes, si se ve afectada por la televisión, pienso que habría que indagar sobre la calidad de los primeros agentes, que son los padres. - Los dos comentarios anteriores también son importantes, en términos que cuando surge la pregunta "¿De qué manera todos podemos influir, opinar y entrar en este debate?", existe una cantidad de mecanismos, que el Consejo los está proponiendo específicamente y hay que recordar que, realmente, hay un sistema en el cual los chilenos pueden influir, pueden influir en el sistema de la ley, en los directores del Consejo Nacional de Televisión, y del Directorio de Televisión Nacional; es que de alguna manera los directores representamos a todos los chilenos y tenemos que encontrar mecanismos realmente expeditos para que las opiniones de ustedes y las opiniones de todos, de alguna manera, vayan influyendo y estamos en un momento, también, en que se está produciendo un cambio no solamente en Chile, en todas partes. En relación al comentario de Eduardo Hill, Rambo también está reaccionando a la presión general y la última película de Rambo cambió, es un Rambo ecológico...no usa ningún arma, no usa ninguna metralleta y usa solamente su musculatura y hace proezas más bien atléticas y entonces, Rambo se está también dulcificando y eso también es posible. Lo que estoy tratando de decir es que la opinión que ustedes están dando en este momento, y que muchas otras personas pudieran seguir dando, de alguna manera puede ser asumida dentro del sistema para conseguir cambios dentro de estos temas que nos preocupan a todos. - Yo quisiera hablar con una sensación como de extrañeza, de estupor, porque en realidad, conversando con otra colega le decía: "O yo me distraje o no escuché la expresión violencia en televisión, en toda la jornada"; en cambio, escuché que se hablaba de una dimensión educativa a programas que no tienen, en realidad, finalidad educativa; por eso escuché con alivio las afirmaciones de los doctores; entonces me cabe un poco la pregunta: "¿A qué están apuntando estas disertaciones sobre una televisión que deja de ser así; algunas de las personas que han participado pueden desvirtuar y descalificar las investigaciones hechas hasta ahora. ¿Con qué sentido se está haciendo esta descalificación?.. ¿Es una nueva postura, es una nueva teoría?...Tal vez tratando de suavizar las acusaciones que hasta ahora se han hecho . ... Es como demasiado extremo.. - Marcelo Devilat. Me han parecido interesante todas las intervenciones. Yo no quisiera aparecer en una postura apocalíptica; mi interés fue presentar alguna evidencia respecto de la televisión y salud infanto juvenil; yo no pienso que la televisión haya que guardarla, porque a algunos niños que ven mucha TV puede producirles obesidad, o a algunos niños puede incitarlos a la violencia. La verdad es que yo creo que con la evidencia disponible hasta hoy, uno tiene que aceptar que puede producir trastornos en el comer, se pueden producir algunos problemas en la conducción y, se pueden producir algunos problemas de orden cardio vascular. Ahora, desde el punto de vista de la violencia, yo me adhiero a lo que comentó Hernán Montenegro, la verdad es que podemos seguir discutiendo hasta el infinito si los trabajos apoyan o los trabajos no apoyan; a mi me parece que uno tiene que entender que la televisión puede causar en los niños, un ejemplo, o un modelo que los niños imitan; si los niños no imitaran, no se gastaría tanto dinero en avisos comerciales. La otra cosa que me parece muy importante, es que la televisión comercial debiera revisar, un poco, su programación y su planteamiento, con el objeto de estar más de acuerdo con las encuestas. - Edison Otero. He asumido una posición de inmensa minoría; yo quisiera contestarle a la persona que intervino al final con una pregunta que me parece legítima a importante considerarla. Usted comprenderá que tengo que tener alguna razón para plantearme como lo hago. Esa es que mi trabajo es intelectual, soy profesor de filosofía, soy Director de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile; llevo años en estas tareas, mi amor es la actividad intelectual, y trabajo con ideas. Si se me plantea un problema y yo examino los antecedentes, me pueden surgir dudas razonables. En el texto "Televisión y Violencia", publicado el año 84, hicimos un recuento de experimentos y encontramos que más del 80% de ellos no arrojan evidencias, y la otra es dudosa, por eso surgen las dudas. Mis compañeros de panel, plantearon una cantidad de antecedentes, y yo planteo otros; por ejemplo, no hablan o no conocen lo más importante, a mi juicio, hecho en el área. No se habla de ello; no se habla del Proyecto Zero de la Universidad de Harvard, diez años trabajando con televisión con niños, con resultados contrarios a los que ellos aquí formulan. ¿Por qué se desconocen esos autores?...Entonces surgen dudas razonables. Entonces, decir que no continuemos por este camino me parece sumamente temible, a menos que haya otras fuentes de evidencias distintas y mejores que la ciencia; esa podría ser una otra discusión. Pero yo creo que la investigación científica sigue siendo, todavía, un camino razonable para buscar antecedentes para trabajar con ellos. Yo quiero seguir por esa vía, me parece más sana que otras. En el pasado, muchas iniciativas que fueron moralmente inspiradas condujeron a muchos actos oscurantistas, la caza de brujas, la Inquisición, y muchos otros eventos. Yo estoy contentísimo, que muchos de ustedes, y que muchos expositores aquí, tengan convicciones morales tan precisas y formas tan claras para resolver los problemas del mundo; yo no las tengo, tengo muchas dudas. Es por eso que planteo estas dudas razonables. Ahora, siento que no estamos hablando el mismo lenguaje; al equiparar influencia con efectos, estamos abusando de estas palabras. El concepto de efecto es un concepto que surge asociado a un concepto de causa y tiene su origen en la física clásica; luego también ha tenido generalizaciones abusivas en las ciencias sociales, pero hoy día es una debacle, nadie cree en la causalidad estricta, ni siquiera en la física; yo creo que no hay efectos, lo cual no quiere decir que no haya influencias, Pero yo creo que no hay efectos. Efecto quiere decir que una causa genera un tipo de consecuencias siempre, todas las veces y de la misma manera; eso quiere decir, es necesario y universal. Por ejemplo: la luna causa las mareas ...Las causa siempre, no puede ser que una noche a la luna se le ocurra no generar mareas, o solo de vez en cuando; no, es siempre, todas las veces. Por eso yo, siempre, todas las veces, ese modelo causal, lo creo indebido para la investigación social. Entonces, cada vez que ustedes dicen efectos, yo les digo "No, no hay efectos"; no veo antecedentes para establecer estos efectos". Otra cosa es influencia, a otros modelos con los cuales podamos trabajar; yo combato el modelo de los efectos, porque lo creo dogmático a insostenible; esos son mis puntos de vista, y creo que hay razones para planteárselos. Ahora, para todo el resto del alegato, hay un anecdotario impresionante, yo podría traer tantas anécdotas a la mesa para contrarrestar a Hernán que trajo miles. Bandura, por ejemplo, cuando Bandura fue negado por intereses creados, pero claro que lo fue, quién va a discutir eso, lo malo que ese análisis, no avala las cuestiones. Hernán, que fue uno de los primeros que en Chile habló de Albert Bandura, nunca respondió a la crítica que Albert Bandura hizo experimentos con cine, quienes revisen los protocolos de los experimentos de Bandura verán que no están realizados por televisión, están hechos por cine. Entonces, ¿como se pueden trasladar esas conclusiones de un área a otra?; hoy día todos, creo, estamos de acuerdo en la especificidad de los medios... Hay miles de anécdotas con las cuales podríamos trabajar; yo creo que hay dudas razonables para los argumentos que ustedes dan, creo que hay dudas razonables para volver a pensar este tema. Es altamente peligroso decir: "ya no sigamos más con este - cuento de los antecedentes; procedamos y actuemos" ¡Caramba qué convicción tienen!. Algunos valores aludidos me interpretan muchísimo, siento alta simpatía sobre ellos; pero creo que no son los únicos valores que hay, es que esta sociedad nació, como muchas otras, formada por muchas connotaciones distintas, que hacen permisible que muchos sistemas de valores se acojan entre si;...esta es una sociedad plural, no monolítica. Entonces, la discusión puede continuar por los siglos de siglos, creo que es una responsabilidad intelectual básica; discutamos sobre antecedentes y trabajemos sobre esos antecedentes y no lleguemos a generalizaciones tan frágiles. - Yo quisiera agregar que usted no ha sido de una minoría absoluta; yo repito lo que dije en el comienzo de mi pregunta, que me fui perpleja después de la jornada de ayer. Doctor Montenegro: Yo creo que no es mucho más lo que se puede redundar; creo que contestando la observación que hacía recién Edison, respecto a la pregunta que yo nunca contesté; sin duda alguna, en televisión se pasan películas que se dan en el cine, la única diferencia es el tamaño de la pantalla, pero los contenidos son exactamente los mismos; entonces yo no se si pudiéramos hacer un debate respecto a una cosa o la otra; sobre todo, estoy hablando del niño; pero me parece que yo no estaría por argumentar más en este tema, porque en primer lugar, yo no soy experto en medios de comunicación, mi labor es la salud mental infantil, entonces, no podría empezar a cuestionar qué diferencia hay entre ver una película en cine y televisión para un niño, dependiendo de las edades, tampoco. Ahora, respecto a lo que es la sociedad plural y lo que podemos entender por tal, creo que una cosa es que exista una sociedad plural en que, efectivamente, exista una democracia, y otra cosa es que esa sociedad plural se guíe por lo que parece ser una tendencia post modernista en que todo vale. Esa es una cuestión que tiene que ser producto de un debate democrático, nacional; creemos que no se ha hecho todavía, porque las investigaciones que valdrían la pena hacer, sobre qué pensamos los chilenos respecto a lo que queremos ver en televisión recién se están empezando algunos estudios. A mi no se me ocurre que la exaltación de los aspectos oscuros del comportamiento humano pueda ser sustentado, legítimamente, como el ingrediente básico del drama de la entretención televisiva. A mi me parece que eso sería tener una muy pobre impresión de los telespectadores como para decir que la única forma de poder entretener a la gente es explotar los aspectos oscuros del comportamiento humano; yo creo que eso es descalificar al telespectador. ¿Cómo va a ser esa una forma legítima?...Una cosa es que exista el adulterio, que existe el terrorismo y la violencia, pero otra cosa es que eso sea defendido como una forma interesante de entretenernos, estoy hablando de los adultos. Si es por los niños, yo pienso que desde tiempos inmemoriales a los niños se les ha dejado al margen de conocer los aspectos oscuros del comportamiento humano, eso ha sido transcultural, durante muchas generaciones. Hoy día eso desapareció, el libro escrito por Neal Foreman, que se llama "The desapearance of childhood", donde él dice: "Desde que vino latelevisión, los niños quedaron expuestos aver las miserias humanas como algo cotidiano, con lo cual, -dice él- los niños y las generaciones jóvenes han empezado a perder el respeto por los adultos, porque empieza a generalizarse una visión de tanto aspecto negativo del comportamiento, que termina diciendo: "¿Y estos son los adultos que nos estaban dando las normas?"...Entre otras consecuencias tiene ésa, y de exponerlos a una cantidad de situaciones para las cuales, su desarrollo moral y su desarrollo cognitivo no los capacita para interpretarlas en forma adecuada. Entonces no sé -insisto- cómo es que existe un afán por defender los contenidos actuales de la televisión en forma tan denodada, si por una razón estrictamente estética, humanista, filosófica, estos contenidos y estos programas realmente no parecen ser la única forma de entretener. ¿Por qué hay tal abandono de la televisión pro social, o sea de cómo la televisión es un elemento que mejore nuestra calidad de vida y nuestros estilos de vida?; yo creo que esa es la responsabilidad ética de los medios de comunicación, y creo que la televisión actualmente, en la medida en que está sujeta al yugo comercial, claudica en forma gruesa de esa responsabilidad ética. 5. EL DEBATE EN ALEMANIA Udo Bartsch Representante Fundación Konrad Adenauer La discusión sobre "TV y violencia" alcanzó su punto máximo en Alemania hace cinco años atrás. La creciente comercialización de la Televisión por cable y a través del satélite ha incrementado en 30 la cantidad de canales de televisión, lográndose una disminución de la calidad de las transmisiones; además, el hecho que uno de cada dos niños poseía su propio televisor, y de este modo veía televisión en forma descontrolada, desató nuevamente el debate fundamental sobre el valor cultural o el escaso valor de la comunicación masiva electrónica. El debate se transformó en un conflicto intelectual por causa del libro del norteamericano Postman "Nos Regocijamos Hasta la Muerte". Postman define sin más ni más a los medios de comunicación masivos electrónicos como expresión del retroceso cultural y la decadencia. Desde su punto de vista, la cultura humanista alcanzó su punto máximo absoluto con la cultura de la lectura. Esta cultura de la lectura - asociada al pensamiento - se transforma de este modo en norma para la calificación del rendimiento cultural. Por este motivo, a Postman le parece que la desaparición de la lectura concentrada por causa de la televisión constituye un factor negativo. Postman se transformó rápidamente en el padre intelectual de una crítica cultural con fundamentos teóricos a la televisión, al cuál siguieron sobre todo representantes del patrimonio cultural, como educadores, profesores, artistas de géneros tradicionales, y representantes de la iglesia. En oposición a este concepto pesimista crítico-cultural existían opiniones y teorías que afirmaban que la sociedad tendía sin duda a la violencia. La violencia exhibida en películas y televisión permanece, sin embargo, en el reino de la estética, desata conflictos violentos en la ficción, los juegos, los compensa y de este modo contribuye a no traspasar estos potenciales de conflicto a la realidad. De este modo, la exhibición de violencia en los medios de comunicación es calificada como positiva y como un elemento que estabiliza a la sociedad. Tales teorías son favorecidas especialmente en los E.E.UU. y son financiadas por emisoras privadas. Detrás de estas posiciones se escudaban los representantes de las comisiones contra la pornografía en el cine y la televisión, lo que finalmente entorpecía su capacidad de negociación. La polémica entre ambas posiciones condujo a innumerables análisis empíricos, los cuales no lograron llegar a una solución. Únicamente en Francia se intentó vencer la influencia y dominio norteamericano y asiático de ofertas económicas en el negocio de la televisión frente a una política cultural restrictiva y nacionalista. El Ministro de Cultura, Jack Long está a favor de esta política. Sólo se realizaron algunos intentos fructíferos por impedir el bloqueo cultural, especialmente por parte de las investigación literaria misma, de la investigación de las comunicaciones y también a través del trabajo del semiótico italiano Umberto Eco, específicamente en su libro "Apocalípticos e Integracionistas". Yo recomiendo este libro y su propuesta cultural respecto al traspaso de las discusiones inútiles a favor y en contra. Desde una perspectiva dialéctica sobre la historia de las artes y la cultura y sus formas populares, Eco intentó reingresar los medios electrónicos en el ámbito de la cultura. Según mi opinión, algunos aspectos de la discusión indicada más adelante son: 1.El arte y la cultura son formas históricas, evolucionadas desde el punto de visto histórico, dependientes de los cambios. 2.La evolución, las modificaciones en los medios culturales, en las formas de recepción pueden ser catalogadas como posibilidad para el avance cultural. 3.Un conjunto de formas culturales se puso en marcha con el descubrimiento, por ejemplo de la multiplicación de la escritura por Gutenberg, así como el descubrimiento de los medios electrónicos. El rol cultural dominante de la lectura, el teatro, las transmisiones musicales tradicionales (conciertos y práctica personal) se ha perdido, no así las formas de asimilación cultural del mundo. Estas deberán encontrar su ubicación en la era de los medios electrónicos, o de lo contrario, desaparecerán. 4.Desde que se descubrieron posibilidades técnicas para la multiplicación y almacenamiento de la cultura, en los diversos tipos de arte se pudo distinguir entre "formas más elevadas" y "formas populares". Las formas populares se caracterizaron siempre por su recepción fácil y casual, que no requería de una preparación estética o de algún esfuerzo. La investigación literaria alemana nos demuestra actualmente que incluso durante el siglo de oro de la literatura, durante el clasisismo alemán, las obras de Goethe y Schiller no dominaban el mercado literario, sino que éste estaba dominado por historias triviales de ladrones y fantasmas. La historia musical relata situaciones similares. 5.La pregunta decisiva sobre la potencia cultural del medio, de las formas de recepción, se puede extraer de los contenidos al lí presentados, de los valores sociales, de la representación humana. ¿Cuál es el valor y el sentido de la vida, cómo se solucionan los conflictos, será la solidaridad un valor humano digno de ser vivido o dificulta ésta la competencia en la sociedad competitiva? 6.La recepción televisiva de los niños constituye un caso especial, ya que éstos no disponen de experiencias o pautas de vida. La discusión en Alemania tendía en menor medida a las prohibiciones, las cuales son difíciles de implementar entre los medios debido al pluralismo y las leyes del mercado. Esta apreciación está orientada a la creación de competencia en la aplicación con medios de comunicación masivos. Esto quiere decir: leer las imágenes transmitidas en forma electrónica, aprender a decodificar, elaborar demandas estéticas propias, ser capaz de criticar, a fin de no dejar estas criticas sólo a los especialistas. De este modo se restablece el objetivo de la relación cultural de los nuevos medios con la educación en los colegios, instituciones educacionales y con los padres. El apoyo a estas instituciones debe ser el objetivo central de las ciencias. VI. EL CNTV Y LA TV INFANTIL LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS José Joaquín Brunner Presidente CNTV "El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y que, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio" Italo Calvino, Las Ciudades Invisibles El Imaginario Infantil Desde tiempos remotos y hasta hace pocos siglos, los niños crecían en un mundo poblado por las "tres Parcas inmortales": la peste, el hambre y la guerra. La vida misma era corta, brutal y dura. A su alrededor pululaban fantasmas y demonios, y "las brujas volaban de noche en el palo de la escoba o en vehículos más livianos, como espigas o briznas de paja" (Calvino, 1992:39). Recién durante el siglo XVIII "empieza a triunfar la vida sobre la muerte, adelantándose, a partir de entonces, con bastante regularidad, a su adversario" (Braudel, 1984:49). Hasta ese momento, lo efímero de los hijos era un hecho de la demografía. Escribe Montaigne: "He perdido dos ó tres hijos en su infancia no sin sentirlo, pero sin gran pena". Los niños sobrevivientes se integraban prontamente a la comunidad de los adultos. Participaban en sus juegos, se mezclaban con ellos; aprendían a su amparo. Se hacían parte de sus fiestas y ritos. Como muestra el gran historiador Philippe Aries (1973), demoro siglos hasta que la categoría de "niño" o de "niñez" - tal como hoy la concebimos tomara cuerpo y se instalara en nuestra cultura. En Occidente supuso la lenta transformación de la conciencia colectiva por el cristianismo; el surgimiento de la escuela y su gradual extensión; un cambio, al comienzo casi imperceptible, de la sensibilidad de los adultos que acompaño a la cada de las tasas de mortalidad y al retroceso de los males que cotidianamente acechaban la existencia. Con el inicio de la modernidad nuestra cultura se vuelve además urbana. Se seculariza y adopta el racionalismo hasta convertirse al modelo científico de conocimiento. Las costumbres se civilizan, el mundo se "desencanta". Los niños son sujetos a un cuidado cada vez mayor y, además, se transforman en objeto de estudio. Sobre todo, llegaran a ser el punto focal dé toda una nueva concepción educativa. En el umbral de nuestra época está el Emilio de Rousseau (1762): el niño es concebido como una materia plástica, moldeable que, desde el momento de su nacimiento, debe ser educado en la razón. De su horizonte son expulsados, aunque nunca se logra del todo, los fantasmas, los gnomos, las hadas y los seres diabólicos de antaño. A medida que la cultura asciende en la escala del racionalismo, la tecnificación de la vida y la valoración de lo urbano, el entorno imaginario del niño se vuelve, él también, más racional, tecnificado, planificado. Rousseau interpela a los adultos precisamente en esos términos: "No seréis árbitro del niño si no lo sois de todo cuanto lo rodea". Y agrega: "mientras que no tiene todavía conocimiento el niño, hay tiempo para disponer todo cuanto se acerca a él, de manera que no se presenten a sus primeras miradas otros objetos que los que le conviene ver" (p.51). El control de la imaginación infantil jugará en adelante un papel primordial. Pues como apunta Rousseau, la imaginación es la más activa de las facultades virtuales. "Ella es la que nos marca la medida de las cosas posibles, así en lo bueno como en lo malo". "El mundo real tiene límites, el imaginario es infinito; no pudiendo dar ensanche al uno, estrechemos el otro, porque de su diferencia solamente nacen todas las penas que nos hacen infelices en la realidad" (p.38). Sólo aquellas imágenes que los padres y adultos seleccionan deben ingresar al circulo que protege la formación imaginaria del niño. Los últimos indicios de conexión con el pasado son finalmente relegados a ciertos relatos que subsisten hasta hoy y que dan testimonio de la época feudal y el universo rural: vida de príncipes y princesas, la bruja mala, la niña tragada por el lobo, el rey cruel, el campesino manco, los gigantes, la carroza del diablo. De golpe sin embargo, y del modo menos esperado, las cosas cambian. Los seres expulsados por la civilización urbana están de regreso, solo que ahora bajo otro ropaje. En vez de montar un caballo o un pájaro, o trasportarse en una alfombra voladora, los héroes contemporáneos vuelan en naves interestelares o impulsados por su indumentaria. EL mundo infantil vuelve a "encantarse", esta vez por virtud de las imágenes animadas del cine y la televisión. Diariamente, los niños modernos entran en contacto con una nueva generación de brujas, hadas, tortugas guerreras, hombres arañas, mujeres maravilla, animales parlantes, máquinas asesinas y seres extraterrestres, etc. Su imaginación queda expuesta, de una forma sin precedentes en la historia, a la industria de la comunicación audiovisual". La sociedad contemporánea, mucho más que todas las que la han precedido, es icónica. En una sola jornada, el niño de hoy en día ve centenares, incluso millones, de imágenes: carteles en el metro o en las calles, historietas, libros escolares suntuosamente ilustrados, cine a veces, televisión todas las noches. Lo imaginario ya no funciona a partir de enunciados transmitidos oralmente o por escrito sino a partir de la ola - la metáfora no es excesiva- de imágenes vertidas por los media" (Vincent, 1991:192). No debiera sorprender, por lo tanto, que los adultos estemos en medio de un una gran impresión. Incluso más: confusión. Recién empezamos a reaccionar ante este nuevo y masivo fenómeno: el retorno de un bestiario que creíamos desterrado para siempre de los dominios de la razón e, incluso, de la formación imaginaria de los niños. En efecto, en medio del torrente de imágenes que rodean a nuestros hijos hay muchas que son horribles, inquietantes, amenazantes, violentas, duras, impúdicas, crueles, feas, inútiles o destructivas. Las "Parcas inmortales" parecen haber revivido en medio del hogar moderno y nosotros sentimos haber perdido la capacidad de controlar la formación del imaginario infantil. Naturalmente, nos atemoriza que toda esa imaginería que entra por la ventana del televisor pudiera afectar a nuestros niños y provocarles un daño. Con todo, solemos movernos en este terreno impulsados más por esos temores, y por ciertos prejuicios, que con información y argumentos basados en conocimientos sólidamente fundados. Por eso, quizá, no hayamos avanzado demasiado ni podamos ponemos de acuerdo respecto de qué es lo que nos inquieta y cómo podemos abordar estas cuestiones. En lo que sigue procuro reflexionar sobre ellas ofreciendo, a título estrictamente personal, algunas consideraciones que espero ayuden al debate y sirvan para diseñar posibles cursos de acción. Algunas Constataciones Para evitar confusiones, debiéramos partir a mi juicio por preguntarnos qué televisión ven los niños de la Región Metropolitana, a qué hora ven y cuáles son sus preferencias.1 1' constatación: Los menores consumen de preferencia una programación similar a la que consumen los adultos. Desde los inicios de la investigación sobre la televisión se ha verificado esta observación. Uno de los primeros estudios dedicados al tema -el de Himmelweit, Oppenheim y Vance (1958), realizado en Gran Bretaña- señala que los niños ven con placer programas destinados a todo público. En el caso de Chile, al tomar el período de un mes, entre el 1 ° y el 28 de marzo de 1993, se observa que de los 30 programas más vistos por los niños entre 5 y 9 años, un 50% corresponde a películas, un 173 a programas deportivos, un 10- a series, un 10- a shows, un 7% a telenovelas, un 3% a programas religiosos y un 3% a programas informativos. Sólo un 10% de los programas favorecidos por los niños estaban expresamente dirigidos a la audiencia infantil. En el caso de los niños de 10 a 14 años ocurre un fenómeno similar. De entre los 30 programas más vistos durante el mismo mes, un 63% correspondió a películas, un 23% a programas deportivos, un 7% a shows, un 3 % a artes y espectáculos (incluyendo programas de videoclips) y un 3% a telenovelas. De las 19 películas incluidas, 9 poseían contenidos variables de violencia y una tenía calificación para mayores de 21 años. Ninguno de los 30 programas tenía una expresa focalización en audiencias infantiles. Vale la pena señalar, asimismo, que en ambas audiencias - de 5 a 9 y de 10 a 14 años - hay 15 preferencias en común dentro de las 30 de mayor audiencia en cada grupo étareo. 2ª constatación: Dada la alternativa de un programa típicamente infantil y opciones de programas para todo público a la misma hora, los niños de 5 a 9 años no manifiestan preferencia por el programa infantil. Para analizar este aspecto, elegimos el bloque horario entre 15:30 y 17:00 horas en que uno de los canales metropolitanos transmitía de lunes a viernes, en marzo pasado, un programa típicamente infantil. Su rating acumulado durante esos 5 días fue de 7,5 puntos. Los demás cuatro canales sumados tuvieron una audiencia infantil equivalente a 47,5 puntos acumulados durante el mismo período. Los niños prefirieron, en otras palabras, mirar una serie familiar (22,5 puntos acumulados), una telenovela (10 puntos acumulados), un programa de servicio 1 Los datos que se entregan a continuación han sido procesados a partir de la información proporcionada por TIME-People Meter. Agradezco a Germán Mancilla su elaboración inicial. Incluso con las limitaciones técnicas y estadísticas que pudieran tener los datos presentados, sin duda forman la base más sólida de información existente para estudiar comportamientos y tendencias de la audiencia infantil. Puede alegarse que los datos del People Meter subestiman la audiencia infantil, pues podría ocurrir que ciertos niños estén viendo televisión junto a sus padres o los adultos del hogar y no aparezcan por tanto registrados por el People Meter. Sin embargo, en ese caso debe suponerse que miran la televisión con asentimiento de esos adultos. público (10 puntos acumulados) y una serial tipo western de aventura (5 puntos acumulados). En otras palabras, incluso en horarios que se presumen de audiencia infantil, los niños más pequeños prefieren ver programas para todo público. 3a constatación: Los niños de 5 a 9 años miran televisión a lo largo del día y, una minoría, hasta después de las 22 horas. Si se considera la distribución de la audiencia efectiva de este grupo de edad por tramos de horas, entre el 1 ° y el 28 de marzo pasado, de lunes a viernes, se verá que un 22% de la audiencia mensual se ubica entre las 8 y las 13 horas, un 20% entre las 14 y las 17 horas, un 32% entre las 18 y las 21 horas, y un 26% después de las 22 horas. Si se analiza la distribución del rating promedio por hora a lo largo de los días lunes a viernes, para la audiencia de 5 a 9 años, se verá que el mayor rating promedio - en torno a 6 puntos - ocurre justo antes de las 21 horas, para luego caer a la mitad y mantenerse ahí hasta cerca de la una de la madrugada. De hecho, de las 15 películas ubicadas entre los 30 programas más vistos por los niños de 5 a 9 años durante el mes de marzo pasado,12 de ellas empezaron a ser transmitidas entre las 21:30 y las 22:00 horas; 2 se ubican en la franja horaria entre 19:00 y 21:00 horas y sólo una se transmitió en el horario de las 16:00 horas. En el caso del grupo de edad entre 10 y 14 años, de los 30 programas más vistos, sólo 5 empezaron a emitirse antes de las 21 horas. En este grupo de edad, un 33% del promedio de audiencia mensual en días laborales se ubica en el horario de 18 a 21 horas y un 28% en el horario de 22 horas en adelante. Como en el caso del grupo de los menores, el rating promedio más alto se produce entre las 20 y las 21 horas, para disminuir después de las 22 horas y mantenerse en torno a dos puntos hasta pasado la medianoche. En conclusión, un sector importante tanto de los niños menores como los niños mayores miran televisión en horarios cuando sus padres, o algún adulto, se encuentran en el hogar. Cabe presumir, por lo tanto, que miran televisión junto a sus tutores o, en cualquier caso, con la anuencia de éstos o, en el peor de los casos, a "vista y paciencia" de ellos. 4ª constatación: Un promedio de 1 de cada 5 niños entre 5 y 9 años de edad permanece frente a la pantalla después del noticiero central de los respectivos canales metropolitanos. Así pudimos establecerlo al estudiar el rating infantil de este bloque horario, de lunes a viernes, durante una semana de marzo de 1993. En promedio, dicho rating sumado de los cinco canales alcanzó a 20,2 puntos diariamente, lo que representa alrededor de 80 mil niños de ese grupo de edad cada día. Es interesante constatar, en este caso, que la distribución diaria del rating infantil por canales sigue un patrón similar de distribución de los rating por canal de los adultos, lo cual permite especular que las preferencias de los niños expresan una semejante mezcla de "lealtad" hacia determinados canales y de sensibilidad hacia la oferta programática, con su cuota de cambio y "zapping". 5ª constatación: Los programas de mayor atracción en la audiencia infantil, nunca superan a uno de cada 6niños del respectivo grupo de edad. Según los datos del mes de marzo pasado que venimos empleando, se constata que únicamente los 2 programas de mayor audiencia infantil - entre los 30 registrados - tuvieron cerca de 15 puntos de rating en el grupo de 5 a 9 años. Sólo los 7 primeros alcanzaron un rating superior a 10 puntos. De ellos 5 son películas, 1 es un programa deportivo y el otro un programa religioso dedicado a Sor Teresita de los Andes. En el grupo etario de 10 a 14 años, 23 de los 30 programas preferidos por este grupo obtuvieron un rating superior a 10 puntos, alcanzando sólo los dos primeros un rating de alrededor de 16 puntos. Entre los siete programas más vistos, 5 corresponden a películas y 2 a programas deportivos.2 6° constatación: Los niños de 5 a 9 años consumen, en general, una dosis de programas con elementos variables de violencia; no los prefieren, pero tampoco los rechazan. En efecto, si se toma el subconjunto de las 15 películas favorecidas durante el mes de marzo pasado por este grupo de edad, 7 - o sea, la mitad - poseían elementos variables de violencia. Con todo, ninguna de esas películas fue analizada por el Consejo Nacional de Televisión por estimarse que pudieran contener elementos de "violencia excesiva". En cambio, una película que durante ese mismo período sí fue examinada por el Consejo por ese concepto tuvo una audiencia alta entre los niños del grupo de edad entre 10 y 14 años. 7° constatación: Los niños atienden a programas con contenidos variables de violencia con relativa independencia de su origen social. Para fundamentar esta afirmación hemos analizado la distribución por estrato social de la audiencia infantil respecto de seis películas que el Consejo Nacional de Televisión ha examinado últimamente, por contener todas ellas un grado alto de violencia. Si se suma el rating de audiencia de los estratos alto y medio alto, por un lado, y de los estratos bajo y medio bajo por el otro, en tres casos el rating sumado de los grupos altos es superior y en tres casos el de los grupos bajos es mayor. Sin embargo, en el caso de las dos películas de más alta audiencia entre los niños, en ambos casos el rating comparado de los estratos bajo y medio bajo es muy superior al de los estratos alto y medio alto. Es interesante observar que, en el grupo de 10 a 14 años, en cambio, en todas las películas analizadas, con excepción de una, el rating de audiencia de los estratos bajo y medio bajo es superior al de los estratos alto y medio alto. También es interesante observar que en el caso de tres de estas 6 películas, el rating total del grupo de edad de 5 a 9 años es mayor que el del grupo de 10 a 14 años. En suma, parece necesario investigar más a fondo las características de edad y de origen social, así como los niveles educacionales y de integración familiar, de los grupos de niños más propensos a mirar programas con contenidos de violencia. Mirar Televisión 2 Los rating mencionados, que pudieran considerarse modestos en los respectivos grupos de edad, se entienden mejor si son relacionados con el porcentaje de televisores apagados, sobre el total, en los diversos bloques horarios a lo largo del día. Carecemos de esta información para el mes de marzo pasado. Sin embargo, si se analiza la audiencia televisiva de un día lunes de julio de 1993, se verá que ese determinado día en el bloque matinal el porcentaje de televisores apagados correspondió a un 89,2% de los hogares; en el bloque del medio día, a un 81, 7%; en el bloque entre las 13:30 y 15:59 horas, a un 72,2%; en el bloque vespertino a un 69,3%; en el bloque de las teleseries, a un 54, 7%; en el bloque de noticias, a un 46, 9%; en el horario de la primera serie a partir de las 21:30 horas, a un 49, 6%; en el horario de la segunda serie a un 54, 0%, y en el bloque de trasnoche, a un 75,5% de los hogares Déjenme decir ahora, brevemente, un par de cosas sobre la manera cómo ven televisión los niños. Solamente en los países industriales existen estudios empíricos o etnográficos a este respecto; en cambio, en nuestro medio, no existe conocimiento a este respecto. En general, se ha podido establecer que "mirar" TV es un proceso complejo. Ser telespectador, en efecto, es una experiencia cultural nueva, completamente distinta y aparte de aquéllas determinadas por otros géneros culturales. Como dice Twitchell (1992:195), "no `miramos ` programas de televisión; seleccionamos, degustamos, elegimos, rechazamos y consumimos partes y pedacitos". Flujos ininterrumpidos de imágenes - a un ritmo de 25 por segundo cruzan la pantalla y nosotros nos sumergimos a11í, buscando algo que capte nuestra imaginación, que tenga la capacidad de retenerla por unos segundos, minutos o horas, que nos parezca atendible o entretenido, o que nos proporcione satisfacción a un deseo momentáneo: recibir información, ver una película, seguir por un instante un debate político, conocer la suerte que corre un personaje de la telenovela, etc. Usualmente, el telespectador sigue dos o mas "programas" a la vez, actitud que se intensifica a medida que aumenta la oferta de canales. La televisión es un genero cultural de tiempos comprimidos y yuxtapuestos, a diferencia de la escuela, cuyo tiempo es extenso y pautado por ciertas regularidades (las materias, los horarios, las secuencias, los períodos, las pruebas y exámenes). Es una actividad de baja intensidad y de atención intermitente. Por eso mismo, dice poco la estadística general que afirma que la gente ve en promedio dos, tres o cuatro de horas de televisión. Pues, ¿qué significa “ver, atender" o mirar" dentro de este nuevo género cultural? Los patrones de comportamiento del telespectador son poco conocidos en general. Ni se sabe cuánta atención demandan diversos tipos de programas televisivos ni se conoce con exactitud cuánta atención efectiva le prestan distintos tipos de públicos. Las relaciones entre atención efectiva y memoria al interior del género televisivo son menos conocidas aun. Menos todavía lo son los posibles efectos de este "mirar" sobre las actitudes del observador. Usualmente la gente enciende el televisor, como el computador, a partir de un programa preferido, un "canal-de-anidación . Desde ahí inician complejos movimientos migratorios, que los angloamericanos suelen llamar `video-grazing" o "ideo-surfing". Hay un tiempo inicial de prospección de canales, en la búsqueda de imágenes-gancho (Chagall,1981:48). Estas varían según los individuos, el momento del día, el estado de animo, el grupo de espectadores, los deseos, los niveles de cansancio, la época del año, la oferta de programas existente, etc. Incluso, una vez que se atrapan esas imágenes-gancho, nada asegura que el espectador se quedara fijado en un mismo programa por mucho tiempo. Quien posee un control remoto de selección de canales tenderá a emigrar y regresar más frecuentemente ("zapping"). En Estados Unidos, según una encuesta de televidentes, "solo un cuarto de los encuestados señala no poseer un control remoto. Entre quienes lo poseen, 30% intenta mirar dos o más programas a la vez, ya sea ocasionalmente o la mayor parte del tiempo. Mientras una mayoría de americanos (54%) señala tener un programa específico en mente al encender el televisor, un número significativo (37%) afirma que les gusta meramente revolotear en tomo al dial" (Lipton, 1990:11-15). Pronto, muchos receptores de televisión vendrán con pantallas divisibles, permitiendo abrir varias "ventanas" simultáneas para mirar distintos canales a la vez. Desde los años 1960, además, se insiste en el hecho que la gente "usa" la televisión con distintos propósitos y de distintas formas. Por ejemplo, en un clásico estudio norteamericano de comienzos de los años 1970, se establecía que sólo una tercera parte de los programas se veían completos. Además, allí donde se ha filmado a las familias mientras están en el proceso de mirar televisión, habitualmente se ha concluido que "estas hacían innumerables cosas mientras estaban expuestas a un programa en pantalla" (Vilches, 1993:43). En estas materias En el caso de los niños, ¿ocurre acaso algo muy distinto de lo descrito? Hasta donde es posible especular sobre la base de anécdotas a información parcial, parece que la manera de mirar televisión de los niños no se aparta demasiado del modelo descrito. Los niños juegan con la televisión. Siguen los programas con atención intermitente. Miran algunas emisiones con interés, otras los aburren. Suelen mirar acompañados con sus pares, a veces con sus padres. Mucho depende de si en el hogar hay uno o más televisores. Allí donde sólo hay uno, los adultos-uno o ambos- suelen determinar que es lo que se ve después de las 20 horas. A11í donde no hay televisión, los niños ni muestran una mayor propensión a la lectura ni sustituyen necesariamente el tiempo por actividades culturalmente significativas. (Cumberbatch, 1989:10,11). Los Efectos de la Televisión sobre los Niños: la Percepción de los Adultos Habiendo constatado que ven de preferencia los niños y revisado cómo la gente mira la televisión, podemos abocamos ahora al tema más espinudo de los efectos de la televisión sobre los mas pequeños. La información disponible en Chile, a diferencia de lo que ocurre en otros países (Vilches, 1993) es escasa. Sin embargo, podemos recurrir aquí con beneficio a los estudios cualitativos realizados por el Consejo Nacional de Televisión sobre esta materia. ¿Qué nos enseñan los focus-group que el Consejo emplea sistemáticamente para conocer las percepciones y opiniones de la gente sobre la televisión, sus programas y efectos? A comienzos del presente año se buscó indagar sobre la "percepción de los padres respecto del consumo televisivo de sus hijos" (Consejo Nacional de Televisión, 1993). En relación a los más pequeños, entre 3 y 6 años, "existe consenso en cuanto a la atracción que la televisión despierta en los niños". De allí que los padres, especialmente de sectores altos y medios - y, sobre todo los profesionales - expresen preocupación por los posibles efectos nocivos de la televisión. Según los padres, el consumo televisivo de los más pequeños alcanza en promedio a alrededor de 3 horas diarias, aumentando los fines de semana y durante las vacaciones. Los padres consideran en general que no es posible impedir que sus hijos vean televisión. Incluso, consideran contraproducente intentarlo. Sin embargo, tratan de controlar lo que ellos ven. En los sectores medio-altos y altos se quisiera apartar a los niños pequeños de escenas violentas y truculentas. En los estratos medio-bajos y bajos la preocupación mayor expresada es en relación a los programas con contenidos sexuales. Existe una prevención compartida respecto de noticias y reportajes que pudieran contener escenas crudas de la vida diaria. En cuanto a los efectos de la televisión, la primera y mas espontánea reacción de los padres es destacar aquellos que son evaluados como negativos. Entre éstos, en primer lugar, se menciona el de incentivar el deseo de consumo por parte de los niños. Otro efecto nombrado es que los niños sentirían temores y tendrían alteraciones del sueño, especialmente con imágenes satánicas y películas de terror. Se considera asimismo que tales imágenes permanecerían largo tiempo en la memoria de los niños. También se estima que los niños reproducen conductas agresivas, pero que estas serían pasajeras. Por ultimo, los padres advierten una pérdida de iniciativa de parte de los niños expuestos durante largos períodos a la televisión. Por el lado positivo, los padres consideran la imitación de cantos y bailes de los shows infantiles pues se estima que eso ayuda a desarrollar la personalidad; el refuerzo que obtienen los niños para ejercer conductas ecológicamente cuidadosas, y se menciona asimismo una cierta aceleración de los proceso de aprendizaje y entendimiento. También se destaca que la televisión ayuda a veces a estimular cierta sensibilidad y emocionalidad de los niños, al recrear dramas de la vida cotidiana o ciertos eventos históricos. En suma, la evaluación que los padres hacen de la televisión que ven sus niños es crítica pero balanceada. Se destacan efectos percibidos como negativos pero se cree que la televisión produce también ciertos efectos positivos. Los Efectos de la Televisión sobre los Niños según los Estudios Empíricos Los primeros estudios de largo aliento realizados sobre este tema datan de alrededor de 1960. En uno de los más citados se concluye lo siguiente. Que "para algunos niños y en determinadas condiciones, cierta televisión es perjudicial. Para otros niños en las mismas condiciones, o para los mismos niños en otras condiciones, puede ser beneficiosa. Para la mayoría de los niños en la mayoría de las condiciones, la mayor parte de la televisión no es, probablemente, perjudicial ni beneficiosa de una forma especial" (Schramm, Lyle and Parker, 1961:13). Más tarde, en un muchas veces mal citado Informe al Surgeon General de los Estados Unidos, el Advisory Committee on Televisión and Behaviour, en una publicación que cubre 7 volúmenes y más de 2000 páginas, establece que de los estudios realizados, unos experimentales y los otros basados en encuestas, se desprenden conclusiones convergentes en tres órdenes de cosas: "una indicación preliminar y tentativa de la existencia de una relación causal entre ver televisión en la pantalla y comportamientos agresivos; una indicación de que cualquiera relación de ese tipo causal opera solamente en el caso de ciertos niños (que están predispuestos a ser agresivos); y una indicación de que solamente opera en ciertos contextos". (Televisión and Growing Up, Report lo the Surgeon General, 1971:11). Diez años después de producido este Informe, el mismo fue revisado y puesto al día (Televisión and Behavior: Ten Years of Scientific Progress and Implications for the Eighties, 1982). En la sección dedicada al tema a la relación entre violencia televisiva y agresividad del comportamiento, se señala en la introducción que "la plena autenticidad del efecto - ni qué decir de su poder - sigue estando abierta a honesta disputa". Asimismo, concluye que "extensas investigaciones empíricas, realizadas por la Comisión y por otros, no proporciona evidencias de que la exposición a materiales sexuales explícitos juegue un rol significativo en la causación de daños individuales o sociales tales como crimen, delincuencia, desviación sexual o no sexual, o disturbios emocionales severos". A pesar de las conclusiones exhibidas, hay un gran numero de investigaciones realizadas en los países desarrollados - que provienen del campo de la psicología, la psiquiatría y la sociología - que parecen indicar precisamente lo contrario. Según un autor británico, probablemente tres cuartas partes de los estudios llevados a cabo durante los años 1970 y 1980 concluyen, en general, que la violencia en los media causa violencia en la sociedad (Cumberbatch, 1989:32)."Sin embargo, agrega el mismo autor, en la mayoría de los aspectos la investigación ha sido inadecuada y, si se la examina de cerca, simplemente no apoya las conclusiones que de ellas obtienen los comentaristas". De paso, observa que la introducción de todos los modernos medios de comunicación ha dado lugar a similares preocupaciones sobre sus potenciales efectos negativos. El propio Rousseau, que antes citábamos, ataca en su Emilio la lectura de fábulas para distracción o aprendizaje de los niños; indica que es fácil observar que "al hallarse en estado de hacer aplicación de ellas, (los niños) casi siempre la hacen contraria de lo que es el ánimo del fabulista; y en vez de enmendarse del defecto de que quiere este curarlos o preservarlos, se inclinan a amar el vicio con que se saca ventaja de los defectos de los demás" (p.69). Reacciones similares se produjeron cuando apareció la escritura, cuando se popularizó la lectura, cuando se quiso volver obligatoria la educación primaria, y lo mismo ocurrió con el advenimiento de la radio y del cine. En suma, la gran mayoría de los estudios realizados sobre el potencial efecto negativo de la pantalla de televisión sobre los niños sencillamente no permite extraer conclusiones consistentes (Vilches, 1993), prestándose en cambio para una gran confusión y manipulación de los datos si acaso no se realiza un esfuerzo de extremo rigor científico a la hora de comentar los resultados de esos estudios. ¿Dependemos de los Resultados de las Ciencias para Actuar? No cabe duda que es mejor actuar con información que sin ella; con conocimientos validamente producidos que sobre la base de intuiciones o prejuicios. Sin embargo, en materias de regulación de la televisión no necesitamos esperar mas para actuar, pues las fuentes de la acción no son solo los conocimientos y la información sino una serie de otros factores, tales como: los valores que queremos preservar, los modelos que preferimos, la sensibilidad manifestada por el publico y, en general, el tipo de cultura televisiva que queremos desarrollar. De hecho, una deficiencia de la mayoría de los estudios sobre efectos de la televisión es que, a la hora de formular y decidir políticas, suelen ser en extremo parcos, poco contundentes y escasamente iluminadores. ¿Qué podemos pedir a la TV en relación con los niños? Antes que todo, una selección cuidadosa de sus programas, particularmente entre las 20 y 22 horas. Segundo, una mayor información al público sobre la naturaleza de los programas transmitidos, con indicación en pantalla de aquellos que requieren, por cualquier motivo que sea, una audiencia de criterio formado. Creo que los canales están realizando un serio esfuerzo en esta dirección. A este mismo respecto cabe observar que los canales usualmente anuncian en pantalla sus programas más llamativos, como suele ocurrir con las películas, transmitiendo en horarios de todo público sinopsis o apoyos que suelen condensar en pocos segundos algunas de las escenas "mas fuertes"- del programa anunciado. Esta práctica podría fácilmente corregirse. Tercero, cabe esperar de parte de los canales una estricta observancia del -umbral horario" de las 22 horas, no sólo en relación a la emisión de películas clasificadas como para mayores de 18 años y la transmisión de publicidad de bebidas alcohólicas y tabacos sino, en general, respecto de cualquiera programación televisiva que suponga un publico de criterio formado. Mas importante que todo es que los canales decidan con rigor a la hora de transmitir películas con contenidos de violencia, limitando en lo posible la emisión de programas de escaso valor que suelen comprender escenas de una gran inhumanidad. ¿Qué podemos y necesitamos hacer nosotros los adultos, los padres de familia? Ejercer decididamente nuestra autoridad en la selección de programas, aunque no podamos llegar al extremo de ser árbitro del niño a través de "controlar todo cuanto lo rodea", como quería Rousseau. Lo anterior no excusa el mirar, además, de manera más frecuente la televisión con nuestros hijos y conversar más seguida y seriamente con ellos sobre lo que ven en la pantalla. Asimismo, cabe asumir a los padres la responsabilidad que tienen sobre la exposición de los niños a la pantalla con posterioridad a las 22 horas. También pueden impulsar a la escuela a adoptar una actitud mas educativa frente a la televisión, de modo de reforzar una actitud reflexiva frente a este medio. Finalmente, ¿qué podemos esperar del Consejo Nacional de Televisión? Una actitud vigilante en relación a la programación transmitida en horario para todo publico y un seguimiento atento y permanente examen del bloque horario mas visto por los niños, entre las 20 y las 22 horas. Además, un esfuerzo serio por estudiar- y promover investigaciones - sobre los efectos de la televisión en los niños. También cabe al Consejo definir y dar a conocer criterios de orientación en materias particularmente delicadas, como la transmisión de programas televisivos con contenidos de violencia. Creo que el documento recientemente hecho público por el Consejo a ese efecto tuvo, en general, una positiva acogida no sólo de parte de los canales sino además de los medios de comunicación y de la opinión pública. Adicionalmente, corresponde al Consejo dictar normas para impedir efectivamente la transmisión de programas con contenidos de violencia excesiva, pornografía, truculencia y participación de niños y adolescentes en actos reñidos con la moral o las buenas costumbres. El Consejo está abocado a esto. En general, el Consejo puede contribuir, a través de todos los medios que la ley pone a su disposición, a fomentar un debate reflexivo a informado sobre estas materias, de modo que todos los actores del campo televisivo asuman sus propias responsabilidades en el mejor nivel que sea posible. En suma, pienso que solo mediante una adecuada autorregulación de la industria televisiva, en que participen responsablemente los padres de familia, los canales y el Consejo, en el contexto de una opinión pública bien informada y activa, podremos avanzar en la dirección de crear una cultura televisiva que sea digna de nuestra aspiración de dar a las futuras generaciones un mundo en que valga la pena vivir. 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Una buena TV Infantil, así definida, parece algo fácil de producir. Sin embargo, veremos que no es tan simple; una serie de dificultades impiden lograr o dificultan la producción de una TV infantil de calidad. Me voy a centrar más bien en dificultades conceptuales, y no tanto en problemas de producción, costo, distribución, etc. También intentaré mostrar que es preciso superar esos conceptos estrechos para abrir la mente creativa de los productores. En mi opinión esa apertura es condición indispensable para superar la actual situación y producir una TV de calidad para los niños. 1. Reduccionismo de TV Infantil a la Violencia Una de las dificultades conceptuales que estrechan la mente es haber reducido el tema de la TV infantil a la violencia. Este reduccionismo ha sido no solo estéril en cuanto a resultados académicos concluyentes- como ya se ha percibido a través de varias presentaciones en este mismo Seminario, en particular Contreras y Otero - sino que ha sido también conceptualemente castrador para los productores de TV infantil. Se ha sembrado la falsa idea que una buena TV infantil es sinónimo de una TV sin violencia; la esterilidad de esa idea queda patente en las reuniones donde se habla latamente del daño y riesgo de la violencia televisada y sin embargo, hay escasas recomendaciones útiles acerca de qué producir para niños. 3 Valerio Fuenzalida. Productor de TV,- trabajó por diez años en CENECA y CPU como investigador especializado en el proceso de recepción de la TV por parte de la audiencia. Con el gobierno democrático pasó a integrar el nuevo equipo administrativo de Televisión Nacional de Chile, trabajando como asesor de Programación y jefe de Capacitación; actualmente es Jefe de Estudios Cualitativos en la Subgerencia de Evaluación y Estudios en la Dirección de Programación; consultor para UNESCO, UNICEF, CEPAL-FAO, IICA. Las opiniones expresadas en este texto solo comprometen al autor. En una importante Conferencia sobre Niños y Medios, el psicólogo L. Rowell Huesmann (1985) dedica 26 páginas de su estudio a demostrar "The Effects of Film and Television Violence upon Children" pero dedica media página a las recomendaciones a los productores, que comienzan con esta frase: "Unfortunately, understanding the process by which media violence may engender aggresion in children does not immediately suggest a solution". Luego continua: "We have no panacea lo offer for this situation". Y entrega finalmente tres observaciones en 17 líneas: los productores no pueden derivar a la familia el control del visionado de TV; la mayor preocupación debe dirigirse a los preadolescentes; la violencia que impacta negativamente a los niños no es la misma que impacta a los adultos. El reduccionismo del tema de la TV infantil a la violencia trae como consecuencia estudios que concluyen en estas recomendaciones muy poco útiles para estimular la creatividad de los productores de TV infantil; la misma crítica se puede hacer a algunas exposiciones en este Seminario. 2. TV Infantil Definida por los Adultos Un segundo elemento conceptual estrecho y limitante es que la calificación de utilidad para una buena TV infantil ha sido tradicionalmente definida por los adultos y no por los niños. En efecto, los adultos definen qué sería una TV útil para el niño, con ciertos criterios como el aporte a la escolarización, a la higiene, a ciertos hábitos en salud, cortesía social, etc. Tal conceptualización de utilidad lleva a programas muy instrumentales y funcionales a necesidades definidas objetivamente por adultos sin considerar la subjetividad infantil. Una grave consecuencia de esta definición adulta es que los niños habitualmente no se agradan y por tanto otorgan baja audiencia a estos programas, que los adultos consideran que los niños deberían ver y que deberían gustarles (la excepción del programa Plaza Sésamo es justamente una excepción). Franca Pavani, en estudios para TVN, ha constatado que los niños de Santiago prefieren programas para jóvenes, telenovelas, y animados, en lugar de los programas que se hacen especialmente para niños y que supuestamente serían útiles para ellos. En Suecia, la TV Pública que se preocupa dedicadamente de producir una buena TV infantil - a juicio de los adultos - constata que su oferta televisiva sólo es sintonizada en un 25% por los niños a quienes va dirigida esa programación; hay un excedente de un 75% de tiempo de programación que los niños no ven. La TV infantil sueca de calidad (definida por los adultos) no satisface a los niños (Rosengren, 1990). A raíz de esta incoincidencia entre adultos y niños, los adultos condenan a los niños ya que no se agradan con aquellos programas que los adultos han definido como gratos para los niños, ni se entretienen con los programas que los adultos han establecido que deberían entretener a los niños. Como los niños gozan con programas que los adultos consideran inútiles, indeseables, o "malos", se deduce que los niños tendrían gustos pervertidos y aberrantes. Así, de la satanización de los programas de TV nos deslizamos a la satanización de los niños televidentes. Es inevitable recordar a Heine cuando afirmaba, en relación a la cultura literaria, que se comienza quemando libros y se termina quemando personas. Esta concepción estrecha ahoga la primera pregunta de todo conocimiento: la pregunta por el por qué. Ahoga la curiosidad por intentar comprender una relación que llama la atención y que debería hacernos reflexionar: ¿por qué los niños se entretienen con algunos programas (que los adultos consideran indeseables) y, por qué no se entretienen con los programas que supuestamente deberían entretenerles, gustarles, y aportarles utilidad (a juicio de los adultos)?. Creo, entonces, que un punto de partida más productivo para elaborar una buena TV infantil es asumir con respeto y seriedad los gustos infantiles, para intentar descubrir las relaciones de agrado y utilidad que se entablan entre los niños y sus programas favoritos. 3. Nuevas Formas de Comprensión del Agrado Infantil Hay aproximaciones que permiten comprender la atracción, agrado y utilidad que producen en los niños algunos géneros televisivos infantiles que los adultos estigmatizan como géneros triviales, o programas inútiles. a) Algunos programas de humor: el esquema del adulto torpe Varios géneros y programas de humor se construyen con el esquema generativo básico del adulto torpe, que realiza mal y poco diestramente algunas actividades. El esquema es muy antiguo y proviene de los payasos del circo. En nuestra TV aparece en "Los tres chiflados", "Laurel y Hardy", "Abbott y Costello". También aparece en el adulto anti-héroe como "El super agente 86" y "El Chapulín Colorado". En los animados, el mismo esquema aparece en "El inspector Gadget", en "Mister Magoo", y en otros programas. No es difícil constatar que los niños se divierten y gozan con este esquema simple de uno o varios adultos que realizan torpemente actividades que los niños saben que un adulto debería realizar diestramente. El esquema funciona, es decir provoca humor y diversión, cuando el niño sabe que el adulto debería realizar diestramente esas acciones- es decir, el humor supone establecer una complicidad tácita con el niño. Según Paul McGhee, el niño se divierte con esta representación porque vive en una cultura que le exige adquirir destrezas (en el hogar y en la escuela). Tal adquisición de destrezas es un proceso largo, con ensayos y errores, y con frustraciones; pero una vez adquirida una destreza, tal dominio es fuente de gozo y recompensa; entonces sería causa de alivio y mucha diversión el ver a adultos incompetentes que no logran realizar lo que los niños intentan, o que ya han logrado dominar (McGhee. 1980, 1989). Este tipo de humor es empleado hasta la saturación por el cómico Jerry Lewis. Es también el esquema básico de muchos personajes (infantilismo del Quico) y situaciones en las diversas producciones del mexicano Chespirito (Roberto Gómez Bolaños). El esquema divierte y entretiene a los niños; pero además sería útil para satisfacer la necesidad emocional de neutralizar el temor a fallar, en un niño culturalmente tensionado a lograr ciertas destrezas. Muchos adultos se entretienen y aprecian los programas televisivos de humor; otros adultos han escrito libros para explicar las bondades del humor para la calidad de vida humana. Sin embargo, la gran mayoría de esos mismos adultos intenta prescribir a los niños una dieta televisiva excluyente del humor, bajo el prejuicio que el humor sería una distracción inútil a irrelevante, es decir, una pérdida de tiempo para el niño. En cambio, según el presente análisis, estos programas de humor televisivo divierten y atraen a los niños sin constituir distracciones inútiles, sino que satisfacen necesidades profundas de reafirmar sus capacidades de logro y también de alivio ante sus frustraciones y fracasos. b) Algunos animados: el esquema del débil y el fuerte Prácticamente en la mayoría de los animados encontramos otro esquema generativo muy básico, pero notablemente atractivo para los niños: es el esquema de la lucha entre el débil y el fuerte. Tal es el esquema de "Tom y Jerry", de los incesantes intentos del gato Silvestre por cazar al canario Piolín, de la astuta Lulú frente a los muchachos y de Tobi ante Los chicos malos del Oeste, de Mickey contra Pete el Malo, del Correcaminos para burlar al Coyote, etc. El mismo esquema aparece reelaborado en la relación del ingenuo y del "vivo", como en Abbott y Costello, y en otros programas de TV. El esquema es muy antiguo y ya aparece en Chaplín luchando con el gigantón. El juego dramático en los dibujos animados de la situación del gato y el ratón es muy atractiva y entretiene mucho a los niños. Según Rydin y Schyller (1990), parte del atractivo es que "el gato simboliza al adulto, su monopolio del poder y actitud condescendiente, mientras que el ratón, quien a menudo intenta ser más astuto que el gato, representa al niño, rápido, juguetón a ingenioso". En este juego, el niño generalmente se identifica con el ratón y algunos sicoanalistas estiman que la atracción por estos animados se debe a que la situación alude a los procesos primarios, esto es, expresa temores y deseos profundos en un lenguaje de símbolos (Winick and Winick, (1979), citado por Rydin y Schyller). Esta comprensión del atractivo profundo de los dibujos animados se relaciona estrechamente, en mi opinión, con la revalorización que ha hecho Bruno Bettelheim de los cuentos de hadas tradicionales; ellos son confirmatorios de la capacidad del niño-débil para subsistir y enfrentar un mundo adverso, y cuya hostilidad puede llegar hasta el extremo del abandono por parte de los propios padres. Durante la narración el tiempo parece detenerse y el niño ingresa en un mundo maravilloso, aparentemente de entretención, pero que constituye herramienta para vivir, pues es útil para la formación y confirmación de sus capacidades de crecimiento. Para Bettelheim, la narración permite al niño comprender sus emociones, fortalece su yo presentándole situaciones adversas y sugiriendo al niño reacciones positivas, que le permiten sobreponerse a sus angustias, sentimientos de desamparo, desamor a inseguridad. (Bettelheim, 1977, 1980). Esta utilidad profunda explicaría que el niño desee ver o escuchar incansable y gozosamente la misma historia una y otra vez. Igualmente esta comprensión permite entender mejor los mecanismos de atracción de la TV sin tener que recurrir a las anticuadas y poco convincente hipótesis de la "hipnosis" o de la "adicción hacia la droga televisiva" (Winn, 1977). En efecto, la TV involucra a los niños tanto por las formas sonoras y visuales que atraen instintivamente a los sentidos como por las identificaciones afectivas de contenido más profundo que subyacen a la trama más aparente de los programas. 4. Necesidades Formativas Más Profundas De acuerdo con el análisis anterior, los esquemas del adulto torpe y de la lucha del débil contra el fuerte explicarían el atractivo de una gran cantidad de programas infantiles. Pero la misma explicación no sólo permite comprender la entretención que esos programas provocan en los niños, sino la razón de la utilidad y del agrado infantil. Y esa razón es que esos programas - aparentemente inútiles a indeseables a juicio de los adultos satisfacen necesidades formativas muy profundas en un lenguaje simbólico y lúdico-afectivo. Son necesidades emparentadas con el reforzamiento profundo del yo ante un ambiente adulto exigente y a menudo adverso, o deprivado. Son necesidades que no son totalmente satisfechas en la escuela y en el hogar, que constituyen ámbitos más bien de gran exigencia, de fracasos y frustraciones. En este ambiente de exigencia y a veces de adversidad, estos programas de TV estarían satisfaciendo una profunda necesidad de confirmación de las propias capacidades del niño para crecer en el mundo. En Alemania, también la observación del consumo televisivo en la familia han llevado a Rogge y Jensen (1990) a afirmar que los niños se apropian del material televisiva que los adultos ligeramente juzgan como "trivial" (Tom y Jerry, Heidi, La abeja Maya, films de horror o acción, etc) "en base a su propia experiencia cotidiana. Esta tiene mucho que ver con temor y sobreponerse al temor, con deseos y su cumplimiento". Quisiera mencionar que investigación empírica realizada en el sector rural chileno ha detectado entre jóvenes y adultos campesinos necesidades afectivas muy parecidas a las necesidades infantiles recién mencionadas: frente a la TV aparecen necesidades de autoestima, de autovaloración, de prestigio y reconocimiento social; se ha concluido que el principal aporte educativo de la TV para los campesinos estaría en el refuerzo de su prestigio social, su autoestima y su capacidad protagónica (Fuenzalida y Hermosilla,1989). Este potencial aporte educativo ha sido tomado en cuenta por los productores de TV que realizan el programa "Tierra Adentro" de TVN. Hay que hacer notar también la incapacidad de gran parte de la investigación convencional para detectar estas relaciones de agrado y "utilidad" formativa más profundas entre el niño y diversos programas de TV. En cambio, según el análisis previo, el niño no es atraído por programas inútiles o indeseables (a juicio de los adultos), sino que al interior de la entretención lúdica del programa satisface importantes necesidades afectivas, útiles para su crecimiento. De acuerdo con esta comprensión de la relación de entretención y utilidad que ocurre entre el niño y algunos programas de TV, es posible sacar algunas conclusiones: a) existe un campo de necesidades formativas que no aparecen totalmente satisfechas en el hogar ni en la escuela y que en cambio satisface la TV. Son necesidades menos instrumentales y funcionales a competencias objetivas, es decir, no relacionadas con hábitos de salud, higiene, comportamiento social adecuado, aprendizaje de destrezas manuales a intelectuales, aprendizaje de la herencia lingüístico-científica, etc. Sin embargo, aparecen como necesidades de un nivel más profundo - tal vez semi o inconscientes - pero no menos importantes que las anteriores, pues se relacionan con la formación básica de la personalidad y la capacidad subjetiva de crecimiento en la vida, superando temores primarios y miedos a las dificultades. Este aprendizaje de un nivel más profundo que parecen realizar los niños ante ciertos programas de TV vuelve a señalar que frente a la TV los receptores efectúan resignificaciones y "apropiaciones educativas" sorprendentes a inesperadas. Los niños, como los campesinos, como sectores populares urbanos, hacen "lecturas educativas" de algunos programas de TV, proceso que permite descubrir un valioso y potencialmente amplio aporte educativo no-tradicional de los programas habituales de la TV. b) el lenguaje lúdico-afectivo de la TV aparece muy adecuado para producir programas que desde el interior de la entretención simbólica proporcionen al niño utilidad más afectiva que utilidad racional-conceptual. Es un lenguaje re-creativo en el doble sentido de la expresión (que recrea como entretención y como generación). Más adelante ampliaremos lo específico del lenguaje lúdico-afectivo de la TV. Por ahora es necesario mencionar que una gran cantidad de malentendidos y de sobreexigencias equivocadas a la TV provienen de la incomprensión del lenguaje simbólico-emocional y del falso supuesto que se le podrían asignar las mismas funciones que al lenguaje analítico-conceptual (Fuenzalida,1993). c) esta comprensión diferente de algunos programas infantiles abre a los productores de TV un amplio campo de experimentación de espacios con formas lúdicas y con esquemas que no son escolares, ni necesidades definidas desde la objetividad del adulto. Al revés, pueden ser esquemas subversivos como los mencionados del débil que vence al fuerte y el esquema del adulto torpe. (Quisiera sólo mencionar otro par de esquemas generativos, uno es el esquema de la competencia de habilidades infantiles, el cual no sólo atrae y entretiene sino que ha sido en la historia de la humanidad un incentivo a adquirirlas (Huizinga,1990); también sería un esquema confirmatorio simbólicamente de las destrezas infantiles. El otro esquema es la comedia de situaciones, género considerado menor a pesar de su gran atractivo de audiencia; este género ha sido muy poco estudiado; representa el tomar con humor situaciones cotidianas estresantes en el hogar, la escuela o el trabajo; nuevamente aquí aparece una esquema que desdramatiza situaciones tensas de la vida cotidiana y reafirma la capacidad humana para enfrentarlas). d) he hablado de experimentación de programas infantiles, pues el conocer el valor y la utilidad formativa de un esquema no es garantía de un programa exitoso. Aquí intervienen no sólo el talento de los creadores sino variadas condiciones de producción. Producir siempre es una apuesta y un riesgo. e) esta contribución lúdico-formativa de la TV (re-creación en su doble sentido), tal como la hemos presentado aquí (en un Seminario destinado precisamente a debatir la influencia formativa de la TV) debería ser apreciada positivamente y expandida en la actual sociedad; la cual ha restringido enormemente el tiempo lúdico de los niños, no solo por exigencias de la escolaridad formal y sus tareas, sino también por las condiciones urbanas de inseguridad, hacinamiento, y soledad. 5. El Lenguaje Lúdico-afectivo de la TV Hemos ya mencionado la importancia de apreciar más en profundidad el carácter específico del lenguaje televisivo. Por ello debemos dedicar un espacio algo más amplio a diferenciar este lenguaje lúdico-afectivo. Muchos estudios de recepción televisiva demuestran de modo consistente que el televidente se relaciona más afectivamente que de modo analítico o conceptual con los programas de TV. La explicación de esta relación sustantivamente emocional es el lenguaje audiovisual elaborado a través de maquinas electrónicas; este lenguaje es dinámico, afectivo, asociativo, sintético, y holístico. Revisemos algunas características de los signos audiovisuales. a) Signos concretos Los signos audiovisuales son imágenes visuales de personas o cosas concretas y particulares; la imagen a color agrega una fuerte dosis de realismo y concreción; las imágenes audiovisuales no son signos abstractos como las palabras, las cuales por su desconcreción permiten la generalización, y así constituyen la base semiótica de la ciencia y la filosofía. En cambio, por su característica concreta, las imágenes son más apropiadas al espectáculo visual, y a la comunicación no-verbal, que tiene fuerte incidencia afectiva. b) Signos dinámicos Los signos audiovisuales no son estáticos sino dinámicos: aparecen en una secuencia temporal; este dinamismo temporal diferencia a los mensajes audiovisuales de una fotografía, una pintura, una imagen gráfica, un diario o revista, o una escultura, obras en las cuales los signos se nos despliegan en su totalidad espacialmente; pero obras que no están objetivadas, en cuanto obras, en una sucesión dinámica en el tiempo. Por esta característica dinámico-temporal el lenguaje audiovisual es muy apto para narrar historias. c) Riqueza informativa La imagen icónica, aun la imagen estática de la fotografía, es portadora de una gran cantidad de signos y por tanto tiene una enorme riqueza potencial de comunicación. Si se compara el signo lingüístico "mujer" con el signo constituido por una "imagen icónica de mujer" se comprende fácilmente que el primero es un signo que abstrae de toda particularidad para quedarse con un concepto universal; en cambio, la imagen es concreta, plena de particularidades que nos entregan mucha información aproximada acerca del color del pelo y ojos, forma del rostro, estatura, edad, raza, vestuario, estrato social, etc. d) Potencial afectivo Esta riqueza informacional concreta de la imagen icónica otorga a estos signos una poderosa dimensión afectiva; en efecto, ellos con mucho mas facilidad que el signo lingüístico provocan recuerdos, asociaciones, sentimientos y emociones. En efecto, la imagen visual privilegia la comunicación a través de signos gestuales y no-verbales, que impactan más afectiva que analíticamente. Agrado y desagrado, simpatía o antipatía, atractivo o repulsión, se suscitan con mas facilidad ante imágenes audiovisuales que ante palabras. Para hacer más enfática la emocionalidad del mensaje, la musicalización agrega señales fuertemente afectivas. e) Polisemia La riqueza informacional es la base de la llamada polisemia de la imagen visual. Según Roland Barthes la polisemia implica una cadena flotante de significados, entre los cuales el lector puede elegir algunos a ignorar los otros. La imprecisión del significado es máxima en la imagen que no esta acompañada con palabras; por ello no abundan los mensajes solo con imágenes; los comunicadores necesitan el texto lingüístico- escrito a oral - para precisar al destinatario lo que se quiere significar. Pero aun cuando las palabras limiten la pluralidad de significados y orienten hacia las interpretaciones intencionalmente buscadas, la imagen conserva su riqueza polisémica básica y su tendencia dinámica a disociarse de las constricciones que el emisor intenta imponerle a través de la palabra. La polisemia es el fundamento textual de la capacidad resignificadora del receptor. f) Musicalización La banda sonora musical orienta hacia el adecuado tono afectivo que debe rodear a una imagen; la música acentúa emocionalmente las escenas épicas, o de humor, romance, suspenso, disgusto, ansiedad, felicidad o tristeza; las películas de terror perderían gran parte de su impacto si se les suprimiera la banda sonora; incluso, en muchas de esas producciones la banda sonora es más importante que la calidad de la narración verbal. Pero la música al actuar sobre un registro humano emocional, provoca asociaciones a identificaciones que el emisor no tiene posibilidad de limitar o circunscribir. La polisemia de la imagen se ve reforzada, entonces, con el código evocador de la música y del sonido. g) Percepción asociativa El televidente asocia entre si imágenes, palabras, sonidos. Construye una síntesis juntando imágenes polisémicas con información articulada en palabras, y con música, elemento básicamente emocional. Pero, además, asocia géneros muy diversos entre sí. El modo asociativo de percepción es muy diferente al modo analítico que establece la palabra oral y escrita. La palabra analiza el mundo referencial, abstrae y generaliza, desconcretiza y toma distancia, opera con una lógica de secuencia lineal, asocia en la longitud diacrónica del discurso; el lenguaje audiovisual asocia sincrónicamente entre varios códigos. Con la palabra se puede analizar la coherencia interna del discurso lineal, pero la imagen audiovisual sepulta la consistencia con la redundancia de asociaciones simultaneas. h) Diferente eficiencia del lenguaje verbal El lenguaje verbal escrito es abstracto, racional, analítico, lineal, diferenciador; constituye la base semiótica de la lógica, la filosofía y la ciencia por 2.500 años en la historia de Occidente. Mientras el lenguaje verbal se objetiva en los libros y se institucionaliza en la enseñanza escolar o universitaria, el lenguaje televisivo se objetiva más adecuadamente en la ficción narrativa y en el espectáculo lúdico. Como lenguaje polisémico y glamoroso afecta más a la fantasía y a la afectividad que a la racionalidad humana. El lenguaje verbal es el fundamento de la cultura racional interesada en la causalidad científica, y en las doctrinas políticas, filosóficas y teológicas; el lenguaje televisivo, por el contrario, es más proporcionado a la entretención lúdica, al espectáculo y a la narración de historias. Por ello, el recuerdo de los textos verbales es más preciso y diferenciado (= articulado, en el sentido de su etimología latina: unidad diferenciada) que el recuerdo de los mensajes audiovisuales; en este caso el recuerdo es más afectivo y globalizador. Esta diferencia en los lenguajes provoca un enorme choque cultural, no solo de obras distintas sino de incomprensiones y resentimientos, y de exigencias inadecuadas. La cultura racionalista exige una TV que difunda la Alta Cultura y la Escuela; pero los códigos visuales y musicales del lenguaje televisivo inevitablemente tienden a la ficción, a la fantasía, y al ludismo. La arquitectura ordenada del curriculum escolar aparece como la antítesis de la diversidad fragmentada de una programación televisiva. La relación más emocional con la TV nos permite extraer dos consecuencias: a) es irreal pedir a la TV la eficiencia analítica y ordenadora del lenguaje articulado; y b) una crítica a la tradición racionalista que únicamente valora los géneros televisivos analítico-concientizadores, como la información, debates, documentales, y la telescuela tradicional. Desde un punto de vista positivo, esto implica la revalorización de varios géneros televisivos que han sido incomprendidos -como veíamos antes- y desprestigiados por el racionalismo como "meramente" lúdicos, de entretención ligera, o narrativa distractora de "las cosas importantes de la vida". El lenguaje lúdico-afectivo de la TV genera expresiones a interpretaciones culturales, que son chocantes y desconcertantes para nuestra cultura racionalista. En la medida que valoremos y nos apropiemos del lenguaje televisivo, del espectáculo y de la entretención televisiva, podremos generar programas infantiles diferentes y complementarios al aporte cultural del lenguaje verbal y escolar. Otro de los grandes desafíos, entonces, para una TV infantil de calidad es abandonar las concepciones "escolarizadoras" y "racionalistas" de la TV y descubrir el potencial cultural del lenguaje lúdico-afectivo de la TV. Un autor francés, Pierre Babin, emplea la imagen de la recepción estereofónica para describir lo valioso de la actual situación cultural; los lenguajes analíticos verbales se complementarían con el lenguaje afectivo-lúdico de la TV, y ambos en conjunto nos permitirían una percepción estereofónica de la realidad (Babin, 1991). 6. Insuficiencia de la Postura de Evitar la Violencia Evitar la violencia excesiva en programas televisivos, como propone el Consejo Nacional de Televisión en Chile (CNTV), y como ha está siendo impulsado en varios países, es, en mi opinión, razonable y de sentido común. Pero es completamente insuficiente para lograr el objetivo de producir una buena TV infantil. El CNTV parece actuar por lo que los padres declaran (dicen, opinan) que les preocupa (violencia excesiva en la TV); pero esta declaración, -según estudios chilenos, algunos presentados ayer mismo aquí- no corresponde con las conductas reales que los padres tienen en el hogar ante sus hijos, las cuales no se dirigen a regular los programas de violencia sino que toman medidas concretas en el hogar para facilitar el estudio, y explicitan ante sus hijos normas para evitar los programas de terror y películas con escenas eróticas inadecuadas para niños. Para los padres chilenos, el concepto de "TV infantil que hace daño a sus hijos" en su conducta práctica está asociado con terror y sexo. También en Gran Bretaña se ha constatado inconsistencia entre lo que dicen los padres acerca de la violencia en TV y sus conductas. Mientras una mayoría dice estimar que existe demasiados contenidos violentos en TV y que esto puede dañar a los niños, esos mismos padres ven ampliamente con sus hijos las series criminales fuertemente criticadas y muy pocos estiman que esos programas pueden haber tenido una influencia negativa en sus hijos (Gunter and Wober, 1988). Esta inconsistencia parece explicarse, al menos en Gran Bretaña, por la dificultad para el televidente en detectar violencia excesiva o dañina en programas específicos de TV. La estimación que existe "violencia excesiva" en TV aparece como una afirmación general a inespecífica, con grandes dificultades para ser ejemplificada en programas concretos; esa afirmación aparece mucho más como un estereotipo en relación a la TV en general, y no como una percepción acerca de programas específicos, y orientadora en la toma de decisiones de la familia. Entre paréntesis, digamos que esta evidencia muestra las dificultades de la investigación para conocer a la audiencia: muy a menudo la audiencia dice una cosa pero actúa de otra forma, entonces ¿ cuál de las dos reacciones consideraremos como "verdadera" y base para nuestras decisiones ?. He escuchado en este Seminario algunas afirmaciones sobre carencia de estudios acerca de las demandas de la agente a la TV, opiniones que me parecen bastante desinformadas de lo que se hace actualmente en Chile y además, bastante ingenuas, como decía anteriormente, en relación al conocimiento como base para decisiones. Por otra parte, lo que más me preocupa en las disposiciones del CNTV es que son totalmente insuficientes para estimular la creatividad en la producción de una buena TV infantil. Las disposiciones sólo pretenden restringir la violencia excesiva en los programas, lo cual yo personalmente estimo razonable. La misma crítica me merecen las exposiciones de los doctores Devilat y Montenegro, los cuales, al considerar la TV como un "factor de riesgo" o como "agente patógeno" se ubican en una postura de base negativa, desde la cual difícilmente se puede proponer algo positivo y creativo a los productores de TV. Por el contrario, su discurso es un catálogo (no probado) acerca de los daños que podría provocar la TV, y finalmente aconsejan disminuir al máximo la exposición a la TV para tener el mínimo contacto con este "factor de riesgo". En mi opinión, ya que la contribución lúdico-formativa de la TV puede ser apreciada de modo diferente, mucho más amplia y más expandida, hay que proponer acciones encaminadas a estimular la creatividad de los realizadores para producir más programas atractivos y útiles a los niños. 7. Otras Condiciones para Producir Buena TV Infantil Recordemos que mi objetivo hacia el cual me ha interesado apuntares más bien de orden práctico: ¿cómo producir una buena TV para los niños? He expuesto: a) la necesidad de una renovación conceptual que abandone la idea estrecha que reduce una buena TV infantil a aquella que excluye la violencia; b) que es preciso ensanchar nuestra concepción conociendo las percepciones de los niños ante la TV, es decir, su agrado y su percepción de utilidad; c) también he mencionado la necesidad de familiarizarse con lo específico del lenguaje lúdico-afectivo de la TV, para abandonar las concepciones escolarizadoras de la TV infantil. Profundizar esta renovación conceptual significará airear nuestras mentes convencionales e implicará un largo trabajo para las universidades, ONGs, agencias de estudio y productores de TV, para revisar críticamente los prejuicios antitelevisivos -por lo demás, basados en publicaciones ya algo anticuadas. Sin embargo, se me permitirá también mencionar brevemente otras condiciones que me parecen indispensables para avanzar hacia una mejor TV infantil: a) es preciso incentivar la producción creativa a innovadora, en lo cual le cabe un importante rol de estimulación al CNTV. b) se requiere soporte económico para investigar, producir y emitir. Son bienvenidos aportes privados de dinero a tal objetivo; las fundaciones privadas que apoyen una mejor TV infantil pueden constituirse en centros dinámicos como ha sido el Children's Television Workshop en USA o la Australian Children's Television Foundation. Mucho dinero privado se ha canalizado en el pasado hacia la educación escolar; es indispensable ahora invertir dinero en TV infantil de calidad, pues es una nueva y diferente agencia de socialización. c) también es preciso apoyar una industria televisiva privada fuerte, capaz de producir y exportar programas infantiles hacia otros países de América Latina. BIBLIOGRAFÍA Babin, P. 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The plug-in drug: Television, Children and the Family. The Viking Press. New York. 1977. COMENTARIO Jorge Fernández UNICEF TV y Participación Infantil He tenido la suerte de estar en una situación de escoger entre estar en el lado de los que se dedican a criticar a la televisión - más bien a la distancia- y estar en el lado de los que hacen cosas en la televisión; y la opción es clara, la opción es de compromiso, tiene que haber gente que tenga acceso a estos dos mundos, a veces tan distantes y que se produzca el encuentro, que se produzcan puentes. Trabajo en UNICEF, organismo que ha tratado de crear espacios para que la televisión pueda contribuir a los niños; en esa perspectiva se creó el Día Internacional de la Radio y la Televisión en Favor de los Niños, se hizo como primera experiencia el año pasado, participaron 80 países del mundo, en el caso de Chile participó Televisión Nacional, y este año la experiencia va a ser extensiva a más países y a más canales de televisión. UNICEF dio una oportunidad a canales de televisión que querían hacer algo en favor de la infancia, por ejemplo, a la RED GLOBO. Esta tenía una alta audiencia, entre 50 y 60% de promedio, pero el slogan en el pueblo brasilero era "El Pueblo no es Globo, Abajo la Red Globo". El canal empezó a contribuir en los temas de la infancia y empezó a cambiar la imagen de la RED GLOBO. Tuve oportunidad de participar en un encuentro reciente de directores de televisión de Hispano América, en la cual participó el Director de Televisión Nacional de Chile, en el cual hubo un compromiso con la infancia. Estuve también en el encuentro con autores de teleseries; ayer se mencionaban algunos pequeños cambios que ocurridos en las teleseries. En Brasil hace 7 años el 92% de las madres daba mamadera a sus hijos, porque la empresa fabricante de Leche en Polvo Nestlé, promocionaba su producto como el mejor alimento para el lactante. Por aquella época, Luceila Santos, la actriz de más éxito, tuvo una guagua, y decidió amamantarla; el tema fue tratado en la novela que protagonizaba, a esto se sumó la campaña en favor de la lactancia materna. Siete años después, el 85% de las mujeres brasileñas tiene la convicción que la leche de vaca es el mejor alimento para el ternero, que la leche en polvo es mejor para el industrial y que la leche de la madre es la mejor para la guagua; y cambió una práctica. Esto lo traigo a colación porque nosotros tenemos gran conciencia de la importancia que tiene la televisión; no se trata de hacer telenovelas de salud, sino que de respaldar y apoyar ciertos hábitos, ciertas costumbres. Gloria Pérez, la autora de "Vientre de Alquiler", señaló en el encuentro de autores de teleseries: "Si hubiese contado con la información adecuada cuando escribí esta telenovela, habría podido desarrollar con naturalidad temas como el embarazo precoz, los niños abandonados y la adopción". Los autores de teleseries de toda América Latina, firmaron la Carta de Río de Janeiro, en la cual dicen: "Quienes nos dedicamos a este trabajo sabemos que el oficio de escritor es un oficio solitario; es por esto, tal vez, que este Encuentro Latinoamericano de Telenovelas convocado por UNICEF, tenga tanto significado para nosotros porque por primera vez podemos conocemos personalmente, y darnos cuenta que somos todos profesionales sensibles, sinceros a igualmente preocupados por servir. Entendemos que el objetivo de UNICEF fue sensibilizamos, a fin de utilizar el poderoso vehículo a nuestro alcance, la telenovela, que actualmente es el tipo de programas de mayor penetración en todas las clases sociales, y que tiene los más impresionantes índices de audiencias de todos nuestros países, para transmitir sus mensajes. Constatamos a través de los videos de telenovelas que se exhibieron en el encuentro, que todos nosotros y también la mayoría de los escritores ausentes, venimos utilizando este género para combatir el alcoholismo, las drogas, los maltratos físicos y morales contra los niños y las mujeres, las injusticias que se cometen contra los más débiles y contra todos aquellos que padecen por la ignorancia de la sociedad y los gobiernos, y contra la miseria que desgraciadamente afecta a todos los países en desarrollo. Asimismo, hemos reforzado y destacado cotidianamente, los valores morales y culturales en los que creemos. Lo mas importante de este encuentro fue que tuvimos acceso a información científica y seria que enriquecerá nuestra futura creación; y por lo tanto, reafirmamos nuestro compromiso de respeto hacia el público a través de la calidad de nuestras telenovelas y la búsqueda de un sentido, cada vez mayor, para nuestro trabajo ahora con el apoyo de UNICEF". Recientemente, entre el 15 y el 20 de Mayo, en San José de Costa Rica se reunieron los productores y directores de programas infantiles de Centroamérica. La conclusión fue que "producir y emitir mensajes para niños, a través de la televisión, es una de las funciones más importantes y de mayor responsabilidad que en nuestro tiempo puede darse; nos sentimos afortunados de tener a nuestro cargo tan digna a importante posibilidad; nuestro quehacer ha sido menguado, parcialmente, por nuestras propias limitaciones conceptuales y de planificación, por la inadecuada jerarquía concedida por nuestros canales a la programación infantil, por la carencia de estímulos y de políticas gubernamentales y por la falta de intercomunicación entre nosotros. Festejamos, no obstante las limitaciones señaladas, se vengan dando algunas experiencias notables y plausibles en cuanto a producción televisiva para niños en América Latina, particularmente importantes consideramos la serie Plaza Sésamo y programas como Ratin Moon (mundo de la luna) y otras realizadas por la TV Popular de Brasil. Estimamos que tales series debieran servir como entretenimiento y beneficio para todos los niños latinoamericanos. Consideramos imprescindible que en cada uno de nuestros países, se exhiban programas de televisión infantil de buena calidad, adecuados en sus contenidos y estilos a edades y grupos diferentes, que rescaten y promuevan nuestra propia cultura y modo de vida. Las producciones multinacionales no pueden ni deben sustituir, sino complementar, el esfuerzo nacional. Por último, -dicen- nuestra similitud en cuanto a problemas sociales y tecnológicos, nos permiten visualizar la conveniencia de no trabajar aisladamente, ignorarnos y hasta compitiendo entre nosotros, en vez de articular y multiplicar el resultados de nuestros esfuerzos". Yo creo que estamos en la buena senda. Yo creo que esa es la senda para buscar como vamos a cambiar y como vamos a cambiar con el apoyo de todos. Valerio habló de producir programas de TV desde el punto de vista de los niños. Voy brevemente a mostrar en esta escala, los diversos niveles de participación de los niños, la cual va a ser fácilmente reconocible para ustedes. El nivel más bajo es el de la manipulación, los niños no comprenden estos temas, aunque son involucrados por adultos en un determinado proyecto. Un nivel inmediatamente superior es cuando son usados para la decoración; se ha revestido a los' niños con camisetas alusivas a causas dignas, y son vestidos, cantan, bailan en algún acto público, sin saber muy bien a qué se debe la audición y sin participar de la orientación de la misma. Un tercer nivel en la escala, sería Políticas de Formas y Contenido; los niños en apariencia tiene voz en lo que sucede, pero en realidad, sus opiniones sobre el tema o formas de comunicarlo, cuentan poco o nada, y tampoco tienen oportunidad de expresar sus opiniones; podría usarse para describir algunos casos en que varios niños comunicativos y encantadores, son elegidos por un adulto para participar en un debate sobre un tema sobre el cual tienen poca o ninguna preparación y sin posibilidad de consultar con otros niños a quienes específicamente representan. Un nivel un poquito superior, va mostrando algo que se podría entender como participación: ser asignado pero informado. En este nivel, los niños entienden las intenciones del proyecto en que participan, saben quien toma las decisiones sobre su inclusión en el proyecto, y por qué. En estos casos los niños cumplen una función substancial y no simplemente decorativa, participan voluntariamente del proyecto después que se le explica el contenido del mismo. Después entramos en la zona del futuro, hacia donde nos gustaría ir, donde la comprensión de los derechos del niño señala lo que sería el camino para mejorar la calidad de viday se llegaría al humanismo que profesamos. Consultados a informados; los adultos diseñan y eligen un proyecto, pero los niños comprenden que sus opiniones son consideradas con seriedad; luego, la decisión inicial de los adultos es compartida por los niños; tal como lo indica su nombre, en este caso, la iniciativa sobre el proyecto corresponde a los adultos, pero el proceso de toma de decisiones es compartido por los niños. Una etapa superior, decisión inicial y dirección de los niños; no es difícil citar ejemplos en que los niños en sus juegos conciben y disfrutan proyectos complicados; más difícil es hallar ejemplos de proyectos comunitarios iniciados por niños, los adultos parecen carecer de la capacidad de dar respuesta a las iniciativas de la gente joven. Un nivel realmente importante, decisión inicial de los niños, compartida por los adultos. Lamentablemente son escasos los proyectos de este tipo, el más alto en la escalera de participación; creo que la razón es la falta de adultos interesados en comprender los intereses particulares de los jóvenes. Tenemos un ideal; no todas las actividades siempre van a poder ser participativas. Desde el punto de vista de la televisión hay que buscar nuevas fórmulas participativas. Un buen programa de televisión infantil, debe ser, antes que nada, un buen programa de televisión; con lenguaje televisivo, buen ritmo, buen color, atractivo, capaz de interesar por si mismo. Los niños deben ser respetados; no admiten ser tratados como débiles mentales, como guaguas; a ellos les gustan los programas variados, igual que a los adultos: teleteatros, reportajes, música, shows, noticiarios, documentales, dibujos animados, etc.; y no los mismos dibujos animados repetidos mil veces. A los niños les gusta escuchar y ver historias, principalmente una aventura que les permita identificarse con los personajes, ellos quieren, precisamente ser llevados por las emociones, reír o llorar, botar tensiones, prefieren historias emocionantes a experiencias intelectuales. La función de una película de aventuras es, en primer lugar, provocar emociones. Desde esta perspectiva nosotros nos preguntamos, por qué no se pueden hacer teleseries para niños, por qué no se pueden hacer noticiarios para niños. En Brasil se hizo el siguiente ejemplo: Niños con cámaras de televisión fueron a entrevistar al director del Jardín Zoológico Metropolitano. Resultado: la mejor entrevista jamás hecha sobre la vida de los elefantes, todo lo que ningún adulto nunca había preguntado y esto, para los propios niños, se convirtió en un material educativo fascinante. En Gran Bretaña, uno de los dos programas de más audiencia del país, fue un reportaje hecho con entrevistas a los niños respecto al problema de la violencia. Entonces, algo está cambiando; tenemos que atrevernos a darles el espacio; éste es un país donde tenemos mucho miedo que la gente diga lo que piensa, tenemos mucho miedo que los niños, sobre todo, puedan decir lo que piensan; quizás, una de las grandes contribuciones que podrían hacer los programas para niños es abrir espacios para que los niños se expresen, de verdad. Quiero hacer una última sugerencia. Si es efectivo que la televisión es tan importante para la sociedad y si es efectivo que nuestro país, para poder saltar a la Era Post Moderna, necesita un cambio cualitativo en la educación, ¿por qué la televisión no se transforma también en un vehículo de estímulo?; y si los niños ven más horas de televisión que lo que están en la escuela, ¿no es posible que los empresarios puedan proveer recursos para que se hagan programas de televisión?...¿Por qué no puede haber un Fondo Nacional de Programas para Niños, al que los empresarios puedan contribuir y puedan descontar impuestos igual como contribuyen para la escuela?; por qué tenemos que vivir a la espalda de este medio, que tiene gran potencial y que usado adecuadamente nos puede brindar satisfacciones no sólo a los adultos, sino a todas las nuevas generaciones?. Muchas gracias. - Quisiera hacer un breve comentario. Hemos escuchado en este Seminario críticas muy fuertes contra las telenovelas y acusaciones de destruir valores, etc.; pero, ahora acaban de leernos una declaración de autores de telenovelas en que ellos dicen que en sus obras ellos destacan valores sociales y morales. Estoy sorprendido al advertir esta discrepancia tan grande. Es la primera vez que escucho a los telenovelistas hablar de su trabajo. VIII ANUNCIADORES Y AVISADORES EN TV (*) (*) Se había programado la intervención en este panel del Sr. Jaime de Aguirre, Director de Programación de TVN. Lamentablemente ella no pudo efectuarse por enfermedad del panelista 1. PUBLICIDAD Y CODIGO DE ETICA Patricio Bellolio ANDA El ánimo es más que todo poder conversar con ustedes, dar nuestra posición, nuestro punto de vista. Primero, antes que nada, deseo agradecer a Televisión Nacional y a la Corporación de Promoción Universitaria, la invitación hecha a la Asociación Nacional de Avisadores -ANDA- a debatir un tema acerca del cual hoy día particularmente hay una atención preferente en todos los medios. Voy a explicar muy brevemente qué es la Asociación Nacional de Avisadores -ANDA. Para muchos es una institución que agrupa a gente que anuncia y la verdad es que nosotros tenemos ciertos fines bien específicos y los voy a delinear muy brevemente. ANDA, como toda actividad gremial, agrupa a las principales empresas anunciadoras. Somos 119 empresas asociadas a esta Asociación; dentro de nuestro objetivo está fundamentalmente la promoción, la racionalización, el desarrollo y protección de los valores esenciales de la publicidad entre los cuales se encuentra la libertad de información y su manifestación concreta en la libre expresión comercial. También en función de eso, evidentemente como toda asociación, como toda organización que agrupa a un conjunto de instituciones, de empresas que tienen tareas y obligaciones distintas, -ya sean productores de bienes o servicios- evidentemente que ponerse de acuerdo en ciertos temas no resulta fácil por la cantidad, por los intereses, por los tamaños de ellas, por las inversiones que ellos están dispuestos a hacer, por el nivel de calidad que están dispuestos a tener. La expresión comercial Ahora, particularmente quiero referirme a lo que es la expresión comercial. En el ámbito de la programación de TV nosotros no podemos actuar. Hace ya aproximadamente 14 o 15 años atrás, cuando la ANDA empezó a crecer en número, empezó a ver que dentro de una economía libre, en un ámbito competitivo, la publicidad iba a cobrar cada día mayor importancia. Y dentro de este ejercicio evidentemente había que establecer ciertos parámetros de funcionamiento. Código Chileno de Ética Publicitaria Es en ese contexto que el año 78 que se redactó el primer Código Chileno de Ética Publicitaria. Y este Código fundamentalmente propone características bien específicas del cómo hacer publicidad, cómo entendemos la publicidad los que estamos asociados a esta organización, y cómo hacerla. Es en esa perspectiva que este código incorpora diferentes elementos y un capítulo especial dedicado a los menores, a los niños. Creemos que obviamente en una actividad económica abierta, internacionalizada, indiscutiblemente el tema del desarrollo publicitario es fundamental. Es la forma de dar a conocer, informar, los productos, de bienes o servicios que están a disposición del público consumidor. Pero también evidentemente hay audiencias de menores, hay productos que son para menores; a lo que nosotros nos hemos referido fundamentalmente en este código, es a hacer un capítulo bien concreto resguardando los valores o principios que animan a esta organización. En este contexto, voy a señalar algunos párrafos bien concretos en qué atiende este código fundamentalmente, qué anima fundamentalmente este código... Primero que nada, como un ámbito general, no debe hacerse apelaciones o exhortaciones directas para que compren; fundamentalmente eso está ligado a lo que es la exposición del producto de un bien o servicio, justamente es no tan sólo que los consumidores puedan conocer eventualmente, sino que tengan obviamente ellos la decisión por sí solos, pero la decisión de compra no está probablemente en el menor. Los avisos no deben alentar de alguna forma a los niños a que molesten o que generen un conflicto al interior de la familia o con otra persona, con el objeto de persuadirlos para que compren un producto determinado. Ningún aviso debe hacer que los niños crean que son inferiores respecto a esto o impopulares con ello. Este código está signado además por la Asociación Chilena de Publicidad y también participa de ello la Asociación Nacional de la Prensa, la Asociación de Radiodifusores de Chile y está estudiando su incorporación probablemente, ANATEL, Asociación Nacional de Televisión, justamente para establecer un mecanismo o un procedimiento en común para que participen tanto los avisadores, las agencias que desarrollan estos comerciales, como también los medios. Esto obliga fundamentalmente a establecer un mecanismo de operación... En el caso de los niños evidentemente tiene que haber ciertos estándares mínimos de información, sin atentar a la creatividad que se pueda estar desarrollando. Si alguno de los asociados no diese cumplimiento, cualquier persona dentro de los asociados podrá efectuar la reclamación correspondiente a través del Consejo Nacional de Autorregulación Publicitaria (CONAR), que es el organismo que dirime esta situación. Ejemplos podría contar muchos, creo que no es el caso. Hay más de 160 fallos relativo a ello, hay más de 160 campañas publicitarias que han tenido que ser sacadas de la televisión o de otros medios de comunicación, justamente atendiendo a que no respetaban el estricto rigor del código. Entendemos que no necesariamente esos 160 producciones de comerciales tenían interés de atentar, sino que muchas veces en el estímulo o la creación a veces se pierde de vista el horizonte de los alcances que se establece en este código. Nosotros estamos muy conscientes y este es un tema muy presente; si bien es cierto la programación constituye el elemento fundamental en un medio de comunicación como la televisión, también el aspecto de la expresión comercial constituye un elemento relevante de atender en alguna forma. Otra cosa que siempre se ha establecido es que cuando una agencia produce un comercial, (probablemente lo va a poder tocar Jorge Jarpa -mi compañero de panel- con más experiencia como agencia) ellos cautelan justamente no afectar estos principios, y valores que están establecidos en este Código. Ahora, la gran pregunta que mucha gente se ha hecho: en muchos otros países hay códigos que no operan, que no subsisten en el tiempo porque no quieren participar los medios, consideran que de alguna forma es un atentado a la libertad de expresión. Nuestro planteamiento ha estado fundamentado en que nosotros no atentamos a la libertad de expresión en sí, lo que nosotros hacemos es establecer ciertas normas de operación que permitan un ejercicio responsable de nuestras actividades. Yo creo que hay muchas formas de difundir, hay muchas formas de informar y no necesariamente tiene que caerse en el transgredir ciertos principios o valores que se da una sociedad. Como ANDA estamos permanentemente preocupados, estamos revisando últimamente lo que es el CONAR, viendo toda su reglamentación, para que tenga mayores facultades que las que ha tenido hasta la fecha, en términos de ejercer las sanciones que corresponda, con mayor velocidad. Doy un ejemplo que no va particularmente dirigido a los niños, la famosa guerra de las pastas evidentemente ha constituido un debate importante... bueno, ahí hay un ejemplo concreto específico, CONAR emitió su fallo correspondiente. Pero transcurrió un tiempo y la opinión pública percibió que había algo que no era lo debido. Estamos atendiendo a eso, yo diría en términos generales; me gustaría dejar a Jorge que hiciera algunos comentarios de lo que es la Asociación. 2. TELEVISIÓN, NIÑOS, VIOLENCIA Y PUBLICIDAD Jorge Jarpa ACHAP La televisión es sólo un medio. No hay medios intrínsecamente malos. No podemos renegar de la TV y volver al pasado. El análisis debe centrarse en los contenidos. Hemos asistido a un abrumador recuento de estudios que no llegan a conclusiones definitivas. Pero la preocupación subsiste... Hay que hacer algo... Se ha hecho mención sobre las diferencias entre una violencia "de mentira" y otra "de verdad". Se asegura que los niños son capaces de discriminar. ¿Los adultos también? En este seminario nos preocupa el efecto de la violencia en los niños pero ¿cuál es el efecto de la violencia en los adolescentes y los adultos? La violencia es parte de la vida real y la televisión muestra la vida real. Pero, ¿por que una concentración tan irreal de la violencia? En la vida real hay más actividad sexual que delictiva, pero no en la pantalla. Pareciera que hay un código tácito que censura la sexualidad y no la violencia. ¿Acaso una es rechazada y la otra aceptada socialmente? En 1990 los programas para niños y adolescentes contenían un promedio de 32 escenas de violencia por hora. Una cada dos minutos. Como resultado de ciertas presiones, la violencia en estos programas ha disminuido en un 65% según un estudio reciente de la Universidad de Pensilvania (Infor. aparecida en la prensa) En EE.UU. se discute un proyecto de ley para instalar mecanismos que permiten bloquear electrónicamente los programas violentos a partir de un código que identificaría cada nivel de violencia. En Inglaterra donde el 68% de los británicos dice estar a favor de una programación más familiar (las estadísticas dan para todo), se está creando el "Family Channel" sin sexo ni violencia que comenzará ahora en septiembre. Veremos qué nivel de audiencia consigue. Pero no culpemos sólo a la televisión. En este análisis no podemos olvidar al cine como gran responsable también de introducir modelos y comportamientos que son copiados. De hecho, la industria del cine que genera buena parte de los espacios usados por la televisión, también está revisando sus políticas. Los grandes éxitos de Stallone y de Schwartzeneeger con personajes violentos como Rambo y Terminator, están cambiando hacia una menor violencia y un menor use de armas. (Tal vez producto del alarmante incremento en el use de armas entre adolescentes con resultados fatales). Lo bueno y lo malo de la televisión se financia principalmente con publicidad. La publicidad aprovecha la televisión como cualquier otro medio en la medida en que le es útil para llegar a la audiencia que le interesa. La violencia en la televisión como entorno para la publicidad y la imagen de las marcas está siendo rechazada por los avisadores. A casi ninguna marca le interesa ni le conviene auspiciar programas violentos. Yaen 1976 se presento a la Asociación Nacional de Avisadores en los EEUU un estudio hecho por (TV Violence in the Eyes of the Beholder, J. Walter Thompson, New York), que mostraba un pequeño pero creciente número de consumidores dispuestos a boicotear las marcas que auspiciaban espacios violentos. La publicidad se vale de la televisión pero no depende exclusivamente de ella. Tiene otras opciones de medios. La tendencia mundial es reducir la inversión publicitaria en medios masivos y utilizar más los medios no tradicionales como el correo y el teléfono apoyados en la computación y las bases de datos y, en el futuro, otra vez la televisión pero mucho más segmentada a interactiva. La privatización de los canales de televisión y el aumento de la oferta de medios obliga a la publicidad a ser selectiva. Ninguna marca tiene recursos para estar en todos los medios durante todo el tiempo. Se produce naturalmente la segmentación, la especialización. En EEUU hay programas para niños, hay canales para niños, hay canales educativos para colegios como "CNN Newsroom" y también existe el polémico "Channel One", canal comercial (incluye publicidad) conectado por cable con más de 10.000 colegios, que alcanza a 6.8 millones de estudiantes de 6° a 12° grado. Está claro que las agencias de publicidad no están interesadas en la violencia. Cada día se invierten más recursos en espectáculos deportivos, musicales y otros eventos de masas que en programas violentos. El rating ya no se está evaluando solamente desde un punto de vista cuantitativo. Estoy seguro que una mayor conciencia y responsabilidad de todos los participantes en esta cadena de comunicación y consumo permitirá mejorar la calidad del rating con menos violencia innecesaria. Después de tanto debate y tanta investigación, pareciera que la mayoría coincide en la necesidad de una mayor conciencia crítica y de una autorregulación más que de censuras o regulaciones provenientes de entidades ajenas a la industria, sean o no estatales. Finalmente, quiero manifestar mi completo acuerdo con lo expresado esta tarde en el Panel, especialmente con los puntos de vista de Valerio Fuenzalida a quien agradezco nuevamente la oportunidad de participar en este seminario Muchas gracias IX. ANEXO POLÍTICA EDITORIAL DE TELEVISIÓN NACIONAL DE CHILE(4) 1. Introducción Con la constitución del Directorio de Televisión Nacional de Chile conforme con lo estipulado por la ley 19.132 del 30 de marzo de 1992, esta empresa ha dado comienzo a una nueva etapa de su vida institucional. Tras designar al Director Ejecutivo y a la administración superior, el Directorio ha estimado necesario, de acuerdo con el mandato que le otorga el artículo 16 inciso d) de la ley de Televisión Nacional de Chile, redactar un documento que exprese la identidad y los rasgos centrales de este medio de comunicación en su nueva etapa y las orientaciones generales que constituirán la política editorial para su programación. 2. El modelo de Televisión Pública Televisión Nacional de Chile es una empresa pública y su régimen de administración es autónomo respecto del Estado. Como tal, en el desempeño de su papel de medio de comunicación es independiente, tanto de los diferentes gobiernos como de los distintos poderes públicos. El Directorio asume entre sus responsabilidades y compromisos, y en virtud de su propia composición plural, el mandato de desarrollar la referida autonomía al margen de cualquiera orientación político- partidista, corporativa, social, económica o religiosa. Televisión Nacional intenta impulsar un modelo de televisión cuyo valor fundamental es servir con criterio pluralista a todos los chilenos. Se ajusta, con ello, al mandato constitucional de igualdad ante la ley. En función de dicho principio la política del canal se compromete a asignar consideración y respeto igualitarios a las ideas, personas y grupos, tanto mayoritarios como minoritarios de la sociedad nacional. 3. Fundamento de la política editorial La política editorial para la programación se fundamenta en que la titularidad de la concesión para operar servicios de televisión se otorga jurídicamente a la empresa 4 Documento aprobado por unanimidad en la sesión N° 35 ordinaria, del directorio de Televisión Nacional de Chile realizada en Santiago, el 27 de octubre de 1993. Presidencia Sr. Jorge Donoso P., asistencia de los directores señora Eugenia Weinstein L. y señores Gonzalo Eguiguren H., Jorge Awad M, Luis Cordero B., Ramón Florenzano U, y Juan Enrigue Vega y con la presencia del Director Ejecutivo señor Jorge Navarrete M; Secretario Sr. Enrique Aimone G Televisión Nacional de Chile. Esta, en su calidad de tal, y su estructura de dirección, deben ceñirse a condiciones y obligaciones establecidas por la ley. En razón de esta titularidad, la ley establece que el Directorio de TVN "deberá dictar las normas y pautas generales relativas a la programación de televisión" (art. 16, letra d). Basado en este mandato, el Directorio establece que la programación televisiva de TVN se enmarcará en una política general editorial, lo que implica directrices y orientaciones cuya validez rige para todo el personal de la empresa. Esta política editorial provee un marco para el desempeño creativo de todos los profesionales que trabajan en TVN. Así toda persona que trabaje o preste servicios ocasionales en ella, debe conocer y respetar dicha política editorial. 4. Fuentes de la política editorial La política editorial de TVN se remite a diversas fuentes. Emana, en primer lugar, de las obligaciones generales establecidas para toda la TV chilena en la ley 19.131, artículo primero, que dice: "Se entenderá por correcto funcionamiento de esos servicios (televisivos) el permanente respeto, a través de su programación, a los valores morales y culturales propios de la Nación, a la dignidad de las personas, a la protección de la familia, al pluralismo, a la democracia, a la paz, a la protección del medio ambiente, y a la formación espiritual a intelectual de la niñez y de la juventud dentro de dicho marco valórico." En segundo lugar, la política editorial emana de las obligaciones específicas que establece el artículo tercero de la ley 19.132 para este empresa, en el que se señala: "El pluralismo y la objetividad deberán manifestarse en toda su programación y, muy especialmente, en los noticiarios, programas de análisis o debate político." Recoge, en tercer lugar, la experiencia de la propia empresa, que aporta al Directorio con un acopio de antecedentes valiosos para las definiciones que él adopta. Es el Directorio, finalmente, quien tiene el mandato legal de formular la línea editorial. La Administración de TVN la pone en práctica y vela por su cumplimiento. 5. Valores morales y culturales Tal como se ha mencionado, tanto la ley del Consejo Nacional de TV como la ley de TVN definen un conjunto de valores y obligaciones que deben respetarse en la programación de la estación. Estos valores pueden agruparse en varias categorías, a saber: a)Promoción de la identidad nacional Chile es una comunidad histórica, espiritual y geográfica. Esta comunidad es el fundamento de su unidad a identidad, las que TVN se compromete a promover y enriquecer, particularmente ante los desafíos y oportunidades que plantea el actual contexto de globalidad a internacionalización cultural. Puesto que se define como "nacional", esta estación deberá contribuir a la unidad de todos los chilenos y a la integración social del país, recogiendo en su pantalla la diversidad geográfica y humana que hacen a la Nación, así como sus múltiples expresiones culturales. b)Los valores políticos del pluralismo, la democracia, la paz y la información objetiva La vida cívica en paz y democracia exige una información veraz, objetiva y plural. Por lo mismo, tales requisitos son imperativos para los servicios informativos y en los programas de debate y análisis. TVN afirma el respeto y la ecuanimidad ante los puntos de vista legítimos que expresan todos los chilenos. La actual autonomía de TVN es una condición básica a indispensable para informar con un profesionalismo riguroso que se atenga al pluralismo y equilibrio informativos. El Directorio reconoce y promueve los valores de la tolerancia y el respeto a la diversidad de opiniones, en un país que se caracteriza no sólo por su pluralismo político, sino también por su variedad cultural y religiosa. TVN estimulará el respeto a los poderes y a las instituciones públicas del país, y considera su deber impulsar valores como la honestidad, la austeridad, la responsabilidad, el espíritu de servicio, el trabajo desinteresado por el bien común, y el cumplimiento riguroso de los deberes y todas las virtudes que representen un legítimo ejercicio del poder y de la autoridad. TVN asume la promoción de la paz como un objetivo permanente y destaca, más a11á de toda diferencia, la solución pacífica de los conflictos, el entendimiento entre las personas, el valor de la reconciliación y la capacidad de entendimiento en el país. El Directorio de Televisión Nacional de Chile adhiere plenamente a las normas generales y especiales sobre contenidos de las emisiones televisivas dictadas por el Consejo Nacional de Televisión y publicadas en el Diario Oficial N° 34.646 de 20 de agosto de 1993 y muy especialmente a aquella referida a la prohibición de transmitir cualquier tipo de programa que contenga violencia excesiva, la que debe entenderse como el ejercicio de la fuerza o coacción en forma desmesurada especialmente cuando es realizada con ensañamiento sobre seres vivos, y de comportamientos que exalten la violencia o inciten a conductas agresivas. c) El valor ecológico de la protección del medio ambiente El Directorio de TVN asigna a su programación una especial preocupación por estimular la protección del medio ambiente, destacando toda iniciativa que contribuya a desarrollar una cultura nacional de armonía con la naturaleza y de respeto y conservación de nuestras riquezas naturales renovables. d) El valor de la dignidad de las personas El Directorio adopta como valor permanente el respeto a la dignidad de las personas, así como el respeto a todos los derechos incluidos en la Declaración de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas. Esto implica el respeto a la honra personal y a la privacidad, y obliga también a informar con respeto hacia las personas, evitando la morbosidad, el sensacionalismo y la truculencia. e) El valor de la protección de la familia El Directorio toma el valor de la familia como un compromiso de naturaleza espiritual; y como una unidad afectiva, social y biológica que resulta indispensable para el mejor desarrollo de la vida humana y para el fortalecimiento de la sociedad. Por lo tanto, la búsqueda de la estabilidad de la familia constituye un valor que TVN asume como propio, sin que ello restrinja la presentación de los problemas y de la compleja realidad que enfrenta hoy la familia. La desestructuración de la familia provoca sufrimiento y dolor a sus miembros, así como dificultades afectivas y sociales. El conflicto crónico y la violencia intrafamiliar también afectan negativamente a la familia. Todo esfuerzo por revertir estas situaciones y sus secuelas debe ser positivamente destacado, así como también el valor del amor, la comunicación y el respeto en las relaciones intrafamiliares. f) El valor de la formación espiritual a intelectual de la niñez y la juventud El Directorio manifiesta su especial preocupación por la programación dirigida a niños y jóvenes. Esta preocupación compromete a velar por el crecimiento sano de quienes están en proceso de formación espiritual, emocional y social, lo que obliga a ponderar el criterio y la madurez en cada una de las etapas del desarrollo de la niñez y la adolescencia. La búsqueda permanente de ponderación, delicadeza y buen gusto en el tratamiento de los más diversos temas, deberá reflejarse en la pantalla mediante la gradualidad y el equilibrio en los niveles de información, en las realidades y en los conflictos con que se enfrenta a niños y jóvenes. Dicho equilibrio supone, por un lado, evitar la exposición a estímulos truculentos, detalles morbosos y situaciones cuya crudeza distorsionavalores y violenta la conciencia; y supone, por el otro lado, no ocultar ni desinformar, pues con ello se tiende a desproteger el buen desarrollo de la integridad, el criterio y la fortaleza moral necesarios para enfrentar un mundo cada vez más complejo. TVN quiere comprometerse positivamente en el estímulo de programas innovadores que contribuyan a la vida sana, a la formación y al desarrollo, y a la creatividad de niños y jóvenes. Los jóvenes no pueden presentarse como si fuesen un "problema social" o un sector especialmente dañado. Los datos estadísticos señalan, por el contrario, que la inmensa mayoría de los jóvenes son sanos y buscan un futuro personal y social con mejor calidad de vida. 6. Nuestra línea editorial pretende cumplir los siguientes objetivos: -Promover la integración de la Nación en la diversidad y el pluralismo. -Promover la comunicación entre los chilenos. Para ello procurará brindar la oportunidad de expresarse a todos y de escucharse entre todos. -Promover el crecimiento y desarrollo personal de los chilenos, en aras de su enriquecimiento emocional, cognitivo y cultural. -Proveer una ventana al mundo y con ello la oportunidad de integración y diferenciación con los demás países. -Proveer de espacios de presencia a interlocución a las diferentes regiones del país. -Estimular el pensamiento crítico y analítico, fomentando un procesamiento de la información que destaque la complejidad de los hechos y presente los diversos puntos de vista y sus implicancias éticas. -Garantizar el derecho a la información en sus aspectos políticos, culturales y sociales, tanto en el plano nacional como en el internacional. -Promover la tolerancia, el respeto, la solidaridad y la responsabilidad como ejes de la convivencia social entre los chilenos. -Proveer un entretenimiento sano, que valore el lenguaje lúdico de la TV y sus diversos géneros de entretención. 7. Principios para la aplicación de la política editorial a) La programación en su conjunto La política editorial de TVN prescribe para el conjunto de su programación y no necesariamente en cada uno de sus programas particulares. El conjunto de la programación se refiere a diversos géneros de programas, diferentes ciclos y distintas secuencias de programas. Sin perjuicio de lo anterior, ningún programa puede contradecir la política editorial de TVN. b) No ocultar problemas ni conflictos Una política editorial encaminada al respeto de ciertos valores no significa desconocer, ni menos ocultar, que distintos sectores de la sociedad debaten, interpretan, califican y viven esos mismos valores de diversas formas. Lapolítica editorial no pretende eliminar temas del debate público ni ocultar los distintos enfoques sociales, sino, por el contrario, estimular su adecuada presentación. En este sentido, la política editorial no inhibe el qué decir, sino la forma y oportunidad de su presentación. Una cosa es debatir diferentes enfoques sobre un mismo tierra, y otra es que el sentido general de un programa se aparte de los principios y valores de la convivencia nacional que TVN debe promover y respetar según le prescribe la ley. TVN no es "neutral". Ejemplo de ello es que el sentido general de su programación está claramente en favor de la democracia y lo que ella implica: estado de derecho, gobierno de la mayoría y respeto a las minorías, subordinación de la fuerza a la ley y a la autoridad legítima, promoción de la paz y rechazo a la violencia y respeto a los derechos de las personas. c) Respetar los géneros y las formas La política editorial se aplica diferenciadamente en todos los géneros televisivos. Tal como dice la ley, el pluralismo y la objetividad son principios ineludibles en los géneros de información y debate. Pero en los géneros de humor y musicales ese mismo principio de política editorial se puede utilizar de un modo distinto. El valor permanente del pluralismo se aplica también en el reportaje, donde si bien es legítimo el punto de vista del autor, y se refleja en la síntesis y en la interpretación personal que haga de los antecedentes reunidos, debe considerar, sin embargo, los principios establecidos en la línea editorial de la empresa. El respeto hacia las formas adecuadas es también un principio a considerar en la aplicación de la política editorial de TVN. El respeto a la forma también implica saber distinguir entre horarios adecuados a inadecuados para tratar determinados tópicos. Temas que requieren debatirse en horarios de adultos no son adecuados para horarios infantiles. La forma tiene relación con el buen gusto y con el valor estético de los programas. Por respeto a su audiencia, TVN debe cultivar una presentación cuidada y de buen nivel expresivo. Esto también lo requiere su cobertura internacional, pues a través de dicha cobertura TVN se convierte en una importante pantalla en que Chile proyecta su imagen hacia el mundo. De modo que la ética no sólo debe observarse respecto de los temas de los programas, sino también en relación a la forma que éstos adquieren. d) Socialización de las políticas La aplicación de la política editorial de TVN descansa en decenas de comunicadores que trabajan en esta empresa, quienes toman diariamente cientos de decisiones acerca de sus programas. Una política editorial es efectiva cuando se difunde adecuadamente, y su aplicación se convierte en compromiso por parte de quienes la encarnan en los programas. Una política editorial traza grandes líneas que permiten actuar con seguridad y con criterio descentralizado. Siempre habrá ocasiones en que la duda aconseja consultar; y también siempre habrá discusiones y discrepancias puntuales sobre formas alternativas en el tratamiento de un tema. Pero una política editorial tiende a minimizar esos casos y otorga criterios para decisiones descentralizadas. La política editorial de TVN es válida también para los programas que son elaborados fuera de la estación. Sirve como criterio para adquirir o rechazar programas extranjeros. Toda producción nacional que se obtenga fuera de la estación debe también ceñirse a los criterios editoriales de TVN. 8. Conclusión TVN constituye un proyecto original, en la medida en que es un canal público pero inserto en el mundo a la TV comercial y competitiva, expuesto a todas sus exigencias y sin otra ventaja que la solvencia profesional de sus equipos humanos. Nuestra mística se construye en función de su objetivo fundamental, cual es informar, educar y entretener con procedimientos y recursos legítimos. Nuestro desafío es hacer realidad ese propósito. El Directorio aspira a que cada miembro de nuestra empresa, con sus respectivos derechos y deberes, adopte como contrato moral y como compromiso ineludible este marco ético que los legisladores y este Directorio han definido como política editorial. Considerando que éste debe ser el espíritu que guía su acción, TVN se propone ocupar un lugar de liderazgo en el mundo de la televisión, poniendo siempre de relieve lo mejor de lo nuestro, y donde la programación y las producciones destaquen por la calidad y la confiabilidad de sus contenidos. Jorge Donoso P. Gonzalo Eguiguren Presidente Vice-presidente Jorge Awad M. Luis Cordero B. Director Director Ramón Florenzano U. Juan Enrique Vega Director Director Eugenia Weinstein Enrique Aimone G Directora Secretario DIRECTORIO TELEVISIÓN NACIONAL DE CHILE